Los patrones poco saludables de consumo de alimentos, alcohol y tabaco son causas importantes de deterioro de la salud. El cambio de la disponibilidad (la variedad o la cantidad de opciones, o ambas) de estos productos o su proximidad (la distancia a la que se encuentran) con respecto a los consumidores potenciales podría ayudar a las personas a tomar decisiones más saludables.
¿Cuál es el objetivo de esta revisión?
Esta revisión investigó si la modificación de la disponibilidad o la proximidad de los alimentos (incluidas las bebidas no alcohólicas), el alcohol y los productos de tabaco cambiaron la selección de las personas (como la compra) o el consumo de esos productos. Se buscó toda la evidencia disponible de los ensayos controlados aleatorizados (un tipo de estudio en que los participantes se asignan a uno de dos o más grupos de tratamiento mediante un método aleatorio) para responder a esta pregunta, y se encontraron 24 estudios realizados en países de ingresos altos.
¿Cuáles son los principales resultados de la revisión?
Seis estudios incluyeron intervenciones de disponibilidad, de las cuales cuatro cambiaron la proporción relativa de opciones menos saludables a opciones más saludables, y dos cambiaron el número absoluto de diferentes opciones disponibles. En los análisis estadísticos que combinaban los resultados de múltiples estudios, se encontró que la reducción del número de opciones disponibles para una variedad o categoría particular de alimentos redujo la selección de los productos alimenticios (al analizar a 154 participantes) y posiblemente redujo el consumo de los productos (de 150 participantes). Sin embargo, la certeza de la evidencia de estos efectos fue baja.
Dieciocho estudios incluyeron intervenciones de proximidad. La mayoría (14/18) cambió la distancia a la que se colocó un alimento o bebida de los participantes, mientras que cuatro estudios cambiaron el orden de los componentes de la comida encontrados a lo largo de una línea. Un estudio encontró que lo anterior redujo la selección de alimentos (análisis de 41 participantes), mientras que en un análisis estadístico que combinó los resultados de múltiples estudios, se encontró que colocar los alimentos más lejos redujo el consumo de esos productos alimenticios (análisis de 1098 participantes). Sin embargo, la certeza de la evidencia de estos efectos fue muy baja y baja, respectivamente.
Mensajes clave
Pese a sus limitaciones, la evidencia actual sugiere que la modificación del número de opciones alimentarias disponibles o el lugar en que se encuentran los alimentos podría contribuir a cambios significativos en la conducta, lo que justificaría la adopción de medidas de política para promover esos cambios en el entorno alimentario. Sin embargo, se necesitan más estudios de alta calidad en entornos del mundo real para hacer más seguro este hallazgo.
¿Cuál es el grado de actualización de esta revisión?
La evidencia está actualizada hasta el 23 de julio 2018.
La evidencia actual sugiere que el cambio en el número de opciones alimentarias disponibles o la modificación de la posición de los alimentos podría contribuir a cambios significativos en las conductas, lo que justificaría la adopción de políticas para promover estos cambios en el entorno alimentario. Sin embargo, la certeza de esta evidencia según los criterios GRADE es baja o muy baja. Para permitir conclusiones más seguras y generalizables sobre estos efectos potencialmente importantes, se requiere investigación adicional en entornos del mundo real, con intervenciones en una variedad más amplia de alimentos, alcohol y productos de tabaco y durante períodos de tiempo sostenidos.
El consumo excesivo de alimentos, alcohol y tabaco aumenta el riesgo de enfermedades no contagiosas. Las intervenciones para cambiar las características de los microentornos físicos en que las personas pueden seleccionar o consumir estos productos (como tiendas, restaurantes, lugares de trabajo y escuelas) son de considerable interés para las políticas de salud pública y la investigación. Esta revisión aborda dos tipos de intervención en estos entornos: la alteración de la disponibilidad (la variedad y la cantidad de opciones) de estos productos, o su proximidad (la distancia a la que están posicionados) a los consumidores potenciales.
1. Evaluar el impacto en la selección y el consumo de la alteración de la disponibilidad o la proximidad de: a) alimentos (incluidas las bebidas no alcohólicas), b) alcohol y c) productos del tabaco.
2. Evaluar hasta qué punto el impacto de estas intervenciones se ve modificado por las características de: i. estudios, ii. intervenciones y iii. participantes.
Se realizaron búsquedas en CENTRAL, MEDLINE, Embase, PsycINFO y otras siete bases de datos de literatura publicada o gris, así como en registros de ensayos y sitios web clave, hasta el 23 de julio 2018, seguidas de búsquedas de citas.
Se incluyeron ensayos controlados aleatorizados con diseños entre participantes (grupos paralelos) o en los mismos participantes (cruzados). Los estudios elegibles compararon los efectos de la exposición con al menos dos niveles diferentes de disponibilidad de un producto o su proximidad, e incluyeron una medida de selección o consumo del producto manipulado.
Se utilizó un nuevo flujo de trabajo de cribado semiautomático y se aplicaron métodos Cochrane estándar para seleccionar los estudios elegibles, recopilar datos y evaluar el riesgo de sesgo. En análisis separados para las intervenciones de disponibilidad y las intervenciones de proximidad, se combinaron los resultados con metanálisis de efectos aleatorizados y modelos de metarregresión para estimar los tamaños del efecto resumen (como diferencias de medias estandarizadas [DME]) e investigar las asociaciones entre los tamaños del efecto resumen y las características de los estudios, intervenciones o participantes seleccionados. Se evaluó la certeza de la evidencia para cada resultado con los criterios GRADE.
Se incluyeron 24 estudios, y la mayoría (20/24) expresó inquietudes acerca del riesgo de sesgo. Todos los estudios incluidos investigaron los productos alimenticios; ninguno investigó el alcohol ni el tabaco. La mayoría se realizó en entornos de laboratorio (14/24), con participantes adultos (17/24), y se utilizaron diseños entre participantes (19/24). Todos los estudios se realizaron en países de ingresos altos, principalmente en los EE.UU. (14/24).
Seis estudios investigaron las intervenciones de disponibilidad, de los cuales dos cambiaron el número absoluto de distintas opciones disponibles, y cuatro alteraron la proporción relativa de opciones menos saludables (a más saludables). La mayoría de los estudios (4/6) manipularon bocadillos o bebidas. Para los resultados de selección, el metanálisis de tres comparaciones de tres estudios (n = 154) encontró que la exposición a menos opciones resultó en una gran reducción en la selección de los alimentos objetivo: DME -1,13 (intervalo de confianza [IC] del 95%: -1,90 a -0,37) (evidencia de certeza baja). Para los resultados de consumo, el metanálisis de tres comparaciones de dos estudios (n = 150) encontró que la exposición a menos opciones resultó en una reducción moderada en el consumo de esos alimentos, aunque con una falta de certeza significativa: DME -0,55 (IC del 95%: -1,27 a 0,18) (evidencia de certeza baja).
Dieciocho estudios investigaron las intervenciones de proximidad. La mayoría (14/18) cambió la distancia a la que se colocó un alimento o bebida de los participantes, mientras que cuatro estudios cambiaron el orden de los componentes de la comida encontrados a lo largo de una línea. Para los resultados de selección, solo se identificó un estudio con una comparación (n = 41), que encontró que el alimento colocado más lejos resultó en una reducción moderada en su selección: DME -0,65 (IC del 95%: -1,29 a -0,01) (evidencia de certeza muy baja). Para los resultados de consumo, el metanálisis de 15 comparaciones de 12 estudios (n = 1098) encontró que la exposición a alimentos situados más lejos resultó en una reducción moderada de su consumo: DME -0,60 (IC del 95%: -0,84 a -0,36) (evidencia de certeza baja). Los análisis de metarregresión indicaron que este efecto era mayor: cuanto más lejos se colocaba el producto; cuando solo se disponía del producto o productos objetivo; cuando los participantes tenían un bajo nivel de privación; y cuando el estudio presentaba un alto riesgo de sesgo.
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