Algunos pacientes que toman fármacos opiáceos para tratar el dolor se vuelven dependientes de ellos y pueden necesitar cambiar a medicamentos como los agonistas opiáceos. En septiembre de 2022, una revisión Cochrane actualizada agrupó la evidencia relevante y en este podcast se habla sobre sus hallazgos.
Este podcast ha sido traducido por Yasmín García y locutado por Josefina Bendersky del Centro Cochrane Iberoamericano.
Algunos pacientes que toman fármacos opiáceos para tratar el dolor se vuelven dependientes de ellos y pueden necesitar cambiar a medicamentos como los agonistas opiáceos. En septiembre de 2022, una revisión Cochrane actualizada agrupó la evidencia relevante y en este podcast se habla sobre sus hallazgos.
Este podcast ha sido traducido por Yasmín García y locutado por Josefina Bendersky del Centro Cochrane Iberoamericano.
Los opiáceos farmacéuticos son medicamentos que se utilizan habitualmente para el dolor, pero tienen efectos similares en el organismo a los de drogas ilícitas tan conocidas como la heroína. En los últimos años se ha producido un aumento espectacular del consumo de opiáceos farmacéuticos en algunos países de ingresos altos, lo que contribuye con un número considerable de sobredosis mortales. Por ejemplo, en Australia, los opiáceos con receta causan la mayoría de las muertes relacionadas con ellos.
El tratamiento con agonistas opiáceos, también conocido como tratamiento de mantenimiento con opiáceos, consiste en prescribir dosis de mantenimiento de un medicamento opiáceo para eliminar la necesidad de tomar el fármaco de la dependencia; en este caso, los opiáceos farmacéuticos. Los tratamientos con agonistas opiáceos, que incluyen medicamentos como la metadona y la buprenorfina, son uno de los principales tratamientos basados en la evidencia para las personas dependientes de opiáceos ilícitos y también se utilizan habitualmente para las personas que se han vuelto dependientes de medicamentos opiáceos para el tratamiento del dolor. Esto hace que sea importante evaluar la evidencia acerca de su uso para la dependencia de opiáceos farmacéuticos, dado que la mayor parte de la investigación sobre la eficacia de los tratamientos con agonistas opiáceos procede de estudios realizados principal o exclusivamente con personas dependientes de la heroína. Se quería ver qué investigaciones hay disponibles sobre los agonistas opiáceos específicamente para el tratamiento de la dependencia de opiáceos farmacéuticos y se buscaron estudios de diferentes tipos de tratamientos de mantenimiento con agonistas opiáceos puros y parciales, así como comparaciones del tratamiento de mantenimiento con agonistas opiáceos con placebo, desintoxicación u otros tratamientos psicológicos que no incluyeran un tratamiento de mantenimiento con agonistas.
El interés principal de esta revisión fue el efecto de estos tratamientos sobre el consumo de sustancias, así como su eficacia para mantener a las personas en tratamiento. También se querían analizar otros desenlaces, como el dolor, la calidad de vida y el empleo, pero no hubo evidencia suficiente sobre la mayoría de estos desenlaces secundarios en los ocho ensayos aleatorizados que se encontraron, en los que participaron algo más de 700 personas. Siete de los ocho estudios procedían de EE.UU. y el otro de Irán. Cuatro de los estudios compararon directamente diferentes tratamientos de mantenimiento con agonistas (metadona y buprenorfina) y cuatro compararon la buprenorfina de mantenimiento con tratamientos de mantenimiento no opiáceos (desintoxicación, intervención breve o naltrexona).
La calidad general de la evidencia fue de muy baja a moderada, lo que significa que hay que tener cierta precaución a la hora de interpretarla. Esto se debe al tamaño relativamente pequeño de los estudios y al uso de diseños abiertos, en los que los participantes y los investigadores sabían qué medicación estaba recibiendo la persona del estudio.
Se ha determinado que cuando la metadona se compara con los tratamientos de mantenimiento con buprenorfina, la metadona puede mantener a más personas en tratamiento que la buprenorfina, pero esto parece deberse principalmente a los resultados de uno de los cuatro estudios. También se observó que las personas que tomaban metadona podían notificar un menor consumo de opiáceos que las que tomaban buprenorfina, aunque cuando se analizó la orina de los participantes en busca de opiáceos, no se observaron diferencias entre los dos medicamentos.
En la comparación del mantenimiento con buprenorfina con otros tratamientos no opiáceos como la desintoxicación, los antagonistas opiáceos como la naltrexona o los tratamientos psicológicos, se determinó que la buprenorfina probablemente mantiene a más personas en tratamiento y puede ser mejor para ayudar a las personas a reducir el consumo de opiáceos.
Aunque existe evidencia de certeza baja a favor de la metadona de mantenimiento frente a la buprenorfina para la dependencia de opiáceos farmacéuticos en algunos desenlaces, los efectos beneficiosos son pequeños y variables. También es importante tener en cuenta que el perfil de seguridad de la metadona y su disponibilidad limitada en algunos contextos, hace que otros factores clínicos o del sistema de tratamiento y la preferencia del paciente también puedan ser importantes para informar la elección de la farmacoterapia para un paciente individual.
Con respecto al mantenimiento con buprenorfina, éste parece tener ventajas sobre las opciones de tratamiento con agonistas no opiáceos en cuanto al mantenimiento de las personas en tratamiento y la reducción del consumo de opiáceos, y estos resultados son consistentes con la versión anterior de esta revisión.
La revisión está disponible en la Biblioteca Cochrane. Si va a la página web y busca "tratamiento con agonistas opiáceos", le aparecerá un enlace a la revisión al principio de la lista.