Pregunta de la revisión
El objetivo de esta revisión es determinar si es posible mantener las habilidades mentales o reducir el riesgo de demencia en las personas a partir de los 40 años de edad con la administración de suplementos de vitaminas o minerales.
Antecedentes
Existe gran interés en todo aquello que podrían hacer las personas para mantener su salud mental a medida que envejecen y, especialmente, reducir el riesgo de presentar demencia. Con este objetivo se han sugerido diversos suplementos vitamínicos y minerales. Las vitaminas y los minerales cumplen muchas funciones en el organismo y no se comprende del todo la forma en que podrían modificar la salud cerebral. Por lo tanto, el interés se centró en los efectos de las vitaminas y los minerales, solos o combinados.
Lo realizado
Se realizaron búsquedas de ensayos que habían estudiado el efecto sobre la cognición (pensamiento y memoria) de suplementos de vitaminas o minerales en individuos a partir de los 40 años de edad sin problemas cognitivos al comienzo del estudio hasta enero 2018. Los estudios debían incluir un grupo de comparación que no hubiera recibido el suplemento estudiado y haber decidido al azar si los individuos recibirían el suplemento o no, para asegurarse de que la comparación fuera equitativa.
Datos encontrados
Se agruparon los 28 ensayos incluidos según la clase de suplemento que utilizaron y cómo tendría efecto.
La mayoría de los ensayos no estaban diseñados originalmente para estudiar la cognición ni la demencia y sólo usaron medidas de cognición simples. Muy pocos estudios investigaron si los participantes presentaron demencia. Es probable que se necesiten estudios a largo plazo para hallar efectos sobre el riesgo de demencia o deterioro cognitivo, aunque sólo diez estudios tuvieron una duración promedio de seguimiento mayor que cinco años. Aunque por lo general los estudios fueron bien realizados, los ensayos más largos tuvieron dificultades para seguir a todos los participantes, lo que pudo haber sesgado algunos de los resultados a más largo plazo.
Hubo 14 ensayos de vitaminas B (ácido fólico, vitamina B6, vitamina B12) con casi 28 000 participantes, principalmente en la séptima y octava décadas de la vida. La mayoría de estos ensayos fueron de corta duración (menos de dos años). No se halló evidencia de que las vitaminas B tuvieran algún efecto sobre la cognición.
Hubo ocho ensayos de vitaminas antioxidantes (betacaroteno/vitamina A, vitamina C, vitamina E) con aproximadamente 47 000 participantes. Estos ensayos tendieron a ser más largos que los ensayos de vitamina B, por lo que pueden haber tenido más posibilidades de detectar efectos sobre la demencia y el deterioro cognitivo. Los resultados fueron variados. Se halló evidencia de certeza baja de una mejor función cognitiva general después de un promedio de 18 años de tratamiento con betacaroteno y después de cinco a diez años de tratamiento con vitamina C, pero no se observó ningún efecto después de períodos más cortos de tratamiento. También hubo efectos beneficiosos pequeños del betacaroteno, la vitamina C y las combinaciones de antioxidantes en la memoria en algunos puntos temporales pero no en otros. No hubo evidencia de beneficios de la vitamina E sola. Dos estudios examinaron el riesgo de demencia. Uno no encontró ningún efecto de la combinación de vitaminas antioxidantes y el otro no halló ningún efecto de la vitamina E, sola o combinada con selenio. La mayoría de los estudios no presentaron ninguna información acerca de los efectos perjudiciales. Un ensayo incluido estaba diseñado para buscar un efecto sobre el riesgo de cáncer de próstata; se encontró un riesgo mayor en los hombres que tomaban la vitamina E.
Hubo un ensayo pequeño de suplementos de vitamina D que halló que probablemente no tuvieron ningún efecto sobre la cognición en el término de seis meses. Hubo ensayos más largos de vitamina D con calcio (un ensayo), zinc y cobre (un ensayo) y complejo multivitamínico (tres ensayos). La duración de todos los ensayos fue de entre cinco y diez años, pero ninguno de ellos halló evidencia de efectos beneficiosos sobre la cognición. Un ensayo no encontró ningún efecto del selenio durante cerca de cinco años en el riesgo de desarrollar demencia.
Conclusiones
No se halló ninguna evidencia convincente de que los pacientes de edad media o avanzada puedan preservar la función cognitiva o prevenir la demencia con suplementos vitamínicos o minerales. Pocos resultados positivos se asociaron al uso a largo plazo de vitaminas antioxidantes, particularmente betacaroteno y vitamina C, aunque los efectos fueron pequeños. Puede ser útil la investigación adicional sobre los efectos de estas vitaminas.
No se encontró evidencia de que alguna estrategia de administración de suplementos de vitaminas o minerales en adultos de edad media o avanzada sin problemas cognitivos tenga un efecto significativo sobre el deterioro cognitivo ni la demencia, aunque la evidencia no permite conclusiones definitivas. Hubo muy pocos datos sobre la administración de suplementos que se inicia en la edad madura (< 60 años); los estudios diseñados para evaluar los resultados cognitivos tendieron a ser demasiado cortos para evaluar el mantenimiento de la función cognitiva; los estudios más largos a menudo tuvieron otros resultados primarios y utilizaron medidas cognitivas que pueden haber carecido de sensibilidad. Las únicas señales positivas del efecto provinieron de los estudios de administración de suplementos a largo plazo con vitaminas antioxidantes. Estos indicios pueden ser los más alentadores para la investigación adicional.
Las vitaminas y los minerales desempeñan múltiples funciones en el sistema nervioso central que pueden ayudar a mantener la salud cerebral y una funcionalidad cognitiva óptima. Se ha sugerido la administración de suplementos de la dieta con diversas vitaminas y minerales como una medida para mantener la función cognitiva o incluso para prevenir la demencia en etapas avanzadas de la vida.
Evaluar los efectos de la administración de suplementos vitamínicos y minerales en la función cognitiva de personas a partir de los 40 años sin problemas cognitivos.
Se hicieron búsquedas en ALOIS, el registro especializado del Grupo Cochrane de Demencia y Trastornos Cognitivos (Cochrane Dementia and Cognitive Improvement Group’s, (CDCIG) specialised register), así como en MEDLINE, Embase, PsycINFO, CINAHL, ClinicalTrials.gov y en la WHO Portal/ICTRP, desde su inicio hasta 26 enero 2018.
Se incluyeron ensayos controlados aleatorios que evaluaran los efectos cognitivos de cualquier suplemento vitamínico o mineral tomado por vía oral durante al menos tres meses en personas a partir de los 40 años de edad.
La selección de estudios, la extracción de datos y las evaluaciones de calidad se realizaron por duplicado. Las vitaminas se consideraron de manera general en las categorías de vitaminas B, vitaminas antioxidantes y combinaciones de ambas. Los minerales se consideraron por separado, siempre que fue posible. Si las intervenciones y los resultados se consideraban suficientemente similares, entonces se agrupaban los datos. Para separar los efectos cognitivos a corto plazo de los posibles efectos a más largo plazo en la evolución del deterioro cognitivo, los datos se agruparon según diversas duraciones de tratamiento, desde tres meses a 12 meses y hasta diez años o más.
En total, se incluyeron 28 estudios con más de 83 000 participantes. Existen varias limitaciones generales en la evidencia. La mayoría de los participantes fueron incorporados a estudios cuyo diseño principal no era la evaluación de la cognición. Con frecuencia, estos estudios no tuvieron una evaluación cognitiva al inicio y sólo utilizaron evaluaciones cognitivas breves en el seguimiento. Muy pocos estudios evaluaron la incidencia de la demencia. La mayoría de los informes de los estudios no mencionaron los eventos adversos o sólo hicieron referencias muy generales acerca de ellos. En sólo diez estudios, la media del seguimiento fue mayor que cinco años. Sólo dos estudios tuvieron a participantes cuya media de edad fue < 60 años al inicio. El riesgo de sesgo de los estudios incluidos fue generalmente bajo, aparte del riesgo de sesgo de desgaste para los resultados a más largo plazo. Se consideró que la certeza de la evidencia de casi todos los resultados fue moderada o baja.
Se incluyeron 14 estudios con 27 882 participantes que compararon el ácido fólico, la vitamina B12, la vitamina B6 o una combinación con placebo. La mayoría de los participantes eran mayores de 60 años y tenían antecedentes de enfermedad cerebro o cardiovascular. Se halló que la administración de suplementos de vitamina B a adultos sin trastornos cognitivos, sobre todo en la séptima y octava década de la vida, probablemente tenga poco o ningún efecto sobre la función cognitiva general en cualquier momento hasta los cinco años (DME de -0,03 a 0,06) y puede que no tenga ningún efecto a los cinco a diez años (DME -0,01). Los datos sobre los efectos adversos o sobre la incidencia del deterioro cognitivo o la demencia fueron muy escasos.
Se incluyeron ocho estudios con 47 840 participantes en que la intervención activa fue una o más de las vitaminas antioxidantes: ß-caroteno, vitamina C o vitamina E. Los resultados fueron contradictorios. Para la función cognitiva general, hubo evidencia de certeza baja de un beneficio asociado con el ß-caroteno después de una media de 18 años de tratamiento (DM 0,18 puntos TICS, IC del 95%: 0,01 a 0,35) y de la vitamina C después de cinco a diez años (DM 0,46 puntos TICS, IC del 95%: 0,14 a 0,78), pero no en los puntos temporales anteriores. De dos estudios que informaron sobre la incidencia de demencia, hubo evidencia de certeza baja de ningún efecto de una combinación de vitaminas antioxidantes o de la vitamina E, solas o combinadas con selenio. El diseño original de uno de los estudios incluidos se orientaba a la búsqueda de efectos sobre la incidencia del cáncer de próstata; se encontró un aumento estadísticamente significativo de los diagnósticos de cáncer de próstata en los hombres que tomaron la vitamina E.
Un ensayo con 4143 participantes comparó la vitamina D3 (400 UI/día) y los suplementos de calcio con un placebo. Se halló evidencia de certeza baja a moderada de ningún efecto de la vitamina D3 y los suplementos de calcio en ningún momento hasta los diez años sobre la función cognitiva general (DM después de una media de 7,8 años -0,1 puntos MMSE, IC del 95%: -0,81 a 0,61) o la incidencia de demencia (CRI 0,94; IC del 95%: 0,72 a 1,24). Un estudio piloto con 60 participantes usó una dosis mayor de vitamina D3 (4000 UI en días alternados) y encontró evidencia preliminar de que esta dosis probablemente no tenga ningún efecto sobre la función cognitiva en el término de seis meses.
Se incluyeron datos de un ensayo de suplementos de zinc y cobre con 1072 participantes. Hubo evidencia de certeza moderada de poco o ningún efecto en la función cognitiva general (DM 0,6 puntos MMSE, IC del 95%: -0,19 a 1,39) o en la incidencia del deterioro cognitivo después de cinco a diez años. Un segundo ensayo más pequeño no aportó datos útiles, pero informó que no hubo efectos cognitivos con seis meses de suplementos de gluconato de zinc.
De un estudio con 3711 participantes, hubo evidencia de certeza baja de ningún efecto de cerca de cinco años de suplementos de selenio sobre la incidencia de la demencia (CRI 0,83; IC del 95%: 0,61 a 1,13).
Finalmente, se incluyeron tres ensayos de los suplementos complejos (combinaciones de vitaminas B, vitaminas antioxidantes y minerales) con 6306 participantes. A partir del único ensayo que evaluó la función cognitiva general, hubo evidencia de certeza baja de poco o ningún efecto sobre TICS (DM después de una media de 8,5 años 0,12; IC del 95%: -0,14 a 0,38).
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