La salud mental durante una crisis humanitaria
Una crisis humanitaria es un acontecimiento, o una serie de acontecimientos, que amenazan la salud, la seguridad o el bienestar de una comunidad o de un grupo grande de personas, generalmente en una zona extensa. Los ejemplos incluyen: guerras, hambrunas y desastres naturales como terremotos, huracanes e inundaciones.
Las personas que viven una crisis humanitaria pueden experimentar angustia física y mental que las hace vulnerables a desarrollar trastornos de salud mental, como el trastorno de estrés postraumático, la depresión o la ansiedad.
¿Qué son las intervenciones psicológicas y sociales?
Las intervenciones psicológicas de carácter preventivo suelen ofrecer a las personas apoyo y ayuda práctica para desarrollar formas de hacer frente a la situación, un sentido de esperanza y de centrarse en desarrollar la capacidad de adaptación (resiliencia). Las intervenciones sociales de carácter preventivo suelen tener por objeto fortalecer los sistemas de apoyo social y ayudar a las personas a sentirse más conectadas.
¿Por qué se ha realizado esta revisión Cochrane?
Se quiso saber si las intervenciones psicológicas y sociales (intervenciones psicosociales) podían ayudar a detener los trastornos de salud mental que se dan en las personas que viven crisis humanitarias en los países de ingresos bajos y medios. Se tenía interés en averiguar:
1) cuántas personas desarrollaron un trastorno de salud mental después de participar en una intervención; y
2) cuántas personas abandonaron un programa o tuvieron efectos no deseados relacionados con la intervención.
¿Qué se hizo?
Se buscaron estudios que examinaran los efectos preventivos de las intervenciones psicosociales sobre la salud mental de las personas en países de ingresos bajos y medios afectados por crisis humanitarias. Se buscaron estudios controlados aleatorizados en los que las intervenciones que recibían las personas se decidían al azar. Este tipo de estudios suele proporcionar la evidencia más fiable sobre los efectos de una intervención.
Fecha de la búsqueda
Se incluyó la evidencia publicada hasta febrero de 2020.
Datos encontrados
Se encontraron siete estudios de prevención con 2398 participantes. Cinco estudios se realizaron en niños y adolescentes (de 7 a 18 años) y dos en adultos (mayores de 18 años). Se realizaron dos estudios en Nepal y uno en la República Democrática del Congo, uno en Haití, uno en Siria, uno en Uganda y uno en Sri Lanka. Se analizaron seis intervenciones psicosociales diferentes. Los estudios midieron los síntomas de la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático en niños y adolescentes, y los síntomas de ansiedad y depresión en adultos, al principio del estudio, al final de la intervención y después de cuatro semanas y hasta cuatro meses después. Se compararon los resultados con los síntomas medidos en personas en lista de espera para participar en la intervención.
¿Cuáles son los resultados de la revisión?
Ninguno de los estudios midió cuántas personas desarrollaron un trastorno mental después de participar en una intervención psicosocial, y ninguno midió ningún efecto no deseado de las intervenciones. Puede haber poca o ninguna diferencia en el número de niños y adolescentes que abandonan una intervención mientras participan en ella, en comparación con los que están en una lista de espera (cinco estudios). No estaba claro de si había alguna diferencia en el número de adultos que abandonaron (dos estudios). En el caso de los niños y adolescentes, sólo se observaron diferencias muy pequeñas en los síntomas del trastorno de estrés postraumático, la depresión y la ansiedad al final de una intervención, en comparación con el hecho de estar en una lista de espera, lo que sugiere que no hay evidencia de que exista una diferencia. Sin embargo, no está claro que estos resultados sean fiables y es probable que cambien cuando se disponga de más evidencia. En el caso de los adultos, los resultados de un estudio de prevención mostraron que el asesoramiento psicológico puede reducir los síntomas de la depresión y la ansiedad; pero este resultado es sólo de un estudio y no está claro que sea fiable. Este resultado probablemente cambie cuando se disponga de más evidencia.
Conclusiones
No se encontró evidencia de estudios aleatorizados de si las intervenciones psicosociales pueden evitar que las personas que viven crisis humanitarias en países de ingresos medios y bajos desarrollen trastornos de la salud mental. No se encontró suficiente evidencia fiable sobre los efectos beneficiosos de estas intervenciones sobre la reducción de los síntomas de la salud mental. Se necesitan estudios más amplios y bien realizados para aportar evidencia más fiable sobre los efectos a corto y largo plazo de las intervenciones psicosociales para prevenir los trastornos mentales en las personas que viven en países de ingresos bajos y medios afectados por crisis humanitarias.
De los siete estudios de prevención incluidos en esta revisión, ninguno evaluó si las intervenciones reducían la incidencia de los trastornos mentales y es posible que no haya evidencia de diferencias en la aceptabilidad. Además, tanto para las poblaciones de niños y adolescentes como para las poblaciones de adultos, un número muy pequeño de ECA con evidencia de calidad baja sobre los desenlaces secundarios de la revisión (cambios en la sintomatología al final del estudio) no sugería ningún efecto beneficioso de las intervenciones de prevención estudiadas.
La confianza en los resultados se ve obstaculizada por la escasez de estudios de prevención aptos para su inclusión en la revisión, por el riesgo de sesgo en los estudios y por niveles sustanciales de heterogeneidad. Además, es posible que el error aleatorio haya contribuido a distorsionar los resultados, y que los estudios futuros proporcionen un imagen más detallada de la eficacia de las intervenciones de prevención. Por esta razón, se necesitan urgentemente estudios de prevención para evaluar el impacto de las intervenciones en la incidencia de los trastornos mentales en niños y adultos, con períodos de seguimiento prolongados.
Los pacientes que viven en contextos que requieren ayuda humanitaria en países de ingresos bajos y medios (PIBM) están expuestos a una variedad de estresantes físicos y psicológicos que los hacen vulnerables a desarrollar trastornos mentales. Se ha aplicado una serie de intervenciones psicológicas y sociales con el fin de prevenir la aparición de trastornos mentales y/o disminuir la angustia psicológica en las poblaciones de riesgo, y se desconoce si las intervenciones son eficaces.
Comparar la eficacia y la aceptabilidad de las intervenciones sociales y psicológicas versus condiciones de control (lista de espera, tratamiento habitual, placebo de atención, placebo psicológico o ningún tratamiento) dirigidas a prevenir la aparición de trastornos mentales no psicóticos en personas que viven en países PIBM afectados por crisis humanitarias.
Se realizaron búsquedas en el registro de ensayos controlados del Grupo Cochrane de Trastornos Mentales Comunes (CCMD-CTR), en el registro especializado del Grupo Cochrane de Alcohol y drogas (CDAG), en el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials) (CENTRAL), MEDLINE (OVID), Embase (OVID), PsycINFO (OVID) y la base de datos ProQuest PILOTS con los resultados incorporados de las búsquedas hasta febrero de 2020. También se hicieron búsquedas en la Plataforma de registros internacionales de ensayos clínicos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ClinicalTrials.gov para identificar estudios no publicados y en curso. Se verificaron las listas de referencias de estudios y revisiones relevantes.
Todos los ensayos controlados aleatorizados (ECA) que comparan las intervenciones psicológicas y sociales versus las condiciones de control para prevenir la aparición de trastornos mentales en adultos y niños que viven en PIBM afectados por crisis humanitarias. Se excluyeron los estudios que reclutaron participantes con base en un diagnóstico positivo de trastorno mental (o según una representación de una puntuación superior a la de corte en una medida de detección).
Se calcularon las diferencias de medias estandarizadas para los desenlaces continuos y los riesgos relativos para los datos dicotómicos, mediante un modelo de efectos aleatorios. Se analizaron los datos al final (de cero a cuatro semanas después de la terapia) y a medio plazo (de uno a cuatro meses después de la intervención). No se disponía de datos a largo plazo (seis meses o más). Para evaluar la calidad de la evidencia se utilizaron los criterios GRADE.
En la presente revisión se incluyeron siete ECA con un total de 2398 participantes, provenientes tanto de niños/adolescentes (cinco ECA), como de adultos (dos ECA). En conjunto, los siete ECA compararon seis intervenciones psicosociales diferentes con un comparador de control (lista de espera en todos los estudios). Todas las intervenciones las realizaron auxiliares y, con la excepción de un estudio, se realizaron a nivel de grupo.
Ninguno de los estudios incluidos proporcionó datos sobre la eficacia de las intervenciones para prevenir la aparición de trastornos mentales (incidencia). Para el desenlace principal de aceptabilidad, es posible que no haya evidencia de una diferencia entre las intervenciones psicológicas y sociales y el control al final de las intervenciones para los niños y adolescentes (RR 0,93; IC del 95%: 0,78 a 1,10; cinco estudios, 1372 participantes; evidencia de calidad baja) o los adultos (RR 0,96; IC del 95%: 0,61 a 1,50; dos estudios, 767 participantes; evidencia de calidad muy baja). No se disponía de información sobre los eventos adversos relacionados con las intervenciones.
Para los desenlaces secundarios de las intervenciones de prevención en niños y adolescentes, es posible que no haya evidencia de una diferencia entre los grupos de intervención psicológica y social y los grupos de control para la reducción de los síntomas del TEPT (diferencia de medias estandarizada (DME) -0,16; IC del 95%: -0,50 a 0,18; tres estudios, 590 participantes; evidencia de calidad muy baja), los síntomas de depresión (DME -0,01; IC del 95%: -0,29 a 0,31; cuatro ECA, 746 participantes; evidencia de calidad muy baja) y los síntomas de ansiedad (DME 0,11; IC del 95%: -0,09 a 0,31; tres estudios, 632 participantes; evidencia de calidad muy baja) al final del estudio.
En el caso de los desenlaces secundarios de las intervenciones de prevención en los adultos, el asesoramiento psicológico puede ser eficaz para reducir los síntomas de la depresión (DM -7,50; IC del 95%: -9,19 a -5,81; un estudio, 258 participantes; evidencia de calidad muy baja) y los síntomas de ansiedad (DM -6,10; IC del 95%: -7,57 a -4,63; un estudio, 258 participantes; evidencia de calidad muy baja) al final del estudio. No se dispuso de datos sobre los síntomas del TEPT en la población adulta.
Debido al reducido número de ECA incluidos en esta revisión, no fue posible realizar análisis de sensibilidad ni de subgrupos.
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