¿Cuál es el problema?
El trasplante de pulmón suele ser la última opción de tratamiento en personas con enfermedad pulmonar crónica. Se ha indicado que los pacientes que se han sometido a un trasplante de pulmón realicen ejercicios para acelerar su recuperación. Lo anterior debería ayudar a su regreso a las actividades habituales y a mejorar su calidad de vida. Sin embargo, los beneficios exactos del entrenamiento con ejercicios en estos pacientes no están claros y actualmente no existen guías claras que recomienden cómo se debe realizar el entrenamiento con ejercicios.
¿Qué se hizo?
Se buscó en bases de datos electrónicas y registros de estudios clínicos y se examinaron las referencias de los estudios de investigación relacionados con este tema. El objetivo fue identificar estudios que ayudaran a comprender los efectos del entrenamiento con ejercicios en adultos que reciben un trasplante de pulmón. También se evaluó la calidad de los estudios incluidos en esta revisión.
¿Qué se encontró?
Se encontraron ocho estudios que cumplieron los criterios para ser incluidos en esta revisión. Dos estudios compararon el entrenamiento con ejercicios de resistencia con la atención habitual o ningún entrenamiento con ejercicios, tres estudios compararon el entrenamiento con ejercicios de resistencia con otro tipo de entrenamiento con ejercicios de resistencia, dos estudios compararon un entrenamiento con ejercicios multimodal (varios ejercicios diferentes) con la atención habitual o ningún entrenamiento con ejercicios, y un estudio comparó el mismo programa de entrenamiento con ejercicios multimodal realizado durante siete y 14 semanas.
Existen muchas dudas sobre los efectos del entrenamiento con ejercicios para cualquiera de los desenlaces considerados. Aunque algunos estudios informaron de una mejoría en la distancia caminada durante seis minutos (ejercicios versus ningún ejercicio, diferentes programas de ejercicios) la fuerza muscular (ejercicios o ejercicios multimodal versus ningún ejercicio) y la densidad mineral ósea (ejercicios versus ningún ejercicio), la mayoría no informó de diferencias en los episodios adversos, la calidad de vida, la función pulmonar ni el riesgo de muerte.
La calidad de la evidencia de los estudios incluidos fue muy baja. Los participantes y el personal del estudio no estaban cegados en cuanto al tratamiento que recibían debido a la naturaleza de las intervenciones físicas y fue frecuente el sesgo de notificación. Además, todos los cálculos de los resultados fueron imprecisos, debido principalmente al reducido número de participantes.
Conclusiones
En los adultos sometidos a trasplante de pulmón, la evidencia sobre los efectos del entrenamiento con ejercicios es muy incierta en cuanto a la capacidad de ejercicio máxima y funcional, la CdVRS y la seguridad, debido a los cálculos muy imprecisos de los efectos y al alto riesgo de sesgo.
En los adultos sometidos a trasplante de pulmón, la evidencia sobre los efectos del entrenamiento con ejercicios es muy incierta en cuanto a la capacidad de ejercicio máxima y funcional, la CdVRS y la seguridad, debido a los cálculos muy imprecisos de los efectos y al alto riesgo de sesgo.
El trasplante pulmonar es la última opción de tratamiento para las personas con enfermedades respiratorias en fase terminal. La evidencia indica que el entrenamiento con ejercicios podría contribuir a acelerar la recuperación física de los adultos sometidos a un trasplante de pulmón, y ayudar a minimizar o resolver las deficiencias debidas a la inactividad física en las fases previa y posterior al trasplante. Sin embargo, faltan guías detalladas sobre cómo se debe realizar el entrenamiento con ejercicios en esta subpoblación específica.
Determinar los efectos beneficiosos y la seguridad del entrenamiento con ejercicios en pacientes adultos sometidos a un trasplante de pulmón, mediante la medición de la capacidad de ejercicio máxima y funcional, la calidad de vida relacionada con la salud, los eventos adversos, el reingreso del paciente, la función pulmonar, la fuerza muscular, las fracturas óseas patológicas, el regreso a las actividades normales y la muerte.
Se realizaron búsquedas en el Registro especializado del Grupo Cochrane de Riñón y trasplante (Cochrane Kidney and Transplant) hasta el 6 de octubre de 2020 mediante los términos de búsqueda relevantes para esta revisión. Los estudios del registro se identifican a través de búsquedas en CENTRAL, MEDLINE y EMBASE, actas de congresos, el portal de búsqueda de la Plataforma de registros internacionales de ensayos clínicos (ICTRP) y en ClinicalTrials.gov.
Se incluyeron los ensayos controlados aleatorizados (ECA) que compararon el entrenamiento con ejercicios con la atención habitual o ningún entrenamiento con ejercicios, o con otro programa de entrenamiento con ejercicios en cuanto a la dosis, la modalidad, la duración del programa o el uso de dispositivos de apoyo para los ejercicios. La población de estudio estaba formada por participantes mayores de 18 años que se sometieron a un trasplante de pulmón independientemente de su patología respiratoria subyacente.
Dos autores de forma independiente examinaron todos los registros identificados mediante la estrategia de búsqueda y seleccionaron los estudios que cumplieron los criterios de elegibilidad para su inclusión en esta revisión. En primer lugar, los desacuerdos se resolvieron por consenso y, de no ser posible, la decisión la tomó un tercer autor de la revisión. Los mismos autores de la revisión, de forma independiente, extrajeron los datos de los desenlaces de los estudios incluidos y evaluaron el riesgo de sesgo. La confianza en la evidencia se evaluó mediante el método GRADE (Grading of Recommendations Assessment, Development and Evaluation).
En esta revisión se incluyeron ocho ECA (438 participantes). La mediana del tamaño muestral fue de 60 participantes, con un rango de 16 a 83 participantes. La media de edad de los participantes fue de 54,9 años y el 51,9% de los participantes eran hombres. La mediana de la duración de los programas de entrenamiento con ejercicios para los grupos sometidos a la intervención fue de 13 semanas, y la mediana de la duración del entrenamiento en los grupos de control activo fue de cuatro semanas. En general el riesgo de sesgo se consideró alto, debido principalmente a la imposibilidad de cegar a los participantes del estudio y al informe selectivo de los resultados.
Debido al pequeño número de estudios incluidos en esta revisión, así como a la heterogeneidad de la intervención y los desenlaces, no se obtuvo una estimación resumida de los resultados.
Dos estudios que compararon el entrenamiento con ejercicios de resistencia con ningún ejercicio informaron aumentos en la fuerza muscular y la densidad mineral ósea (variables indirectas de las fracturas óseas patológicas) con el entrenamiento con ejercicios (p > 0,05), pero no hubo diferencias en los eventos adversos. No se informó sobre la capacidad de ejercicio, la calidad de vida relacionada con la salud (CdVRS), la función pulmonar ni la muerte (por cualquier causa).
Tres estudios compararon dos programas diferentes de entrenamiento de resistencia. Dos estudios que compararon las sentadillas en una plataforma vibratoria (Whole body vibration training [WBVT]) con las sentadillas en el suelo informaron una mejoría en la prueba de marcha de seis minutos (6MWT, por sus siglas en inglés) (28,4 metros; IC del 95%: 3 a 53,7; p = 0,029; y 28,3 metros; IC del 95%: 10,0 a 46,6; p < 0,05) con WBVT. El programa de ejercicios supervisados para las extremidades superiores (ESES) mejoró la 6MWT a los seis meses en comparación con el grupo de ningún ejercicio supervisado para las extremidades superiores (NESES) (grupo ESES: 561,2 ± 83,6 metros; grupo NESES: 503,5 ± 115,2 metros; p = 0,01). No hubo diferencias en la CdVRS, los eventos adversos, la fuerza muscular ni la muerte (por cualquier causa). No se informó sobre la función pulmonar ni sobre las fracturas óseas patológicas.
Dos estudios que compararon el entrenamiento con ejercicios multimodal con ningún ejercicio informaron de una mejoría en la 6MWT a los tres meses (p = 0,008) y a los 12 meses después del trasplante (p = 0,002), así como en la fuerza muscular (fuerza del cuádriceps [p = 0,001]; prensa máxima de las piernas [p = 0,047]) con el ejercicio multimodal, pero no mejoraron la CdVRS, los eventos adversos, la función pulmonar, las fracturas óseas patológicas (puntuación T lumbar) ni la muerte (por cualquier causa).
Un estudio que comparó los mismos programas de ejercicio multimodal administrados durante siete y 14 semanas no informó diferencias en la 6MWT, la CdVRS, los eventos adversos, la función pulmonar, la fuerza muscular ni la muerte (por cualquier causa). No se notificaron fracturas óseas patológicas.
Según el método GRADE, la certeza de la evidencia se calificó como muy baja, debido principalmente al alto riesgo de sesgo y a la imprecisión grave.
La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.