Este resumen de una revisión Cochrane presenta conocimientos sobre el efecto del ejercicio en los problemas de movimiento del hombro y del brazo después de la cirugía de cáncer de mama.
Trastornos funcionales del miembro superior después de la cirugía de cáncer de mama:
El empleo de ejercicios de AM, elongación y fortalecimiento del miembro superior después de la cirugía de cáncer de mama mejoró la recuperación del movimiento del hombro. Sin embargo, hay diferentes criterios sobre qué tipo de ejercicio es mejor y cuándo se debe comenzar con los ejercicios después de la cirugía. Además, no se sabe si el ejercicio es útil en el tratamiento de los problemas del miembro superior que persisten después de la cirugía, y hay cierta preocupación acerca de si el ejercicio del miembro superior aumenta el riesgo de linfedema en el brazo. En esta revisión, 24 estudios evaluaron el beneficio del ejercicio en los trastornos funcionales del miembro superior. Diez estudios evaluaron si fue mejor comenzar el ejercicio inmediatamente después de la cirugía o atrasar el mismo por cerca de una semana. Seis estudios evaluaron los programas de ejercicios estructurados en comparación con la atención habitual (folleto con ejercicios o ningún ejercicio) después de la cirugía. Tres estudios evaluaron las intervenciones con ejercicios realizadas durante el tratamiento del cáncer y cinco evaluaron las realizadas después de dicho tratamiento.
Mejor cálculo del efecto del ejercicio del miembro superior en mujeres con cáncer de mama:
1) Esta revisión halló que el ejercicio del miembro superior (p.ej. AM del hombro y elongación) es útil al recuperar el movimiento del miembro superior después de la cirugía de cáncer de mama. Comenzar el ejercicio inmediatamente después de la cirugía (día 1 a día 3) puede resultar en un mejor movimiento del hombro a corto plazo; sin embargo, también puede dar lugar a mayor drenaje de la herida y necesitar por más tiempo los drenajes que si el ejercicio es retrasado por cerca de una semana.
2) Esta revisión mostró que los programas de ejercicios más estructurados, como la fisioterapia, realizados durante las primeras semanas después de la cirugía son beneficiosos para recuperar el movimiento y el uso del hombro y el brazo en las actividades diarias tales como llegar con el brazo por encima de la cabeza.
3) Esta revisión no encontró pruebas acerca de si el ejercicio del miembro superior, ya sea realizado después de la cirugía, o durante/después de otros tratamientos del cáncer, dio lugar a más pacientes con linfedema del brazo.
El ejercicio puede dar lugar a una mejoría importante clínicamente significativa en la AM del hombro en las mujeres con cáncer de mama. Se debe considerar la implementación temprana de ejercicios en el período posoperatorio, aunque este abordaje necesita sopesarse cuidadosamente con la posibilidad de aumentos del volumen del drenaje de la herida y de la duración. Se necesitan estudios de investigación de alta calidad que evalúen detenidamente los factores de prescripción del ejercicio (p.ej. intensidad), y que aborden los trastornos funcionales persistentes del miembro superior.
Los trastornos funcionales del miembro superior constituyen un efecto secundario comúnmente informado del tratamiento del cáncer de mama, y pueden incluir reducción de la amplitud de movimiento del hombro (rango de movimiento de una articulación) (AM) y de la fuerza, dolor y linfedema.
Examinar ensayos controlados aleatorios (ECA) que evalúen la efectividad de las intervenciones con ejercicios para prevenir, reducir o mejorar los trastornos funcionales del miembro superior después de la cirugía de cáncer de mama.
Se hicieron búsquedas en el Registro Especializado del Grupo Cochane de Cáncer de Mama (Cochrane Breast Cancer Group), MEDLINE, EMBASE, CINAHL y en LILACS (hasta agosto 2008); se contactó con expertos, se hicieron búsquedas manuales en las listas de referencias, actas de congresos, guías de práctica clínica y en otras fuentes de literatura no publicada.
ECA que evalúen la efectividad y la seguridad de los ejercicios para los trastornos funcionales del miembro superior.
Dos revisores, de forma independiente, realizaron la extracción de datos. Se estableció contacto con los investigadores para obtener datos que faltaban.
Se incluyeron 24 estudios con 2132 participantes. Diez de los 24 fueron considerados de adecuada calidad metodológica.
Diez estudios evaluaron el efecto de la implementación temprana versus tardía de los ejercicios después de la cirugía. La implementación temprana del ejercicio fue más efectiva que la tardía en la recuperación de la amplitud de movimiento del hombro a corto plazo (diferencia de medias ponderada [DMP]: 10,6 grados; intervalo de confianza [IC] del 95%: 4,51 a 16,6); sin embargo, el ejercicio temprano también dio lugar a un aumento estadísticamente significativo del volumen del drenaje de la herida (diferencia de medias estandarizada [DME] 0,31; IC del 95%: 0,13 a 0,49) y de la duración (DMP: 1,15 días; IC del 95%: 0,65 a 1,65).
Catorce estudios evaluaron el efecto del ejercicio estructurado en comparación con la atención habitual/comparación. Seis de estos estudios se realizaron después de la cirugía, tres durante el tratamiento adyuvante y cinco después del tratamiento del cáncer. Los programas de ejercicios estructurados en el período posoperatorio mejoraron significativamente la AM de flexión del hombro a corto plazo (DMP: 12,92 grados; IC del 95%: 0,69 a 25,16). El tratamiento de fisioterapia produjo beneficios adicionales para las funciones del hombro después de la cirugía (DME: 0.77; IC del 95%: 0,33 a 1,21) y a los seis meses de seguimiento (DME: 0.75; IC del 95%: 0,32 a 1,19). No hubo pruebas de un mayor riesgo de linfedema a partir del ejercicio en ningún punto temporal.
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