¿Por qué es importante esta revisión?
El trastorno de pánico es común en la población general y se asocia a menudo con diversos trastornos psiquiátricos. Las azapironas son una clase de fármacos que ocasionalmente se utilizan en el tratamiento del trastorno de pánico, aunque ninguna ha sido aprobada por un organismo regulador para esta finalidad. Se asocian con menos somnolencia, deterioro psicomotor, potenciación por el consumo de alcohol y posibilidad de adicción o abuso. Sin embargo, las azapironas no se utilizan ampliamente para el trastorno de pánico. Las pruebas sobre su eficacia en cuanto al tratamiento del trastorno de pánico son inciertas. Es importante determinar si las azapironas son efectivas y aceptables en el tratamiento del trastorno de pánico.
¿Quién estará interesado en esta revisión?
Los pacientes y los médicos generales.
¿Qué preguntas pretende contestar esta revisión?
Esta revisión tiene como objetivo responder a las siguientes preguntas en relación al trastorno de pánico en adultos:
1. ¿Las azapironas son más efectivas que el placebo?
2. ¿Las azapironas son más aceptables que el placebo?
3. ¿Qué clase de efectos adversos presentan las azapironas en comparación con placebo?
¿Qué estudios se incluyeron en la revisión?
Se realizaron búsquedas en bases de datos electrónicas para encontrar todos los estudios relevantes publicados entre 1950 y enero de 2014. Para incluirlos en la revisión, los estudios debían ser ensayos controlados aleatorios que compararan azapirona con placebo para el trastorno de pánico en adultos. Se incluyeron tres estudios que incluyeron un total de 170 personas en la revisión. Los tres consideraron el mismo tipo de azapirona, un fármaco llamado buspirona. Los revisores consideraron que la calidad de las pruebas fue “baja” a moderada.
¿Qué dicen las pruebas de la revisión?
No hubo suficiente información para resolver si las azapironas son más o menos efectivas que el placebo para causar mejorías apreciables en el trastorno de pánico en general.
Una cantidad pequeña de pruebas de calidad moderada indica que la aceptabilidad de las azapironas para el trastorno de pánico es inferior que para el placebo.
No hubo información suficiente para comparar cualquier diferencia en los efectos adversos causada por las azapironas y el placebo.
¿Qué debe suceder a continuación?
Deben realizarse estudios con tamaños de muestra más grandes y menos riesgos de sesgo. Los estudios deben presentar la forma en que los participantes fueron asignados a cada tratamiento, y si los ensayos fueron patrocinados económicamente por el fabricante del fármaco. Los protocolos de estudio deben registrarse para evitar el informe selectivo de los resultados por parte de los autores.
Los ensayos deben probar otras azapironas aparte de la buspirona para determinar su efectividad.
La remisión o la respuesta deben informarse como el resultado de eficacia y deben considerarse los resultados a más largo plazo para establecer si el efecto es transitorio o duradero.
Los ensayos deben informar mejor sobre cualquier efecto perjudicial experimentado por los participantes durante el ensayo.
No se conoce la eficacia de las azapironas debido a la falta de datos para realizar el metanálisis para el resultado primario y las pruebas de baja calidad para los resultados secundarios de eficacia. Una cantidad pequeña de pruebas de calidad moderada indicó que la aceptabilidad de las azapironas para el trastorno de pánico fue inferior que para el placebo. Sin embargo, en esta revisión sólo se incluyeron ensayos de una azapirona (es decir buspirona); lo anterior, combinado con el tamaño de la muestra pequeño, limita las conclusiones. Si se realiza investigación adicional, deben incluirse estudios con tamaños de la muestra más grandes, con diferentes azapironas y con menos riesgo de sesgo para establecer conclusiones firmes con respecto a las azapironas para el trastorno de pánico.
El trastorno de pánico es común en la población general. A menudo se asocia con otros trastornos psiquiátricos, como dependencia de drogas, depresión grave, trastorno bipolar, fobia social, fobia específica y trastorno de ansiedad generalizado. Las azapironas son una clase de fármacos utilizados como ansiolíticos. Se asocian con menos somnolencia, deterioro psicomotor, potenciación por el consumo de alcohol y posibilidad de adicción o abuso que las benzodiazepinas. Sin embargo, las azapironas no se utilizan ampliamente en el tratamiento del trastorno de pánico, y las pruebas sobre su eficacia son poco claras. Es importante determinar si las azapironas son efectivas y aceptables en el tratamiento del trastorno de pánico.
Evaluar los efectos de las azapironas sobre el trastorno de pánico en adultos, específicamente:
1. determinar la eficacia de las azapironas en cuanto al alivio de los síntomas del trastorno de pánico, con o sin agorafobia, en comparación con placebo;
2. examinar la aceptabilidad de las azapironas en el trastorno de pánico, con o sin agorafobia, en comparación con placebo; y
3. investigar los efectos adversos de las azapironas en el trastorno de pánico con o sin agorafobia, incluida la prevalencia general de efectos adversos, en comparación con placebo.
Se hicieron búsquedas en el registro especializado de ensayos del Grupo Cochrane de Depresión, Ansiedad y Neurosis (Cochrane Depression Anxiety and Neurosis Group) (CCDANCTR, fecha de búsqueda: 10 enero 2014), que incluye ensayos controlados relevantes de The Cochrane Library (todos los años), MEDLINE (1950-), EMBASE (1974-), y PsycINFO (1967-).
Ensayos controlados aleatorios que compararan azapironas con placebo para el trastorno de pánico en adultos.
Tres autores de la revisión identificaron los estudios de forma independiente, evaluaron la calidad de los ensayos y extrajeron los datos. Se contactó con los autores de los estudios para obtener información adicional.
Tres estudios que incluían a 170 participantes compararon la azapirona buspirona con placebo. Ningún estudio proporcionó información utilizable suficiente sobre el resultado primario de eficacia (respuesta). Para el resultado primario de la aceptabilidad, las pruebas de calidad moderada indicaron que las azapironas tuvieron una aceptabilidad inferior que el placebo: cociente de riesgos (CR) para los abandonos por cualquier motivo 2,13; intervalo de confianza (IC) del 95%: 1,11 a 4,07; tres estudios, 170 participantes. Las pruebas sobre los resultados secundarios de eficacia fueron de baja calidad. Los resultados sobre la eficacia entre la azapirona y el placebo en cuanto a la agorafobia (diferencia de medias estandarizada [DME] -0,01; IC del 95%: -0,56 a 0,53; 1 estudio, 52 participantes), la ansiedad general (diferencia de medias [DM] -2,20; IC del 95%: -5,45 a 1,06; 2 estudios, 115 participantes) y la depresión (DM -1,80; IC del 95%: -5,60 a 2,00; 1 estudio, 52 participantes) fueron inciertas. Ninguno de los estudios proporcionó información para la evaluación de la ocultación de la asignación o la generación de la secuencia. Los conflictos de intereses no se expresaron explícitamente. El riesgo de sesgo de deserción se consideró alto para los tres estudios. La información sobre los efectos adversos diferentes de los abandonos por cualquier motivo fue insuficiente como para incluirla en los análisis.