Pregunta de la revisión
¿Cuál es la efectividad de los tratamientos que restauran la capacidad de tener erecciones en hombres, después de la cirugía por cáncer de próstata?
Antecedentes
Muchos hombres presentan problemas de erección después de la extracción de la próstata debido a un cáncer de próstata. Los estudios indican que la administración de algunos fármacos o el uso de ciertos dispositivos para ayudar a la erección puede hacer que los pacientes recuperen la capacidad eréctil con mayor rapidez y efectividad, cuando se realizan de manera regular y programada (diariamente o dos veces por semana) en lugar de en base a la necesidad. Sin embargo, no está clara la efectividad real de estos tratamientos.
Características de los estudios
Se identificaron ocho ensayos controlados aleatorios (estudios clínicos en que los participantes se asignan al azar a uno de dos o más grupos de tratamiento), con 1699 pacientes. Cinco ensayos compararon el uso programado de inhibidores de la fosfodiesterasa (un tipo de fármaco) con ningún tratamiento o un placebo (un fármaco inactivo). Dos estudios compararon la administración de inhibidores de la fosfodiesterasa como prescripción diaria o según necesidad. Un estudio comparó el uso diario de un inhibidor de la fosfodiesterasa o el fármaco prostaglandina E1 que se coloca en la punta del pene como un supositorio. Los resultados principales de esta revisión que los autores consideran sumamente importantes para los hombres fueron: la calidad percibida en las erecciones (potencia informada por el paciente), la calidad de las erecciones según un cuestionario especializado sobre erección (calidad de las erecciones) y si hubo efectos secundarios graves.
Resultados clave
Se halló que los pacientes que recibieron estos medicamentos de manera programada presentaron erecciones informadas y una calidad de las erecciones (según los cuestionarios que completaron) similares a los pacientes que no tomaron ninguna medicación regularmente o que la usaron según necesidad. También fueron similares la tasa de efectos secundarios graves y la tasa de interrupción del fármaco antes de finalizar el tratamiento. Sin embargo, no hay mucha seguridad sobre estos resultados. No se pudo investigar si estos resultados serían diferentes en grupos distintos de hombres de acuerdo a si el cirujano trató de conservar los nervios que permiten la erección o no, según la edad de los pacientes y la calidad previa de las erecciones porque no se halló ningún estudio.
Fiabilidad de la evidencia
La calidad de la evidencia fue muy baja para la mayoría de los resultados principales. Esto significa que no hay mucha certeza en los resultados de esta revisión. Es probable que investigaciones adicionales cambien estos hallazgos.
Sobre la base de evidencia en su mayoría de muy baja calidad y en algunos casos de baja calidad, las estrategias de rehabilitación del pene que consistieron en el uso programado de PDE5I después de la prostatectomía radical puede no promover la potencia informada por el paciente y la función eréctil en mayor grado que el uso en base a la necesidad.
A pesar de los esfuerzos para preservar los haces neurovasculares en la cirugía que preserva nervios, la disfunción eréctil sigue siendo frecuente después de una prostatectomía radical. La rehabilitación del pene posoperatoria busca restaurar la función eréctil, pero los resultados han sido contradictorios.
Evaluar los efectos de las estrategias de rehabilitación del pene para restaurar la función eréctil después de la prostatectomía radical debido al cáncer de próstata.
Se realizó una búsqueda exhaustiva en múltiples bases de datos (CENTRAL, MEDLINE, Embase), la Cochrane Library, Web of Science, en registros de ensayos clínicos (ClinicalTrials.gov, International Clinical Trials Registry Platform) y en un repositorio de literatura gris (Gray Literature Report) desde su inicio hasta el 3 de enero de 2018. También se realizaron búsquedas en las listas de referencias de otras publicaciones y actas de congresos relevantes. No se aplicaron restricciones de idiomas.
Se incluyeron ensayos aleatorios o cuasialeatorios de diseño paralelo o cruzado.
Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándar Cochrane. Dos autores de la revisión examinaron de forma independiente la bibliografía, extrajeron los datos, evaluaron el riesgo de sesgo y calificaron la calidad de la evidencia (CE) según los criterios GRADE por resultado. Los resultados primarios fueron: la potencia informada por el paciente, la función eréctil medida con cuestionarios validados (en que la potencia se define según la puntuación del International Index of Erectile Function [IIEF-EF] de 19 o mayor y una puntuación IIEF-5 de 17 o mayor), y eventos adversos graves. Para todas las evaluaciones de la calidad de vida mediante una escala continua, los valores mayores indicaron mejor calidad de vida.
Se incluyeron ocho ensayos controlados aleatorios con 1699 participantes en tres comparaciones. Este resumen se centra en los resultados primarios de esta revisión únicamente.
Inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5 (PDE5I) programados versus placebo o ningún tratamiento
El PDE5I programado puede tener poco o ningún efecto en la potencia informada por el paciente a corto plazo (hasta 12 meses) (cociente de riesgos [CR] 1,13; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,91 a 1,41; evidencia de muy baja calidad), que corresponde a 47 hombres más con potencia informada por el paciente por cada 1000 (IC del 95%: 33 menos a 149 más) y función eréctil a corto plazo evaluada con un instrumento validado (CR 1,11; IC del 95%: 0,80 a 1,55; evidencia de muy baja calidad), que corresponde a 28 hombres más por cada 1000 (IC del 95%: 50 menos a 138 más), pero hay escasa seguridad acerca de ambos resultados. El PDE5I programado puede dar lugar a menos eventos adversos graves en comparación con el placebo (CR 0,32; IC del 95%: 0,11 a 0,94; evidencia de baja calidad), aunque este hecho no parece biológicamente verosímil y puede representar un hallazgo por azar. Tampoco hay mucha seguridad sobre este resultado. No se encontraron datos a largo plazo (más allá de los 12 meses) para ninguno de los tres resultados primarios.
PDE5I programado versus PDE5I según necesidad
El PDE5I diario parece tener de poca a ninguna diferencia en la potencia informada por el paciente a corto y largo plazo (más de 12 meses) (corto plazo: CR 0,97; IC del 95%: 0,62 a 1,53; largo plazo: CR 1,00; IC del 95%: 0,60 a 1,67; en ambos casos, evidencia de muy baja calidad); esta situación corresponde a nueve pacientes menos con potencia informada por el paciente a corto plazo por cada 1000 (IC del 95%: 119 menos a 166 más) y cero pacientes menos con potencia informada por el paciente a largo plazo por cada 1000 (IC del 95%: 153 menos a 257 más). No hay mucha seguridad sobre estos resultados. El PDE5I diario parece tener de poca a ninguna diferencia en la función eréctil a corto y largo plazo (corto plazo: CR 1,00; IC del 95%: 0,65 a 1,55; largo plazo; CR 0,74; IC del 95%: 0,48 a 1,14; evidencia de muy baja calidad), que corresponde a cero hombres con disfunción eréctil a corto plazo por cada 1000 (IC del 95%: 80 menos a 125 más) y 119 hombres menos con disfunción eréctil a largo plazo por cada 1000 (IC del 95%: 239 menos a 64 más). No hay mucha certeza en estos resultados. El PDE5I programado puede tener poco o ningún efecto sobre los eventos adversos a corto plazo (CR 0,69; IC del 95%: 0,12 a 4,04; evidencia de muy baja calidad), que corresponde a siete hombres menos con eventos adversos graves a corto plazo (IC del 95%: 18 menos a 64 más), pero hay mucha falta de certeza en estos resultados. No se encontraron datos a largo plazo para los eventos adversos graves.
PDE5I programado versus prostaglandina E1 intrauretral programada
En el seguimiento a corto plazo, el PDE5I diario puede tener poco o ningún efecto sobre la potencia informada por el paciente (CR 1,10; IC del 95%: 0,79; a 1,52; evidencia de muy baja calidad), que corresponde a 46 hombres más por cada 1000 (IC del 95%: 97 menos a 241 más). El PDE5I diario puede dar lugar a una mejoría pequeña de la función eréctil (CR 1,64; IC del 95%: 0,84 a 3,20; evidencia de muy baja calidad), que corresponde a 92 hombres más por cada 1000 (IC del 95%: 23 menos a 318 más), pero hay mucha falta de certeza en ambos resultados. No se encontraron datos a largo plazo (más allá de los 12 meses) para ninguno de los tres resultados primarios.
No se halló evidencia para otras comparaciones y no se pudo realizar ninguno de los análisis de subgrupos predefinidos según el abordaje que preserva nervios, la edad o la función eréctil inicial.
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