Mensajes clave
No hay certeza en cuanto a la eficacia de los métodos no medicinales de promoción del sueño en los niños y jóvenes hospitalizados.
Se necesitan estudios que utilicen métodos de investigación establecidos y fiables para investigar la promoción no medicinal del sueño en niños y jóvenes hospitalizados, con el fin de identificar los métodos que funcionan.
¿Por qué es importante el sueño para los niños hospitalizados?
El sueño es una parte importante del desarrollo infantil saludable y ayuda a mantener a los niños sanos. Los patrones de sueño cambian a lo largo de la infancia, a medida que el cerebro se desarrolla. Cuando los niños están enfermos y permanecen en el hospital, su sueño puede ser de mala calidad o verse alterado por el ruido y la luz constantes, los tratamientos médicos, la monitorización de los enfermeros, el estrés y el dolor.
Aunque se pueden utilizar medicamentos para intentar mejorar el sueño de los niños hospitalizados, los estudios demuestran que no funcionan especialmente bien y pueden empeorar la calidad del sueño. En su lugar, se pueden utilizar formas no medicinales de promover el sueño. Esto puede incluir cambios en el entorno hospitalario, música, masajes u otros métodos.
¿Qué se quería averiguar?
Se quería averiguar si las formas no medicinales de intentar mejorar el sueño funcionan mejor que la atención habitual u otros métodos en los niños hospitalizados.
Se quería comprobar cómo de bien funcionaban los diferentes métodos sobre:
- la calidad y la cantidad de sueño de los niños;
- la satisfacción del niño y los padres;
- la duración de la respiración asistida por un ventilador (respiración asistida);
- el síndrome confusional;
- la coste-efectividad;
- la duración de la estancia hospitalaria; y
- la mortalidad.
También se quería averiguar si los métodos no medicinales estaban asociados a algún efecto no deseado.
¿Qué se hizo?
Se buscaron estudios que compararan métodos no medicinales para mejorar el sueño con la atención habitual, o con otros métodos, en niños hospitalizados.
Se compararon y resumieron los resultados de los estudios y la confianza en la evidencia se evaluó según factores como la metodología y el tamaño de los estudios.
¿Qué se encontró?
Se encontraron diez ensayos de tres países, en los que participaron 528 niños y jóvenes (de cuatro a 22 años). Ocho estudios recibieron financiación de organizaciones sin ánimo de lucro o fuentes gubernamentales.
Todos los niños y jóvenes permanecieron en el hospital durante más de 48 horas en las salas habituales o en las unidades de cuidados intensivos pediátricas. Los métodos utilizados para intentar mejorar el sueño incluían intervenciones conductuales (relajación, música, lectura y tiempo de silencio; terapia de contacto y masaje) e intervenciones de actividad física.
Hubo muchas diferencias entre los estudios en cuanto a los participantes, los métodos utilizados para medir la cantidad y la calidad del sueño, y la forma en que se analizaron los resultados. En consecuencia, no se pudieron combinar los resultados de los ensayos que investigaron métodos similares. En su lugar, se proporciona un resumen descriptivo.
Intervenciones conductuales
Los estudios que combinaron métodos de relajación encontraron que éstos podrían dar lugar a poca o ninguna diferencia en la cantidad o calidad del sueño en comparación con la atención habitual.
La terapia de contacto podría mejorar el tiempo total de sueño y la calidad del mismo en niños con quemaduras. Los masajes y los cuentos para dormir también podrían mejorar el sueño. Sin embargo, hay poca confianza en estos resultados debido a las diferencias en las poblaciones de estudio y los métodos de medición que utilizaron.
Los niños y los padres podrían estar satisfechos tanto con el masaje como con los métodos de relajación multicomponente para mejorar el sueño. Sin embargo, no hay seguridad acerca de este resultado, ya que las personas de los estudios sabían qué método de mejora del sueño recibían, y no hubo suficientes estudios para que se pudiera tener certeza de los resultados.
No se identificaron estudios que informaran sobre la duración de la respiración asistida, el estado confusional, la coste-efectividad, la duración de la estancia hospitalaria o la mortalidad.
intervenciones de actividad física
Un estudio mostró que el uso de una bicicleta fija (de ejercicio) para mejorar el sueño podría no mejorar el tiempo total de sueño o la calidad del mismo en comparación con la atención habitual. Otro estudio investigó si el juego organizado mejoraba el sueño; se encontró que los resultados fueron inconsistentes tanto en el caso de los niños y de las niñas, y en diferentes grupos etarios. Ningún estudio evaluó la satisfacción de los niños o de los padres, la coste-efectividad, el estado confusional, la duración de la respiración asistida, la duración de la estancia hospitalaria o la mortalidad.
¿Cuáles son las limitaciones de la evidencia?
No se identificaron estudios que informaran acerca de los efectos de intervenciones complementarias, como la aromaterapia, la acupresión o la acupuntura.
No se identificaron estudios de intervenciones que informaran sobre la duración de la respiración asistida, el estado confusional, la coste-efectividad, la duración de la estancia hospitalaria o la mortalidad.
No hay confianza en ninguno de estos resultados y es posible que los resultados cambiaran si se dispusiera de más evidencia.
¿Qué grado de actualización tiene esta revisión?
La evidencia está actualizada hasta diciembre de 2021.
Los estudios incluidos eran heterogéneos, por lo que no fue posible sintetizar cuantitativamente los resultados. El resumen narrativo realizado encontró evidencia inconsistente, de certeza baja a muy baja. Por lo tanto, no se puede determinar cómo las intervenciones no farmacológicas de promoción del sueño afectan la calidad o la duración del sueño en comparación con la atención habitual u otras intervenciones.
La base de la evidencia se debe reforzar con el diseño y la realización de ensayos aleatorizados que utilicen herramientas de evaluación del sueño validadas y altamente fiables, incluyendo medidas objetivas, como la polisomnografía y la actigrafía.
El sueño saludable es un componente importante del desarrollo infantil. Las alteraciones en la arquitectura del sueño, incluyendo la composición de las etapas del sueño, la cantidad y la calidad desde la infancia hasta la adolescencia, son un reflejo de la maduración neurológica. El ingreso hospitalario por una enfermedad aguda introduce factores de riesgo modificables relacionados con la interrupción del sueño que pueden afectar negativamente el desarrollo activo del cerebro durante un período de enfermedad y recuperación. Por lo tanto, es importante examinar las intervenciones no farmacológicas para la promoción del sueño en el contexto de la hospitalización pediátrica.
Evaluar el efecto de las intervenciones no farmacológicas de promoción del sueño en niños y adolescentes hospitalizados sobre la calidad y la duración del sueño, la satisfacción de los niños o los padres, la coste-efectividad, la incidencia de síndrome confusional, la duración de la ventilación mecánica, la duración de la estancia y la mortalidad.
Se hicieron búsquedas en CENTRAL, MEDLINE, Embase, CINAHL, otras tres bases de datos y tres registros de ensayos hasta diciembre de 2021. Se realizaron búsquedas en Google Scholar y otras dos páginas web. También se efectuaron búsquedas manuales en los resúmenes de congresos y se verificaron las listas de referencias de los estudios incluidos.
Ensayos controlados aleatorizados (ECA) o cuasialeatorizados, incluidos los ensayos cruzados (cross-over), que investigaron los efectos de cualquier intervención no farmacológica de promoción del sueño sobre la calidad o la duración del sueño (o ambas) en niños de entre un mes y 18 años en el contexto de la hospitalización pediátrica (unidad de cuidados intensivos [UCI] o sala general).
Dos autores de la revisión, de forma independiente, evaluaron la elegibilidad de los ensayos, el riesgo de sesgo, extrajeron y sintetizaron los datos y utilizaron el método GRADE para evaluar la certeza de la evidencia. Los desenlaces principales fueron los cambios en las medidas validadas objetivas y subjetivas del sueño en los niños. Los desenlaces secundarios fueron la satisfacción de los niños y de los padres, la relación coste-efectividad, la incidencia del síndrome confusional o los días sin síndrome confusional en el momento del alta hospitalaria, la duración de la ventilación mecánica, la duración de la estancia hospitalaria y la mortalidad.
Se incluyeron diez ensayos (528 participantes; de tres a 22 años de edad) en contextos pediátricos hospitalarios. Siete estudios se realizaron en los EE.UU., dos en Canadá y uno en Brasil. Ocho estudios se financiaron con subvenciones del gobierno, benéficas o becas de fundaciones. Dos no ofrecieron información sobre la financiación.
Ocho estudios investigaron intervenciones conductuales (masaje, terapia de contacto y cuentos a la hora de dormir); dos investigaron intervenciones de actividad física. La duración y el momento de realización de las intervenciones variaron ampliamente. Todos los estudios presentaban un alto riesgo de sesgo de realización debido a la naturaleza de la intervención, ya que los participantes, los padres y el personal no podían ser enmascarados para la asignación a los grupos.
No se pudo realizar una síntesis cuantitativa debido a la importante heterogeneidad clínica.
intervenciones conductuales versus atención habitual
Cinco estudios (145 participantes) aportaron evidencia de certeza baja de que no existen diferencias claras entre las intervenciones de relajación multicomponente y la atención habitual en las medidas objetivas del sueño. En general, la evidencia de los estudios individuales no mostró diferencias claras en las medidas del sueño diurno o nocturno (33 participantes); en cualquier parámetro del sueño (48 participantes); o en el sueño diurno o nocturno o en la vigilia nocturna (20 participantes). Un estudio (34 participantes) no informó un efecto del masaje sobre el sueño nocturno, la eficiencia del sueño (ES), la vigilia después del inicio del sueño (VDIS) o el tiempo total de sueño (TTS) en adolescentes con cáncer. La evidencia de un estudio cruzado (cross-over) en diez niños con quemaduras indica que la terapia de contacto podría aumentar el TTS (391 minutos; rango intercuartil [RIQ]: 251 a 467 versus 331 minutos; RIQ: 268 a 373; p = 0,02); la ES (76; RIQ: 53 a 90 versus 66; RIQ: 55 a 78; p = 0,04); y el número de periodos de movimientos oculares rápidos (REM) (4,5; RIQ: 2 a 5 versus 3,5; RIQ: 2 a 4; p = 0,03); pero no la VDIS, la latencia del sueño (LS), la duración total del REM o el porcentaje de sueño de ondas lentas.
Cuatro estudios (232 participantes) aportaron evidencia de certeza muy baja sobre las medidas subjetivas del sueño. La evidencia de los estudios individuales encontró que la eficiencia del sueño podría aumentar, y el porcentaje de vigilia nocturna podría disminuir más durante un período de cinco días después de un masaje que con la atención habitual (72 participantes). Un estudio (48 participantes) informó de una mejora en las puntuaciones del Children's Sleep Habits Questionnaire después del alta en los niños que recibieron una intervención de relajación multicomponente en comparación con la atención habitual. En otro estudio, la duración media del sueño por episodio de sueño fue más larga (23 minutos versus 15 minutos), y el tiempo para dormirse fue más corto (22 minutos versus 27 minutos) después de un cuento a la hora de dormir versus ningún cuento (18 participantes); y los niños que escuchaban un cuento grabado por los padres tenían una LS más larga que cuando uno de los padres estaba presente (media de 57,5 versus 43,5 minutos). Ambos grupos informaron una LS más larga que los grupos que tenían un cuento grabado por un desconocido, y los que no tenían ningún cuento y los padres ausentes (94 participantes; p < 0,001).
En un estudio (34 participantes), el 87% (13/15) de los participantes sintieron que dormían mejor después del masaje, y la mayoría de los padres (92%; 11/12) informaron que querían que su hijo volviera a recibir un masaje. Otro estudio (20 participantes) informó que los padres pensaban que los componentes de música, tacto y lectura de la intervención eran aceptables, factibles y tenían efectos positivos en sus hijos (evidencia de certeza muy baja).
Intervenciones de actividad física versus atención habitual
Un estudio (29 participantes) encontró que una intervención de actividad física mejorada podría dar lugar a poca o ninguna mejoría en el TTS o la ES en comparación con la atención habitual (evidencia de certeza baja). Otro estudio (139 participantes), que comparó jugar con no jugar, encontró resultados inconsistentes en las medidas subjetivas del sueño entre las diferentes edades (el TTS fue 49% mayor en los grupos sin juego en los niños de cuatro a siete años, 10% mayor en los de siete a 11 años y 22% mayor en los de 11 a 14 años). Este estudio también encontró resultados inconsistentes entre niños y niñas (las niñas de los dos primeros grupos etarios en el grupo de juego durmieron más que el grupo sin juego).
Ningún estudio evaluó la satisfacción de los niños o de los padres con respecto a las intervenciones conductuales, ni tampoco la coste-efectividad, la incidencia del síndrome confusional o los días sin síndrome confusional en el momento del alta hospitalaria, la duración de la ventilación mecánica, la duración de la estancia hospitalaria o la mortalidad tanto de las intervenciones conductuales o de actividad física.
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