Números cada vez mayores de jóvenes fuman en los países en desarrollo y más pobres. Durante los últimos 40 años, se han proporcionado en las escuelas programas para evitar que comiencen a fumar. Se quiso saber si eran efectivos.
Se identificaron 49 ensayos controlados aleatorizados (más de 140 000 escolares) de intervenciones que intentaban evitar que los niños que nunca habían fumado se convirtieran en fumadores. Después de más de un año, hubo un efecto significativo de las intervenciones para evitar que los jóvenes comenzaran a fumar. Se encontró que los programas que utilizaron un enfoque de competencia social y los programas de estudios combinados de competencia social e influencias sociales fueron más efectivos que otros programas. Sin embargo, al año o menos, no hubo efectos generales, excepto los programas que enseñaron a los jóvenes a ser socialmente competentes y a resistir las influencias sociales.
Un grupo más pequeño de ensayos informó la situación con respecto al hábito de fumar de todos los jóvenes de la clase, si fumaban o no al comienzo del estudio. En estos ensayos con seguimiento de un año o menos, hubo un efecto general pequeño pero significativo que favoreció a los controles. Esto continuó después de un año; en los ensayos con un seguimiento de más de un año, los que estaban en los grupos de intervención fumaban más que los de los grupos de control.
Cuando los ensayos con bajo riesgo de sesgo en la asignación al azar o de perder participantes se examinaron por separado, las conclusiones permanecieron iguales. Los programas dirigidos por adultos pueden ser más efectivos que los dirigidos por jóvenes. No hay evidencia de que la realización de sesiones adicionales haga que la intervención sea más efectiva.
Las cohortes de prevención puras mostraron un efecto significativo en el seguimiento más largo, con una reducción promedio del 12% de comenzar a fumar comparadas con los grupos control. Sin embargo, no se detectaron efectos generales al año o menos. Las intervenciones con programas de estudios combinados de competencia social e influencias sociales mostraron un efecto significativo al año y en el seguimiento más largo. Los estudios que desplegaron un programa de influencias sociales no mostraron ningún efecto general en ningún momento; las intervenciones multimodales y las que tenían un enfoque basado únicamente en la información fueron igualmente inefectivas.
Los estudios que informaron el cambio conductual del hábito de fumar en el transcurso del tiempo no mostraron un efecto general, pero a nivel de intervención hubo resultados positivos de las intervenciones con programas de estudios combinados de competencia social e influencias sociales.
Ayudar a los jóvenes a evitar comenzar a fumar es una meta de salud pública ampliamente respaldada y las escuelas proporcionan una vía de comunicación con casi todos los jóvenes. Las intervenciones escolares se han proporcionado durante cerca de 40 años.
El objetivo primario de esta revisión fue determinar si las intervenciones escolares centradas en el hábito de fumar impiden que los jóvenes comiencen a fumar. El objetivo secundario fue determinar qué intervenciones fueron más efectivas. Esto incluía la evaluación de los efectos de los enfoques teóricos; sesiones adicionales de refuerzo; ejecutores de programas; efectos de género; e intervenciones multifocales versus centradas exclusivamente en el tabaquismo.
Se realizaron búsquedas en el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials [CENTRAL]), en el registro especializado del Grupo Cochrane de Adicción al Tabaco (Cochrane Tobacco Addiction Group), MEDLINE, EMBASE, PsyclNFO, ERIC, CINAHL, Health Star y en Dissertation Abstracts de términos relacionados con programas escolares para abandonar el hábito de fumar. Además, se examinaron las bibliografías de los artículos y se realizaron búsquedas individuales en MEDLINE de 133 autores que habían realizado ensayos controlados aleatorizados en esta área. Las búsquedas más recientes se realizaron en octubre de 2012.
Se seleccionaron los ensayos controlados aleatorizados (ECA) en los que los estudiantes, las clases, las escuelas o los distritos escolares se asignaron al azar al/los brazo/s de intervención versus un grupo control y se siguieron durante al menos seis meses. Los participantes debían ser jóvenes (entre 5 y 18 años). Las intervenciones podían ser cualquier programa de estudios utilizado en un contexto escolar para desalentar el consumo de tabaco y las medidas de resultado podían ser nunca fuma, frecuencia con que fuma, número de cigarrillos que fuma o índices de tabaquismo.
Dos autores de la revisión evaluaron de forma independiente los estudios para inclusión, extrajeron los datos y evaluaron el riesgo de sesgo. Según el tipo de resultado, los estudios se dividieron en tres grupos para el análisis: cohortes de prevención puras (Grupo 1), cambio conductual del hábito de fumar en el transcurso del tiempo (Grupo 2) y prevalencia puntual del hábito de fumar (Grupo 3).
Ciento treinta y cuatro estudios con 428 293 participantes cumplieron los criterios de inclusión. Algunos estudios proporcionaron datos para más de un grupo.
Las cohortes de prevención puras (Grupo 1) incluyeron 49 estudios (n = 142 447). Los resultados agrupados al año de seguimiento o menos no encontraron efectos generales de la intervención con programas de estudios versus control (odds ratio [OR] 0,94; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,85 a 1,05). En un análisis de subgrupos, el programa de estudios combinado de competencia social e influencias sociales (seis ECA) mostró un efecto estadísticamente significativo en la prevención del inicio del hábito de fumar (OR 0,49; IC del 95%: 0,28 a 0.87; siete brazos); mientras que no se detectaron efectos significativos en los programas que incluían sólo información (OR 0,12; IC del 95%: 0,00 a 14,87; un estudio), sólo influencias sociales (OR 1,00; IC del 95%: 0,88 a 1,13; 25 estudios), o intervenciones multimodales (OR 0,89; IC del 95%: 0,73 a 1,08; cinco estudios). Por el contrario, los resultados agrupados en el seguimiento más largo mostraron un efecto significativo general que favoreció a la intervención (OR 0,88; IC del 95%: 0,82 a 0,96). Los análisis de subgrupos detectaron efectos significativos de las intervenciones con programas de estudios de competencia social (OR 0,52; IC del 95%: 0,30 a 0,88) y de los programas de estudios combinados de competencia social e influencias sociales (OR 0,50; IC del 95%: 0,28 a 0,87), pero no en los programas con información solamente, influencia social solamente ni los programas multimodales.
El cambio conductual del hábito de fumar en el transcurso del tiempo (Grupo 2) incluyó 15 estudios (n = 45 555). Al año o menos, hubo un efecto pequeño pero estadísticamente significativo que favoreció a los controles (diferencia de medias estandarizada [DME] 0,04; IC del 95%: 0,02 a 0,06). En el seguimiento de más de un año, hubo un efecto estadísticamente no significativo (DME 0,02; IC del 95%: -0,00 a 0,02).
Veinticinco estudios informaron datos sobre la prevalencia puntual del hábito de fumar (Grupo 3), aunque la heterogeneidad en este grupo fue demasiado alta para agrupar los datos.
No fue posible analizar los datos de 49 estudios (n = 152 544).
Los análisis de subgrupos (cohortes de prevención puras solamente) demostraron que en el seguimiento más largo de todos los programas de estudios combinados hubo un efecto significativo que favoreció a los presentadores adultos (OR 0,88; IC del 95%: 0,81 a 0,96). No hubo diferencias entre las intervenciones centradas exclusivamente en el hábito de fumar y las multifocales. En los programas de estudios con sesiones de refuerzo hubo un efecto significativo solamente en las intervenciones con programas de estudios combinados de competencia social e influencias sociales en el seguimiento al año o menos (OR 0,50; IC del 95%: 0,26 a 0,96) y en el seguimiento más largo (OR 0,51; IC del 95%: 0,27 a 0,96). Los datos limitados sobre las diferencias entre los sexos indicaron que no hubo efectos generales, aunque un estudio encontró un efecto de la intervención multimodal al año en los estudiantes varones. Los análisis de sensibilidad de los resultados de las cohortes de prevención puras y cambio conductual del hábito de fumar en el transcurso del tiempo indicaron que ni el sesgo de selección ni el sesgo de deserción afectaron los resultados.
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