Las campañas en los medios de comunicación para prevenir el consumo de drogas son una intervención generalizada. Se revisaron 23 estudios de diferentes diseños que implican a 188 934 jóvenes realizados en los Estados Unidos, Canadá y Australia. Los estudios probaron diferentes intervenciones y usaron varios cuestionarios para entrevistar a los jóvenes sobre los efectos de haber participado en los estudios que se les presentaron. Como resultado, fue muy difícil llegar a alguna conclusión y por este motivo se destaca la necesidad de estudios adicionales.
En general, las pruebas disponibles no permiten establecer conclusiones sobre el efecto de las campañas en los medios de comunicación sobre el consumo de drogas en los jóvenes. Se concluye que son necesarios más estudios.
Las campañas sobre sustancias en los medios masivos de comunicación dirigidas a los jóvenes se utilizan ampliamente para prevenir el consumo de drogas. Su objetivo es reducir el consumo y concienciar sobre el problema.
Evaluar la efectividad de las campañas de los medios masivos de comunicación para prevenir o reducir el consumo o la intención de consumo de drogas en los jóvenes.
Se realizaron búsquedas en el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials), (CENTRAL, The Cochrane Library 2013, número 1), incluyendo el registro especializado del Grupo Cochrane de Drogas y Alcohol (Cochrane Drugs and Alcohol Group); MEDLINE mediante PubMed (desde 1966 hasta el 29 enero 2013); EMBASE (desde 1974 hasta el 30 enero 2013) y en ProQuest Dissertations & Theses A&I (desde 1861 hasta el 3 febrero 2013).
Ensayos controlados aleatorios grupales, estudios de cohortes prospectivos y retrospectivos, estudios de series de tiempo interrumpido (STI) y estudios controlados del tipo antes y después (before and after studies) que evalúan la efectividad de las campañas en los medios masivos de comunicación para influir en el consumo de drogas, en la intención de consumo de drogas o en la actitud de los jóvenes menores de 26 años hacia las drogas.
Se utilizaron los procedimientos métodológicos estándar de la Colaboración Cochrane.
Se incluyeron 23 estudios que incluyeron a 188 934 jóvenes y se realizaron en los EE.UU., Canadá y Australia entre 1991 y 2012. Doce estudios fueron ensayos controlados aleatorios (ECA), dos estudios de cohortes prospectivos (ECP), un estudio fue tanto un ECA como un ECP, seis fueron estudios de series de tiempo interrumpido y dos fueron estudios controlados del tipo antes y después (before and after studies). Los ECA tuvieron un bajo riesgo del sesgo general, junto con los estudios de STI (además de la dimensión de la “prueba formal de la tendencia”), y los ECP tuvieron en general una buena calidad, además de la descripción de las pérdidas durante el seguimiento por exposición.
El consumo de drogas autoinformado o evaluado por biomarcadores se midió con diversas escalas publicadas y no publicadas, por lo que se dificultaron las comparaciones. Los resultados agrupados de cinco ECA (N = 5470) no mostraron ningún efecto de la intervención de campañas en los medios de comunicación (diferencia de medias estandarizada [DME] -0,02; intervalo de confianza [IC] del 95%: -0,15 a 0,12).
También se agruparon cinco estudios STI (N = 26 405) que se centraron específicamente en el consumo de metanfetaminas. De cuatro estimaciones agrupadas (dos variables de evaluación medidas en dos grupos etarios), hubo pruebas de una reducción solo en la prevalencia del último año en el consumo de metanfetaminas entre los 12 y los 17 años de edad.
Otros cinco estudios (diseños: un ECA con ECP, dos ECP, dos STI, un ECAD, N = 151 508), que no se pudieron incluir en los metanálisis, informaron un resultado de consumo de drogas con resultados variados que incluyen en un caso un claro efecto iatrógeno y en otro una reducción en el consumo.