¿Cuál era el objetivo de esta revisión?
El objetivo de esta revisión Cochrane fue averiguar si las intervenciones psicológicas (administradas con o sin farmacoterapia) son efectivas para el tratamiento de la depresión comórbida y los trastornos por abuso de sustancias. Los investigadores Cochrane recopilaron y analizaron todos los estudios relevantes para responder esta pregunta.
Mensajes clave
No es posible establecer conclusiones acerca de la efectividad de las intervenciones psicológicas para el tratamiento de la depresión comórbida y los trastornos por abuso de sustancias, debido al número reducido de estudios encontrados y a la calidad de la evidencia muy baja. Se necesitan más estudios de calidad alta que comparen intervenciones psicológicas versus ningún tratamiento, tratamiento tardío, tratamiento habitual y otras intervenciones psicológicas.
¿Qué se estudió en la revisión?
La comorbilidad ocurre en los pacientes que presentan trastornos mentales cuando el mismo individuo sufre de dos o más trastornos mentales. Los pacientes con diagnóstico de depresión son más propensos a presentar trastornos por abuso de sustancias y viceversa. Los trastornos comórbidos se asocian con peores resultados clínicos, sociales y laborales que cualquier otro trastorno de forma aislada. Existen tratamientos psicológicos para la depresión comórbida y los trastornos por abuso de sustancias, pero relativamente pocos han sido evaluados. Estos tratamientos se centran en los factores de riesgo psicológicos (pensamientos, sentimientos, comportamientos), sociales (relaciones familiares y personales) y ambientales (acceso a las drogas) para la depresión y el abuso de sustancias.
¿Cuáles son los principales resultados de la revisión?
Los autores de la revisión realizaron búsquedas de estudios y encontraron siete ensayos controlados aleatorizados que incorporaron a 608 pacientes con depresión comórbida y trastornos por abuso de sustancias publicados entre 2003 y 2014. Los siete estudios se publicaron en los EE.UU. e incluyeron sobre todo a individuos de origen caucásico. No fue posible establecer conclusiones acerca de la efectividad de las intervenciones psicológicas administradas con o sin farmacoterapia, debido a que no se encontraron estudios que compararan estas intervenciones con ningún tratamiento, tratamiento tardío o tratamiento habitual. Los siete estudios compararon diferentes tipos o combinaciones de tratamientos psicológicos. Se encontraron pocas diferencias consistentes en los resultados del tratamiento de la depresión o el abuso de sustancias. No fue posible establecer conclusiones acerca de qué tipo de intervención psicológica fue más efectiva, debido al número reducido de estudios encontrados y a la calidad de la evidencia muy baja. Ninguno de los estudios informó de efectos perjudiciales relacionados con el tratamiento psicológico para la depresión y los trastornos por abuso de sustancias. Todos los estudios fueron financiados por becas de investigación universitarias y gubernamentales de los Estados Unidos.
¿Cuál es el grado de actualización de esta revisión?
Los autores de la revisión buscaron estudios que se habían publicado hasta febrero 2019.
Las conclusiones de esta revisión son limitadas debido a que el número de estudios incluidos fue reducido y la calidad de los mismos fue muy deficiente. No es posible establecer conclusiones acerca de la eficacia de las intervenciones psicológicas (administradas solas o en combinación con farmacoterapia) para el tratamiento de la depresión comórbida y los trastornos por abuso de sustancias, debido a que todavía no se han comparado con ningún tratamiento o con tratamiento habitual en esta población. En cuanto a las diferencias entre las psicoterapias, aunque se encontraron algunos efectos significativos, los efectos fueron demasiado inconsistentes y pequeños, y la evidencia fue de calidad demasiado deficiente, como para tener relevancia para la práctica.
La depresión comórbida y los trastornos por abuso de sustancias son comunes y tienen peores resultados que cualquier otro trastorno de forma aislada. Aunque existen tratamientos psicológicos efectivos para la depresión o los trastornos por abuso de sustancias, relativamente pocos ensayos controlados aleatorizados (ECA) han examinado la eficacia de estos tratamientos en pacientes con estos trastornos comórbidos.
Evaluar la eficacia de las intervenciones psicológicas administradas solas o en combinación con farmacoterapia para los pacientes con diagnóstico de depresión comórbida y trastornos por abuso de sustancias.
Se hicieron búsquedas en las siguientes bases de datos hasta febrero 2019: Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados, PubMed, Embase, CINAHL, Google Scholar y registros de ensayos clínicos. Se realizaron búsquedas manuales de artículos pertinentes en todas las revisiones sistemáticas identificadas.
La revisión incluye datos de ECA de los tratamientos psicológicos para pacientes con diagnóstico de depresión comórbida y trastornos por abuso de sustancias, mediante entrevistas clínicas estructuradas. Los estudios se incluyeron cuando algunos participantes de la muestra experimentaban otro trastorno de salud mental (p.ej. ansiedad); sin embargo, no se incluyeron los estudios que requerían un tercer trastorno como parte de sus criterios de inclusión. Los estudios se incluyeron cuando las intervenciones psicológicas (con o sin farmacoterapia) se compararon con ningún tratamiento, tratamiento tardío, tratamiento habitual u otros tratamientos psicológicos.
Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándar previstos por Cochrane.
Siete ECA de los tratamientos psicológicos con un total de 608 participantes cumplieron con los criterios de inclusión. Todos los estudios se publicaron en los EE.UU. y consistieron predominantemente en muestras caucásicas. Todos los estudios compararon diferentes tipos de tratamientos psicológicos. Dos estudios compararon la terapia cognitivo-conductual integrada (TCCI) con la facilitación de doce pasos (FDP), otros dos estudios compararon la psicoterapia interpersonal para la depresión (PTI-D) con otro tratamiento (terapia de apoyo breve [TAB] o psicoeducación). Los otros tres estudios compararon diferentes tipos o combinaciones de tratamientos psicológicos. Ningún estudio comparó las intervenciones psicológicas con ningún tratamiento o tratamiento habitual como condiciones de control. Los estudios incluyeron una amplia variedad de participantes (por ejemplo, veteranos, prisioneros, adultos de la comunidad y adolescentes).
Todos los estudios presentaron un riesgo de sesgo de realización alto y otras fuentes principales incluyeron el sesgo de selección, de detección de resultados y de abandono. Debido a la heterogeneidad entre los estudios, solo se realizaron dos metanálisis. El primer metanálisis se centró en dos estudios (296 participantes) que compararon la TCCI con la FDP. La evidencia de calidad muy baja reveló que, aunque el grupo de FDP tuvo puntuaciones de depresión inferiores al grupo de TCCI después del tratamiento (diferencia de medias [DM] 4,05; intervalo de confianza [IC] del 95%: 1,43 a 6,66; 212 participantes), no hubo diferencias entre los grupos en cuanto a los síntomas de depresión (DM 1,53; IC del 95%: -1,73 a 4,79; 181 participantes) a los seis a 12 meses de seguimiento. Luego del tratamiento no hubo diferencias entre los grupos en la proporción de días de abstinencia (DM -2,84; IC del 95%: -8,04 a 2,35; 220 participantes); sin embargo, el grupo de TCCI tuvo una mayor proporción de días de abstinencia que el grupo de FDP a los seis a 12 meses de seguimiento (DM 10,76; IC del 95%: 3,10 a 18,42; 189 participantes). No hubo diferencias entre los grupos en la asistencia al tratamiento (DM -1,27; IC del 95%: -6,10 a 3,56; 270 participantes) o en la retención en el tratamiento (RR 0,95; IC del 95%: 0,72 a 1,25; 296 participantes).
El segundo metanálisis se realizó con dos estudios (64 participantes) que compararon la PTI-D con otro tratamiento (psicoterapia de apoyo breve/psicoeducación). La evidencia de calidad muy baja indicó que la PTI-D dio lugar a una cantidad significativamente inferior de síntomas depresivos después del tratamiento (DM -0,54; IC del 95%: -1,04 a -0,04; 64 participantes), aunque este efecto no se mantuvo a los tres meses de seguimiento (DM 3,80; IC del 95%: -3,83 a 11,43) en el único estudio que informó los resultados del seguimiento (38 participantes; PTI-D versus psicoeducación). El abuso de sustancias se examinó por separado en cada estudio, debido a la heterogeneidad de los resultados. Ambos estudios encontraron evidencia de calidad muy baja de ninguna diferencia significativa en los resultados del abuso de sustancias después del tratamiento (porcentaje de días de abstinencia, PTI versus psicoterapia de apoyo breve; DM -2,70; IC del 95%: -28,74 a 23,34; 26 participantes) o a los tres meses de seguimiento (riesgo relativo de recaída, PTI-D versus psicoeducación; RR 0,67; IC del 95%: 0,30 a 1,50; 38 participantes). También hubo evidencia de calidad muy baja de ninguna diferencia significativa entre los grupos en la retención en el tratamiento (RR 1,00; IC del 95%: 0,81 a 1,23; 64 participantes). No se informaron eventos adversos en ningún estudio.
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