¿Qué es la artritis reumatoide y qué se entiende por ejercicio?
La artritis reumatoide es una enfermedad articular que afecta con frecuencia a las manos y las muñecas. Los ejercicios para la mano incluyen movilidad, fortalecimiento (con equipamiento, p.ej. masilla) o entrenamiento funcional.
Características de los estudios
Se encontraron siete estudios que compararon ejercicios para la mano con tratamientos sin ejercicios en 841 adultos con artritis reumatoide.
Resultados clave
En una prueba de la funcionalidad de la mano de 0 a 80 puntos (mayor puntuación significa mejor funcionalidad), los pacientes que realizaron ejercicios para la mano consideraron que la funcionalidad fue 1,1 puntos mayor a corto plazo (menos de tres meses). Los pacientes que no realizaron ejercicios calificaron la funcionalidad con 75 puntos.
En una escala de 0 a 100 (mayor puntuación significa mejor funcionalidad), en comparación con los pacientes que no ejercitaron, los pacientes que ejercitaron consideraron que la funcionalidad de la mano fue 5 puntos mayor a plazo medio (tres a 11 meses) y 4 puntos mayor a largo plazo (12 meses o más). Los pacientes que no realizaron ejercicios calificaron la funcionalidad en 52,1 puntos.
En una escala de dolor de 0 a 100 milímetros (puntuaciones inferiores significan menos dolor), los pacientes que ejercitaron consideraron que el dolor fue 28 mm menor a corto plazo. Los pacientes que no realizaron ejercicios calificaron el dolor en 68 mm. En una escala de 0 a 100 puntos (puntuaciones inferiores significan menos dolor), los pacientes que ejercitaron consideraron que el dolor fue 3 puntos menor a plazo medio y 4 puntos menor a largo plazo. Los pacientes que no realizaron ejercicios calificaron el dolor en 51,4 puntos.
Los pacientes que realizaron ejercicio tuvieron una mejoría del 3% y del 4% en la fuerza de agarre de la mano izquierda y derecha a corto plazo. Los pacientes que no realizaron ejercicios tuvieron mediciones de 14,3 kg y 15,6 kg, respectivamente. Los pacientes que realizaron ejercicio tuvieron una mejoría del 1% en la fuerza de agarre promedio de ambas manos a plazo medio y largo. Los pacientes que no realizaron ejercicios tuvieron una medición de 13,2 kg.
Los pacientes que realizaron ejercicios tuvieron una mejoría del 4% y del 6% en la fuerza de pinza de la mano izquierda y derecha a corto plazo. Los pacientes que no realizaron ejercicios tuvieron mediciones de 1,2 kg y 1,2 kg, respectivamente. Los pacientes que realizaron ejercicios tuvieron una mejoría del 2% y del 3% en la fuerza de pinza promedio en ambas manos a plazo medio y largo. Los pacientes que no realizaron ejercicio tuvieron una medición de 4 kg.
Se debe señalar que aunque aparentemente hubo mejores puntuaciones en la funcionalidad de la mano, el dolor y la fuerza de agarre y de pinza con el ejercicio de la mano, estas mejorías pueden no equipararse con beneficios clínicos útiles.
Ningún estudio evaluó los 50 criterios del American College of Rheumatology (una medida que indica una mejoría mayor o igual al 50% en los síntomas del paciente con el tratamiento recibido).
En comparación con los participantes que recibieron atención habitual, los que también realizaron ejercicios para la mano con estrategias para adherirse al programa tuvieron 19% y 5% más probabilidades de adherirse al programa en menos de un año y más allá del año.
Un estudio no informó efectos adversos debido a la realización de ejercicios. Los estudios restantes no midieron este resultado.
Calidad de la evidencia
La calidad de la evidencia fue muy baja a alta entre los resultados. La calidad de la evidencia se disminuyó debido a problemas con la falta de cegamiento de los participantes al tratamiento asignado y las mediciones, los métodos de asignación y los tamaños pequeños de los estudios.
No se sabe si el ejercicio mejora la funcionalidad de la mano o el dolor a corto plazo. Probablemente mejora de forma leve la funcionalidad, pero tiene poca o ninguna diferencia en el dolor a plazo medio y a largo plazo. No se sabe si el ejercicio mejora la fuerza de agarre y de pinza a corto plazo, y probablemente tiene poca o ninguna diferencia a plazo medio y a largo plazo. No se sabe la respuesta al ACR50. Los pacientes que realizaron ejercicios con estrategias de adherencia probablemente se adhirieron más a plazo medio que los que no realizaron ejercicios, pero con poca o ninguna diferencia a largo plazo. El ejercicio de la mano probablemente no da lugar a eventos adversos. Los estudios de investigación futuros deben considerar la funcionalidad de la mano y de la muñeca como el resultado primario, describir el ejercicio respetando las guías TIDieR y evaluar las estrategias conductuales.
La artritis reumatoide es una poliartritis inflamatoria que afecta con frecuencia a las manos y las muñecas. Los ejercicios para la mano se prescriben para mejorar la movilidad y la fuerza y, por lo tanto, la funcionalidad de la mano.
Determinar los efectos beneficiosos y perjudiciales del ejercicio para la mano en los pacientes adultos con artritis reumatoide.
Se hicieron búsquedas en el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials) (CENTRAL) (la Cochrane Library), MEDLINE, Embase, CINAHL, AMED, Physiotherapy Evidence Database (PEDro), OTseeker, Web of Science, ClinicalTrials.gov y en la World Health Organization International Clinical Trials Registry Platform (WHO ICTRP) hasta julio de 2017.
Se consideraron todos los ensayos controlados aleatorios o cuasialeatorios que compararon el ejercicio para la mano con cualquier tratamiento sin ejercicios.
Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándar descritos por el Grupo Cochrane de Enfermedades Musculoesqueléticas (Cochrane Musculoskeletal Group).
En la revisión se incluyeron siete estudios con 841 pacientes (de 20 a 94 años). La mayoría de los estudios utilizaron criterios diagnósticos validados e incluyeron programas domiciliarios.
Evidencia de muy baja calidad (debido al riesgo de sesgo y la imprecisión) de un estudio indicó que hay dudas acerca de si el ejercicio mejora la funcionalidad de la mano a corto plazo (< 3 meses). En una prueba de 0 a 80 puntos de la funcionalidad de la mano (una mayor puntuación significa una mejor funcionalidad), el grupo de ejercicio (n = 11) logró 76,1 puntos y el grupo control (n = 13) logró 75 puntos.
Evidencia de calidad moderada (debido al riesgo de sesgo) de un estudio indicó que el ejercicio comparado con la atención habitual probablemente da lugar a una mejoría leve en la funcionalidad de la mano (diferencia de medias [DM] 4,5; intervalo de confianza [IC] del 95%: 1,58 a 7,42; n = 449) a plazo medio (tres a 11 meses) y a largo plazo (12 meses o más) (DM 4,3; IC del 95%: 0,86 a 7,74; n = 438). El cambio absoluto en una escala de funcionalidad de la mano de 0 a 100 (mayor puntuación significa mejor funcionalidad) y el número necesario a tratar para lograr un resultado beneficioso adicional (NNTB) fueron 5% (IC del 95%: 2% a 7%); 8% (IC del 95%: 5 a 20) y 4% (IC del 95%: 1 a 8%); 9 (IC del 95%: 6 a 27), respectivamente. Una mejoría del 4% al 5% indica un beneficio clínico mínimo.
Evidencia de muy baja calidad (debido al riesgo de sesgo y la imprecisión) de dos estudios indicó que existen dudas acerca de si el ejercicio en comparación con ningún tratamiento mejoró el dolor (DM -27,98; IC del 95%: -48,93 a -7,03; n = 124) a corto plazo. El cambio absoluto en una escala de 0 a 100 milímetros (mayor puntuación significa más dolor) fue -28% (IC del 95%: -49% a -7%) y el NNTB fue 2 (IC del 95%: 2 a 11).
Evidencia de calidad moderada (debido al riesgo de sesgo) de un estudio indicó que probablemente haya poca o ninguna diferencia entre el ejercicio y la atención habitual en el dolor a plazo medio (DM -2,8; IC del 95%: -6,96 a 1,36; n = 445) y a largo plazo (DM -3,7; IC del 95%: -8,1 a 0,7; n = 437). En una escala de 0 a 100, los cambios absolutos fueron -3% (IC del 95%: -7% a 2%) y -4% (IC del 95%: -8% a 1%), respectivamente.
Evidencia de muy baja calidad (debido al riesgo de sesgo y la imprecisión) de tres estudios (n = 141) indicó que hay dudas acerca de si el ejercicio en comparación con ningún tratamiento mejoró la fuerza de agarre a corto plazo. La diferencia de medias estandarizada para la mano izquierda fue 0,44 (IC del 95%: 0,11 a 0,78), reexpresada como 3,5 kg (IC del 95%: 0,87 a 6,1); y para la mano derecha 0,46 (IC del 95%: 0,13 a 0,8), reexpresada como 4 kg (IC del 95%: 1,13 a 7).
Evidencia de alta calidad de un estudio indicó que el ejercicio comparado con la atención habitual tiene poco o ningún beneficio en la fuerza de agarre media (en kg) de ambas manos a plazo medio (DM 1,4; IC del 95%: -0,27 a 3,07; n = 400), cambio relativo 11% (IC del 95%: -2% a 13%); y a largo plazo (DM 1,2; IC del 95%: -0,62 a 3,02; n = 355), cambio relativo 9% (IC del 95%: -5% a 23%).
Evidencia de muy baja calidad (debido al riesgo de sesgo y la imprecisión) de dos estudios (n = 120) indicó que hay dudas acerca de si el ejercicio en comparación con ningún tratamiento mejoró la fuerza de pinza (en kg) a corto plazo. La DM y el cambio relativo para las manos izquierda y derecha fueron 0,51 (IC del 95%: 0,13 a 0,9) y 44% (IC del 95%: 11% a 78%); y 0,82 (IC del 95%: 0,43 a 1,21) y 68% (IC del 95%: 36% a 101%).
Evidencia de alta calidad de un estudio indicó que el ejercicio en comparación con la atención habitual tiene poco o ningún beneficio en la fuerza de pinza media de ambas manos a plazo medio (DM 0,3; IC del 95%: -0,14 a 0,74; n = 396) y a largo plazo (DM 0,4; IC del 95%: -0,08 a 0,88; n = 351). Los cambios relativos fueron 8% (IC del 95%: -4% a 19%) y 10% (IC del 95%: -2% a 22%).
Ningún estudio evaluó los 50 criterios del American College of Rheumatology.
Evidencia de calidad moderada (debido al riesgo de sesgo) de un estudio indicó que los pacientes que también realizaron ejercicios con estrategias para la adherencia probablemente se adhirieron más al tratamiento que los que recibieron atención habitual sola a plazo medio (cociente de riesgos 1,31; IC del 95%: 1,15 a 1,48; n = 438) y NNTB 6 (IC del 95%: 4 a 10). A largo plazo, el cociente de riesgos fue 1,09 (IC del 95%: 0,93 a 1,28; n = 422).
Evidencia de calidad moderada (debido al riesgo de sesgo) de un estudio (n = 246) indicó que no hubo eventos adversos con los ejercicios. Los otros seis estudios no informaron eventos adversos.
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