Antecedentes: ¿Qué es la OA de rodilla y qué es el ejercicio?
La osteoartritis (OA) es una enfermedad de las articulaciones como la cadera. Cuando la articulación pierde el cartílago, se produce el crecimiento del hueso para tratar de reparar el daño. Sin embargo, en vez de mejorar la situación, el hueso aumenta de forma anormal y empeora las cosas. Por ejemplo, el hueso puede deformarse y hacer que la articulación se vuelva dolorosa e inestable. Los médicos solían pensar que la osteoartritis (OA) solo implicaba el adelgazamiento del cartílago. Sin embargo, ahora se sabe que la OA es una enfermedad de toda la articulación.
El ejercicio puede ser cualquier actividad que mejore o mantenga la fuerza muscular, el estado físico y la salud en general. Las personas hacen ejercicio por muchas razones; pueden hacer ejercicio para perder peso, para fortalecer los músculos o para aliviar los síntomas de la OA.
Características de los estudios
Este resumen de una revisión Cochrane actualizada presenta lo que se conoce a partir de los estudios de investigación acerca del efecto del ejercicio en los pacientes con OA de rodilla. Después de buscar todos los estudios relevantes hasta mayo de 2013, se añadieron 23 estudios nuevos desde la última versión de la revisión, que ahora incluyen 54 estudios (3 913 participantes), la mayoría con OA de rodilla sintomática leve a moderada. Con excepción de cinco estudios en los que los participantes se inscribieron en un programa basado en el Tai Chi, la mayoría de los participantes se sometieron a programas de ejercicios en tierra que consistían en programas tradicionales de fortalecimiento muscular, entrenamiento funcional y acondicionamiento aeróbico, que se supervisaron individualmente o se impartieron durante una clase; estos individuos se compararon con personas que no hicieron ejercicio. La evidencia de 44 estudios (3 537 participantes) muestra los efectos del ejercicio inmediatamente después del tratamiento; 12 estudios proporcionaron datos sobre la sostenibilidad del tratamiento de dos a seis meses después de su aplicación. Aquí informamos sólo de los resultados para el período de tratamiento inmediato.
Resultados clave
Dolor en una escala de 0 a 100 puntos (puntuaciones inferiores indican reducción del dolor).
• Los pacientes que completaron un programa de ejercicio calificaron su dolor en 12 (10 a 15) puntos más bajo al final del tratamiento (mejoría absoluta del 12%) en comparación con las personas que no hicieron ejercicio.
• Los pacientes que completaron un programa de ejercicio calificaron el dolor en 32 puntos.
• Los pacientes que no realizaron ejercicios calificaron el dolor en 44 puntos.
Función física en una escala de 0 a 100 puntos (una puntuación más baja significa mejor función física).
• Los pacientes que completaron un programa de ejercicio calificaron la función física en 10 puntos menos (8 a 13 puntos menos) al final del tratamiento (mejoría absoluta del 10%) en comparación con los pacientes que no realizaron ejercicios.
• Los pacientes que completaron un programa de ejercicio calificaron la función física en 28 puntos.
• Los pacientes que no realizaron ejercicios calificaron la función física en 38 puntos.
Calidad de vida en una escala de 0 a 100 puntos (una puntuación más alta significa una mejor calidad de vida).
• En general, los pacientes que completaron un programa de ejercicios calificaron su calidad de vida en 4 puntos (2 a 5 puntos) más alta al final del tratamiento (4% de mejoría absoluta).
• Los pacientes que completaron un programa de ejercicios calificaron su calidad de vida en 47 puntos.
• Los pacientes que no realizaron ejercicios calificaron su calidad de vida con 43 puntos.
Retiros.
• Una persona menos de cada 100 abandonó el programa de ejercicios (disminución absoluta del 1%).
• De 100 pacientes en programas de ejercicio, 14 abandonaron.
• De 100 pacientes que no hicieron ejercicio, 15 abandonaron.
Calidad de la evidencia
La evidencia de calidad alta muestra que entre los pacientes con OA de rodilla, el ejercicio redujo moderadamente el dolor inmediatamente después del cese del tratamiento y mejoró la calidad de vida sólo ligeramente, sin un aumento de los abandonos. No es probable que estudios de investigación adicionales cambien las valoraciones sobre estos resultados.
La evidencia de calidad moderada indica que el ejercicio mejoró moderadamente la función física inmediatamente después del final del tratamiento. La investigación adicional puede cambiar la valoración de estos resultados.
La mayoría de los estudios clínicos no han proporcionado información precisa sobre los efectos secundarios como lesiones o caídas sufridas durante el ejercicio, pero es de esperar que sean poco frecuentes. Ocho estudios informaron un aumento del dolor de rodilla o lumbar atribuido al programa de ejercicios, y todos los estudios identificados no informaron lesiones.
La evidencia de calidad alta indica que el ejercicio terapéutico llevado a cabo en el suelo proporciona un beneficio a corto plazo que se mantiene durante al menos dos a seis meses después del cese del tratamiento formal en cuanto a la reducción del dolor de rodilla, y la evidencia de calidad moderada muestra una mejoría en la función física entre las personas con OA de rodilla. La magnitud del efecto del tratamiento se consideraría de moderada (inmediata) a pequeña (de dos a seis meses) pero comparable con las estimaciones informadas para los fármacos antiinflamatorios sin esteroides. Los intervalos de confianza en torno a los resultados agrupados demostrados para la reducción del dolor y la mejoría de la función física no excluyen un efecto mínimo clínicamente importante del tratamiento. Debido a que los participantes en la mayoría de los ensayos eran conscientes de su tratamiento, esto puede haber contribuido a su mejoría. A pesar de la falta de cegamiento, no se redujo la calidad de la evidencia sobre el riesgo de sesgo de rendimiento o de detección. Esto refleja nuestra creencia de que es poco probable que estudios de investigación adicionales en esta área cambie los resultados de nuestra revisión.
La osteoartritis de rodilla (OA) es un problema importante de salud pública porque causa dolor crónico, reduce la función física y disminuye la calidad de vida. Se prevé que el envejecimiento de la población y el aumento de la prevalencia mundial de la obesidad aumentarán drásticamente la prevalencia de la OA de la rodilla y sus dificultades asociadas. No se conoce cura para la OA de rodilla, pero el tratamiento con ejercicios se encuentra entre las intervenciones no farmacológicas dominantes recomendadas por las guías internacionales.
Determinar si el ejercicio terapéutico en tierra es beneficioso para los pacientes con OA de rodilla en cuanto a la reducción del dolor articular o la mejoría de la función física y la calidad de vida.
Se realizaron búsquedas en cinco bases de datos electrónicas, hasta mayo de 2013.
Todos los ensayos controlados aleatorizados (ECA) que asignaron al azar a individuos y compararon grupos tratados con alguna forma de ejercicio terapéutico en tierra (a diferencia del ejercicio realizado en el agua) con un grupo sin ejercicio o un grupo control sin tratamiento.
Tres equipos de dos revisores extrajeron los datos de forma independiente, evaluaron el riesgo de sesgo para cada estudio y evaluaron la calidad del conjunto de evidencia para cada resultado mediante el enfoque GRADE (Grados de recomendación, valoración, desarrollo y evaluación). Se realizaron análisis sobre los resultados continuos (dolor, función física y calidad de vida) inmediatamente después del tratamiento y sobre los resultados dicotómicos (proporción de retiros de los estudios) al final del estudio; también se realizaron análisis sobre los efectos sostenidos del ejercicio sobre el dolor y la función (de dos a seis meses y más de seis meses).
En total, se extrajeron datos de 54 estudios. En general, 19 (20%) estudios informaron la generación adecuada de la secuencia aleatorizada y la ocultación de la asignación y justificaron adecuadamente los datos de resultado incompletos; se consideró que estos estudios, generalmente, tenían un riesgo de sesgo bajo. Los estudios estuvieron en gran medida libres de sesgo de selección, pero los resultados de la investigación pueden ser vulnerables al sesgo de rendimiento y detección, ya que sólo cuatro de los ECA informaron cegamiento de los participantes a la asignación del tratamiento y, aunque la mayoría de los ECA informaron cegamiento de las medidas de resultado, el dolor, la función física y la calidad de vida fueron autoinformados por los participantes.
La evidencia de calidad alta de 44 ensayos (3 537 participantes) indica que el ejercicio redujo el dolor (diferencia de medias estandarizada [DME] -0,49; intervalo de confianza [IC] del 95%: -0,39 a -0,59) inmediatamente después del tratamiento. El dolor se estimó en 44 puntos en una escala de 0 a 100 puntos (0 indicó ausencia de dolor) en el grupo control; el ejercicio redujo el dolor en un equivalente de 12 puntos (IC del 95%: 10 a 15 puntos). La evidencia de calidad moderada de 44 ensayos (3 913 participantes) mostró que el ejercicio mejoró la función física (DME -0,52; IC del 95%: -0,39 a -0,64) inmediatamente después del tratamiento. La función física se estimó en 38 puntos en una escala de 0 a 100 puntos (0 indicó que no había pérdida de la función física) en el grupo control; el ejercicio mejoró la función física en un equivalente de 10 puntos (IC del 95%: 8 a 13 puntos). La evidencia de calidad alta de 13 estudios (1 073 participantes) reveló que el ejercicio mejoró la calidad de vida (DME 0,28; IC del 95%: 0,15 a 0,40) inmediatamente después del tratamiento. La calidad de vida se estimó en 43 puntos en una escala de 0 a 100 puntos (100 indicaron mejor calidad de vida) en el grupo control; el ejercicio mejoró la calidad de vida en un equivalente de 4 puntos (IC del 95%: 2 a 5 puntos).
La evidencia de calidad alta de 45 estudios (4 607 participantes) mostró una probabilidad comparable del retiro de la asignación de ejercicios (tasa de eventos 14%) en comparación con el grupo control (tasa de eventos 15%), y esta diferencia no fue significativa: odds-ratio (OR) 0,93 (IC del 95%: 0,75 a 1,15). Ocho estudios informaron eventos adversos, todos ellos relacionados con el aumento del dolor de rodilla o lumbar atribuido a la intervención que se proporcionó de ejercicios. Ningún estudio informó un evento adverso grave.
Además, 12 estudios incluidos proporcionaron datos de sostenibilidad del tratamiento de dos a seis meses después de su aplicación sobre 1 468 participantes para el dolor de rodilla y sobre 1 279 (10 estudios) participantes para la función física. Estos estudios indicaron la sostenibilidad del efecto del tratamiento para el dolor (DME -0,24; IC del 95%: -0,35 a -0,14), con una reducción equivalente de 6 (3 a 9) puntos en la escala de 0 a 100 puntos, y de la función física (DME -0,15; IC del 95%: -0,26 a -0,04), con una mejoría equivalente de 3 (1 a 5) puntos en la escala de 0 a 100 puntos.
Se observó una marcada variabilidad entre los estudios incluidos entre los participantes reclutados, la duración de los síntomas, las intervenciones con ejercicios evaluadas y los aspectos importantes de la metodología del estudio. Los programas impartidos individualmente tendieron a producir mayores reducciones del dolor y mejorías en la función física, en comparación con los programas de ejercicios impartidos en una clase o los programas impartidos en casa; sin embargo, la heterogeneidad entre los estudios fue marcada dentro del subgrupo de tratamiento impartido individualmente.
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