El Grupo Cochrane de Corazón ha producido más de 200 revisiones sobre un amplio abanico de enfermedades e intervenciones. En diciembre de 2019, se publicó una nueva revisión, cuyo autor principal es Ahmed Kolkailah del Departamento de Medicina en el centro Cook County Health en Chicago (EE.UU.) que comparaba diferentes procedimientos para pacientes con estenosis aórtica grave.
Este podcast ha sido traducido por Victoria Leo y locutado por Salomé Planas del Centro Cochrane Iberoamericano.
El Grupo Cochrane de Corazón ha producido más de 200 revisiones sobre un amplio abanico de enfermedades e intervenciones. En diciembre de 2019, se publicó una nueva revisión, cuyo autor principal es Ahmed Kolkailah del Departamento de Medicina en el centro Cook County Health en Chicago (EE.UU.) que comparaba diferentes procedimientos para pacientes con estenosis aórtica grave.
Este podcast ha sido traducido por Victoria Leo y locutado por Salomé Planas del Centro Cochrane Iberoamericano.
La estenosis aórtica es un estrechamiento del orificio de salida del ventrículo izquierdo del corazón donde comienza la aorta. Si no se trata, empeora con el paso del tiempo. Su gravedad puede clasificarse como leve, moderada y grave. Esta revisión se centra en el grupo grave; las personas con estenosis aórtica grave pueden experimentar síntomas como dificultad para respirar al realizar esfuerzo, dolor en el pecho o pérdida transitoria del conocimiento.
El tratamiento estándar definitivo para estos pacientes ha sido durante mucho tiempo el recambio de la válvula aórtica o RVA. Sin embargo, recientemente, ha surgido un nuevo método llamado implante de la válvula aórtica transcatéter (TAVI, por sus siglas en inglés). Esta técnica es conocida por sus beneficios en quienes no son aptos para cirugía, o corren un mayor riesgo de sufrir complicaciones quirúrgicas. La revisión Cochrane buscaba averiguar si la técnica TAVI es también beneficiosa para personas con estenosis aórtica grave con riesgo quirúrgico bajo.
Se identificaron cuatro ensayos clínicos elegibles que incluyeron a más de 2800 pacientes que habían sido asignados aleatoriamente a TAVI o RVA. Los ensayos fueron multicéntricos y la mayoría incluyó a pacientes mayores de 70 años y la proporción de hombres era mayor que la de mujeres. En general, se calificó la calidad de la evidencia como moderada. La agrupación de los resultados de los ensayos en un metanálisis sugiere que, en el corto plazo (durante la estancia hospitalaria y hasta 30 días de seguimiento), probablemente no existe diferencia o ésta es pequeña entre la TAVI y el RVA en cuanto al riesgo de muerte por cualquier causa, ictus, infarto de miocardio o muerte por causas cardíacas.
La técnica TAVI puede disminuir el riesgo de rehospitalización y, aunque no está claro si existe una diferencia importante entre TAVI y RVA en cuanto a la duración del ingreso, la TAVI parece estar asociada a estancias más cortas. En el caso de otros criterios de valoración, las personas que recibieron TAVI tuvieron un riesgo más bajo de fibrilación auricular, insuficiencia renal aguda y hemorragia, pero presentaban un riesgo mayor de implante de marcapasos definitivo.
En conclusión, se necesitan más ensayos aleatorizados con seguimientos más largos para evaluar y validar la durabilidad de la TAVI en la estenosis aórtica grave en pacientes con bajo riesgo quirúrgico. Asimismo, sería importante considerar criterios de valoración centrados en el paciente, como puntuaciones de dolor, calidad de vida y tiempo de recuperación. También se cree que la inclusión de participantes más jóvenes, con una distribución más equitativa de hombres y mujeres, mejoraría la evidencia actual y guiaría la toma de decisiones clínica multidisciplinaria y bien informada.
Si desea leer más sobre la evidencia actual y no perderse futuras actualizaciones, puede ir a la Biblioteca Cochrane punto com y buscar “implante de válvula para estenosis aórtica grave”.