El Grupo Cochrane de Trastornos mentales comunes ha publicado más de 200 revisiones y, en mayo de 2022, añadieron una nueva revisión sobre intervenciones en la comunidad para mejorar la salud mental de niños y adolescentes refugiados en países de ingresos altos.
Este podcast ha sido traducido por Andrea Cervera y locutado por Josefina Bendersky del Centro Cochrane Iberoamericano.
El Grupo Cochrane de Trastornos mentales comunes ha publicado más de 200 revisiones y, en mayo de 2022, añadieron una nueva revisión sobre intervenciones en la comunidad para mejorar la salud mental de niños y adolescentes refugiados en países de ingresos altos.
Este podcast ha sido traducido por Andrea Cervera y locutado por Josefina Bendersky del Centro Cochrane Iberoamericano.
Los niños refugiados son un grupo vulnerable de personas en riesgo de padecer problemas de salud mental. A menudo han vivido episodios angustiantes y posiblemente traumáticos y podrían haber hecho un largo y peligroso viaje hasta llegar al país de destino. Cuando llegan, se enfrentan a dificultades para establecerse en el nuevo país y adaptarse al nuevo entorno.
La invasión de Rusia a Ucrania ha provocado que millones de personas huyan de sus hogares y se desplacen a otros países de Europa, lo cual ha puesto de relieve la necesidad de evidencia sólida para informar a quienes proporcionan servicios de apoyo a la salud mental a niños refugiados en países de ingresos altos.
En esta revisión Cochrane, el objetivo es evaluar la efectividad y la aceptabilidad de las intervenciones en salud mental para niños refugiados en la comunidad. Se centró en la evidencia de tres ensayos aleatorizados, pero también se describe la evidencia de otros 35 estudios identificados en la revisión.
Los tres ensayos aleatorizados fueron estudios con adolescentes en Alemania y Australia. Analizaron la musicoterapia y el entrenamiento de la estabilización en escuelas y la intervención ''Teaching Recovery Techniques' administrada en centros de alojamiento de refugiados para menores. No se encontraron pruebas de que dichas intervenciones pudieran mejorar los síntomas de salud mental al compararlas con la asignación a un grupo de control en el que se les ofreció la intervención tras finalizar el estudio. No hubo diferencias entre estas intervenciones y los grupos de lista de espera para los síntomas de estrés postraumático, depresión, malestar psicológico o problemas de conducta, pero la certeza de la evidencia fue baja a muy baja para todos estos desenlaces.
En conclusión, actualmente no existe evidencia sólida sobre cómo prevenir o tratar los problemas de salud mental en niños refugiados en países de ingresos altos. La calidad de la y la relevancia de la investigación en esta área necesita mejorar, por ejemplo garantizando que los ensayos son lo suficientemente grandes para detectar diferencias significativas y que proporcionan la información de manera clara. En concreto, si en la práctica se proporciona apoyo a la salud mental a niños refugiados, resultaría muy valioso evaluarlo en colaboración entre quienes prestan el servicio, los responsables políticos y los investigadores.
Si desea leer la versión actual de la revisión y estar al tanto de las actualizaciones de llevarse a cabo dicha investigación, puede visitar la Biblioteca Cochrane y buscar 'salud mental en niños refugiados'.