Esta revisión resume los ensayos que evalúan diferentes medidas para prevenir la leishmaniasis. Después de buscar ensayos relevantes hasta enero de 2015, se incluyeron 14 ensayos controlados aleatorios.
¿Qué es el control de vectores y reservorios y cómo puede prevenir la leishmaniasis?
La leishmaniasis es un grupo de enfermedades infecciosas causadas por los parásitos Leishmania, que se transmiten entre los seres humanos y los animales por la picadura del flebótomo mosca de la arena infectada. Existen dos enfermedades clínicas principales: la leishmaniasis cutánea (LC), donde los parásitos infectan la piel y la leishmaniasis visceral (LV), donde infectan los órganos internos.
La leishmaniasis se podría prevenir al reducir el contacto humano con el flebótomo mosca de la arena infectada (el vector), o al reducir el número de animales infectados (el reservorio).
¿Qué dice la investigación?
Leishmaniasis cutánea
El uso de insecticidas para reducir el número de flebótomos puede ser efectivo en la reducción del número de nuevos casos de leishmaniasis cutánea (pruebas de baja calidad). Sin embargo, no hay pruebas suficientes para determinar si es mejor utilizar los insecticidas para rociar las paredes internas de las casas o utilizar los insecticidas para tratar los mosquiteros, las sábanas o las cortinas.
También se evaluó la protección personal mediante el uso de ropa tratada con insecticidas en dos ensayos pequeños en soldados, pero los ensayos fueron demasiado pequeños para determinar si fue efectiva (pruebas de baja calidad).
Leishmaniasis visceral
Los mosquiteros tratados con insecticidas pueden no ser efectivos para prevenir la leishmaniasis visceral, pero solamente se han probado en un único ensayo realizado en la India y Nepal (pruebas de baja calidad).
Aunque la eliminación de los perros en ocasiones se ha discutido como una posible forma de reducir la leishmaniasis visceral, no se ha probado en ensayos que midan la enfermedad clínica.
El uso de insecticidas para reducir el número del flebótomo mosca de la arena puede ser efectivo para reducir la incidencia de la LC pero no hay pruebas suficientes de ensayos para determinar si es mejor rociar las paredes internas de las casas o tratar los mosquiteros, las cortinas, las sábanas o la ropa.
La leishmaniasis es causada por el parásito Leishmania, y es transmitida por el flebótomo mosca de la arena infectada. De los dos síndromes clínicos diferenciados, la leishmaniasis cutánea (LC) afecta la piel y las mucosas, y la leishmaniasis visceral (LV) afecta los órganos internos. Los enfoques para prevenir la transmisión incluyen el control de los vectores al reducir el contacto humano con moscas de la arena infectadas y el control de los reservorios, al reducir el número de animales infectados.
Evaluar los efectos de las intervenciones de control de vectores y reservorios para la leishmaniasis cutánea y visceral.
Se hicieron búsquedas en las siguientes bases de datos hasta el 13 enero 2015: registro especializado del Grupo Cochrane de Enfermedades Infecciosas (Cochrane Infectious Diseases Group), CENTRAL, MEDLINE, EMBASE, LILACS, WHOLIS, Web of Science y en RePORTER. También se realizaron búsquedas de ensayos en curso en registros de ensayos.
Ensayos controlados aleatorios (ECA) que evaluaron los efectos de las intervenciones de control de vectores y reservorios en regiones endémicas de leishmaniasis.
Dos autores de la revisión buscaron ensayos de forma independiente y extrajeron los datos de los ECA incluidos. Cualquier desacuerdo se resolvió mediante discusión con un tercer autor de la revisión. La calidad de las pruebas se evaluó mediante el enfoque GRADE.
Se incluyeron 14 ECA que evaluaron varias intervenciones a través de diferentes contextos. Generalmente los métodos de estudio se describieron de forma deficiente y por consiguiente todos los ensayos incluidos se consideraron con riesgo alto o incierto de sesgo de selección e informe. Solamente siete ensayos informaron datos clínicos de resultado, lo que limita la posibilidad de hacer generalizaciones amplias a diferentes contextos epidemiológicos y culturales.
Leishmaniasis cutánea
Un ECA de cuatro brazos realizado en Afganistán comparó el rociamiento de interiores con insecticida de acción residual (RIAR), los mosquiteros tratados con insecticidas (MTI) y las sábanas tratadas con insecticidas con ninguna intervención. Durante los 15 meses de seguimiento las tres intervenciones con insecticidas tuvieron una incidencia inferior de LC que el área control (RIAR: cociente de riesgos [CR] 0,61; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,38 a 0,97, 2892 participantes, pruebas de calidad moderada; MTI: CR 0,32; IC del 95%: 0,18 a 0,56, 2954 participantes, pruebas de baja calidad; STI: CR 0,34; IC del 95%: 0,20 a 0,57, 2784 participantes, pruebas de baja calidad). No se detectó ninguna diferencia entre las tres intervenciones (pruebas de baja calidad). Un ensayo adicional de MTI realizado en Irán no tuvo poder estadístico suficiente para mostrar una diferencia.
Las cortinas tratadas con insecticidas se compararon con ninguna intervención en un ECA realizado en Venezuela, donde no hubo episodios de LC en las áreas de intervención durante los 12 meses de seguimiento en comparación con 142 en las áreas control (CR 0,00; IC del 95%: 0,00 a 0,49; un ensayo, 2938 participantes, pruebas de baja calidad).
Dos ECA realizados en soldados evaluaron la protección personal mediante el uso de ropa tratada con insecticidas, pero los ensayos no tuvieron poder estadístico suficiente para detectar de forma confiable los efectos sobre la incidencia de LC (CR 0,40; IC del 95%: 0,13 a 1,20; dos ensayos, 558 participantes, pruebas de baja calidad).
Leishmaniasis visceral
En un único ECA de MTI versus ninguna intervención realizado en la India y Nepal, la incidencia de LV fue baja en ambos grupos y no se detectaron diferencias (CR 0,99; IC del 95%: 0,46 a 2,15; un ensayo, 19 810 participantes, pruebas de calidad moderada).
Dos ensayos realizados en Brasil evaluaron los efectos de eliminar los perros infectados en comparación con ninguna intervención o RIAR. Aunque informaron una reducción en la seroconversión después de 18 meses de seguimiento, no midieron ni informaron los efectos sobre la enfermedad clínica.
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