La región toracolumbar de la columna vertebral está compuesta por la columna torácica (espalda media) y lumbar (espalda baja). Un tipo de lesión de la columna vertebral es la fractura por estallido, en la que una vértebra (uno de los varios huesos que componen la columna vertebral) se fractura (rompe) de tal manera que pierde altura tanto en la parte trasera como en la delantera. Este tipo de fractura se produce con mayor frecuencia en los huesos situados en la unión de la columna torácica y lumbar. Estas lesiones suelen ser el resultado de un accidente de alta velocidad, como un choque de un vehículo motor. Se trata de lesiones graves, sobre todo cuando la médula espinal también está dañada, ya que puede provocar la pérdida parcial o total de las funciones sensoriales y motoras de las piernas, y la disfunción de la vejiga o el intestino. Esta revisión sólo incluyó a los pacientes cuyo tejido nervioso no estaba dañado, aunque fue posible descartar un daño posterior. Los pacientes son tratados en el hospital ya sea de manera conservadora, colocándolos en una posición acostada que reduce la tensión en esa parte de la columna vertebral y luego colocándoles un yeso o un aparato ortopédico para que puedan moverse, o quirúrgicamente, estabilizando la parte afectada de la columna vertebral mediante diversos implantes y procedimientos.
Se incluyeron los datos de dos ensayos con 87 participantes. Los ensayos compararon el tratamiento quirúrgico con el no quirúrgico para estas fracturas en la región toracolumbar de la columna vertebral. Ambos ensayos tuvieron limitaciones en sus métodos que podían reducir la fiabilidad de sus resultados. Informaron de resultados contrastantes en cuanto al dolor y la funcionalidad del paciente al menos dos años después del tratamiento. Un estudio encontró que los pacientes presentaron menos dolor y mejor funcionalidad después de la cirugía en comparación con los pacientes que no se habían sometido a una cirugía. El otro ensayo encontró lo contrario. Ambos ensayos encontraron que hubo más complicaciones tempranas en el grupo quirúrgico y sólo los participantes de este grupo se sometieron a una cirugía adicional posterior. Esto implicó la remoción del implante, ya sea para resolver una complicación o de manera rutinaria. Un ensayo informó que la cirugía fue cuatro veces más costosa que el tratamiento no quirúrgico.
La revisión concluyó que la evidencia débil proveniente de estos dos ensayos no fue suficiente para determinar si la cirugía o el tratamiento no quirúrgico fue mejor para estas fracturas. Sin embargo, es probable que la cirugía se asocie con más complicaciones tempranas y la necesidad de una cirugía posterior, así como con mayores costos iniciales de atención médica.
La evidencia contradictoria proporcionada por dos ensayos controlados aleatorizados pequeños y potencialmente sesgados no es suficiente para determinar si el tratamiento quirúrgico o no quirúrgico provoca un dolor más intenso y resultados funcionales superiores en los pacientes con fracturas toracolumbares por estallido sin déficit neurológico. Sin embargo, es probable que la cirugía se asocie con más complicaciones tempranas y la necesidad de una cirugía posterior, así como con mayores costos iniciales de atención médica.
Las fracturas por estallido de la columna vertebral son el resultado del fallo de las columnas anterior y media de la columna vertebral bajo cargas de compresión axial. El tratamiento conservador es a través del reposo en cama y la inmovilización una vez que los síntomas agudos se han resuelto. El tratamiento quirúrgico implica la estabilización anterior o posterior de la fractura, a veces con descompresión que implica la eliminación de fragmentos de hueso que se han introducido en el canal vertebral. Esta es una actualización de una revisión publicada por primera vez en 2006.
Comparar los resultados del tratamiento quirúrgico con el no quirúrgico para las fracturas toracolumbares por estallido sin déficit neurológico.
Se realizaron búsquedas en el registro especializado del Grupo Cochrane de Lesiones óseas, articulares y musculares (Cochrane Bone, Joint and Muscle Trauma Group) (octubre de 2012), en el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials) (CENTRAL) (la Cochrane Library 2012, Número 8), MEDLINE (1946 a octubre de 2012), EMBASE (1980 a octubre de 2012) y en la Chinese Biomedical Literature Database (1978 a octubre de 2012). También se hicieron búsquedas en registros de ensayos y en las listas de referencias de los artículos.
Ensayos controlados aleatorios o cuasialeatorios que compararon el tratamiento quirúrgico con el no quirúrgico de las fracturas toracolumbares por estallido sin déficit neurológico.
Dos autores de la revisión, de forma independiente, evaluaron el riesgo de sesgo y extrajeron los datos. Sólo se realizó una agrupación limitada de los datos.
Se incluyeron dos ensayos que compararon el tratamiento quirúrgico con el no quirúrgico en pacientes con fracturas toracolumbares por estallido sin déficit neurológico. Éstos reclutaron un total de 87 participantes e informaron los resultados de 79 participantes en un seguimiento de dos años o más. Ambos ensayos se consideraron con riesgo incierto de sesgo de selección y alto riesgo de sesgos de realización y de detección, como resultado de la falta de cegamiento.
Los dos ensayos informaron de resultados contrastantes en cuanto al dolor y los resultados relacionados con la funcionalidad en el seguimiento final, y en la cantidad de los que retornaron al trabajo. Un ensayo encontró menos dolor (diferencia de medias [DM] -15,09 mm; IC del 95%: -27,81 a -2,37; escala analógica visual de 100 mm), y mejor funcionalidad según los resultados del Roland and Morris disability questionnaire (DM -5,87; IC del 95%: -10,10 a -1,64; 24 puntos = máxima discapacidad) en el grupo quirúrgico. Sobre la base de las mismas medidas de resultado, el otro ensayo encontró que el grupo quirúrgico presentó más dolor (DM 13,60 mm; IC del 95%: -0,31 a 27,51) y peor funcionalidad (DM 4,31; IC del 95%: 0,54 a 8,08). Ninguno de los dos ensayos informó de una diferencia estadísticamente significativa en el retorno al trabajo. Hubo un mayor número de participantes con complicaciones en el grupo quirúrgico de ambos ensayos (21/41 versus 6/38; RR 2,85; IC del 95%: 0,83 a 9,75; dos ensayos), y sólo los participantes de este grupo se sometieron a una cirugía posterior, que incluyó la extracción del implante ya sea por complicaciones o por rutina. Un ensayo informó que la cirugía fue cuatro veces más costosa que el tratamiento no quirúrgico.
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