Las mujeres tienen diferentes duraciones del trabajo de parto; la duración de un primer trabajo de parto como promedio es de ocho horas (y es poco probable que dure más de 18 horas), y el segundo trabajo de parto y los posteriores duran como promedio cinco horas y es poco probable que duren más de 12 horas. El progreso en el trabajo de parto tiene que ver no solo con la dilatación cervical, sino también con el descenso y la rotación de la cabeza fetal, así como con la intensidad, la duración y la frecuencia de las contracciones. Alguna evidencia indica que en hasta un tercio de las mujeres el primer trabajo de parto se retrasa. A menudo se les administra una versión sintética de la hormona oxitocina para aumentar las contracciones uterinas y acortar el trabajo de parto. Es sorprendente que no se conozca la dosis ideal a la que se debe administrar dicho tratamiento estándar, aunque algunas comparaciones indican que las dosis mayores de oxitocina, en comparación con una dosis inferior, podrían acortar el trabajo de parto y reducir las probabilidades de cesárea, con un aumento en la cantidad de mujeres que tienen un parto vaginal espontáneo. Sin embargo, existen efectos secundarios potencialmente dañinos, ya que la oxitocina puede hacer que el útero se contraiga demasiado rápido y que el feto sufra. Los médicos intentan mitigar estos efectos secundarios al ajustar la dosis de oxitocina con las contracciones para reducir las posibilidades de que el feto se vea afectado en el trabajo de parto.
De los cuatro ensayos controlados aleatorizados con 644 embarazadas que se incluyeron en esta revisión, los resultados indican que una dosis mayor de oxitocina (4 a 7 mU por minuto, en comparación con 1 a 2 mU por minuto) redujo la duración del trabajo de parto y la tasa de cesáreas, con un aumento de los partos vaginales espontáneos, pero los estudios no proporcionaron evidencia suficiente sobre las posibles diferencias entre las dosis altas y bajas en cuanto a los eventos adversos que incluyen la hiperestimulación del útero y los resultados del recién nacido. Solo un ensayo informó sobre el posible efecto en las mujeres. La calidad general de los ensayos incluidos fue desigual, pero este hecho podría reflejar la forma en la que se informaron los ensayos clínicos en el pasado.
Si bien la evidencia actual es prometedora e indica que los regímenes de dosis altas reducen la duración del trabajo de parto y la tasa de cesáreas, esta evidencia no es suficientemente sólida para recomendar que los regímenes de dosis altas se utilicen de forma sistemática para las mujeres que se retrasan en el trabajo de parto. Se recomienda que se realicen más estudios de investigación.
Los regímenes de dosis más elevadas de oxitocina (4 mU por minuto o más) se asociaron con una reducción de la duración del trabajo de parto y de la cesárea, y con un aumento del parto vaginal espontáneo. Sin embargo, no hay evidencia suficiente para recomendar que se indiquen de manera sistemática regímenes de dosis altas a las mujeres con retraso en el periodo de dilatación del trabajo de parto. Los estudios de investigación adicionales deben evaluar el efecto de los regímenes de dosis altas de oxitocina en las mujeres con retraso en el trabajo de parto y deben incluir los resultados maternos y neonatales, así como los efectos sobre las mujeres.
Una causa importante del fracaso para lograr el parto vaginal espontáneo es el retraso en el trabajo de parto causado por una presunta actividad uterina ineficiente. La oxitocina se administra para aumentar las contracciones y los regímenes de dosis elevadas pueden aumentar potencialmente el número de partos vaginales espontáneos, pero como la oxitocina puede causar hiperestimulación del útero, existe la posibilidad de que aumenten los efectos adversos.
Comparar la dosis inicial y el incremento de la cantidad de oxitocina para la estimulación de las mujeres con trabajo de parto retrasado, para determinar si la estimulación mediante dosis altas de oxitocina mejora los resultados del trabajo de parto, así como el efecto sobre los resultados maternos/neonatales y sobre las experiencias de las mujeres con el parto.
Se hicieron búsquedas en el registro de ensayos del Grupo Cochrane de Embarazo y Parto (Cochrane Pregnancy and Childbirth Group) (31 de mayo 2013) y en las listas de referencias de los estudios recuperados.
Se incluyeron todos los ensayos controlados aleatorizados y cuasialeatorizados en mujeres con trabajo de parto retrasado que requerían una estimulación con oxitocina y que compararon una dosis inicial alta y un incremento de la dosis (definida como dosis inicial e incremento igual o mayor a 4 mU por minuto) con una dosis baja (definida como dosis inicial e incremento menor de 4 mU por minuto). Intervalo de aumento: entre 15 y 40 minutos. La separación en dosis bajas y altas se basa en una decisión arbitraria.
Cuatro autores de la revisión de forma independiente evaluaron la elegibilidad de los ensayos y el riesgo de sesgo y extrajeron los datos.
Se incluyeron cuatro estudios con 644 embarazadas. Tres estudios fueron ensayos controlados aleatorizados y un ensayo fue un estudio cuasialeatorizado. Una dosis mayor de oxitocina se asoció con una reducción significativa de la duración del trabajo de parto informada en un ensayo (diferencia de medias [DM] -3,50 horas; intervalo de confianza [IC] del 95%: -6,38 a -0,62; un ensayo, 40 mujeres). Hubo una disminución de la tasa de cesáreas (riesgo relativo [RR] 0,62; IC del 95%: 0,44 a 0,86; cuatro ensayos, 644 mujeres) y un aumento de la tasa de partos vaginales espontáneos en el grupo de dosis altas (CR 1,35; IC del 95%: 1,13 a 1,62; tres ensayos, 444 mujeres), aunque para ambos resultados hubo inconsistencia entre los estudios en cuanto al tamaño del efecto. Cuando se realizó el análisis de sensibilidad (se eliminó temporalmente un estudio con alto riesgo de sesgo), las diferencias entre los grupos dejaron de ser estadísticamente significativas
No hubo diferencias significativas entre los regímenes de dosis altas y bajas en cuanto al parto vaginal instrumental, la analgesia epidural, la hiperestimulación, la hemorragia posparto, la corioamnionitis o las percepciones de las mujeres sobre las experiencias. En cuanto a los resultados neonatales, no hubo diferencias significativas entre los grupos en cuanto a las puntuaciones de Apgar, el pH del cordón umbilical, la admisión en la unidad de cuidados especiales de recién nacidos o la mortalidad neonatal. En los estudios incluidos no se evaluaron los siguientes resultados: mortalidad perinatal, rotura uterina, cardiotocografía anormal, pirexia femenina, distocia y morbilidad neurológica neonatal.
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