Pregunta de la revisión
Se examinaron las pruebas acerca de los efectos y la seguridad del cribado para detectar y tratar la infección por clamidia en mujeres y hombres.
Antecedentes
La Chlamydia trachomatis es una infección de transmisión sexual frecuente. En varios países, cerca del 3% al 5% de los adultos sexualmente activos de entre 15 y 25 años de edad presenta clamidia en algún momento. Las infecciones sin tratar pueden provocar complicaciones que incluyen problemas de fertilidad en las mujeres e inflamación testicular en los hombres. El cribado para identificar y tratar a las personas que presentan la infección y no lo saben podría reducir el riesgo de complicaciones y la transmisión a otros.
Características de los estudios
Las pruebas están actualizadas hasta febrero 2016. Se encontraron seis ensayos que incluían a 359 078 mujeres y hombres adultos de Dinamarca, los Países Bajos, Perú, Reino Unido y los Estados Unidos. Dos ensayos examinaron el efecto del cribado de clamidia sobre los niveles de infección por clamidia. En los Países Bajos, los investigadores convocaron cada año, por tres años, a mujeres y hombres con edades de 15 a 29 años a realizarse una prueba de clamidia. En Perú, durante cuatro años equipos móviles visitaron 20 ciudades para ofrecerles a mujeres profesionales del sexo pruebas de clamidia.
Resultados clave
Con respecto al nivel de infección por clamidia, en los Países Bajos no hubo diferencias entre las mujeres y los hombres que se habían convocado a realizarse pruebas anuales para la detección de clamidia en comparación con las mujeres y los hombres que fueron convocados sólo una vez. Sólo el 16% de los convocados a cribado se realizó la prueba en el primer año, y sólo el 10% se realizó la prueba en el tercer año. En Perú, las mujeres profesionales del sexo en las ciudades visitadas con equipos móviles tuvieron niveles inferiores de infección por clamidia que las de las ciudades no visitadas por equipos móviles.
Cuatro ensayos proporcionaron datos comparables sobre la EIP. El riesgo de EIP fue 32% menor en las mujeres convocadas a realizarse una prueba única de detección de clamidia con respecto a las mujeres que no fueron convocadas. Cuando se eliminaron los dos ensayos con pruebas de calidad más baja, disminuyó el efecto protector del cribado de clamidia. No se encontraron efectos sobre la epididimitis en los hombres.
Calidad de la evidencia
El efecto del cribado de clamidia basado en un registro sobre la transmisión de C. trachomatis en adultos jóvenes en la población general no está claro. Se tiene una seguridad moderada de que el cribado de clamidia puede reducir el riesgo de EIP, pero no puede precisarse en qué media por las inquietudes acerca de la calidad de algunos ensayos.
Las pruebas acerca de los efectos del cribado en la transmisión de C. trachomatis son de calidad baja debido a la direccionalidad y el riesgo de sesgo. Hay pruebas de calidad moderada de que la detección y el tratamiento de la infección por clamidia pueden reducir el riesgo de EIP en las mujeres a nivel individual. Faltan pruebas de ECA sobre los efectos del cribado de clamidia en el embarazo.
Los ECA futuros de intervenciones para el cribado de clamidia deben determinar los efectos del cribado de clamidia en el embarazo, de las rondas repetidas de cribado en la incidencia de EIP asociada con clamidia y en la reinfección por clamidia en la población general y con alto riesgo.
Las infecciones genitales causadas por Chlamydia trachomatis son las infecciones bacterianas de transmisión sexual más prevalentes en todo el mundo. El cribado de los adultos jóvenes sexualmente activos para detectar y tratar las infecciones asintomáticas podría reducir la transmisión de clamidia y prevenir las morbilidades del sistema reproductivo, en particular la enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) en mujeres, que puede causar infertilidad tubárica y embarazo ectópico.
Evaluar los efectos y la seguridad del cribado para la detección de clamidia versus la atención estándar en la transmisión y las complicaciones de la infección en mujeres embarazadas y no embarazadas y en hombres.
Se hicieron búsquedas en las bases de datos electrónicas registro especializado del Grupo Cochrane de Enfermedades de Transmisión Sexual (Cochrane Sexually Transmitted Infections Group ), Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials) (CENTRAL), MEDLINE, EMBASE, LILACS, CINAHL, DARE, PsycINFO y Web of Science hasta el 14 febrero 2016, además, en el World Health Organization International Clinical Trials Registry (ICTRP) y en ClinicalTrials.gov. También se realizaron búsquedas manuales en actas de congresos, se contactó con los autores de los ensayos y se revisaron las listas de referencias de los estudios recuperados.
Ensayos controlados aleatorios (ECA) en mujeres (no embarazadas y embarazadas) y hombres adultos que compararon una intervención para la detección de clamidia con la atención habitual e informaron un resultado primario (prevalencia de C. trachomatis, EIP en mujeres, epididimitis en hombres o incidencia de parto prematuro). Se incluyeron los ensayos clínicos controlados no aleatorios si no hubo ECA para un resultado primario.
Dos autores de la revisión, evaluaron de forma independiente los ensayos para su inclusión, extrajeron los datos y evaluaron el riesgo de sesgo. Se resolvieron los desacuerdos mediante consenso o adjudicación de un tercer autor de la revisión. Los resultados se describieron mediante diagramas de bosque (forest plots), y cuando fue apropiado se realizaron metanálisis con un modelo de efectos fijos para calcular los cocientes de riesgos (CR con intervalos de confianza del 95%, IC) en los grupos de intervención versus control. Se realizó un análisis de sensibilidad preespecificado del resultado primario, incidencia de EIP, según los riesgos de sesgo de selección y detección.
Se incluyeron seis ensayos con 359 078 mujeres y hombres adultos. Un ensayo tuvo bajo riesgo de sesgo en los seis dominios específicos evaluados. Dos ensayos examinaron el efecto de rondas múltiples de cribado de clamidia sobre la transmisión de C. trachomatis. Un ensayo controlado grupal en mujeres y hombres de la población general en los Países Bajos no encontró cambios en la positividad de la prueba de clamidia después de tres convocaciones anuales (intervención 4,1% versus control 4,3%, CR 0,96; IC del 95%: 0,84 a 1,09; un ensayo, 317 304 participantes en la primera convocatoria para cribado, pruebas de baja calidad). La aceptación de la intervención fue baja (máxima del 16%). Un ensayo aleatorio grupal con mujeres profesionales del sexo en Perú encontró una reducción en la prevalencia de clamidia después de cuatro años (CR ajustado 0,72; IC del 95%: 0,54 a 0,98; un ensayo, 4465 participantes, pruebas de baja calidad).
Cuatro ECA examinaron el efecto del cribado de clamidia sobre la EIP en las mujeres a los 12 meses después de una oferta única de cribado. En el análisis de cuatro ensayos según el principio de intención de tratar, el riesgo de EIP fue menor en las mujeres de los grupos de intervención con respecto a los grupos control, con pruebas pequeñas de heterogeneidad entre los ensayos (CR 0,68; IC del 95%: 0,49 a 0,94; I2 7%, cuatro ensayos, 21 686 participantes, pruebas de calidad moderada). En un análisis de sensibilidad, la estimación del efecto del cribado de clamidia en dos ECA con bajo riesgo de sesgo de detección (CR 0,80; IC del 95%: 0,55 a 1,17) fue compatible con ningún efecto y fue menor que en dos ECA con riesgo alto o incierto de sesgo de detección (CR 0,42; IC del 95%: 0,22 a 0,83).
El riesgo de epididimitis en los hombres convocados para cribado, a los 12 meses después de una oferta única de cribado, fue 20% menor que el riesgo de epididimitis de los que no fueron convocados; el intervalo de confianza fue amplio y compatible con ningún efecto (CR 0,80; IC del 95%: 0,45 a 1,42; un ensayo, 14 980 participantes, pruebas de muy baja calidad).
No se encontraron ECA de los efectos del cribado de clamidia en el embarazo, y ningún ensayo midió los efectos perjudiciales del cribado de clamidia.
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