La violencia de pareja y el noviazgo violento es un problema significativo en los adolescentes y los adultos jóvenes. La violencia de pareja incluye una variedad de comportamientos violentos, desde el abuso verbal a la agresión física y sexual y desde amenazas hasta la violación y el homicidio. Actualmente, hay muchos programas en las escuelas y las universidades y dentro de los contextos comunitarios que procuran prevenir la violencia de pareja. Es importante establecer si dichos programas funcionan y si dan lugar a reducciones a largo plazo en la violencia de pareja. Esta revisión analizó los resultados de 38 estudios. Los resultados no mostraron pruebas convincentes de que los programas redujeran la violencia de pareja, o de que mejoraran las actitudes, los comportamientos y las aptitudes de los participantes en relación con la violencia de pareja. Los resultados indicaron que el conocimiento de los participantes acerca de las relaciones mejoró levemente después de los programas. Estos resultados deben interpretarse con cuidado, debido a que los estudios individuales difirieron en los tipos de participantes y las intervenciones que utilizaron y las formas en las que se midieron los cambios. Ninguno de los estudios consideró el efecto de los programas sobre la salud física y mental. Se necesitan estudios adicionales, que hagan un seguimiento de los participantes durante un período más prolongado y que consideren la relación entre las actitudes, el conocimiento, el comportamiento, las aptitudes y el número de veces que ocurre la violencia de pareja para ayudar a comprender mejor la función de estos programas.
Los estudios incluidos en esta revisión no mostraron pruebas de la efectividad de las intervenciones en cuanto a los episodios de violencia de pareja o las actitudes, los comportamientos y las aptitudes relacionadas con la violencia de pareja. Se encontró un aumento pequeño del conocimiento, aunque hubo pruebas de una heterogeneidad considerable entre los estudios. Se necesitan estudios adicionales con seguimiento a más largo plazo, y los revisores deben usar instrumentos de medición estandarizados y validados para maximizar la comparabilidad de los resultados.
Las intervenciones educativas y basadas en aptitudes a menudo se utilizan para la prevención de la violencia de pareja y el noviazgo violento entre los jóvenes.
Evaluar la eficacia de las intervenciones educativas y basadas en aptitudes diseñadas para prevenir la violencia de pareja y el noviazgo violento en adolescentes y adultos jóvenes.
Se hicieron búsquedas en el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials) (CENTRAL), MEDLINE, EMBASE, CINAHL, PsycINFO, en otras seis bases de datos y en un registro de ensayos el 7 de mayo 2012. Se hicieron búsquedas manuales en las listas de referencias de artículos clave y en dos revistas (Journal of Interpersonal Violence y Child Abuse and Neglect). También se estableció contacto con investigadores de este tema.
Estudios aleatorios, aleatorios por grupos y cuasialeatorios que compararan una intervención educativa o basada en aptitudes para prevenir la violencia de pareja y el noviazgo violento en adolescentes y adultos jóvenes con un control.
Dos autores de la revisión evaluaron de forma independiente la elegibilidad de los estudios y el riesgo de sesgo. Para cada estudio incluido en el metanálisis, los datos fueron extraídos de forma independiente por GF y otro revisor (CH, JN, SH o DS). Se realizaron metanálisis para los siguientes resultados: episodios de violencia de pareja, comportamientos, actitudes, conocimiento y aptitudes.
Se incluyeron 38 estudios (15 903 participantes) en esta revisión, de los cuales 18 eran ensayos aleatorios por grupos (11 995 participantes) y dos eran ensayos cuasialeatorios (399 participantes). Se incluyeron 33 estudios en los metanálisis. Se incluyeron ocho estudios (3405 participantes) en el metanálisis que evaluó los episodios de violencia de pareja. Hubo una heterogeneidad considerable (I2= 57%) para este resultado. El cociente de riesgos fue 0,77 (intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,53 a 1,13). Se incluyeron 22 estudios (5256 participantes) en el metanálisis que evaluó las actitudes hacia la violencia de pareja. La diferencia de medias estandarizada (DME) fue -0,06; (IC del 95%: -0,01 a 0,15). Se incluyeron cuatro estudios (887 participantes) en el metanálisis que evaluó el comportamiento relacionado con la violencia de pareja; la DME fue -0,07 (IC del 95%: -0,31 a 0,16). Se incluyeron diez estudios (6206 participantes) en el metanálisis que evaluó el conocimiento relacionado con la violencia de pareja; los resultados mostraron un aumento del conocimiento a favor de la intervención (DME 0,44; IC del 95%: 0,28 a 0,60), aunque hubo una heterogeneidad considerable (I2= 52%). Se incluyeron siete estudios (1369 participantes) en el metanálisis que evaluó las aptitudes relacionadas con la violencia de pareja. La DME fue 0,03 (IC del 95%: -0,11 a 0,17). Ninguno de los estudios incluidos evaluó la salud física, la salud psicosocial ni los resultados adversos. Los análisis de subgrupos no demostraron diferencias estadísticamente significativas por contexto de intervención o tipo de participantes. La calidad de las pruebas para todos los resultados incluidos en el metanálisis fue moderada debido al riesgo incierto de sesgo de selección y de detección y al riesgo alto de sesgo de realización en la mayoría de los estudios.