Antecedentes
Cuando los pacientes son sometidos a cirugía abdominal, el sistema digestivo puede dejar de funcionar durante unos pocos días. Este trastorno se llama íleo y puede ser doloroso e incómodo. Hay diferentes causas del íleo y varias formas de tratarlo o prevenirlo. Una forma posible de prevenir el íleo es el chicle. La idea es que la goma de mascar engañe al cuerpo, haciéndole creer que está comiendo y provocando que el sistema digestivo empiece a trabajar de nuevo. Es importante realizar esta revisión porque el íleo es frecuente: se estima que hasta un tercio de los pacientes que se someten a una cirugía intestinal sufren de íleo.
Principales hallazgos
Esta revisión encontró 81 estudios relevantes que reclutaron a más de 9000 participantes en total. Los estudios se centraron principalmente en los pacientes sometidos a cirugía intestinal o a cesárea, aunque hubo algunos estudios de otros tipos de cirugía. Hubo pocos estudios en niños. La mayoría de los estudios eran de calidad deficiente, lo que puede significar que sus resultados son menos fiables. Se encontró alguna evidencia de que los pacientes que mascaron chicle después de una cirugía pudieron tragar aire y tener evacuaciones intestinales antes que los pacientes que no utilizaron chicle. También se encontró alguna evidencia de que los pacientes que mascaron chicle después de una cirugía presentaron ruidos intestinales (sonidos de gorgoteo que se oyen mediante un estetoscopio apoyado en el abdomen) un poco antes que los pacientes que no mascaron chicle. Hubo una diferencia pequeña en el tiempo de permanencia de los pacientes en el hospital entre los que utilizaron chicle o no. No hubo diferencias en las complicaciones (como infección o muerte) entre los pacientes que mascaron chicle y los que no. Tampoco hubo diferencias en el coste general del tratamiento entre los pacientes que utilizaron chicle o no.
Conclusiones
Hay alguna evidencia de que el chicle después de la cirugía puede ayudar en la recuperación del sistema digestivo. Sin embargo, los estudios incluidos en esta revisión son generalmente de calidad deficiente, lo que significa que sus resultados pueden no ser confiables. También se sabe que hay muchos factores que afectan el íleo y que los planes de tratamiento modernos intentan reducir el riesgo de íleo. Por lo tanto, para explorar aún más el uso de chicle después de la cirugía se necesitarían estudios adicionales más grandes y de mejor calidad que incluyan diferentes tipos de cirugía y que consideren los cambios recientes en los sistemas de atención sanitaria.
Esta revisión identificó alguna evidencia sobre el efecto beneficioso del chicle posoperatorio en cuanto a la mejoría de la recuperación de la función GI. Sin embargo, la investigación hasta la fecha se ha centrado principalmente en la cesárea y la CCR, y consistió en gran parte de ensayos pequeños y de calidad deficiente. Muchos componentes del programa de ERAS también se dirigieron al íleo, por lo que el efecto beneficioso del chicle junto con ERAS puede ser reducido, según lo observado en esta revisión. Por lo tanto, se necesitarían ECA más grandes y de mejor calidad en un contexto de ERAS en disciplinas quirúrgicas más amplias para mejorar la base de evidencia sobre el uso de chicle después de la cirugía.
El íleo ocurre habitualmente después de la cirugía abdominal y se asocia con complicaciones y una mayor duración de la estancia hospitalaria (DEH). Se considera que la aparición del íleo es multifactorial y se han investigado diversos métodos preventivos. Se ha formulado la hipótesis de que el chicle reduce el íleo posoperatorio al estimular la recuperación temprana de la función gastrointestinal (GI) a través de la estimulación cefalovagal. No existe una revisión exhaustiva de esta intervención en la cirugía abdominal.
Examinar si el chicle después de la cirugía acelera el retorno de la función gastrointestinal.
Se hicieron búsquedas en el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials) (CENTRAL), MEDLINE (vía Ovid), MEDLINE (vía PubMed), EMBASE (vía Ovid), CINAHL (vía EBSCO) y en ISI Web of Science (junio 2014). Se realizaron búsquedas manuales en las listas de referencias de los estudios identificados, las revisiones anteriores y las revisiones sistemáticas y se estableció contacto con las empresas fabricantes de chicle para solicitar información sobre cualquier estudio que utilizara sus productos. Se identificaron estudios propuestos y en curso en clinicaltrials.gov, World Health Organization (WHO) International Clinical Trials Registry Platform y en metaRegister of Controlled Trials.
Se incluyeron los ensayos controlados aleatorizados (ECA) completados que utilizaron chicle posoperatorio como una intervención en comparación con un grupo control.
Dos autores de la revisión recopilaron datos de forma independiente y evaluaron la calidad de los estudios mediante una herramienta adaptada Cochrane de riesgo de sesgo (RDS), y los desacuerdos se resolvieron mediante discusión. La calidad general de la evidencia de cada resultado se evaluó mediante Grades of Recommendation, Assessment, Development and Evaluation (GRADE). Los estudios se dividieron en subgrupos: cirugía colorrectal (CCR), cesárea (C) y otra cirugía (OC). El efecto del chicle sobre el tiempo hasta la primera flatulencia (TPF), el tiempo hasta la evacuación intestinal (TEI), la DEH y el tiempo hasta los ruidos intestinales (TRI) se evaluaron mediante metanálisis con el modelo de efectos aleatorios. Se investigó la influencia de la calidad de los estudios, las estimaciones metodológicas de los revisores y el uso de programas de Enhanced Recovery After Surgery (ERAS) mediante análisis de sensibilidad. Se utilizó la metarregresión para explorar si el sitio quirúrgico o las puntuaciones del riesgo de sesgo predijeron el grado de estimación del efecto de la intervención sobre los resultados continuos. Se informó la frecuencia de las complicaciones y se describió la tolerabilidad del chicle y el coste.
Se identificaron 81 estudios con 9072 participantes para su inclusión en la revisión. Muchos estudios se categorizaron con riesgo alto o incierto de los sesgos evaluados. Hubo evidencia estadística de que el uso de chicle redujo el TPF (reducción general de 10,4 horas [IC del 95%: -11,9, -8,9): 12,5 horas (IC 95%: -17,2, -7,8) en CCR, 7,9 horas (IC 95%: -10,0, -5,8) en C, 10,6 horas (IC 95%: -12,7, -8,5) en OC]. También hubo evidencia estadística de que el uso de chicle redujo el TEI (reducción general de 12,7 horas [IC del 95%: -14,5, -10,9): 18,1 horas (IC 95%: -25,3, -10,9) en CCR, 9,1 horas (IC 95%: -11,4, -6,7) en C, 12,3 horas (IC 95%: -14,9, -9,7) en OC]. Hubo evidencia estadística de que el uso de chicle redujo levemente la DEH (reducción general de 0,7 días [IC del 95%: -0,8, -0,5): 1,0 días en la CCR (IC del 95%: -1,6; -0,4), 0,2 días (IC del 95%: -0,3; -0,1) en la C, 0,8 días (IC del 95%: -1,1; -0,5) en OC]. Hubo evidencia estadística de que el uso de chicle redujo levemente el TRI (reducción general de 5,0 horas [IC del 95%: -6,4, -3,7): 3,21 horas (IC 95%: -7,0, 0,6) en CCR, 4,4 horas (IC 95%: -5,9, -2,8) en C, 6,3 horas (IC 95%: -8,7, -3,8) en OC]. Los mayores tamaños del efecto se observaron en la CCR y los más pequeños en la cesárea. Hubo evidencia estadística de heterogeneidad en todos los análisis diferentes del TRI en la CCR.
Hubo poca diferencia en la mortalidad, el riesgo de infecciones y la tasa de reingreso entre los grupos. Algunos estudios informaron una reducción en las náuseas, los vómitos y otras complicaciones en el grupo de intervención. El chicle fue generalmente bien tolerado por los participantes. Hubo poca diferencia en el coste entre los grupos en los dos estudios que informaron este resultado.
Los análisis de sensibilidad según la calidad de los estudios y la solidez de las estimaciones de la revisión no mostraron diferencias clínicamente importantes en las estimaciones del efecto. Los análisis de sensibilidad de los estudios de ERAS mostraron un tamaño del efecto más pequeño sobre el TPF, un tamaño del efecto más grande sobre el TEI y ninguna diferencia entre los grupos en la DEH.
Los análisis de metarregresión indicaron que el sitio quirúrgico se asocia con el grado del tamaño del efecto sobre la DEH (todos los subgrupos quirúrgicos), y el TPF y el TEI (subgrupos de cesárea y de CCR solamente). No hubo evidencia de que la puntuación del riesgo de sesgo predijera el grado del tamaño del efecto en cualquier resultado. Ninguna variable explicó la heterogeneidad identificada entre los estudios.
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