Antecedentes
La disfunción sexual en las mujeres es una posible complicación de muchos tipos de tratamientos por cáncer.
Esta revisión evaluó la efectividad de tratamientos (intervenciones) de cualquier clase, por ejemplo fármacos o ejercicios, para tratar la disfunción sexual en las mujeres después del tratamiento por cáncer.
La revisión es una actualización de una publicada en 2007 que evaluó la efectividad de las intervenciones para los hombres y las mujeres. Se decidió presentar esta revisión revisada por separado para las mujeres debido al aumento del número de ensayos. Otra revisión para los hombres está en marcha.
Características de los estudios
Se identificaron 11 nuevos ensayos sobre intervenciones para mujeres en septiembre 2015. Se excluyó un ensayo que se había incluido en la versión anterior de esta revisión porque evaluó el tratamiento para la prevención de la disfunción sexual y dejó de ser relevante para esta revisión. Las intervenciones difirieron en el contenido y en cómo los investigadores midieron los efectos beneficiosos. Ocho de las intervenciones incluyeron apoyo psicológico como el asesoramiento en temas sexuales, o el apoyo de pareja. Una de las otras fue una crema de testosterona, otra evaluó un gel vaginal con pH equilibrado y la otra fue de ejercicios del suelo pelviano. Los hallazgos de seis de los ensayos son débiles porque implicaron a un pequeño número de mujeres.
Resultados clave
Entre los ensayos la repercusión sobre la función sexual fue diferente. Lo anterior dificulta establecer conclusiones claras. Por ejemplo, en los que evaluaron un tratamiento de apoyo psicológico, cuatro estudios encontraron que mejoró algunas medidas de función sexual pero no otras, pero cinco encontraron que no mejoró la función sexual según ninguna de las medidas utilizadas. En las otras intervenciones estudiadas, solamente el ensayo del gel vaginal encontró mejorías en la función sexual y no se informaron efectos secundarios. Solamente una de las intervenciones psicológicas informó que no ocurrieron efectos perjudiciales debido a la intervención. Los otros ensayos de apoyo psicológico no evaluaron los efectos perjudiciales. Este hecho es una brecha importante ya que algunas pacientes pueden encontrar angustiante tratar los problemas sexuales personales como parte del tratamiento.
Se necesitan más evaluaciones para todas las intervenciones. Los estudios actuales solamente han explorado la efectividad en las pacientes con cánceres ginecológicos y de mama, pero hay riesgo de problemas sexuales después de los tratamientos por otros cánceres. Las nuevas evaluaciones necesitan incluir a un gran número de participantes.
Desde la última versión de esta revisión, los estudios nuevos no proporcionan información clara sobre la repercusión de las intervenciones para la disfunción sexual posterior a tratamientos por cáncer en mujeres. Las intervenciones para la disfunción sexual en esta revisión no son representativas del rango que está disponible para las mujeres, ni del mayor rango de cánceres en los cuales se conoce que los tratamientos aumentan el riesgo de problemas sexuales. Se necesitan evaluaciones adicionales.
La proporción de pacientes que viven con cáncer y que sobreviven al cáncer está en aumento. Este hecho ha provocado un aumento en el conocimiento de la importancia de la calidad de vida, que incluye la función sexual, en los pacientes afectados por el cáncer. La disfunción sexual es una posible complicación a largo plazo de muchos tratamientos por cáncer. Estos tratamientos incluyen los que tienen una repercusión directa sobre el área pelviana y los genitales y también los tratamientos que tienen una repercusión más generalizada (sistémica) la sobre la función sexual.
Esta es una actualización de la revisión Cochrane original publicada en el Número 4, 2007, sobre las intervenciones para tratar la disfunción sexual posterior a los tratamientos por cáncer en hombres y mujeres. Desde su publicación en 2007 ha habido un aumento en el número de ensayos en hombres y en mujeres y esta revisión actual hace un análisis crítico solamente de los ensayos que incluyen mujeres. Una revisión en etapa de publicación se dedicará a los hombres.
Evaluar la efectividad de las intervenciones para el tratamiento de la disfunción sexual en las mujeres después de los tratamientos por cáncer. Evaluar los eventos adversos asociados con las intervenciones.
Se realizaron búsquedas en el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (CENTRAL 2015, número 9), MEDLINE, EMBASE, PsycINFO, AMED, CINAHL, Dissertation Abstracts yNHS Research Register. Las búsquedas se realizaron originalmente en enero 2007 y se actualizan hasta septiembre 2015.
Se incluyeron los ensayos controlados aleatorios (ECA) que evaluaron la efectividad de un tratamiento para la disfunción sexual. Las participantes en el ensayo fueron pacientes que habían desarrollado disfunción sexual como consecuencia de un tratamiento por cáncer. Se buscaron evaluaciones de intervenciones farmacológicas, mecánicas, psicoterapéuticas, complementarias o que incluyeran ejercicios físicos.
Dos autores de la revisión extrajeron los datos de forma independiente y evaluaron la calidad de los ensayos. Se consideró realizar un metanálisis de los ensayos con características clave comparables.
Desde la versión original de esta revisión, se han identificado 11 nuevos estudios en mujeres. El único estudio identificado en la versión anterior de esta revisión se excluyó en esta actualización ya que no cumplió con los criterios de inclusión más estrechos de incluir solamente las intervenciones para el tratamiento, no la prevención, de la disfunción sexual.
Entre los 11 ensayos se asignaron al azar 1509 participantes femeninas. Todos los ensayos exploraron intervenciones posteriores al tratamiento por cáncer ginecológico o de mama. Ocho ensayos evaluaron una intervención psicoterapéutica o psicoeducativa. Dos ensayos evaluaron una intervención farmacológica y uno ejercicios del suelo pelviano. Todos incluyeron pacientes heterosexuales. Ocho estudios tuvieron alto riesgo de sesgo ya que incluyeron una muestra de menos de 50 participantes por brazo del ensayo. Los ensayos variaron no solamente en cuanto al contenido de la intervención sino en las mediciones de resultado, lo que limitó el análisis combinado. En los ensayos que evaluaron una intervención psicoterapéutica el efecto sobre la disfunción sexual fue mixto; en tres ensayos se encontraron efectos beneficiosos en algunas medidas de función sexual y en cinco ensayos no se encontraron efectos beneficiosos. Las pruebas de los otros tres ensayos, dos sobre diferentes aplicaciones farmacológicas y uno sobre ejercicios, difirieron y estuvieron limitadas por los tamaños de la muestra pequeños. Solamente el ensayo de un gel vaginal con pH equilibrado encontró mejorías significativas en la función sexual. Los ensayos de las intervenciones farmacológicas midieron los efectos perjudiciales: no se informaron efectos perjudiciales. Solamente un ensayo de intervención psicológica informó que no ocurrieron efectos perjudiciales debido a la intervención; los otros ensayos de apoyo psicológico no midieron los efectos perjudiciales.
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