Pregunta de la revisión
Esta revisión comparó la efectividad y la seguridad clínicas de la cirugía (extracción de las amígdalas - amigdalectomía, o adenoamigdalectomía - extracción de las amígdalas y los tejidos adenoides) con el tratamiento no quirúrgico en adultos y niños con amigdalitis frecuente o crónica.
Antecedentes
La extirpación quirúrgica de las amígdalas es una operación que se realiza habitualmente en pacientes con infecciones crónicas o recurrentes de las amígdalas (amigdalitis) o de otros tejidos de la parte posterior de la garganta (faringitis). A veces, los tejidos adenoides también se extirpan durante la cirugía. No obstante, las opiniones varían considerablemente sobre si los beneficios superan o no los riesgos en estas operaciones.
Características de los estudios
Esta revisión incluyó evidencia disponible hasta el 30 de junio de 2014. Se incluyeron siete ensayos con riesgo de sesgo bajo a moderado: cinco realizados en niños (987 participantes) y dos en adultos (156 participantes). Un octavo ensayo en 40 adultos tuvo un alto riesgo de sesgo y no proporcionó datos para el análisis.
Aunque algunos estudios en niños hicieron un seguimiento de los participantes durante dos o tres años, sólo se dispone de información fiable hasta aproximadamente un año después de la cirugía debido al elevado número de participantes que no se sometieron al seguimiento después del primer año. En algunos estudios se reclutaron a niños que estaban más gravemente afectados por la amigdalitis que en otros estudios (por ejemplo, tenían amigdalitis con más frecuencia y con síntomas más graves). Por ello, se agruparon los niños en los subgrupos “gravemente afectados” y “menos afectados”.
Dos estudios en adultos tuvieron una corta duración de seguimiento (cinco a seis meses después de la cirugía).
Resultados clave
Se encontró que en general los niños afectados por amigdalitis aguda recurrente pueden obtener un pequeño beneficio de la (adeno)amigdalectomía: este procedimiento evitará 0,6 episodios de cualquier tipo de dolor de garganta en el primer año después de la cirugía en comparación con el tratamiento no quirúrgico. Los niños que fueron operados tuvieron tres episodios de dolor de garganta de media, en comparación con los 3,6 episodios experimentados por los otros niños. Uno de los tres episodios es el episodio de dolor causado por la cirugía.
Cuando se trata de evitar los fuertes dolores de garganta, los niños que tienen amigdalitis más grave o frecuente pueden beneficiarse más de la cirugía en comparación con los niños menos afectados. En los niños con menos afectados, los posibles beneficios de la (adeno)amigdalectomía son más inciertos. No hay datos de buena calidad sobre los efectos de la cirugía en el segundo año después de la cirugía ni los posteriores.
No se halló evidencia suficiente para sacar conclusiones firmes sobre la efectividad de la amigdalectomía en adultos con amigdalitis crónica/aguda recurrente. La evidencia solo está disponibles a corto plazo y es de baja calidad. Los datos también son difíciles de interpretar, ya que los estudios no tienen en cuenta los días de dolor que siempre siguen a la operación. Según los dos ensayos pequeños, la amigdalectomía parece dar lugar a menos días de dolor de garganta en los primeros seis meses después de la cirugía.
Dos de los estudios en niños afirmaron que no pudieron encontrar una diferencia en los resultados de la calidad de vida y un estudio no pudo encontrar una diferencia en la cantidad de analgésicos que los niños tomaron para ayudar con sus dolores de garganta.
La hemorragia inmediatamente después de la amigdalectomía o en las dos semanas posteriores a la cirugía es una complicación importante. Los estudios no proporcionaron buena información que permitiera evaluar con precisión el riesgo de estas complicaciones.
Calidad de la evidencia
Se consideró que la evidencia fue de calidad moderada para los datos de los niños (este hecho significa que es probable que los estudios de investigación adicionales tenga un impacto importante en la confianza en los resultados, y que pueden cambiar esos resultados). La calidad está afectada por un gran número de niños “perdidos en el seguimiento" después del primer año del estudio. Además, algunos niños asignados al grupo de "no cirugía" terminan siendo operados.
La calidad de la evidencia para la amigdalectomía en adultos es baja.
Como siempre, cualquier posible beneficio de la cirugía debe sopesarse cuidadosamente frente a los posibles efectos perjudiciales, ya que la intervención se asocia con un grado pequeño pero significativo de morbilidad en forma de hemorragia (ya sea durante o después de la cirugía). Además, incluso con una buena medicación para aliviar el dolor, la cirugía es especialmente incómoda para los adultos.
La amigdalectomía, o la adenoamigdalectomía, conlleva una reducción del número de episodios de dolor de garganta y los días con dolor de garganta en niños el primer año después de la operación en comparación con un tratamiento (inicial) no quirúrgico. Los niños más gravemente afectados tuvieron más probabilidades de beneficiarse, puesto que tuvieron una ligera disminución de los episodios de dolor de garganta moderados/graves. El tamaño del efecto es muy modesto, pero puede ser beneficioso conocer el momento preciso, inmediatamente después de la operación, en que ocurrirá el episodio de dolor que durará varios días, porque es una consecuencia directa de la operación. Está claro que algunos niños mejoran sin ninguna intervención quirúrgica, y aunque extirpar las amígdalas siempre prevendrá la “amigdalitis”, la repercusión del procedimiento sobre “el dolor de garganta” producido por faringitis es mucho menos previsible.
No se dispone de suficiente información sobre la eficacia de la (adeno)amigdalectomía frente al tratamiento no quirúrgico en adultos para llegar a una conclusión firme.
El impacto de la cirugía, como se demuestra en los estudios incluidos, es modesto. Muchos participantes del grupo no quirúrgico mejoran espontáneamente (aunque algunas personas asignadas al azar a este grupo se someten de hecho a una cirugía). El posible beneficio de la cirugía debe sopesarse contra los riesgos de la intervención, puesto que la (adeno)amigdalectomía se asocia con un grado pequeño pero significativo de morbilidad en forma de hemorragia primaria y secundaria y, aun con buena analgesia, es particularmente incómoda para los adultos.
La extracción quirúrgica de las amígdalas, con o sin adenoidectomía (amigdalectomía o adenoamigdalectomía), es una intervención otorrinolaringológica frecuente, aunque existe polémica acerca de sus indicaciones. Esta es una actualización de una revisión Cochrane publicada por primera vez en The Cochrane Library , Número 3, 1999 y actualizada previamente en 2009.
Evaluar la efectividad de la amigdalectomía, con y sin adenoidectomía, en los niños y adultos con amigdalitis crónica/aguda recurrente para reducir el número de episodios de amigdalitis o dolor de garganta y su intensidad.
Se realizaron búsquedas de ensayos publicados y no publicados en el registro de ensayos del Grupo Cochrane de Enfermedades de Oído, Nariz y Garganta (Cochrane Ear, Nose and Throat Disorders Group Trials Register); Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials) (CENTRAL); PubMed; EMBASE; CINAHL; Web of Science; Cambridge Scientific Abstracts; ISRCTN y en otras fuentes adicionales. La fecha de la búsqueda más reciente fue el 30 de junio 2014.
Los ensayos controlados aleatorizados que compararon la amigdalectomía (con o sin adenoidectomía) con el tratamiento no quirúrgico en adultos y niños con amigdalitis crónica/aguda recurrente.
Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándar previstos por la Colaboración Cochrane.
Esta revisión incluye siete ensayos con riesgo de sesgo bajo a moderado: cinco realizados en niños (987 participantes) y dos en adultos (156 participantes). Un octavo ensayo en adultos (40 participantes) tuvo un alto riesgo de sesgo y no proporcionó datos para el análisis. Sólo hay buena información disponible acerca de la efectividad de la (adeno)amigdalectomía para el primer año después de la operación en niños y para un período más corto (cinco a seis meses) en adultos.
Se combinaron los datos de cinco ensayos en niños: estos incluyeron a niños “gravemente afectados” (basado en criterios específicos que a menudo se denominan criterios “Paradise”) y menos afectados. Los niños que se sometieron a una (adeno)amigdalectomía tuvieron una media de tres episodios de dolor de garganta (de cualquier intensidad) en el primer año postoperatorio, en comparación con 3,6 episodios en el grupo de control; una diferencia de 0,6 episodios (intervalo de confianza (IC) del 95%: -1 a -0,1; evidencia de calidad moderada). Uno de los tres episodios del grupo quirúrgico fue el "predecible" que ocurrió en el período postoperatorio inmediato.
Cuando se analizaron sólo los episodios de dolor de garganta moderado/intenso, los niños afectados gravemente que se sometieron a una (adeno)amigdalectomía tuvieron de media 1,1 episodios de dolor de garganta en el primer año posoperatorio, en comparación con 1,2 episodios en el grupo de control (evidencia de baja calidad). Esta no es una diferencia significativa, pero un episodio en el grupo quirúrgico fue el que ocurrió inmediatamente después de la cirugía.
Los niños menos afectados tuvieron más episodios de dolor de garganta moderado/intenso después de la cirugía (1,2 episodios) que el grupo de control (0,4 episodios: diferencia 0,8; IC del 95%: 0,7 a 0,9), pero nuevamente un episodio fue el episodio posoperatorio predecible (evidencia de calidad moderada).
Los datos sobre el número de días de dolor de garganta sólo están disponibles para los niños moderadamente afectados y son coherentes con los datos sobre los episodios. Durante el primer año tras la operación, los niños sometidos a cirugía tuvieron un promedio de 18 días de dolor de garganta (de los cuales algunos -entre cinco y siete de media- serán en el período posoperatorio inmediato), en comparación con 23 días en el grupo de control (diferencia 5,1 días, IC del 95%: 2,2 a 8,1; evidencia de calidad moderada).
Cuando se agruparon los datos de dos estudios en adultos (156 participantes), hubo 3,6 episodios menos (IC del 95%: 7,9 menos a 0,70 más; evidencia de baja calidad) en el grupo que recibió la cirugía durante los seis meses posteriores a la misma. Sin embargo, hubo una heterogeneidad estadística significativa. La diferencia de medias agrupada para el número de días con dolor de garganta en un período de seguimiento de unos seis meses fue de 10,6 días menos a favor del grupo que se sometió a la cirugía (IC del 95%: 5,8 menos a 15,8 menos; evidencia de baja calidad). Sin embargo, también hubo una heterogeneidad estadística significativa en este análisis y no se incluyó el número de días con dolor posoperatorio (que pareció ser de media entre 13 y 17 días en los dos ensayos). Dada la corta duración del seguimiento y las diferencias entre los estudios, se consideró que la evidencia para los adultos fue de baja calidad.
Dos estudios en niños informaron que «no hubo diferencia estadísticamente significativa» en los resultados de calidad de vida, pero los datos no pudieron agruparse. Un estudio no informó diferencias en el consumo de analgésicos. No se halló evidencian para la prescripción de antibióticos.
Existen datos limitados de los estudios incluidos para cuantificar los riesgos importantes de hemorragias primarias y secundarias.
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