La clotiapina es un medicamento antipsicótico que actualmente se utiliza en el tratamiento de los síntomas psicóticos agudos en Argentina, Bélgica, Israel, Italia, Luxemburgo, Sudáfrica, España, Suiza y Taiwán. Esta revisión destaca la evidencia limitada de los efectos de la clotiapina en comparación con otros medicamentos también utilizados en esta situación de urgencia.
No se encontró evidencia que apoye el uso de la clotiapina en lugar de otros tratamientos "estándar" o "no estándar" para el tratamiento de las personas con enfermedad psicótica aguda. Todos los ensayos de esta revisión tienen problemas metodológicos importantes. No se tiene la intención de disuadir a los médicos de utilizar la clotiapina en la urgencia psiquiátrica, pero se necesitan ensayos bien diseñados, realizados e informados para determinar de forma adecuada la eficacia de este fármaco.
[Nota: las tres citas en la sección "En espera de clasificación" de la revisión pueden modificar las conclusiones de la revisión una vez evaluadas.]
Las enfermedades psicóticas agudas, especialmente cuando se asocian con un comportamiento agitado o violento, requieren la tranquilización o sedación farmacológica urgente. La clotiapina, un neuroléptico de dibenzotiazepina, se utiliza con este objetivo en varios países.
Determinar los efectos de la clotiapina en comparación con otros tratamientos "estándar" o "no estándar" para las enfermedades psicóticas agudas en el control del comportamiento perturbado y la reducción de los síntomas psicóticos.
Se realizaron búsquedas en el registro del Grupo Cochrane de Esquizofrenia (Cochrane Schizophrenia Group) (abril de 2004).
Esta búsqueda se actualizó en julio de 2012 y los resultados se agregaron a la sección "Estudios en espera de clasificación" de la revisión.
La revisión incluyó los ensayos clínicos aleatorizados que compararon la clotiapina con cualquier otro tratamiento en personas con enfermedades psicóticas agudas.
Se seleccionaron los estudios pertinentes para su inclusión, se evaluó su calidad y se extrajeron los datos. Se excluyeron los datos cuando más del 50% de los participantes de cualquier grupo se perdieron durante el seguimiento. Para los desenlaces binarios se calculó una estimación estándar de la razón de riesgos (RR) y su intervalo de confianza (IC) del 95%. Para los desenlaces continuos se prefirieron los datos finales antes que los datos de cambios. Los datos no sesgados de las escalas válidas se sumaron utilizando la diferencia de medias ponderada (DMP).
Se identificaron cinco ensayos relevantes. Ninguno comparó la clotiapina con el placebo, pero los fármacos control fueron antipsicóticos (clorpromazina, perfenazina, trifluoperazina y acetato de zuclopentixol) o benzodiazepinas (lorazepam). En comparación con los antipsicóticos, los resultados de "ninguna mejoría global importante" no indicaron que la clotiapina fuera superior o inferior a la clorpromazina, la perfenazina o la trifluoperazina (n = 83, tres ECA, RR 0,82; IC: 0,22 a 3,05; I-cuadrado 58%). El uso de clotiapina en comparación con la clorpromazina cambió la proporción de personas listas para el alta hospitalaria al final del estudio (n = 49, un ECA, RR 1,04; IC del 95%: 0,96 a 2,12). En general, las tasas de deserción fueron bajas. No se encontraron diferencias significativas en los asignados a la clotiapina en comparación con las personas asignadas al azar a otros antipsicóticos (n = 121, RR 2,26; IC del 95%: 0,40 a 13). Los datos débiles indican que la clotiapina podría dar lugar a una menor necesidad de tratamiento antiparkinsoniano en comparación con el acetato de zuclopentixol (n = 38, RR 0,43; IC del 95%: 0,02 a 0,98). En comparación con el lorazepam, la clotiapina, cuando se utiliza para controlar los arrebatos agresivos/violentos en personas ya tratadas con haloperidol, no mejoró significativamente el estado mental (DMP -3,36; IC del 95%: -8,09 a 1,37). No fue posible agrupar muchos datos debido a una presentación sesgada o inadecuada de los resultados. No se analizaron los desenlaces económicos ni la satisfacción con la atención.
La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.