Esta revisión Cochrane ya no está actualizada y no debe utilizarse como referencia. Se ha dividido en cuatro grupos etarios y se ha actualizado. Consulte las revisiones Cochrane de los grupos de edad 5-11 años y 12-18 años publicadas en mayo de 2024:
https://doi.org/10.1002/14651858.CD015328.pub2 ; https://doi.org/10.1002/14651858.CD015330.pub2 . La publicación de la revisión Cochrane del grupo etario de 2-4 años está prevista para septiembre de 2024.
Antecedentes
A nivel mundial, cada vez más niños presentan sobrepeso y obesidad. El sobrepeso en la infancia puede causar problemas de salud y los niños pueden verse afectados psicológicamente y en su vida social. Es probable que los niños con sobrepeso también tengan sobrepeso cuando sean adultos y continúen presentando a una salud física y mental deficientes.
Búsqueda de estudios
Se realizaron búsquedas en muchas bases de datos científicas para encontrar estudios que analizaran las formas de prevenir la obesidad infantil. Se incluyeron los estudios dirigidos a niños de todas las edades. Los estudios solo se incluyeron si los métodos que utilizaron tenían como objetivo cambiar la dieta de los niños, su nivel de actividad física o ambos. Solo se buscaron los estudios que contenían la mejor información para responder a esta pregunta, los "ensayos controlados aleatorios" o ECA.
Datos encontrados
Se encontraron 153 ECA. Los estudios se realizaron principalmente en países de ingresos altos como los EE.UU. y países europeos, aunque el 12% se realizó en países de ingresos medios (Brasil, Ecuador, Egipto, Líbano, México, Tailandia y Turquía). Poco más de la mitad de los ECA (56%) probaron estrategias para cambiar la dieta o los niveles de actividad en niños de seis a 12 años, una cuarta parte fueron en niños de cero a cinco años y una quinta parte (20%) en adolescentes de 13 a 18 años. Las estrategias se utilizaron en diferentes contextos, como el domicilio, el preescolar o la escuela, y la mayoría de ellas estaban dirigidas a tratar de cambiar el comportamiento individual.
¿Estas estrategias funcionaron?
Una forma muy aceptada de evaluar si un niño tiene sobrepeso es calcular una puntuación basada en su estatura y su peso, y relacionarla con el peso y la estatura de muchos niños de su edad en su país. A esta puntuación se le denomina puntuación z del IMC. Se encontraron 61 ECA con más de 60 000 niños que informaron puntuaciones z del IMC. Los niños de cero a cinco años y los niños de seis a 12 años que recibieron ayuda con una estrategia para cambiar su dieta o sus niveles de actividad redujeron su puntuación z del IMC en 0,07 y 0,04 unidades respectivamente en comparación con los niños a los que no se les proporcionó una estrategia. Este hecho significa que estos niños pudieron reducir su peso. Este cambio en la puntuación z del IMC, cuando se proporciona a muchos niños de toda una población, es útil para que los gobiernos traten de enfrentar los problemas de obesidad infantil. Las estrategias para cambiar la dieta o la actividad física, o ambas, administradas a adolescentes y adultos jóvenes de 13 a 18 años de edad, no redujeron de forma exitosa la puntuación z del IMC.
Se intentó determinar si las estrategias podían funcionar de manera equitativa en todos los niños, por ejemplo, niñas y niños, niños de ámbitos ricos o menos ricos y niños de orígenes raciales diferentes. No hubo muchos ECA que informaran sobre lo anterior, pero en los que lo hicieron, no hubo indicios de que las estrategias aumentaran las desigualdades. Sin embargo, no fue posible encontrar suficientes ECA con esta información que permitieran responder esta pregunta. También se intentó determinar si los niños se veían perjudicados por alguna de las estrategias, por ejemplo, presentaran lesiones, perdieran demasiado peso o desarrollaran puntos de vista perjudiciales sobre sí mismos y su peso. No hubo muchos ECA que informaran sobre lo anterior, pero de los que lo hicieron, ninguno informó de daños en los niños a los que se les habían proporcionado estrategias para cambiar su dieta o su actividad física.
Se analizó qué tan bien se realizaron los ECA para ver si podían estar sesgados. Se decidió disminuir la calidad de alguna información sobre la base de estas evaluaciones. La calidad de la evidencia fue "moderada" en los niños de cero a cinco años de edad para la puntuación z del IMC, "baja" para los niños de seis a 12 años y moderada en los adolescentes (13 a 18 años).
Conclusiones
Las estrategias para cambiar la dieta o los niveles de actividad, o ambos, de los niños, con el objetivo de ayudar a prevenir el sobrepeso o la obesidad, son efectivas para realizar reducciones modestas en la puntuación z del IMC en los niños de cero a cinco años y en los niños de seis a 12 años. Esta información puede ser útil para los padres y los niños preocupados por el sobrepeso. También puede ser útil para los gobiernos, que intentan hacer frente a una tendencia creciente de niños que presentan obesidad o sobrepeso. Se encontró menos evidencia de los adolescentes y los jóvenes de 13 a 18 años, y las estrategias que se les proporcionaron no redujeron la puntuación z del IMC.
Las intervenciones que incluyen dieta combinada con intervenciones de actividad física pueden reducir el riesgo de obesidad (puntuación z del IMC y IMC) en los niños pequeños de cero a cinco años. Existe evidencia de calidad más baja a partir de un único estudio de que las intervenciones dietéticas pueden ser beneficiosas.
Sin embargo, las intervenciones que se centran solo en la actividad física no parecen ser efectivas en los niños de esta edad. Por el contrario, las intervenciones que solo se centran en la actividad física pueden reducir el riesgo de obesidad (IMC) en los niños de seis a 12 años y en los adolescentes de 13 a 18 años. En estos grupos etarios no hay evidencia de que las intervenciones que solo se centran en la dieta sean efectivas, y hay alguna evidencia de que la dieta combinada con intervenciones de actividad física puede ser efectiva. Es importante destacar que esta revisión actualizada también indica que las intervenciones para prevenir la obesidad infantil no parecen producir efectos adversos ni desigualdades en términos de salud.
La revisión no se actualizará en su forma actual. Para controlar el aumento de los ECA de intervenciones de prevención de la obesidad infantil, en el futuro, esta revisión se dividirá en tres revisiones separadas según la edad del niño.
La prevención de la obesidad infantil es una prioridad de la salud pública internacional, debido al importante impacto de la obesidad en las enfermedades agudas y crónicas, la salud general, el desarrollo y el bienestar. La base de la evidencia internacional de las estrategias de prevención de la obesidad es muy amplia y aumenta rápidamente. Ésta es una actualización de una revisión anterior.
Determinar la efectividad de una serie de intervenciones que incluyen componentes dietéticos o de actividad física, o ambos, diseñadas para prevenir la obesidad en niños.
Se hicieron búsquedas en CENTRAL, MEDLINE, Embase, PsychINFO y en CINAHL en junio de 2015. Se volvió a realizar la búsqueda desde junio de 2015 hasta enero de 2018 y se incluyó una búsqueda en registros de ensayos.
Ensayos controlados aleatorios (ECA) de intervenciones dietéticas o de actividad física, o intervenciones dietéticas y de actividad física combinadas, para la prevención del sobrepeso o la obesidad en niños (cero a 17 años) que informaron resultados a un mínimo de 12 semanas desde el inicio del estudio.
Dos autores de la revisión, de forma independiente, extrajeron los datos, evaluaron el riesgo de sesgo y la calidad de la evidencia con los criterios GRADE. Se extrajeron datos sobre los resultados de adiposidad, las características sociodemográficas, los eventos adversos, el proceso de intervención y los costes. Se realizaron metanálisis de los datos según el Manual Cochrane para Revisiones Sistemáticas de Intervenciones (Cochrane Handbook for Systematic Reviews of Interventions ) y se presentaron metanálisis separados por grupo etarios de los niños de cero a cinco años, de seis a 12 años y de 13 a 18 años de la puntuación z del IMC y del IMC.
Se incluyeron 153 ECA, la mayoría realizados en EE.UU. o Europa. Trece estudios se realizaron en países de ingresos medios-altos (PIMA: Brasil, Ecuador, Líbano, México, Tailandia, Turquía, la frontera entre Estados Unidos y México), y uno de ellos se realizó en un país de ingresos medios-bajos (PIMB): Egipto). La mayoría (85) se centró en los niños de seis a 12 años.
Niños entre cero y cinco años: Existe evidencia de certeza moderada de 16 ECA (n = 6261) de que la dieta combinada con intervenciones de actividad física, en comparación con el control, redujo el IMC (diferencia de medias [DM] -0,07 kg/m
2
; intervalo de confianza [IC] del 95%: -0,14 a -0,01) y tuvo un efecto similar (11 ECA, n = 5536) sobre la puntuación z del IMC (DM -0,11; IC del 95%: -0,21 a 0,01). Ni las intervenciones dietéticas (evidencia de certeza moderada) ni las de actividad física solas (evidencia de certeza alta) en comparación con el control redujeron el IMC (actividad física sola): DM -0,22 kg/m
2
; IC del 95%: -0,44 a 0,01) ni la puntuación z del IMC (dieta sola: DM -0,14; IC del 95%: -0,32 a 0,04; actividad física sola: DM 0,01; IC del 95%: -0,10 a 0,13) en los niños de cero a cinco años.
Niños entre seis y 12 años de edad: Existe evidencia de certeza moderada de 14 ECA (n = 16 410) de que las intervenciones de actividad física, en comparación con el control, redujeron el IMC (DM -0,10 kg/m
2
; IC del 95%: -0,14 a -0,05). Sin embargo, hay evidencia de certeza moderada de que tuvieron poco o ningún efecto sobre la puntuación z del IMC (DM -0,02; IC del 95%: -0,06 a 0,02). Existe evidencia de certeza baja de 20 ECA (n = 24 043) de que la dieta combinada con intervenciones de actividad física, en comparación con el control, redujo la puntuación z del IMC (DM -0,05 kg/m2; IC del 95%: -0,10 a -0,01). Existe evidencia de certeza alta de que las intervenciones dietéticas, en comparación con el control, tuvieron poca repercusión sobre la puntuación z del IMC (DM -0,03; IC del 95%: -0,06 a 0,01) o el IMC (-0,02 kg/m2; IC del 95%: -0,11 a 0,06).
Niños entre 13 y 18 años de edad: Existe evidencia de certeza muy baja de que las intervenciones de actividad física, en comparación con el control, redujeron el IMC (DM -1,53 kg/m2; IC del 95%: -2,67 a -0,39; cuatro ECA; n = 720) y evidencia de certeza baja de una reducción en la puntuación z del IMC (DM -0,2; IC del 95%: -0,3 a -0,1; un ECA; n = 100). Existe evidencia de certeza baja de ocho ECA (n = 16 583) de que la dieta combinada con intervenciones de actividad física, en comparación con el control, no tuvo efectos sobre el IMC (DM -0,02 kg/m2; IC del 95%: -0,10 a 0,05) ni la puntuación z del IMC (DM 0,01; IC del 95%: -0,05 a 0,07; 6 ECA; n = 16 543). La evidencia obtenida a partir de dos ECA (evidencia de certeza baja; n = 294) no encontró efectos de las intervenciones dietéticas sobre el IMC.
Comparaciones directas de las intervenciones: Dos ECA proporcionaron datos que compararon directamente la dieta con la actividad física o la dieta combinada con intervenciones de actividad física en niños de seis a 12 años de edad y no informaron de diferencias.
Se observó heterogeneidad en los resultados de los tres grupos etarios, que no se pudo explicar por completo por el contexto o la duración de las intervenciones. Cuando se informaron, las intervenciones no parecieron provocar efectos adversos (16 ECA) o aumentar las desigualdades en materia de salud (género): 30 ECA; nivel socioeconómico: 18 ECA), aunque relativamente pocos estudios examinaron estos factores.
La repetición de las búsquedas en enero de 2018 identificó 315 registros con relevancia potencial para esta revisión, que se resumirán en la próxima actualización.
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