Mensajes clave
No se encontró evidencia de que algún tratamiento médico afectara la agudeza visual (nitidez de la visión), tanto si se medía al cabo de unas semanas o luego de más tiempo. También se observó que ningún tratamiento médico dio lugar a menos complicaciones derivadas del propio hipema, aunque esta evidencia es débil porque se produjeron pocos episodios. Se encontró evidencia limitada de que los antifibrinolíticos (medicamentos que afectan a la coagulación de la sangre) redujeran el riesgo de nuevas hemorragias oculares.
¿Qué se quería averiguar?
Se quiso averiguar qué tratamientos médicos son eficaces para el tratamiento del hipema traumático, una enfermedad en la que se acumula sangre en el segmento anterior (parte anterior del ojo) tras un traumatismo importante (lesión física en el ojo). Era importante evaluar los posibles tratamientos para el hipema traumático, porque las complicaciones de la enfermedad pueden afectar a la visión final.
¿Qué se hizo?
Se buscaron estudios que analizaron un tratamiento médico (no quirúrgico) comparado con otro tratamiento médico o grupo de comparación en personas con hipema traumático. Se compararon y resumieron los resultados de los estudios y la confianza en la evidencia se evaluó sobre la base de factores como la metodología y el tamaño de los estudios.
¿Qué se encontró?
Se encontraron 30 estudios con un total de 2969 participantes que abordaban la pregunta de esta revisión. Se realizaron estudios en EE. UU., Canadá, Suecia, Dinamarca, China, Sudáfrica, Malasia, Irán e Israel. Los estudios incluyeron más varones que mujeres y los participantes solían ser niños o adultos jóvenes. Los tratamientos incluyeron agentes antifibrinolíticos por vía oral o aplicados de manera directa en el ojo (ácido aminocaproico, ácido tranexámico y ácido aminometilbenzoico), corticosteroides orales o tópicos, otros tipos de colirios, aspirina, estrógenos, medicina tradicional china, parches, elevación de la cabeza y reposo en cama. La mayoría de los estudios analizaron la frecuencia con la que se producía una nueva hemorragia, ya que esta hemorragia secundaria suele asociarse a más complicaciones. Otros desenlaces examinados fueron la agudeza visual y el tiempo de absorción de la sangre en el ojo.
Resultados principales
No se encontró evidencia de que algún tratamiento médico afectara a la visión final, pero esta evidencia en general se consideró de certeza baja. Los agentes antifibrinolíticos sí parecieron reducir el riesgo de nuevas hemorragias oculares, pero los participantes que tomaban ácido aminocaproico oral (un agente antifibrinolítico) parecieron tener más náuseas y vómitos comparados con los del grupo de comparación. No estuvo claro si los antifibrinolíticos redujeron las complicaciones de hemorragia secundaria, ya que estos episodios ocurrieron con poca frecuencia en los estudios. No se encontró evidencia de la eficacia de ningún otro tratamiento médico para reducir la tasa de nuevas hemorragias o el número de complicaciones.
¿Cuáles son las limitaciones de la evidencia?
La evidencia de un efecto beneficioso de cualquiera de los tratamientos evaluados fue incierta porque el número de participantes y episodios fue pequeño.
¿Cuál es el grado de actualización de esta revisión?
Se revisaron los estudios publicados hasta el 22 de marzo de 2022.
No se encontró evidencia de un efecto sobre la agudeza visual de ninguna de las intervenciones evaluadas en esta revisión. Aunque la evidencia fue limitada, las personas con hipema traumático que reciben ácido aminocaproico o ácido tranexámico tienen menos probabilidades de sufrir una hemorragia secundaria. Sin embargo, el hipema tardó más en desaparecer en las personas tratadas con ácido aminocaproico sistémico.
No existe evidencia sólida que respalde la administración de agentes antifibrinolíticos en el tratamiento del hipema traumático, salvo posiblemente para reducir la tasa de hemorragia secundaria. Se desconocen los posibles efectos perjudiciales a largo plazo de la hemorragia secundaria. Del mismo modo, no existe evidencia que apoye la administración de corticosteroides, ciclopléjicos o intervenciones no farmacológicas (como la colocación de parches, el reposo en cama o la elevación de la cabeza) en el tratamiento del hipema traumático. Dado que estas intervenciones múltiples rara vez se utilizan de forma aislada, podría ser útil seguir investigando para evaluar el efecto aditivo de estas intervenciones.
El hipema traumático es la entrada de sangre en la cámara anterior, el espacio entre la córnea y el iris, tras una lesión ocular importante. El hipema puede asociarse a complicaciones importantes que, en raras ocasiones, causan una pérdida permanente de la visión. Las complicaciones incluyen presión intraocular elevada, manchas de sangre en la córnea, sinequias anteriores y posteriores y atrofia del nervio óptico. Las personas con rasgo o enfermedad de células falciformes pueden ser especialmente susceptibles de sufrir aumentos de la presión intraocular y atrofia óptica. Las nuevas hemorragias se asocian a un aumento de la tasa y la gravedad de las complicaciones.
Evaluar la eficacia de diversas intervenciones médicas en el tratamiento del hipema traumático.
Se realizaron búsquedas en el Registro Cochrane central de ensayos controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials; CENTRAL) (que contiene el Registro de ensayos del Grupo Cochrane de Salud ocular y de la visión [Cochrane Eyes and Vision]) (2022, Número 3); en MEDLINE Ovid; Embase.com; PubMed (1948 a marzo de 2022); el registro ISRCTN; ClinicalTrials.gov, y la Plataforma de registros internacionales de ensayos clínicos (ICTRP) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La fecha límite de búsqueda fue el 22 de marzo de 2022.
Dos autores de la revisión evaluaron de forma independiente los títulos y resúmenes de todos los informes identificados mediante las búsquedas electrónicas y manuales. Se incluyeron ensayos aleatorizados y cuasialeatorizados que compararon diversas intervenciones médicas (no quirúrgicas) versus otras intervenciones médicas o grupos de control para el tratamiento del hipema traumático posterior a un traumatismo ocular cerrado. No se aplicaron restricciones en cuanto a edad, sexo, gravedad del traumatismo ocular cerrado o nivel de agudeza visual en el momento del reclutamiento.
Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándar previstos por Cochrane y la certeza de la evidencia se evaluó mediante el método GRADE.
Se incluyeron 23 estudios aleatorizados y siete cuasialeatorizados con un total de 2969 participantes. Las intervenciones incluyeron agentes antifibrinolíticos (ácido aminocaproico sistémico y tópico, ácido tranexámico y ácido aminometilbenzoico), corticosteroides (sistémicos y tópicos), ciclopléjicos, mióticos, aspirina, estrógenos conjugados, medicina tradicional china, parches monoculares versus bilaterales, elevación de la cabeza y reposo en cama.
No se encontró evidencia de un efecto sobre la agudeza visual para ninguna intervención, ya sea que se midiera dentro de dos semanas (a corto plazo) o durante períodos más largos. En un metanálisis de dos ensayos, no se encontró evidencia de un efecto del ácido aminocaproico sobre la agudeza visual a largo plazo (RR 1,03; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,82 a 1,29) o la agudeza visual final medida hasta tres años después del hipema (RR 1,05; IC del 95%: 0,93 a 1,18). El ácido tranexámico oral pareció proporcionar poco o ningún efecto beneficioso sobre la agudeza visual en cuatro ensayos (RR 1,12; IC del 95%: 1,00 a 1,25). Los ensayos restantes evaluaron los efectos de diversas intervenciones sobre la agudeza visual a corto plazo; ninguna de estas intervenciones se midió en más de un ensayo. Ninguna intervención mostró un efecto estadísticamente significativo (las RR oscilaron entre 0,75 y 1,10). De manera similar, la agudeza visual medida durante períodos más prolongados en cuatro ensayos que evaluaron diferentes intervenciones tampoco fue estadísticamente significativa (las RR oscilaron entre 0,82 y 1,02). La evidencia que respaldaba estas conclusiones fue de certeza baja o muy baja.
El ácido aminocaproico sistémico redujo la tasa de hemorragia recurrente (RR 0,28; IC del 95%: 0,13 a 0,60), según se evaluó en seis ensayos con 330 participantes. Un análisis de sensibilidad que omitió dos estudios que no utilizaron un análisis por intención de tratar (intention-to-treat analysis) redujo la fuerza de la evidencia (RR 0,43; IC del 95%: 0,17 a 1,08). Se obtuvieron resultados similares para el ácido aminocaproico tópico (RR 0,48; IC del 95%: 0,20 a 1,10) en dos ensayos con 131 participantes. La certeza de la evidencia se consideró baja. El ácido tranexámico sistémico tuvo un efecto significativo en la reducción de la tasa de hemorragia secundaria (RR 0,33; IC del 95%: 0,21 a 0,53) en siete ensayos con 754 participantes, al igual que el ácido aminometilbenzoico (RR 0,10; IC del 95%: 0,02 a 0,41), según se informó en un estudio. La evidencia que respalda una reducción asociada en el riesgo de complicaciones por hemorragia secundaria (es decir, manchas de sangre en la córnea, sinequias anteriores periféricas, presión intraocular elevada y desarrollo de atrofia óptica) con los antifibrinolíticos fue limitada por el escaso número de estos eventos. La administración de ácido aminocaproico se asoció a un aumento de las náuseas, los vómitos y otros eventos adversos en comparación con el placebo. No se encontró evidencia de un efecto sobre el número de eventos adversos con la administración de ácido aminocaproico sistémico versus tópico o con la dosis estándar versus la dosis inferior del fármaco.
El número de días para la resolución del hipema primario pareció ser mayor con la administración de ácido aminocaproico sistémico en comparación con no administrarlo, pero este desenlace no se modificó con ninguna otra intervención.
La evidencia disponible sobre la administración de corticosteroides sistémicos o tópicos, ciclopléjicos o aspirina en el hipema traumático fue limitada debido al escaso número de participantes y eventos en los ensayos.
No se encontró evidencia de un efecto entre un parche único versus uno binocular sobre el riesgo de hemorragia secundaria o el tiempo hasta una nueva hemorragia. Tampoco se encontró evidencia de un efecto sobre el riesgo de hemorragia secundaria entre la deambulación y el reposo absoluto en cama.
La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.