En algunas culturas, las mujeres ingieren líquidos y alimentos durante el trabajo de parto para obtener los nutrientes y el estado de bienestar que exige el trabajo de parto. Sin embargo, en muchos centros de obstetricia se restringe la ingesta oral, en respuesta al trabajo de Mendelson realizado en los años cuarenta. Mendelson informó que durante la anestesia general, hay un aumento del riesgo de que el contenido estomacal ingrese a los pulmones. La naturaleza ácida del líquido estomacal y la presencia de partículas de alimentos son particularmente peligrosas, y pueden provocar enfermedad pulmonar grave o la muerte. Desde los años cuarenta, la anestesia obstétrica ha cambiado considerablemente, con técnicas de anestesia general mejoradas y un mayor uso de la anestesia regional. Estos adelantos, junto con los informes de mujeres que consideraron las restricciones desagradables, han promovido la realización de investigaciones sobre estas restricciones. Además, el equilibrio nutricional deficiente se puede asociar con un trabajo de parto más prolongado y más doloroso, y el ayuno no garantiza un estómago vacío ni menos acidez. Esta revisión analizó cualquier restricción de líquidos y alimentos en el trabajo de parto, en comparación con la posibilidad de ingerir líquidos y alimentos. La revisión identificó cinco estudios con 3130 mujeres. La mayoría de los estudios analizaron alimentos específicos recomendados, aunque en un estudio se les permitió a las mujeres elegir los líquidos y los alimentos. La revisión no identificó efectos beneficiosos ni daños asociados con la restricción de alimentos y líquidos durante el trabajo de parto en las mujeres con bajo riesgo de necesitar anestesia. No se identificaron estudios de mujeres con un aumento del riesgo de necesitar anestesia. Ninguno de los estudios analizó las opiniones de las mujeres en cuanto a la restricción de líquidos y alimentos durante el trabajo de parto. Por lo tanto, a partir de estos hallazgos, las mujeres deben tener la libertad de ingerir o no a voluntad líquidos y alimentos durante el trabajo de parto.
Como la evidencia no muestra efectos beneficiosos ni daños, no hay justificación para la restricción de líquidos y alimentos durante el trabajo de parto para las mujeres con bajo riesgo de complicaciones. Ningún estudio evaluó específicamente las mujeres con un aumento del riesgo de complicaciones; por lo tanto, no hay evidencia para apoyar las restricciones en este grupo de mujeres. Debido a la evidencia contradictorias sobre las soluciones a base de hidratos de carbono, se requieren estudios adicionales y es fundamental que los estudios futuros evalúen las opiniones de las mujeres.
La restricción de líquidos y alimentos durante el trabajo de parto es una intervención habitual en muchos centros de obstetricia; sin embargo, a algunas mujeres se les permite únicamente beber pequeños sorbos de agua o chupar trozos de hielo. La restricción de la ingesta oral puede resultarles desagradable a algunas mujeres y puede influir de forma negativa en su experiencia del trabajo de parto.
Determinar los efectos beneficiosos y los daños de la restricción de líquidos o alimentos por vía oral durante el trabajo de parto.
Se hicieron búsquedas en el registro de ensayos del Grupo Cochrane de Embarazo y Parto (Cochrane Pregnancy and Childbirth Group) (30 de junio 2013) y en las listas de referencias de los estudios recuperados.
Ensayos controlados aleatorizados (ECA) y cuasialeatorizados de restricción de líquidos y alimentos para las mujeres en trabajo de parto, en comparación con la libertad de ingerir líquidos y alimentos.
Dos autores de la revisión de forma independiente evaluaron los estudios para la inclusión, evaluaron el riesgo de sesgo y realizaron la extracción de los datos.
Se identificaron 19 estudios, de los cuales se incluyeron cinco en los que participaron 3130 mujeres. Se excluyeron ocho estudios, uno está en espera clasificación y cinco son estudios en curso. Todos los estudios evaluaron mujeres en trabajo de parto activo y con un posible bajo riesgo de necesitar anestesia general. Un estudio analizó la restricción completa versus la libertad de las mujeres de comer y beber a voluntad; dos estudios analizaron el agua solamente versus la administración de líquidos y alimentos específicos a las mujeres, y dos estudios analizaron el agua solamente versus la administración de bebidas con carbohidratos a las mujeres.
Cuando se comparó cualquier restricción de líquidos y alimentos versus la administración de algún tipo de nutrientes durante el trabajo de parto, el metanálisis se basó fundamentalmente en un estudio que se realizó en un ámbito estrictamente médico. No se identificaron diferencias estadísticamente significativas en: cesárea (riesgo relativo [RR] promedio 0,89; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,63 a 1,25; cinco estudios, 3103 mujeres), partos vaginales quirúrgicos (RR promedio 0,98, IC del 95%: 0,88 a 1,10; cinco estudios, 3103 mujeres) y puntuaciones de Apgar inferiores a siete a los cinco minutos (RR promedio 1,43; IC del 95%: 0,77 a 2,68; cuatro estudios, 2902 lactantes), ni en las otras medidas de resultado evaluadas. No se evaluaron las opiniones de las mujeres. Los datos agrupados no fueron suficientes para evaluar la incidencia del síndrome de Mendelson, un resultado muy poco frecuente. Otras comparaciones mostraron hallazgos similares, excepto un estudio que informó un aumento significativo de las cesáreas en las mujeres que ingirieron bebidas a base de hidratos de carbono durante el trabajo de parto en comparación con agua solamente, pero estos resultados se deben interpretar con precaución porque el tamaño de la muestra fue pequeño.
La traducción y edición de las revisiones Cochrane han sido realizadas bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad del Gobierno español. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con Infoglobal Suport, cochrane@infoglobal-suport.com.