Inyección de sangre autóloga o de plasma rico en plaquetas para el dolor lateral del codo

Antecedentes

El dolor lateral del codo, también conocido como codo de tenista o epicondilitis lateral, es una enfermedad degenerativa (cambio estructural del tejido relacionado con la edad) del tendón en el lugar donde los músculos extensores del antebrazo se unen a la parte externa del codo. Es una causa frecuente de dolor y discapacidad en el codo, normalmente en personas de mediana edad.

Se ha sugerido que las inyecciones de sangre autóloga y de plasma rico en plaquetas (PRP) mejoran la curación de los tendones. La sangre autóloga procede de una muestra de sangre venosa (sangre extraída de una vena) de la propia persona, y el PRP es un concentrado de plasma y plaquetas obtenido de la sangre autóloga.

El objetivo de este estudio fue revisar la evidencia sobre los efectos beneficiosos y perjudiciales del tratamiento con inyecciones de sangre autóloga o de PRP para el dolor lateral del codo.

Características de los estudios

Se hicieron búsquedas en MEDLINE, CENTRAL, Embase, Clinicaltrials.gov y en el registro de ensayos de la OMS, sin restricciones de fecha ni de idioma hasta el 18 de septiembre de 2020.

Se incluyeron 32 ensayos con 2337 participantes. La media de edad fue de 36 a 53 años y la duración media de los síntomas fue de uno a 22 meses. De 21 estudios que comunicaron el sexo, el 56% de los participantes fueron mujeres. Entre los estudios incluidos, tres estudios fueron financiados por los fabricantes del sistema de centrifugación de PRP; dos estudios recibieron kits de PRP; y un estudio recibió financiación de los fabricantes de kits de PRP.

Hallazgos clave

La comparación con el placebo a los tres meses reveló lo siguiente.

Dolor (puntuaciones menores implican menos dolor) (ocho estudios, 523 participantes; evidencia de certeza moderada).

El dolor mejoró un 2% (3% peor a 6% mejor) o 0,16 puntos en una escala de 0 a 10.

• Las personas que recibieron placebo calificaron el dolor en 3,7 puntos.

• Las personas que recibieron la inyección de sangre autóloga o de PRP calificaron el dolor en 3,9 puntos.

Funcionalidad (0 a 100; puntuaciones menores implican mejor funcionalidad o menos discapacidad) (ocho estudios, 502 participantes; evidencia de certeza moderada).

La funcionalidad mejoró un 2% (5% mejor a 1% peor) o 2 puntos en una escala de 0 a 100.

• Las personas que recibieron un placebo calificaron la funcionalidad en 27 puntos.

• Las personas que recibieron la inyección de sangre autóloga o de PRP calificaron la funcionalidad en 29 puntos.

Éxito del tratamiento (cuatro estudios, 372 participantes; evidencia de certeza muy baja).

Un 0% más de personas calificaron el tratamiento como un éxito (11% menos a 12% más), o cero personas más de cada 100.

• 65 de cada 100 personas consideraron que el tratamiento fue exitoso después de la inyección de placebo.

• 67 de cada 100 personas consideraron que el tratamiento fue exitoso después de la inyección de sangre autóloga o de PRP.

Calidad de vida relacionada con la salud (puntuaciones más altas significan mejor calidad de vida).

Ningún estudio midió esta variable.

Alivio del dolor (> 30% o > 50%).

Ningún estudio informó de este desenlace a los tres meses.

Retiros por episodios adversos (un estudios; 80 participantes; evidencia de certeza muy baja).

Un 5% menos de personas abandonaron el estudio por un episodio adverso (7,5% menos a 14,8% más), o 5 de cada 100 personas.

• 7 de cada 100 personas abandonaron el estudio por un episodio adverso tras la inyección de placebo.

• 2 de cada 100 personas abandonaron el estudio por un episodio adverso tras la inyección de sangre autóloga o de PRP.

Episodios adversos (normalmente dolor transitorio en el sitio de inyección) (cinco estudios; 425 participantes; evidencia de certeza baja).

Un 2% más de las personas tuvieron episodios adversos (4% menos a 11% más), o 2 personas más de cada 100.

• 17 de cada 100 personas comunicaron episodios adversos después de la inyección de placebo.

• 19 de cada 100 personas comunicaron episodios adversos después de la inyección de sangre autóloga o de PRP.

Certeza de la evidencia

En personas con dolor lateral en el codo, la evidencia de certeza moderada (disminuida por el sesgo, es decir, por las deficiencias metodológicas de los estudios incluidos) muestra que la inyección de sangre autóloga o de PRP probablemente proporciona poco o ningún beneficio clínicamente importante en el dolor o la funcionalidad en comparación con la inyección de placebo, y evidencia de certeza baja (disminuida debido al riesgo de sesgo, es decir, a las deficiencias metodológicas; y la imprecisión, es decir, a que hay muy pocos datos para calcular la diferencia precisa) indican que la inyección de sangre autóloga o la de PRP podría no causar un mayor riesgo de episodios adversos. Se desconoce si la inyección de sangre autóloga o de PRP se asocia con mayores porcentajes de personas que comunican un éxito del tratamiento, ni si este tratamiento aumenta los retiros por eventos adversos.

Conclusiones de los autores: 

Los datos de esta revisión no apoyan el uso de inyecciones de sangre autóloga ni de PRP para tratar el dolor lateral del codo. Estas inyecciones probablemente proporcionen poco o ningún beneficio clínicamente importante en el dolor o la funcionalidad (evidencia de certeza moderada), y no se sabe (evidencia de certeza muy baja) si mejoran el éxito del tratamiento y el alivio del dolor > 50%, ni si aumentan los retiros por eventos adversos. Aunque el riesgo de efecto perjudicial podría no aumentar en comparación con la inyección de placebo (evidencia de certeza baja), los tratamientos con inyecciones causan dolor y conllevan un pequeño riesgo de infección. Sin evidencia de un beneficio, los costes y los riesgos no están justificados.

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Antecedentes: 

Las inyecciones de sangre completa autóloga o de plasma rico en plaquetas (PRP) se utilizan habitualmente para tratar el dolor lateral del codo (también conocido como codo de tenista o epicondilitis lateral o epicondilalgia). Según los modelos animales y los estudios observacionales, estas inyecciones podrían modular la curación de las lesiones del tendón, pero ensayos controlados aleatorizados han proporcionado resultados inconsistentes en cuanto al beneficio en las personas con dolor lateral del codo.

Objetivos: 

Revisar la evidencia actual sobre los beneficios y la seguridad de la inyección de sangre completa autóloga o de plasma rico en plaquetas (PRP) para el tratamiento de las personas con dolor lateral del codo.

Métodos de búsqueda: 

El 18 de septiembre de 2020 se buscaron ensayos publicados en CENTRAL, MEDLINE y Embase y ensayos en curso en ClinicalTrials.gov y en el portal de búsqueda de la Plataforma de registros internacionales de ensayos clínicos (ICTRP) de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Criterios de selección: 

Se incluyeron todos los ensayos controlados aleatorizados (ECA) o cuasialeatorizados publicados que compararon el tratamiento con inyección de sangre completa autóloga o de PRP con otro tratamiento (placebo o tratamiento activo, incluidos los tratamientos no farmacológicos y las comparaciones entre el PRP y la sangre autóloga) para la el dolor lateral del codo. La comparación principal fue el PRP versus placebo. Los desenlaces principales fueron el alivio del dolor (≥ 30% o ≥ 50%), el dolor medio, la funcionalidad media, el éxito del tratamiento, la calidad de vida, los retiros por eventos adversos, y los eventos adversos; el punto temporal principal fue de tres meses.

Obtención y análisis de los datos: 

Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándares previstos por Cochrane.

Resultados principales: 

Se incluyeron 32 estudios con 2337 participantes; un 56% de los participantes fueron mujeres, la media de edad varió entre 36 y 53 años y la duración media de los síntomas varió de 1 a 22 meses. Siete ensayos tuvieron tres grupos de intervención. Diez ensayos compararon la inyección de sangre autóloga o de PRP con una inyección de placebo (comparación principal). Quince ensayos compararon la inyección de sangre autóloga o de PRP con la inyección de glucocorticoides. Cuatro estudios compararon la sangre autóloga con el PRP. Dos ensayos compararon la inyección de sangre autóloga o de PRP más una codera para la epicondilitis lateral y ejercicio versus una codera para la epicondilitis lateral y ejercicio solos. Dos ensayos compararon la inyección de PRP con la cirugía, y un ensayo comparó la inyección de PRP más la punción seca con la punción seca sola. Otras comparaciones incluyen la sangre autóloga versus el tratamiento con ondas de choque extracorpórea; el PRP versus la cirugía artroscópica; el PRP versus el láser; y la sangre autóloga versus el polidocanol.

La mayoría de estudios presentaron riesgo de sesgo de selección, de realización y de detección, principalmente debido a la ocultación insuficiente de la asignación y a la falta de cegamiento de los participantes.

Se encontró evidencia de certeza moderada (disminuida por el sesgo) que muestra que la inyección de sangre autóloga o de PRP probablemente no proporcionan una mejoría clínicamente significativa del dolor ni la funcionalidad en comparación con la inyección de placebo a los tres meses. Además, evidencia de certeza baja (disminuida por el sesgo y la imprecisión) indicó que el PRP podría no aumentar el riesgo de eventos adversos. No se sabe con certeza si la inyección de sangre autóloga o de PRP mejoran el éxito del tratamiento (disminuida por sesgo, imprecisión y medidas indirectas) o los retiros debidos a eventos adversos (disminuida por sesgo y dos veces por imprecisión). Ningún estudio midió las puntuaciones de la calidad de vida relacionada con la salud ni proporcionó el alivio del dolor (> 30% o 50%) a los tres meses.

A los tres meses, el dolor medio fue de 3,7 puntos (escala de 0 a 10, en la que 0 es mejor) con placebo y de 0,16 puntos mejor (intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,60 mejor a 0,29 peor; ocho estudios, 523 participantes) con inyección de sangre autóloga o de PRP, para una mejoría absoluta de 1,6% mejor (6% mejor a 3% peor). A los tres meses, la funcionalidad media fue de 27,5 puntos (escala de 0 a 100, en la que 0 es mejor) con placebo y de 1,86 puntos mejor (IC del 95%: 4,9 mejor a 1,25 peor; ocho estudios, 502 participantes) con inyección de sangre autóloga o de PRP, para un beneficio absoluto de 1,9% mejor (5% mejor a 1% peor); el éxito del tratamiento fue 121 de 185 (65%) con placebo versus 125 de 187 (67%) con inyección de sangre autóloga o de PRP (razón de riesgos [RR] 1,00; IC del 95%: 0,83 a 1,19; cuatro estudios, 372 participantes), para una mejoría absoluta de 0% (11,1% menor a 12,4% mayor).

En cuanto a los efectos perjudiciales, se encontró evidencia de certeza muy baja que indica que no existe seguridad sobre si las tasas de retiro difirieron por los eventos adversos. Evidencia de certeza baja indica que las inyecciones de sangre autóloga o de PRP podrían no aumentar los eventos adversos comparadas con las inyecciones de placebo. El retiro debido a eventos adversos se produjo en 3 de 39 (8%) participantes tratados con placebo versus 1 de 41 (2%) tratados con inyección de sangre autóloga o de PRP (RR 0,32; IC del 95%: 0,03 a 2,92; un estudio), para una diferencia absoluta del 5,2% menos (7,5% menos a 14,8% más). La tasa de eventos adversos fue 35 de 208 (17%) con placebo versus 41 de 217 (19%) con inyección de sangre autóloga o de PRP (RR 1,14; IC del 95%: 0,76 a 1,72; cinco estudios, 425 participantes), para una diferencia absoluta del 2,4% más (4% menos a 12% más).

A los 6 y 12 meses, no se observó ningún beneficio clínicamente importante en el dolor o la funcionalidad medios con la inyección de sangre autóloga o de PRP en comparación con la inyección de placebo.

Notas de traducción: 

La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

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