Antecedentes
Los alimentos con cereales integrales comprenden una variedad de productos e incluyen trigo, arroz, maíz y avenas integrales. El término “cereales integrales” también incluye cereales enteros molidos como la harina de avena y la harina de trigo integrales.
Características de los estudios
Se evaluaron nueve estudios aleatorizados que examinaban los efectos de la alimentación con cereales integrales en comparación con la alimentación con cereales refinados o la alimentación habitual en los niveles de colesterol en sangre o la presión arterial (factores de riesgo principales de enfermedades cardiovasculares incluidos los infartos o el ictus). La evidencia está actualizada hasta agosto de 2016.
Resultados clave
Se realizó el seguimiento de la alimentación durante al menos 12 semanas, aunque la mayoría de los estudios tuvieron algunas limitaciones metodológicas, los números de participantes fueron pequeños y la calidad general de la evidencia fue baja. No se encontró ningún estudio que informara el efecto de los cereales integrales sobre las muertes por enfermedades cardiovasculares ni sobre los eventos cardiovasculares. Los nueve estudios incluidos informaron los efectos de la alimentación con cereales integrales sobre los niveles de colesterol en sangre o la presión arterial. No se encontró ningún efecto sobre el nivel de colesterol en sangre ni sobre la presión arterial a favor de las dietas con cereales integrales. Cuatro estudios fueron financiados por organismos de financiación nacionales independientes y gubernamentales, mientras que los estudios restantes informaron financiación parcial o total de organizaciones con intereses comerciales en los cereales.
Conclusión
Hasta la fecha no hay evidencia suficiente de ensayos controlados aleatorizados para recomendar la alimentación con cereales integrales para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares o el nivel de colesterol en sangre o la presión arterial.
Hay evidencia insuficiente procedente de ECA acerca del efecto de las dietas con cereales integrales en los desenlaces cardiovasculares o en los principales factores de riesgo de EC, como los niveles de lipidemia y la presión arterial. Los ensayos estuvieron en riesgo poco claro o alto de sesgo y presentaron tamaños muestrales pequeños e intervenciones a relativamente corto plazo, y la calidad general de la evidencia fue baja. Se necesitan ECA bien diseñados, con potencia estadística suficiente y de mayor duración que evalúen los eventos cardiovasculares así como los factores de riesgo cardiovascular.
Hay evidencia proveniente de estudios observacionales de que los cereales integrales pueden tener un efecto beneficioso sobre el riesgo de enfermedades cardiovasculares (EC). Las versiones anteriores de esta revisión encontraron principalmente estudios de intervención a corto plazo. En la actualidad se dispone de ensayos controlados aleatorizados (ECA) a más largo plazo. Esta es una actualización y ampliación de la revisión original elaborada en 2007.
El objetivo de esta revisión sistemática fue evaluar el efecto de los alimentos o dietas con cereales integrales sobre la mortalidad total, los eventos cardiovasculares y los factores de riesgo cardiovascular (lípidos en sangre, presión arterial) en personas sanas o en personas con enfermedades cardiovasculares establecidas o factores de riesgo relacionados, mediante el uso de todos los ECA aptos.
Se hicieron búsquedas en CENTRAL (número 8, 2016) y en la Cochrane Library, MEDLINE (1946 hasta el 31 de agosto de 2016), Embase (1980 hasta semana 35, 2016) y en CINAHL Plus (1937 hasta el 31 de agosto de 2016) el 31 de agosto de 2016. También se hicieron búsquedas en ClinicalTrials.gov el 5 de julio de 2017 y en la Plataforma de registros internacionales de ensayos clínicos de la Organización Mundial de la Salud (ICTRP de la OMS) el 6 de julio de 2017. Se revisaron las listas de referencias de artículos relevantes y no se aplicaron restricciones de idioma.
Se seleccionaron los ECA que evaluaban los efectos de los alimentos o dietas con cereales integrales en comparación con alimentos o dietas con una composición similar, durante un mínimo de 12 semanas, en las enfermedades cardiovasculares y los factores de riesgo relacionados. Los adultos sanos, los que presentaban un mayor riesgo de EC o aquellos con diagnóstico previo de EC se consideraron aptos para la inclusión.
Dos autores de la revisión seleccionaron los estudios de forma independiente. Un autor de la revisión extrajo los datos y verificó la calidad, y un segundo autor los verificó. Un segundo autor de la revisión examinó los análisis. El efecto del tratamiento se evaluó mediante la diferencia de medias en un modelo de efectos fijos y la heterogeneidad mediante la estadística I2 y la prueba de Chi2 de la heterogeneidad. La calidad general de la evidencia se evaluó con GRADE con el software GRADEpro.
Se incluyeron nueve ECA que aleatorizaron a un total de 1414 participantes (intervalo de edad de 24 a 70; media de edad 45 a 59, cuando se informó) a cereales integrales versus grupos de control de cereales refinados. No se encontró ningún estudio que informara sobre el efecto de la alimentación con cereales integrales sobre la mortalidad cardiovascular total o los eventos cardiovasculares (infarto de miocardio total, angina inestable, cirugía de revascularización de arterias coronarias, angioplastia coronaria transluminal percutánea, accidente cerebrovascular total). Todos los estudios incluidos informaron del efecto de la alimentación con cereales integrales sobre los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular, incluidas la lipidemia y la presión arterial. Todos los estudios se realizaron en poblaciones de prevención primaria y presentaron un riesgo poco claro o alto de sesgo, y ningún estudio incluyó intervenciones con una duración mayor que 16 semanas.
En términos generales, no se encontró ninguna diferencia entre los grupos de cereales integrales y de control para el colesterol total (diferencia de medias 0,07; intervalo de confianza del 95%: -0,07 a 0,21; seis estudios [siete comparaciones], 722 participantes; evidencia de calidad baja).
Mediante GRADE, se consideró que la calidad general de la evidencia disponible sobre el colesterol fue baja. Cuatro estudios fueron financiados por organismos de financiación nacionales independientes y gubernamentales, mientras que los estudios restantes informaron financiación parcial o total de organizaciones con intereses comerciales en los cereales.
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