La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) comprende dos afecciones: enfisema y bronquitis crónica. Se ha reconocido como un problema de salud grave y una de las causas principales de muerte en todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) informa que la cantidad de pacientes con EPOC sigue en aumento y que, para 2030, la EPOC se convertirá en la tercera causa de muerte en el mundo. La mayoría de los pacientes con EPOC también presentan depresión. Los estudios muestran que hasta el 80% de los pacientes con EPOC más grave pueden tener síntomas de depresión. Otros resultados muestran que los pacientes con EPOC tienen cuatro veces más probabilidades de tener depresión que los que no presentan EPOC.
¿Por qué es importante esta revisión?
La cantidad de pacientes que viven con EPOC ha aumentado, en lugar de disminuir, en todo el mundo. Habitualmente, la depresión en esta población no se reconoce y muy pocas veces los pacientes reciben un tratamiento apropiado. La depresión sin tratar aumenta el riesgo de muerte, hospitalización y reingresos, así como los costes de la asistencia sanitaria. Actualmente no existe evidencia sólida que indique cuál es la terapia psicológica más efectiva para los pacientes con EPOC y depresión.
¿Quién estará interesado en esta revisión?
Los pacientes que presentan EPOC y depresión, los médicos que atienden las vías respiratorias, los especialistas en salud mental, las enfermeras de los servicios de enfermedades respiratorias, otros profesionales sanitarios y los elaboradores de políticas.
¿Qué preguntas pretende contestar esta revisión?
¿Qué terapia psicológica (si es que hay alguna) es efectiva para reducir los síntomas de la depresión en pacientes con EPOC?
¿Qué estudios se incluyeron en la revisión?
Esta revisión incluyó estudios experimentales, llamados ensayos controlados aleatorizados (ECA), con participantes con diagnóstico de EPOC.
¿Qué nos dice la evidencia de la revisión?
Esta revisión incluyó 13 estudios experimentales (ECA) con 1500 participantes. El resultado principal muestra que las terapias psicológicas que utilizan el abordaje de la terapia cognitivo-conductual (TCC) podrían, posiblemente, ser efectivas para reducir los síntomas depresivos en los pacientes con EPOC. Sin embargo, la calidad de esta evidencia es muy baja debido a muchas limitaciones relacionadas con la forma en que se realizaron los estudios.
¿Qué debe suceder a continuación?
Se necesitan más estudios experimentales con un gran número de participantes para confirmar los efectos beneficiosos de la TCC para los pacientes con depresión relacionada con la EPOC. Es necesario que los estudios futuros produzcan evidencia de calidad más alta y midan los eventos adversos y otros resultados importantes, como la calidad de vida o el coste-efectividad.
Los resultados de esta revisión indican que las terapias psicológicas (que utilizan un enfoque basado en la TCC) podrían ser efectivas para tratar la depresión relacionada con la EPOC, pero la evidencia es limitada. Los síntomas depresivos mejoraron más en los grupos de intervención en comparación con: 1) ninguna intervención (atención placebo o atención estándar), 2) intervenciones educativas y 3) una cointervención (rehabilitación pulmonar). Sin embargo, los tamaños del efecto fueron pequeños y la calidad de la evidencia fue muy baja debido a la heterogeneidad clínica y el riesgo de sesgo. Lo anterior significa que se necesitan más estudios experimentales con un gran número de participantes para confirmar los posibles efectos beneficiosos de las terapias con un enfoque basado en la TCC sobre la depresión relacionada con la EPOC.
Los nuevos ensayos también deben abordar la brecha en el conocimiento relacionada con los datos limitados sobre los efectos adversos, así como los resultados secundarios calidad de vida, disnea, volumen espiratorio forzado en un segundo (FEV1), tolerancia al ejercicio, duración de la estancia hospitalaria, frecuencia de reingresos y coste-efectividad. Además, los nuevos estudios de investigación se deben adherir a metodologías robustas para producir evidencia de calidad más alta.
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) se ha reconocido como una preocupación de salud a nivel global, y una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en todo el mundo. Las proyecciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que las tasas de prevalencia de la EPOC siguen en aumento y que, para 2030, se convertirá en la tercera causa principal de muerte en el mundo. La depresión es una comorbilidad grave entre los pacientes con EPOC y su prevalencia se calcula en hasta el 80% en los estadios graves de la EPOC. Los estudios de prevalencia muestran que los pacientes que presentan EPOC tienen cuatro veces más probabilidades de desarrollar depresión en comparación con los que no presentan EPOC. Lamentablemente, muy pocas veces reciben un tratamiento apropiado para la depresión relacionada con la EPOC. Los hallazgos disponibles de los ensayos indican que la depresión sin tratar se asocia con un peor cumplimiento del tratamiento médico, una calidad de vida deficiente, mayores tasas de mortalidad, más ingresos y reingresos hospitalarios, una duración prolongada de la estancia hospitalaria y, por lo tanto, mayores costes para el sistema de asistencia sanitaria. Debido a la carga y a la alta prevalencia de la depresión sin tratar, es importante evaluar y actualizar la evidencia experimental existente mediante una metodología rigurosa, e identificar las terapias psicológicas efectivas para los pacientes con depresión relacionada con la EPOC.
Evaluar la efectividad de las terapias psicológicas para el tratamiento de la depresión en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Se hicieron búsquedas en el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials) (CENTRAL) (2018, número 11), en Ovid MEDLINE, Embase y PsycINFO desde junio 2016 hasta 26 noviembre 2018. Previamente se buscó en estas bases de datos a través de los Registros de Ensayos Especializados de los Grupos Cochrane de Vías Respiratorias y de Trastornos Mentales Comunes (todos los años hasta junio de 2016). Se realizaron búsquedas en ClinicalTrials.gov, en el ISRCTN registry y en la World Health Organization International Clinical Trials Registry Platform (ICTRP) hasta el 26 de noviembre de 2018 para identificar ensayos no publicados o en curso. Además, también se efectuaron búsquedas en las bases de datos de literatura gris y en las listas de referencias de los estudios inicialmente identificados para examinar los textos completos.
Los estudios elegibles para inclusión fueron los ensayos controlados aleatorizados que compararon la administración de terapias psicológicas versus ninguna intervención, educación, o combinadas con una cointervención y comparadas con la misma cointervención, en una población de pacientes con EPOC en los que se midieron los síntomas depresivos antes o al inicio de la evaluación.
Dos autores de la revisión evaluaron de forma independiente los títulos y los resúmenes identificados por la búsqueda para determinar qué estudios cumplían los criterios de inclusión. Se evaluaron dos resultados primarios: síntomas depresivos y eventos adversos; y los siguientes resultados secundarios: calidad de vida, disnea, volumen espiratorio forzado en un segundo (FEV1), tolerancia al ejercicio, duración de la estancia hospitalaria o tasa de reingreso, y coste-efectividad. Dos autores de la revisión también evaluaron de manera independiente los artículos de texto completo potencialmente elegibles. Se preparó un diagrama de flujo PRISMA para demostrar en detalle el proceso de decisión. Se utilizó la herramienta Cochrane de evaluación del "Riesgo de sesgo" para examinar el riesgo de sesgo, y la calidad de la evidencia se evaluó mediante el marco GRADE. Todo los resultados fueron continuos, por lo que se calculó la diferencia de medias estandarizada (DME) o la diferencia de medias (DM) agrupadas, con los intervalos de confianza (IC) del 95% correspondientes. Se utilizó un modelo de efectos aleatorios para calcular los efectos del tratamiento.
Los resultados se basan en 13 ensayos controlados aleatorizados (ECA), con un total de 1500 participantes. En algunos de los estudios incluidos, los investigadores no reclutaron participantes con depresión clínicamente confirmada, sino que aplicaron los criterios de cribado después de la asignación al azar. Por lo tanto, las puntuaciones iniciales para los síntomas depresivos en los estudios variaron de ningún síntoma a depresión grave. La gravedad de la EPOC entre los estudios fue moderada a grave.
Resultados primarios
Hubo un efecto pequeño que mostró la efectividad de las terapias psicológicas para mejorar los síntomas depresivos en comparación con ninguna intervención (DME 0,19; IC del 95%: 0,05 a 0,33; P = 0,009; seis estudios, 764 participantes) o con la educación (DME 0,23; IC del 95%: 0,06 a 0,41; P = 0,010; tres estudios, 507 participantes).
Dos estudios compararon las terapias psicológicas más una cointervención versus la cointervención sola (es decir, rehabilitación pulmonar [RP]). Los resultados indican que una terapia psicológica combinada con un programa de RP puede reducir los síntomas depresivos más que un programa de RP solo (DME 0,37; IC del 95%: -0,00 a 0,74; P = 0,05; dos estudios, 112 participantes).
La calidad de la evidencia se calificó como muy baja. Debido a la naturaleza de las terapias psicológicas, el cegamiento de los participantes, el personal y la evaluación de los resultados fue motivo de inquietud.
Ninguno de los estudios incluidos midió los eventos adversos.
Resultados secundarios
La calidad de vida se midió en cuatro estudios en la comparación con ninguna intervención, y en tres estudios en la comparación con educación. Se encontraron resultados no concluyentes en cuanto a la mejoría de la calidad de vida. Sin embargo, cuando se agruparon los datos de dos estudios que utilizaron la misma medida, el resultado indicó que la terapia psicológica mejoró la calidad de vida más que ninguna intervención. Un estudio midió las tasas de ingreso hospitalario y el coste-efectividad y mostró reducciones significativas en el grupo de intervención en comparación con el grupo de educación. La calidad de la evidencia se calificó como muy baja para los resultados secundarios.
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