La presión arterial, la frecuencia del pulso, la temperatura corporal, la respiración y el ritmo cardíaco son variables fisiológicas importantes que deben examinarse con frecuencia en pacientes con accidente cerebrovascular agudo. Dicha monitorización puede realizarse de diferentes formas, en particular, en unidades de atención de accidentes cerebrovasculares bien organizadas. La monitorización continua se proporciona mediante un equipo automático conectado al paciente y es supervisada por las enfermeras, mientras que la monitorización intermitente es realizada por enfermeras con equipos manuales y portátiles. Se realizaron búsquedas de todos los ensayos que comparaban la monitorización continua con la monitorización intermitente en pacientes con accidente cerebrovascular agudo. Se identificaron tres estudios en los que se incluyó un total de 354 participantes. La atención con monitorización continua brindada en unidades de atención de accidentes cerebrovasculares se asoció con una reducción significativa de las probabilidades de muerte o discapacidad después del accidente cerebrovascular. Lamentablemente, estas pruebas no son enteramente fiables debido al número pequeño de participantes, las diferencias en las definiciones de resultados anormales y los métodos menos fiables utilizados en el ensayo más amplio. Se necesita investigación adicional para responder muchas preguntas restantes, como cuándo comenzar la monitorización continua, cuándo interrumpirla, qué pacientes deben recibir prioridad y qué tratamientos son más apropiados después de la identificación de las anomalías en las variables fisiológicas.
La monitorización continua de las variables fisiológicas durante los dos a tres primeros días puede mejorar los resultados y prevenir las complicaciones. La atención a los cambios en las variables fisiológicas es una característica principal de una unidad de atención de accidentes cerebrovasculares y es muy probable que la monitorización continua pueda ayudar sin complicaciones relacionadas con la inmovilidad o con los tratamientos desencadenados por el alivio de las variables fisiológicas anormales. Se necesitan estudios bien diseñados y de alta calidad debido a que aún quedan muchas preguntas sin respuesta que merecen investigación adicional. Las mismas incluyen cuándo comenzar la monitorización continua, cuándo interrumpirla, qué pacientes deben recibir prioridad y qué tratamientos son más apropiados después de la identificación de las anomalías en las variables fisiológicas.
Aún no existen explicaciones precisas sobre la efectividad de las unidades de atención de accidentes cerebrovasculares en comparación con las salas generales para reducir la mortalidad, la institucionalización y la dependencia de los pacientes con accidente cerebrovascular, y todavía se debate sobre el modelo más efectivo de unidad de atención de accidentes cerebrovasculares. La intensidad de la monitorización mecánica no invasiva en muchos países occidentales es uno de los temas principales con respecto a los diferentes modelos. Este hecho se debe al fuerte impacto sobre la organización de la unidad de atención de accidentes cerebrovasculares en cuanto a la cantidad de personal, su experiencia, la infraestructura y los costos.
Evaluar si la monitorización intensiva continua en comparación con la monitorización intermitente de las variables fisiológicas en pacientes con accidente cerebrovascular agudo puede cambiar el pronóstico en cuanto a la mortalidad o la discapacidad.
Se hicieron búsquedas en el registro especializado de ensayos controlados del Grupo Cochrane de Accidentes Cerebrovasculares (Cochrane Stroke Group) (noviembre 2012), en el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials, CENTRAL) (Cochrane Library número 8, 2011), MEDLINE (1966 hasta noviembre de 2012), EMBASE (1980 hasta noviembre de 2012), CINAHL (1982 hasta noviembre de 2012) y en el British Nursing Index (1985 hasta noviembre de 2012). Con la finalidad de identificar los ensayos adicionales publicados, no publicados y en curso, se realizaron búsquedas en los registros de ensayos (noviembre de 2012) y en las listas de referencias, se realizaron búsquedas manuales en las actas de congresos y se estableció contacto con los autores de los ensayos.
Se incluyeron todos los ensayos controlados aleatorios, aleatorios por grupos y cuasialeatorios que comparaban la monitorización continua con la monitorización intermitente en pacientes en el plazo de los tres días desde el inicio del accidente cerebrovascular. Se excluyeron los estudios que presentaban factores de confusión debido a la prestación de atención médica en diferentes contextos (es decir, estudios en los que la ubicación de la intervención no era en la misma sala en los dos brazos del ensayo).
Tres autores de la revisión seleccionaron de forma independiente los estudios para su inclusión, evaluaron la calidad metodológica y extrajeron los datos. Se realizaron búsquedas de los datos originales de los investigadores en dos ensayos y se verificaron los criterios de inclusión en otros cuatro ensayos (tres presentados en conferencias y uno a partir del Chinese Clinical Trial Registry). Cuando fue posible, se extrajeron los datos sobre el valor umbral de la anomalía que desencadenó la intervención para una variable fisiológica determinada, la intervención específica administrada para corregir la anomalía y el cumplimiento del tratamiento asignado.
Tres estudios, con un total de 354 participantes, cumlieron los criterios de inclusión para el resultado primario. En comparación con la monitorización intermitente, la monitorización continua redujo significativamente la muerte y la discapacidad a los tres meses o en el momento del alta (odds ratio [OR] 0,27; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,13 a 0,56) y se asoció con una reducción no significativa de las muertes por cualquier causa en el momento del alta (OR 0,72; IC del 95%: 0,28 a 1,85). Estos resultados importantes dependen de un estudio que tiene un alto riesgo de sesgo.
La monitorización continua se asoció con una reducción no significativa de la dependencia (OR 0,79; IC del 95%: 0,30 a 2,06), la muerte por causas vasculares (OR 0,48; IC del 95%: 0,10 a 2,39), las complicaciones neurológicas (OR 0,81; IC del 95%: 0,46 a 1,43), la duración de la estancia hospitalaria (diferencia de medias [DM] -5,24; IC del 95%: -10,51 a 0,03) y la institucionalización (OR 0,83; IC del 95%: 0,04 a 15,72) (resultados secundarios). En cuanto a los dos últimos resultados, se detectó una heterogeneidad consistente entre los ensayos.
Se detectaron complicaciones cardíacas (OR 8,65; IC del 95%: 2,52 a 29,66), fiebre (OR 2,17; IC del 95%: 1,22 a 3,84) e hipotensión (OR 4,32; IC del 95%: 1,68 a 14,38) significativamente más a menudo en los participantes que recibieron monitorización continua (resultados indirectos).
No se detectaron aumentos significativos de los eventos adversos debido a la inmovilidad (neumonía, otras infecciones o trombosis venosa profunda) en los participantes que recibieron monitorización continua en comparación con los asignados a la monitorización intermitente.
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