¿Cuál es el problema?
Existen algunas pruebas que sugieren que los pacientes con mayores niveles de uricemia pueden tener mayor riesgo de presentar daño renal o de empeoramiento del daño renal que ya padecen. Este estudio está diseñado para responder a la pregunta "si reducimos los niveles de ácido úrico en la sangre con tratamientos específicos: dicho procedimiento, ¿protegerá al paciente de un empeoramiento de la lesión renal o de desarrollar lesión renal por primera vez?"
La lesión renal prolongada (nefropatía crónica) es un trastorno cada vez mayor en todo el mundo. Con el empeoramiento de la lesión renal, existe un aumento de los riesgos de cardiopatía y de mortalidad, además de un aumento de la necesidad de diálisis cuando los riñones finalmente fallan. Existen muchas investigaciones en curso sobre la reducción de la incidencia de lesión renal y sobre el empeoramiento gradual de la lesión presente. Dicha investigación está orientada a reducir la mortalidad, la cardiopatía y la necesidad de diálisis.
El ácido úrico, o urato, es un producto final de la degradación del ADN y está presente en todas las personas. Se cree que el aumento de los niveles de ácido úrico podría ser perjudicial para el corazón y los vasos sanguíneos e incluso para el riñón. En los pacientes renales, se sabe que a medida que empeora el daño renal, los niveles de uremia tienden a aumentar. Cada vez son más los que creen que este aumento en los niveles de uremia en pacientes renales no es solo el resultado de la lesión renal, sino que efectivamente podría estar empeorando la situación.
¿Qué se hizo?
Se recolectaron todos los datos provenientes de estudios que incluyeron a pacientes tratados con hipouricemiantes durante más de tres meses y que entre sus resultados informaron los datos de mortalidad, presión arterial y función renal.
Doce estudios con 1187 participantes se incluyeron en la revisión. La duración de los estudios fue entre cuatro meses y dos años. Los tipos de pacientes incluidos variaron entre los estudios e incluyeron diabetes, insuficiencia cardiaca y nefropatía crónica.
¿Qué se encontró?
La calidad de los estudios incluidos fue difícil de calificar debido a la falta de información. Éstos no son, por lo tanto, estudios de alta calidad.
Se halló una pequeña cantidad de evidencia que sostuvo que la reducción de la uricemia podría enlentecer la lesión renal, pero no existe evidencia de que mejore la presión arterial ni ninguno de los otros marcadores cardiovasculares que se investigaron. La cantidad de pacientes que requieren diálisis por insuficiencia renal total no parece haberse modificado. A los seis y a los 12 meses, aunque no a los dos años, dos medidas de la insuficiencia renal mejoraron (creatinina sérica y tasa de filtración glomerular). El tratamiento también redujo la cantidad de proteína en la orina. No se halló un efecto claro en la mortalidad, la presión arterial, las tasas de hospitalización, ni en los efectos secundarios del tratamiento.
Conclusiones
Existen escasos datos que sugieren que el tratamiento hipouricemiante podría enlentecer la lesión renal, aunque dicha conclusión es muy incierta. Los beneficios no se observaron en todos los puntos temporales y la calidad del estudio en general fue baja. Se necesitan estudios más amplios para investigar el efecto del tratamiento hipouricemiante en la progresión de la nefropatía crónica.
Existen escasos datos que sugieren que el tratamiento hipouricemiante podría prevenir la progresión de la nefropatía crónica, aunque dicha conclusión es muy incierta. Los beneficios no se observaron en todos los puntos temporales y la calidad del estudio en general fue baja. Se necesitan estudios más amplios para investigar el efecto del tratamiento hipouricemiante en la progresión de la nefropatía crónica. Se espera que tres estudios en curso proporcionen toda la información de alta calidad que se necesita.
Los datos de estudios no aleatorios revelaron una relación entre la hiperuricemia y la progresión o el desarrollo de nefropatía crónica (NC). Si esto es correcto, el tratamiento hipouricemiante podría resultar una parte importante de la atención de la insuficiencia renal crónica, con lo cual se reducirían los resultados cardiovasculares y la enfermedad renal terminal.
Esta revisión tiene como objetivo estudiar los efectos beneficiosos y perjudiciales del tratamiento hipouricemiante en la progresión de la nefropatía crónica y otros resultados cardiovasculares.
Se realizaron búsquedas en el registro especializado Cochrane de Riñón y Trasplante (Cochrane Kidney and Transplant Specialised Register) hasta el 20 julio 2017, a través de contacto con el especialista en información, mediante términos de búsqueda relevantes para esta revisión. Los estudios contenidos en el registro especializado se identificaron mediante estrategias de búsquedas específicamente diseñadas para CENTRAL, MEDLINE y EMBASE; búsquedas manuales en actas de congresos; y búsquedas en el International Clinical Trials Register (ICTRP) Search Portal y ClinicalTrials.gov.
Todos los ensayos controlados aleatorios que evalúen tratamientos hipouricemiantes primarios en pacientes con o sin nefropatía crónica.
Dos autores de la revisión evaluaron de forma independiente la calidad de los estudios y extrajeron los datos. Los análisis estadísticos se realizaron según un modelo de efectos aleatorios y los resultados se expresaron como cociente de riesgos (CR) con intervalos de confianza (IC) del 95% para los resultados dicotómicos, como diferencia de medias (DM) para los resultados continuos o como diferencia de medias estandarizada (DME), si se utilizaron diferentes escalas.
En la revisión se incluyeron 12 estudios (1187 participantes). El riesgo de sesgo fue incierto para la mayoría de los dominios de cada estudio.
El tratamiento hipouricemiante tal vez tenga un efecto escaso o nulo en la mortalidad a los seis meses (dos estudios, 498 participantes: CR 1,66; IC del 95%: 0,61 a 4,48) o a los dos años (dos estudios, 220 participantes): CR 0,13; IC del 95%: 0,02 a 1,06) (evidencia de baja confiabilidad). El tratamiento hipouricemiante tal vez tenga un efecto escaso o nulo (evidencia de baja confiabilidad) en la incidencia de insuficiencia renal terminal (IRT) al año o a los dos años. Al año, la función renal podría mejorar con el tratamiento hipouricemiante con una disminución en la creatinina sérica (dos estudios, 83 participantes: DM -73,35 µmol/l, IC del 95%: -107,28 a -39,41) y un aumento en la TFGe (un estudio, 113 participantes: DM 5,50 ml/min/1,73 m2, IC del 95%: 0,59 a 10,41). Sin embargo, es probable que el efecto en la TFGe a los dos años sea nulo o escaso (dos estudios, 164 participantes: DM 4,00 ml/min, IC del 95%: -3,28 a 11,28). El tratamiento hipouricemiante redujo los niveles de ácido úrico en todos los puntos temporales (3, 4, 6, 12 y 24 meses) (evidencia de alta certidumbre).
No existe suficiente evidencia para respaldar un efecto del tratamiento hipouricemiante en la presión arterial, la proteinuria u otros marcadores cardiovasculares. Cabe destacar que los aparentes beneficios del tratamiento no se observaron en todos los puntos temporales, esto introdujo la posibilidad de sesgo.
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