Pregunta de la revisión: ¿En los recién nacidos prematuros cuyas madres desean amamantar, el uso del biberón interfiere con el éxito de la lactancia materna?
Antecedentes: Los recién nacidos prematuros comienzan la alimentación con leche por sonda nasogástrica y cuando maduran pueden recibir tomas por succión. El número de tomas por succión aumenta diariamente de una manera gradual, a medida que el recién nacido madura. Las mujeres con recién nacidos prematuros no siempre pueden estar en el hospital cada vez que el recién nacido necesita una toma de pecho. De manera convencional, se utilizan biberones con leche materna o leche maternizada. Se ha indicado que el uso de biberones podría interferir con el éxito de la lactancia materna.
Características de los estudios: se encontraron siete estudios elegibles (con 1152 recién nacidos prematuros). Estos estudios fueron de tamaño pequeño a moderado y en su mayoría tuvieron problemas con el diseño o la realización. La búsqueda está actualizada hasta el 18 de junio de 2020.
Resultados clave: cinco estudios (entre los que se encontraban dos de los más grandes) utilizaron alimentación con taza y uno utilizó alimentación por sonda. Un estudio utilizó una tetina diseñada especialmente, en la que se indicó que la acción de alimentación fue más similar a la lactancia materna que la alimentación con biberón convencional. La mayoría de los estudios se realizaron en países de ingresos altos, solo dos en países de ingresos medios y ninguno en países de bajos ingresos. En general, si no se utilizó el biberón (con una tetina convencional), los recién nacidos tuvieron mayores probabilidades de recibir lactancia materna completa o de tener al menos alguna lactancia materna al alta hospitalaria y a los tres y seis meses después del alta hospitalaria. El estudio con la tetina especialmente diseñada no mostró diferencias en los desenlaces de la lactancia materna, lo que sí ocurrió con la taza sola o la sonda nasogástrica sola, que mostraron que mejoró las tasas de lactancia materna. Sin embargo, debido a la calidad deficiente del estudio sobre la sonda sola, no se sabe con certeza si un enfoque de sonda sola para complementar la lactancia materna mejora sus desenlaces. No se encontró evidencia de efectos beneficiosos ni perjudiciales en los desenlaces notificados, incluidos la duración de la estancia hospitalaria o el aumento de peso.
Conclusiones: el uso de una taza en lugar de un biberón aumenta la extensión y la duración de la lactancia materna completa y de cualquier tipo de lactancia en los recién nacidos prematuros hasta los seis meses después del alta. Se deberían realizar otros estudios de alta calidad sobre el enfoque de la sonda sola.
Certeza de la evidencia: existe una confianza baja a moderada en estos resultados.
Evitar el uso de biberones cuando los neonatos prematuros necesitan alimentación complementaria probablemente aumente el grado de cualquier lactancia materna en el momento del alta y podría mejorar cualquier lactancia materna y la lactancia materna completa (exclusiva) hasta los seis meses después del alta. La mayoría de la evidencia que demostró un efecto beneficioso estuvo relacionada con la alimentación con taza. Solo un estudio utilizó una estrategia de alimentación por sonda. No se sabe con certeza si un enfoque con sonda sola para complementar la lactancia materna mejora los desenlaces de la misma; se necesitan más estudios de alta certeza para determinarlo.
La alimentación de los neonatos prematuros comienza con leche por sonda nasogástrica. Cuando maduran, se introduce gradualmente la alimentación por succión. Las mujeres con neonatos prematuros no siempre pueden estar en el hospital para amamantar a su neonato y necesitan un enfoque alternativo para la alimentación. La mayoría de las veces la leche (leche materna extraída o leche maternizada) se administra mediante biberón. El hecho de si el uso de biberones durante la introducción de la lactancia es perjudicial para el éxito de la lactancia materna es un tema de debate permanente.
Identificar los efectos de evitar el biberón durante la introducción de la lactancia materna sobre las probabilidades de una lactancia materna exitosa, y evaluar la seguridad de las opciones al biberón.
Para esta actualización se desarrolló una nueva estrategia de búsqueda. Las búsquedas se realizaron en septiembre de 2021, sin límites de fecha ni de idioma, en: MEDLINE, CENTRAL y CINAHL. También se realizaron búsquedas en el registro de ensayos ISRCTN y en las listas de referencias de los artículos identificados en busca de ensayos controlados aleatorizados (ECA) y cuasialeatorizados.
Se incluyeron ECA y ensayos controlados cuasialeatorizados que compararon evitar los biberones con el uso de biberones para los neonatos prematuros en los que sus madres planeaban amamantar.
Dos autores de la revisión de forma independiente evaluaron la calidad de los ensayos y extrajeron los datos. Cuando fue apropiado se estableció contacto con los autores de los estudios para obtener información adicional. Se utilizó el método GRADE para evaluar la certeza de la evidencia. Los desenlaces incluyeron la lactancia materna completa y cualquier lactancia materna en el momento del alta hospitalaria y a los tres y seis meses después del alta, así como la duración de la estancia hospitalaria y los episodios de infección infantil. Los datos se sintetizaron mediante las razones de riesgos (RR), las diferencias de riesgos (DR) y las diferencias de medias (DM), con intervalos de confianza (IC) del 95%. Para evaluar la certeza de la evidencia se utilizó el método GRADE.
En esta revisión actualizada se incluyeron siete ensayos con 1152 neonatos prematuros. Hay dos estudios en espera de clasificación. Cinco estudios utilizaron una estrategia de alimentación con taza, uno utilizó una estrategia de alimentación con sonda nasogástrica y uno utilizó una tetina novedosa cuando fue necesario complementar la lactancia. En esta revisión se incluyó el estudio de la tetina novedosa porque la tetina se diseñó para imitar lo más posible la acción de succión de la lactancia materna. Los ensayos fueron de tamaño pequeño a moderado y dos tuvieron alto riesgo de sesgo de desgaste. La adherencia a la alimentación con taza fue deficiente en uno de los estudios, lo que indica insatisfacción con este método por parte del personal o los padres (o ambos); los cuatro estudios restantes de alimentación con taza no proporcionaron este tipo de informes de insatisfacción o baja adherencia.
Evitar los biberones podría aumentar la extensión de la lactancia materna completa en el momento del alta hospitalaria (RR 1,47; IC del 95%: 1,19 a 1,80; seis estudios, 1074 neonatos; evidencia de certeza baja), y probablemente aumenta cualquier lactancia materna (total y parcial combinadas) en el momento del alta (RR 1,11; IC del 95%: 1,06 a 1,16; 1138 neonatos; evidencia de certeza moderada). Es probable que evitar los biberones aumente la lactancia materna completa a los tres meses después del alta (RR 1,56; IC del 95%: 1,37 a 1,78; cuatro estudios, 986 neonatos; evidencia de certeza moderada), y también podría aumentar la lactancia materna completa a los seis meses después del alta (RR 1,64; IC del 95%: 1,14 a 2,36; tres estudios, 887 neonatos; evidencia de certeza baja).
Evitar los biberones podría aumentar la adherencia a cualquier lactancia materna (total y parcial combinadas) a los tres meses después del alta (RR 1,31; IC del 95%: 1,01 a 1,71; cinco estudios, 1063 neonatos; evidencia de certeza baja), y a los seis meses después del alta (RR 1,25; IC del 95%: 1,10 a 1,41; tres estudios, 886 neonatos; evidencia de certeza baja). Los efectos sobre los resultados de la lactancia materna fueron evidentes en todos los puntos temporales para la estrategia de la sonda sola y en todos los desenlaces, excepto en cualquier lactancia materna a los tres meses después del alta en el caso de la alimentación con taza, pero no se presentaron en el caso de la tetina novedosa. No hubo otros efectos beneficiosos o perjudiciales, incluidos la duración de la estancia hospitalaria (DM 2,25 días; IC del 95%: -3,36 a 7,86; cuatro estudios, 1004 neonatos; evidencia de certeza baja) o los episodios de infección por neonato (RR 0,70; IC del 95%: 0,35 a 1,42; tres estudios, 500 neonatos; evidencia de certeza baja).
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