¿Por qué es importante esta revisión?
La depresión es muy común entre los pacientes que conviven con el VIH. Hay muchos temas únicos que influyen en el desarrollo y posiblemente en la recuperación de la depresión en este grupo. Por lo tanto, no existe seguridad en cuanto a si los fármacos antidepresivos que por lo general se usan para tratar la depresión en los pacientes sin VIH presentan la misma efectividad en los pacientes que conviven con el VIH.
¿Quién estará interesado en esta revisión?
Pacientes que conviven con el VIH, médicos generales, médicos especializados en VIH y profesionales que trabajan en los servicios de salud mental.
¿Qué preguntas pretende contestar esta revisión?
- ¿La medicación antidepresiva es más efectiva que la administración de un placebo (tratamiento simulado) para el tratamiento de la depresión en pacientes que conviven con el VIH?
-¿Hay más pacientes que dejan de asistir a los servicios (abandono) si están recibiendo medicación antidepresiva en comparación con placebo?
-¿Hay efectos secundarios graves de la medicación antidepresiva que afectan específicamente a los pacientes que conviven con el VIH?
- ¿Qué tipo de fármaco antidepresivo es el más efectivo para los pacientes con depresión que conviven con el VIH?
-¿El tratamiento de la depresión con antidepresivos en pacientes que conviven con el VIH mejora los resultados del tratamiento antirretroviral entre los pacientes que también reciben tratamiento para el VIH?
¿Qué estudios se incluyeron en la revisión?
Se efectuaron búsquedas en varias bases de datos para encontrar ensayos controlados aleatorios (estudios clínicos en los que los pacientes son asignados al azar a uno de dos o más grupos de tratamiento) que compararan el tratamiento antidepresivo con placebo u otros fármacos antidepresivos para el tratamiento de la depresión en pacientes que conviven con el VIH. Los estudios debieron haberse realizado entre el 1 de enero de 1980 y el 18 de abril de 2017 para ser incluidos en la revisión. Se incluyeron diez estudios que incluían a 709 participantes.
¿Qué nos dicen las pruebas de la revisión?
La mayoría de los estudios se realizaron hace más de una década, en los EE. UU., predominantemente en hombres. Se encontró que el tratamiento antidepresivo puede mejorar los síntomas depresivos en comparación con un comprimido de placebo. No hubo evidencia clara de una diferencia en el número de pacientes que abandonaron la atención al comparar a los pacientes que recibieron antidepresivos con los pacientes que recibieron un placebo. No es posible tener seguridad sobre si un tipo de antidepresivo funciona mejor que otro. Los efectos secundarios fueron muy comunes entre todos los participantes del estudio. Aunque no hubo conclusiones claras acerca de qué efectos secundarios fueron más habituales ni de si los efectos secundarios ocurrieran con mayor frecuencia en los pacientes que recibieron antidepresivos en comparación con placebo, los pacientes que recibieron antidepresivos llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina informaron problemas sexuales con frecuencia. Los pacientes que recibieron medicación llamada antidepresivos tricíclicos informaron estreñimiento y sequedad en la boca con frecuencia. Ningún estudio informó de qué manera el tratamiento antidepresivo afectó la efectividad del tratamiento antirretroviral. La evidencia utilizada para generar varios de los resultados se evaluó como de calidad baja o muy baja.
¿Qué debe suceder a continuación?
Los autores de la revisión recomiendan que los estudios nuevos sobre el tratamiento de la depresión se realicen en países y grupos de población en los que el VIH es sumamente habitual. Estos estudios deben evaluar qué causa la depresión en estas poblaciones y cómo incorporar mejor el tratamiento antidepresivo con otras estrategias para el tratamiento de los pacientes que conviven con el VIH y presentan depresión.
Esta revisión demuestra que el tratamiento antidepresivo puede ser más beneficioso que el placebo para el tratamiento de la depresión en pacientes que conviven con el VIH. La baja calidad de la evidencia que contribuye a esta evaluación y la ausencia de estudios que representan a los pacientes que conviven con el VIH de países de ingresos bajos y medios con epidemias generalizadas dan lugar a que la relevancia de estos resultados en el contexto de hoy sea limitada. Los estudios futuros que evalúan la efectividad del tratamiento antidepresivo deben estar diseñados y realizados rigurosamente. Dichos estudios deben incorporar la evaluación de los modelos de atención por pasos y las intervenciones de fortalecimiento de los sistemas de salud en el diseño del estudio. Además, deben informarse los resultados relacionados con la atención del VIH y el tratamiento antirretroviral.
Las tasas de depresión grave entre los pacientes que conviven con el VIH son significativamente mayores que las observadas en la población en general, lo cual puede perjudicar los resultados de los tratamientos antirretrovirales. Varios factores clínicos y psicosociales únicos pueden contribuir al desarrollo y la persistencia de la depresión en los pacientes que conviven con el VIH. Debido a estas influencias, no está claro si el tratamiento antidepresivo presenta la misma efectividad para los pacientes que conviven con el VIH que en la población en general.
Evaluar la eficacia del tratamiento antidepresivo para el tratamiento de la depresión en pacientes que conviven con el VIH.
Se hicieron búsquedas en el registro de ensayos controlados del Grupo Cochrane de Trastornos Mentales Comunes (Cochrane Common Mental Disorders Group's specialised register, CCMD-CTR), la Cochrane Library, PubMed, Embase y se ejecutó una búsqueda de referencias citadas en la Web of Science para obtener informes de todos los estudios incluidos. Se hicieron búsquedas adicionales de los registros de ensayos internacionales incluidos: ClinicalTrials.gov, portal de ensayos de la Organización Mundial de la Salud (ICTRP), y en el HIV and AIDS - Clinical trials register. Se realizaron búsquedas en la literatura gris y en las listas de referencias para identificar estudios adicionales y se estableció contacto con los autores para obtener los datos faltantes. No se aplicaron restricciones sobre la fecha, el idioma o el estado de publicación en las búsquedas, que incluyeron estudios realizados entre el 1 de enero de 1980 y el 18 de abril de 2017.
Se incluyeron ensayos controlados aleatorios del tratamiento con fármacos antidepresivos en comparación con placebo u otra clase de fármaco antidepresivo. Los participantes aptos para la inclusión debían tener a partir de 18 años de edad, ser de cualquier contexto y tener tanto VIH como depresión. La depresión se definió según los criterios del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders or International Statistical Classification of Diseases.
Dos autores de la revisión, de forma independiente, aplicaron los criterios de inclusión y extrajeron los datos. Los resultados categóricos se presentaron como cocientes de riesgos (CR) con intervalos de confianza (IC) del 95%. Los resultados continuos fueron presentados como diferencias de medias (DM) o diferencias de medias estandarizadas (DME) con desviaciones estándar (DE). La calidad general de la evidencia se evaluó mediante el enfoque GRADE.
En esta revisión, se incluyeron 10 estudios con 709 participantes. De los diez estudios, ocho se realizaron en países de ingresos altos (EE.UU. e Italia), siete se realizaron antes de 2000 y siete incluyeron predominantemente a hombres. Siete estudios evaluaron los antidepresivos versus placebo, dos compararon diferentes clases de antidepresivos y uno tuvo tres brazos que comparaban dos clases de antidepresivos con placebo.
El tratamiento antidepresivo puede dar lugar a una mejoría mayor en la depresión en comparación con placebo. Hubo una mejoría moderada en la depresión cuando se la evaluó con la puntuación del Hamilton Depression Rating Scale (HAM-D) como un resultado continuo (DME 0,59; IC del 95%: 0,21 a 0,96; participantes = 357; estudios = 6, I2 = 62%, evidencia de baja calidad). Sin embargo, no hubo evidencia de una mejoría cuando lo anterior se evaluó con la puntuación HAM-D como un resultado dicotomizado (CR 1,10; IC del 95%: 0,89 a 1,35; participantes = 434; estudios = 5; I2 = 0%, evidencia de baja calidad) o con la puntuación de la Clinical Global Impression of Improvement (CGI-I) (CR 1,28; IC del 95%: 0,93 a 1,77; participantes = 346; estudios = 4; I2 = 29%, evidencia de baja calidad). Hubo poca a ninguna diferencia en la proporción de abandonos del estudio entre los brazos de estudio (CR 1,28; IC del 95%: 0,91 a 1,80; participantes = 306; estudios = 4; I2 = 0%, evidencia de calidad moderada).
Los métodos de informe sobre los eventos adversos variaron de manera significativa entre los estudios, lo cual dio lugar a evidencia de muy baja calidad que contribuyó a un estimación agrupada (CR 0,88; IC del 95%: 0,64 a 1,21; participantes = 167; estudios = 2; I2 = 34%, evidencia de calidad muy baja). Basado en este hecho, no fue posible determinar si hubo una diferencia en la proporción de participantes que experimentaron eventos adversos en los brazos de antidepresivos versus placebo. Sin embargo, la disfunción sexual se informó habitualmente en los pacientes que recibieron inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Los pacientes que recibieron antidepresivos tricíclicos (ATC) con frecuencia informaron efectos adversos anticolinérgicos como sequedad en la boca y estreñimiento. No se informó ningún evento adverso de grado 3 o 4 en ningún grupo de estudio.
No hubo evidencia de una diferencia en el recuento de CD4 de seguimiento al final del estudio (DM -6,31 células/mm3, IC del 95%: -72,76 a 60,14; participantes = 176; estudios = 3; I2 = 0%, evidencia de calidad baja). Sólo un estudio evaluó la puntuación de la calidad de vida (DM 3,60; IC del 95%: -0,38 a 7,58; participantes = 87; estudios = 1; evidencia de calidad muy baja), debido a la evidencia de calidad deficiente no fue posible establecer conclusiones para este resultado.
Hubo pocos estudios que compararon diferentes clases de antidepresivos. No se sabe si los ISRS son diferentes de los ATC con respecto a la mejoría en la depresión según lo evaluado con la puntuación HAM-D (DM -3,20; IC del 95%: -10,87 a 4,47; participantes = 14; estudios = 1; evidencia de calidad muy baja). Hubo alguna evidencia de que la mirtazapina dio lugar a una mejoría mayor en la depresión comparada con un ISRS (DM 9,00; IC del 95%: 3,61 a 14,39; participantes = 70; estudios = 1; evidencia de calidad baja); sin embargo, este resultado no fue consistente para todas las medidas de la mejoría en la depresión para esta comparación.
Ningún estudio informó la supresión virológica u otros resultados específicos del VIH.
Los estudios incluidos en esta revisión presentaron un riesgo general de sesgo poco claro o alto debido al informe insuficiente de los métodos de estudio, el alto riesgo de sesgo de deserción y los métodos insuficientes de generación de la secuencia. La heterogeneidad entre los estudios y el número limitado de participantes y de eventos dio lugar a la disminución de la calidad de la evidencia para varios resultados.
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