Pregunta
¿Los fármacos (con la excepción de la toxina botulínica) son mejores que un placebo o control para el tratamiento de la espasticidad en los pacientes con accidente cerebrovascular?
Antecedentes
Se deseaba conocer si existían pruebas del uso de fármacos para la espasticidad en los pacientes con accidente cerebrovascular, y en ese caso, identificar si los fármacos que actúan en todo el cuerpo (fármacos sistémicos) difirieron en los efectos con respecto a los fármacos que actúan en un área localizada del cuerpo (fármacos locales).
Características de los estudios
Se incluyeron siete estudios con un total de 403 participantes. Las pruebas están actualizadas hasta mayo de 2016. Hubo variaciones entre los estudios incluidos. Dos de los estudios fueron controlados con placebo, mientras que el resto comparó un fármaco con otro fármaco. Dos estudios compararon dos fármacos sistémicos entre sí; dos estudios compararon dos fármacos locales entre sí; y el quinto estudio comparó un fármaco sistémico contra un fármaco local.
Resultados clave
Los resultados de los estudios variaron, lo que significa que no es posible establecer conclusiones claras. Los dos estudios que utilizaron un placebo como control proporcionaron resultados contradictorios; cuando los resultados se combinaron se identificó un efecto beneficioso leve a favor del grupo de tratamiento. Estos dos estudios aportaron pruebas claras de que al recibir tratamiento farmacológico existen probabilidades de que aumente el riesgo de presentar un evento adverso. Esta revisión identificó una falta de estudios y pruebas posteriores con respecto al uso de intervenciones farmacológicas (con la excepción de la toxina botulínica) para tratar la espasticidad. Se recomienda la realización de estudios de investigación futuros para identificar el mejor momento para comenzar el tratamiento y la dosis óptima de tratamiento.
Calidad de la evidencia
La calidad de las pruebas varió. Se consideró que todos los estudios, excepto uno, tuvieron alto riesgo de sesgo en al menos una de las seis áreas consideradas. Los tamaños de la muestra en los estudios incluidos fueron relativamente bajos para los ensayos de fármaco; tres de los siete estudios tenían 30 participantes o menos.
La falta de ECA de alta calidad limitó la posibilidad de establecer conclusiones específicas. Las pruebas no son suficientes para determinar si los antiespasmódicos sistémicos son efectivos para mejorar la función después del accidente cerebrovascular.
El riesgo a largo plazo de accidente cerebrovascular aumenta con la edad, y esta afección es una causa frecuente de discapacidad en la comunidad. La espasticidad se considera una deficiencia significativamente incapacitante que se desarrolla en los pacientes que han presentado un accidente cerebrovascular. La carga de la atención es mayor en los supervivientes de un accidente cerebrovascular que presentan espasticidad en comparación con los supervivientes de un accidente cerebrovascular sin espasticidad con respecto a los costos del tratamiento, la calidad de vida y la carga de los cuidadores.
Evaluar si las intervenciones farmacológicas para la espasticidad son más efectivas que ninguna intervención, la práctica normal o el control al mejorar la función después del accidente cerebrovascular.
Se hicieron búsquedas en el registro de ensayos del Grupo Cochrane de Accidentes Cerebrales Vasculares (Cochrane Stroke Group Trials Register) (mayo 2016), Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials) (CENTRAL, 2016, número 5), MEDLINE (1946 hasta mayo 2016), Embase (2008 hasta mayo 2016), CINAHL (1982 hasta mayo 2016), AMED (1985 hasta mayo 2016), y en ocho bases de datos adicionales y registros de ensayos. En un esfuerzo por identificar estudios adicionales, se realizaron búsquedas manuales en las listas de referencias y se estableció contacto con los autores de los estudios y compañías comerciales.
Se incluyeron los ensayos controlados aleatorios (ECA) que compararon cualquier fármaco de acción sistémica o local versus placebo, control o un fármaco comparativo con la intención de tratar la espasticidad.
Dos autores de la revisión evaluaron de forma independiente los estudios para su inclusión y extrajeron los datos. Se evaluaron la calidad y el riesgo de sesgo de los estudios incluidos. Cuando fue necesario, se contactó con los autores de los estudios para solicitar más información.
Se incluyeron siete ECA con un total de 403 participantes. Se encontró un alto riesgo de sesgo en todos los ECA, excepto uno. Dos de los siete ECA evaluaron un fármaco sistémico versus placebo. Se agruparon los datos de una medida indirecta de espasticidad (160 participantes) de estos dos estudios, pero no se encontraron efectos significativos (odds ratio [OR] 1,66; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,21 a 13,07; I2 = 85%). Se identificó un riesgo significativo de eventos adversos por participante que ocurrieron en el grupo de tratamiento versus el grupo placebo (cociente de riesgos [CR] 1,65; IC del 95%: 1,12 a 2,42; 160 participantes; I2 = 0%). Sólo uno de estos estudios utilizó una medida de resultado funcional y no se encontraron diferencias significativas entre los grupos.
De los otros cinco estudios, dos evaluaron un fármaco sistémico versus otro fármaco sistémico, uno evaluó un fármaco sistémico versus un fármaco local y los dos últimos evaluaron un fármaco local versus otro fármaco local.
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