Los pacientes que tuvieron un accidente cerebrovascular o un ataque isquémico transitorio (AIT) presentan riesgo de tener accidentes cerebrovasculares adicionales o ataques cardíacos, u otros problemas circulatorios graves. Los betabloqueantes son los fármacos que reducen la frecuencia cardíaca y la presión arterial y tienen otros efectos que quizá también reduzcan los riesgos de accidente cerebrovascular y ataque cardíaco. En la búsqueda de estudios hasta mayo de 2014, se encontraron dos ensayos de alta calidad con 2193 participantes que probaron los betabloqueantes después de un accidente cerebrovascular en pacientes con un accidente cerebrovascular o AIT reciente. No se encontró evidencia clara que indique que los betabloqueantes reducen el riesgo de accidente cerebrovascular, de ataque cardíaco o de mortalidad por vasculopatía. Los participantes que recibieron betabloqueantes en lugar de placebo mostraron significativamente más efectos adversos. Se necesitan más estudios con muestras más grandes.
Hasta la fecha, la evidencia disponible no apoya el uso habitual de los betabloqueantes para la prevención secundaria después del accidente cerebrovascular o AIT. Se necesitan más estudios con muestras más grandes.
Los accidentes cerebrovasculares afectan a 15 millones de personas al año en todo el mundo. A pesar de los recientes avances en el tratamiento de los accidentes cerebrovasculares agudos, la prevención sigue siendo muy importante. El accidente cerebrovascular tiene una alta tasa de recurrencia; por lo tanto, la prevención secundaria también es importante. Se han propuesto muchos enfoques clínicos para controlar los factores de riesgo. Uno de estos enfoques es la prescripción de los betabloqueantes que tienen efectos más allá de la disminución de la presión arterial, y pueden reducir la recurrencia del accidente cerebrovascular.
Evaluar la eficacia de los betabloqueantes para prevenir la recurrencia del accidente cerebrovascular y para reducir la mortalidad y los eventos vasculares graves en los pacientes con un accidente cerebrovascular anterior o ataque isquémico transitorio (AIT) y para determinar la seguridad, en particular, con respecto al desarrollo de la diabetes mellitus.
Se realizaron búsquedas en el Registro de Ensayos del Grupo Cochrane de Accidentes Cerebrales Vasculares (Cochrane Stroke Group) (mayo de 2014), en el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials, CENTRAL) y en la Base de Datos Cochrane de Revisiones Sistemáticas (Cochrane Database of Systematic Reviews, CDSR) (The Cochrane Library 2014, número 5), la Database of Abstracts of Reviews of Effects (DARE) (mayo de 2014), MEDLINE (1966 a mayo de 2014), EMBASE (1980 a mayo de 2014) y en la Latin American and Caribbean Health Sciences Literature (LILACS) (1982 a mayo de 2014). También se realizaron búsquedas en los registros de ensayos en curso y en las listas de referencias.
Ensayos controlados aleatorizados (ECA) que incluyeron participantes con un accidente cerebrovascular o AIT previo debido a una trombosis arterial o una embolia. La intervención fue cualquier betabloqueante versus control, o betabloqueante más otro tratamiento versus otro tratamiento.
Dos autores de la revisión revisaron de forma independiente los ensayos identificados, evaluaron la calidad y extrajeron los datos.
Se incluyeron dos ECA con 2193 participantes en la revisión. Ambos estudios asignaron al azar a los participantes a un betabloqueante (atenolol 5 mg) o a un placebo y fueron de alta calidad metodológica. No se observaron diferencias estadísticas entre los grupos en cuanto al riesgo de accidente cerebrovascular fatal y no fatal (riesgos relativos (RR) 0,94; intervalo de confianza (IC) del 95%: 0,76 a 1,18). Para otros resultados analizados (eventos vasculares importantes, muerte por todas las causas, muerte por causas cardiovasculares), no se observaron diferencias significativas entre los grupos. Hubo reducciones menores de la presión sanguínea en el grupo de intervención. Ninguno de los estudios incluidos informó de la aparición de la diabetes entre sus resultados ni evaluó la calidad de vida. Los eventos adversos fueron significativamente más frecuentes en los participantes que tomaron atenolol que en los que recibieron placebo, y fueron la razón más común que se dio para interrumpir el tratamiento (RR 1,85; IC del 95%: 1,45 a 2,35).
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