Antecedentes
La pérdida (incontinencia) urinaria posterior a la extracción de la próstata (prostatectomía) debido a una enfermedad benigna o maligna es un resultado bien conocido y muchas veces temido. Aunque una pequeña cantidad de incontinencia tal vez no represente un problema, niveles mayores de incontinencia podrían tener un impacto mayor en la calidad de vida de los pacientes. Entre los seis y 12 meses posteriores a la cirugía de próstata puede haber una mejoría en la continencia urinaria, pero a los pacientes con incontinencia persistente a pesar del tratamiento conservador, como los ejercicios del suelo pelviano, se les suele ofrecer la cirugía como opción para tratar este trastorno molesto.
Características de los estudios
Se buscaron en las bases de datos científicas ensayos que hubieran considerado la eficacia de los tratamientos quirúrgicos de la incontinencia urinaria después de la cirugía de la próstata en hombres. Los ensayos tenían que comparar el tratamiento quirúrgico versus ningún tratamiento, tratamiento no quirúrgico u otro tratamiento quirúrgico. La evidencia está actualizada hasta abril de 2014.
Resultados clave y calidad de la evidencia
Existen cinco tipos de cirugía y, a pesar de que algunos de ellos se han utilizado desde los años noventa, sólo se encontró un estudio que cumplió los criterios de inclusión. Hubo evidencia de calidad muy baja de que el implante de un esfínter urinario artificial (un dispositivo fabricado para evitar que la orina se escape) podría ser más eficaz que el tratamiento inyectable, pero con más efectos adversos y costes más elevados. No hubo evidencia acerca de los otros tipos de cirugía.
La evidencia actualmente disponible es limitada ya que sólo se identificó un ensayo clínico aleatorizado pequeño. Si bien el resultado es favorable para el implante del EUA en el grupo con incontinencia grave, este resultado se debe considerar con cautela debido al tamaño pequeño de la muestra y a la incertidumbre acerca de la calidad metodológica del estudio encontrado.
La incontinencia posterior a la prostatectomía por enfermedad benigna o maligna es un resultado reconocido y muchas veces temido. Si bien la presencia de niveles leves de incontinencia incidental puede pasar prácticamente desapercibida, cuando éstos son más graves pueden tener un impacto mayor en la calidad de vida de los hombres.
En teoría, la incontinencia posterior a la prostatectomía puede ser originada por el mal funcionamiento del esfínter o la disfunción de la vejiga, o ambos. La mayoría de los pacientes con incontinencia posterior a la prostatectomía (60% al 100%) presentan incontinencia urinaria de esfuerzo, que es la pérdida urinaria involuntaria durante un esfuerzo o ejercicio, o por estornudar o toser. Esta situación se puede deber a un trastorno intrínseco del esfínter y se puede tratar con cirugía para un control óptimo de la incontinencia. La disfunción del detrusor es más común después de la cirugía para la enfermedad prostática benigna.
Determinar los efectos del tratamiento quirúrgico para la incontinencia urinaria relacionada con un supuesto trastorno del esfínter posterior a la cirugía de próstata en:
- hombres con síntomas urinarios bajos secundarios a hiperplasia prostática benigna (resección transuretral de la próstata, fotovaporización de la próstata, enucleación con láser de la próstata o prostatectomía abierta) y
- hombres con cáncer de próstata (prostatectomía radical [retropúbica, perineal, laparoscópica o robotizada]).
Se realizaron búsquedas en el Registro Especializado del Grupo Cochrane de Incontinencia (Cochrane Incontinence Group), que contiene ensayos identificados en el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials, CENTRAL), MEDLINE, MEDLINE in process, ClinicalTrials.gov, y búsquedas manuales en revistas y actas de congresos (búsqueda del 31 de marzo de 2014); MEDLINE (enero de 1966 a abril de 2014); EMBASE (enero de 1988 a abril de 2014); y LILACS (enero de 1982 a abril de 2014). Se realizaron búsquedas manuales en listas de referencias de artículos relevantes y actas de congresos. Se estableció contacto con investigadores para localizar estudios adicionales.
Ensayos controlados aleatorizados o cuasialeatorizados que incluyeron tratamientos quirúrgicos para la incontinencia urinaria posterior a la cirugía de próstata.
Dos autores, de forma independiente, examinaron los ensayos identificados, evaluaron la calidad de los artículos y extrajeron los datos.
Sólo un estudio con 45 participantes cumplió los criterios de inclusión. Los pacientes se dividieron en dos subgrupos (incontinencia mínima o total) y cada grupo se asignó al azar a recibir un implante de esfínter uretral artificial (EUA) o la inyección de Macroplastique. El seguimiento varió desde seis a 120 meses. En el ensayo en general, los pacientes tratados con EUA tuvieron más probabilidades de estar secos (18/20, 82%) que los tratados con la inyección (11/23, 46%) (odds ratio [OR] 5,67; IC del 95%: 1,28 a 25,10). Sin embargo, este efecto sólo fue estadísticamente significativo en los pacientes con incontinencia más grave ('total') (OR 8,89; IC del 95%: 1,40 a 56,57) y los intervalos de confianza fueron amplios. Hubo complicaciones más graves en el grupo sometido a EUA y los costes fueron mayores. El implante del AUS se complicó en 5/22 (23%) hombres: el implante tuvo que ser retirado en un hombre debido a una infección y en un hombre debido a la erosión de la abrazadera, en un hombre la bomba se cambió debido a un fallo mecánico, en un hombre hubo migración a la región intraperitoneal y un hombre presentó erosión escrotal. En el grupo del inyectable, 3/23 (13%) hombres tuvieron una complicación: un hombre tratado con la inyección de Macroplastique tuvo que ser cateterizado debido a retención urinaria y dos hombres desarrollaron infecciones urinarias.
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