Pregunta de la revisión: La pregunta de esta revisión es si las intervenciones familiares pueden influir en los niños y adolescentes para que no fumen, en comparación con controles de no intervención o con el agregado de una intervención escolar. En particular se centró en los niños que nunca habían fumado.
Antecedentes: Prevenir que los niños comiencen a fumar es importante para evitar una vida de adicción, salud deficiente y consecuencias sociales y económicas. Los miembros de la familia influyen en si los niños y adolescentes fuman. Se deseó conocer si hay suficientes pruebas que justifiquen financiar intervenciones en las familias para prevenir que los niños comiencen a fumar.
Última búsqueda: abril 2014.
Características de los estudios: Se identificaron 27 ensayos; 23 en los EE.UU. y uno en Australia, India, Países Bajos y Noruega. El objetivo varió entre los estudios. Quince ensayos se centraron en la prevención del consumo de sustancias: seis se centraron solamente en la prevención del tabaquismo; uno se centró en el consumo de alcohol; uno en el consumo general de sustancias; tres en el consumo de tabaco, alcohol y marihuana; dos en el consumo de alcohol y tabaco; y dos en el tabaquismo y la salud cardiovascular. Dos ensayos se centraron en la prevención del VIH y las relaciones sexuales inseguras. Diez ensayos se centraron en el funcionamiento familiar, el desarrollo del niño y la modificación del comportamiento del adolescente. La duración del seguimiento después de la intervención fue muy variada, y osciló desde seis meses a más de 15 años en los estudios que aplicaron la intervención a madres de los niños muy pequeños.
Resultados clave: Nueve ensayos proporcionaron datos para comparar una intervención familiar para el tabaquismo con de no intervención sobre el hábito de fumar futuro en los que no fumaban al comienzo del estudio. No se pudieron incluir datos de otros ocho ensayos. Los resultados mostraron un efecto beneficioso significativo de las intervenciones familiares sobre la comparación control en la prevención de la experimentación o comenzar a fumar de manera habitual. La estimación de esta revisión indicó que las intervenciones familiares podrían reducir el número de adolescentes que probaban el tabaco entre el 16% y el 32%.
Dos ensayos proporcionaron datos para comparar una intervención combinada familiar más escolar con una intervención escolar y también favorecieron la intervención familiar. La estimación indicó que el agregado de una intervención familiar podría reducir el inicio del hábito de fumar entre el 4% y el 25%. No se pudieron incluir datos de otros cinco ensayos.
La interpretación de la presente revisión es que la característica común de las intervenciones eficaces fue estimular la crianza con autoridad (que se define generalmente como mostrar un gran interés y atención al adolescente, a menudo en un contexto de normas). Este concepto es diferente al de crianza autoritaria (hacer lo que yo digo) o negligente o no supervisada.
Calidad de la evidencia: Debido a que la mayoría de los ensayos controlados aleatorios incluidos en la revisión no informó los métodos en detalles suficientes para estar seguros de que los resultados no estaban sesgados, la calidad de las pruebas se evaluó de moderada, lo que significa que la estimación del efecto es incierta.
Conclusiones: Hay pruebas de calidad moderada de que las intervenciones familiares pueden prevenir que los niños y adolescentes comiencen a fumar. Los programas intensivos pueden tener mayores probabilidades de tener éxito que los de menor intensidad. También hay pruebas que indican que el agregado de un componente familiar a una intervención escolar puede ser eficaz. Como las intervenciones y los contextos en la revisión difirieron considerablemente, es importante continuar la evaluación de los programas familiares.
Hay pruebas de calidad moderada que indican que las intervenciones familiares pueden tener un efecto positivo sobre la prevención de que los niños y adolescentes comiencen a fumar. Hubo más estudios con programas de alta intensidad comparados con un grupo control de no intervención, que los que hubo con otros comparadores. Por lo tanto, las pruebas son más sólidas para los programas de alta intensidad utilizados independientemente de las intervenciones escolares. Habitualmente los programas se dirigieron a familias funcionales y se introdujeron cuando los niños tenían entre 11 y 14 años de edad. Según estas pruebas de calidad moderada una intervención familiar podría reducir el consumo o la experimentación con el tabaco entre el 16% y el 32%. Sin embargo, estos resultados se deben interpretar con cuidado porque las estimaciones del efecto no pudieron incluir datos de todos los estudios. La interpretación de la presente revisión es que la característica común de las intervenciones eficaces de alta intensidad fue estimular la crianza con autoridad (que se define generalmente como mostrar un gran interés y atención al adolescente, a menudo en un contexto de normas). Este concepto es diferente al de crianza autoritaria (hacer lo que yo digo) o negligente o no supervisada.
Hay pruebas de que la familia y los amigos influyen en las decisiones de los niños de fumar.
Evaluar la efectividad de las intervenciones para ayudar a las familias a impedir que los niños comiencen a fumar.
Se hicieron búsquedas en 14 bases de datos bibliográficas electrónicas, incluyendo el registro especializado del Grupo Cochrane de Adicción al Tabaco (Cochrane Tobacco Addiction Group), MEDLINE, EMBASE, PsycINFO, CINAHL material no publicado y en listas de referencias de artículos clave. Se realizaron búsquedas de texto libre en Internet y búsquedas orientadas en sitios web específicos, así como búsquedas manuales en revistas importantes no disponibles en formato electrónico. Se consultó con autores y expertos en el tema. La búsqueda más reciente fue el 3 abril 2014. No hubo limitaciones de fecha o idioma.
Ensayos controlados aleatorios (ECA) de intervenciones con niños (cinco a 12 años de edad) o adolescentes (13 a 18 años) y con familiares para disuadir del consumo de tabaco. El resultado primario fue el efecto de la intervención sobre la situación con respecto al tabaquismo de los niños que informaron al inicio que no fumaban. Los ensayos incluidos tenían que informar resultados evaluados al menos seis meses después del inicio de la intervención.
Se revisaron todas las citas potencialmente pertinentes y se recuperó el texto completo para determinar si el estudio era un ECA y se ajustaba a los criterios de inclusión. Dos autores extrajeron de forma independiente los datos de los estudios para cada ECA y evaluaron el riesgo de sesgo. Los cocientes de riesgos se agruparon mediante el modelo de efectos fijos de Mantel-Haenszel.
Se incluyeron 27 ECA. Las intervenciones fueron muy heterogéneas en los componentes de la intervención familiar, los otros comportamientos de riesgo a las que estaban dirigidas junto al tabaquismo, la edad de los niños al inicio y la duración del seguimiento. Dos intervenciones fueron probadas en dos ECA, una fue probada en tres ECA y las otras 20 intervenciones diferentes se probaron en solamente un ECA. Se probaron 23 intervenciones en los EE.UU., dos en Europa, una en Australia y otra en la India.
Las condiciones control pertenecían a dos grupos principales: ninguna intervención o atención habitual; o intervenciones escolares proporcionadas a todos los participantes. Estos dos grupos de estudios se consideraron por separado.
En su mayoría los estudios se calificaron de "inciertos" en al menos un criterio de riesgo de sesgo, por lo que la evaluación de la calidad de las pruebas se disminuyó a moderada. Aunque hubo heterogeneidad entre los estudios, hubo pocas pruebas de heterogeneidad estadística en los resultados. No fue posible extraer los datos de todos los estudios en un formato que permitiera la inclusión en un metanálisis.
Hubo pruebas de calidad moderada de que las intervenciones familiares tuvieron una repercusión positiva sobre la prevención del tabaquismo en comparación con un control de no intervención. Se pudieron agrupar nueve estudios (4810 participantes) que informaron el consumo de tabaco entre no fumadores al inicio, pero ocho estudios con cerca de 5000 participantes no se pudieron agrupar debido a que no hubo datos suficientes. La estimación agrupada detectó una reducción significativa del hábito de fumar en los brazos de intervención (cociente de riesgos [CR] 0,76; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,68 a 0,84). La mayoría de estos estudios utilizó intervenciones intensivas. Las estimaciones de los subgrupos de intensidad media y baja fueron similares pero los intervalos de confianza fueron amplios. Dos estudios en los que algunos de los 4487 participantes tenían experiencias como fumadores al inicio no detectaron pruebas de efecto (CR 1,04; IC del 95%: 0,93 a 1,17).
Ocho ECA compararon una intervención combinada familiar más escolar con una intervención escolar solamente. De los tres estudios con datos, dos ECA con resultados de 2301 participantes que nunca habían fumado al inicio detectaron pruebas de efecto (CR 0,85; IC del 95%: 0,75 a 0,96) y un estudio con datos de 1096 participantes no limitado a nunca haber fumado al inicio también detectó un efecto beneficioso (CR 0,60; IC del 95%: 0,38 a 0,94). Los otros cinco estudios con cerca de 18 500 participantes no informaron datos en un formato que permitiera el metanálisis. Un ECA también comparó una intervención familiar con una intervención escolar de "buen comportamiento" y no detectó una diferencia entre los dos tipos de programa (CR 1,05; IC del 95%: 0,80 a 1,38; n = 388).
Ningún estudio identificó ningún efecto adverso de la intervención.
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