Pregunta de la revisión
Se deseaba determinar los efectos sobre la salud de la reducción de las grasas saturadas en los alimentos (reemplazo de las grasas animales y de las grasas vegetales con aceites de plantas, margarinas no saturadas y alimentos con almidón).
Antecedentes
Las guías de salud indican que la reducción de la cantidad de grasas saturadas que se ingieren mediante la reducción de las grasas animales es buena para la salud. Se deseaba combinar toda la evidencia disponible para determinar si al cumplir con este asesoramiento se logra una reducción del riesgo de muerte o de desarrollo de enfermedades cardiovasculares (cardiopatía o accidente cerebrovascular).
Características de los estudios
Se evaluó el efecto de la reducción de la cantidad de grasas saturadas que se ingieren durante al menos dos años sobre resultados de salud que incluyen la muerte, las cardiopatías y el accidente cerebrovascular. Solo se examinaron los estudios en adultos (a partir de los 18 años de edad). Se incluyó a hombres y mujeres con y sin enfermedades cardiovasculares. No se incluyeron estudios en pacientes con enfermedades graves ni en mujeres embarazadas o que amamantaban.
Resultados clave
Se encontraron 15 estudios con más de 56000 participantes. La evidencia está actualizada hasta octubre 2019. La revisión encontró que la reducción de las grasas saturadas dio lugar a una reducción del 17% del riesgo de enfermedades cardiovasculares (que incluyen cardiopatías y accidentes cerebrovasculares), pero tuvo poco efecto sobre el riesgo de muerte. La revisión encontró que los beneficios para la salud surgieron de la sustitución de las grasas saturadas por grasas poliinsaturadas o alimentos con almidón. Cuanto mayor fue la disminución de las grasas saturadas y la reducción del colesterol total sérico, mayor fue la protección contra los eventos cardiovasculares. Las personas actualmente sanas parecen beneficiarse tanto como los que presentan un mayor riesgo de cardiopatía o accidente cerebrovascular (por ejemplo, pacientes con hipertensión, colesterol sérico alto o diabetes), así como los pacientes que ya han presentado cardiopatías o accidentes cerebrovasculares. No hubo diferencias claras en el efecto entre los hombres y las mujeres.
Lo anterior significa que si 56 personas sin enfermedades cardiovasculares, o 53 personas que ya presentan enfermedades cardiovasculares, reducen su ingesta de grasas saturadas durante unos 4 años, una persona evitará un evento cardiovascular (ataque cardíaco o accidente cerebrovascular) que de lo contrario habría experimentado.
Calidad de la evidencia
Hay un gran conjunto de evidencia que evalúa los efectos de la reducción de las grasas saturadas durante al menos dos años. Estos estudios proporcionan evidencia de calidad moderada de que la reducción de las grasas saturadas reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Los resultados de esta revisión actualizada sugieren que la reducción de la ingesta de grasas saturadas durante al menos dos años provoca una reducción potencialmente importante de los eventos cardiovasculares combinados. La sustitución de la energía de las grasas saturadas por grasas poliinsaturadas o carbohidratos parece ser una estrategia útil, mientras que los efectos de la sustitución por grasas monoinsaturadas no están claros. La reducción de los eventos cardiovasculares combinados resultante de la reducción de las grasas saturadas no fue alterada por la duración del estudio, el sexo o el nivel inicial de riesgo cardiovascular, pero una mayor reducción de las grasas saturadas provocó mayores reducciones de los eventos cardiovasculares.
La reducción de las grasas saturadas disminuye el colesterol sérico, pero los efectos sobre otros resultados intermedios pueden ser menos claros. Además, no está claro si la energía de las grasas saturadas que se pierde en la dieta se reemplaza de manera más útil por grasas poliinsaturadas, grasas monoinsaturadas, carbohidratos o proteínas.
Evaluar el efecto de la reducción de la ingesta de grasas saturadas y el reemplazo de las mismas por carbohidratos (CHO), grasas poliinsaturadas (AGPI) o monoinsaturadas (AGMI) o proteínas sobre la mortalidad y la morbilidad cardiovascular, utilizando todos los ensayos clínicos aleatorizados disponibles.
Se actualizaron las búsquedas en el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials, CENTRAL), MEDLINE (Ovid) y Embase (Ovid) el 15 de octubre 2019; y se realizaron búsquedas en Clinicaltrials.gov y en la International Clinical Trials Registry Platform (ICTRP) de la OMS el 17 de octubre 2019.
Los ensayos incluidos cumplieron con los siguientes criterios: 1) aleatorizados; 2) intención de reducir la ingesta de grasas saturadas O intención de alterar las grasas de la dieta y lograr una reducción de las grasas saturadas; 3) comparación con una mayor ingesta de grasas saturadas o la dieta habitual; 4) no multifactoriales; 5) en humanos adultos con o sin enfermedades cardiovasculares (pero no con enfermedades agudas, embarazadas o en período de lactancia); 6) duración de la intervención de al menos 24 meses; 7) datos disponibles sobre la mortalidad o la morbilidad cardiovascular.
Dos autores de la revisión, de forma independiente, evaluaron los estudios en cuanto a la inclusión, extrajeron los datos y evaluaron el riesgo de sesgo. Se realizó un metanálisis de efectos aleatorios, metarregresión, análisis de subgrupos, análisis de sensibilidad, gráficos de embudo y evaluación según los criterios GRADE.
Se incluyeron 15 ensayos controlados aleatorizados (ECA) (16 comparaciones, 56675 participantes), que utilizaron una variedad de intervenciones, desde el suministro de todos los alimentos hasta el asesoramiento sobre la reducción de las grasas saturadas. Los ensayos a largo plazo incluidos indicaron que la reducción de las grasas saturadas en la dieta redujo el riesgo de eventos cardiovasculares combinados en un 17% (riesgo relativo [RR] 0,83; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,70 a 0,98; 12 ensayos, 53758 participantes de los cuales el 8% tuvo un evento cardiovascular, I² = 67%, evidencia de calidad moderada según los criterios GRADE). La metarregresión sugirió que las mayores reducciones en las grasas saturadas (reflejadas en mayores reducciones del colesterol en suero) dieron lugar a mayores reducciones del riesgo de eventos de ECV, lo que explica la mayor heterogeneidad entre los ensayos. El número necesario a tratar para obtener un resultado beneficioso adicional (NNTB) fue de 56 en los ensayos de prevención primaria, por lo que 56 personas necesitan reducir su ingesta de grasas saturadas durante ~cuatro años para que una persona evite experimentar un evento de ECV. En los ensayos de prevención secundaria, el NNTB fue de 53. Los análisis de subgrupos no sugirieron diferencias significativas entre el reemplazo de las calorías de las grasas saturadas con grasas poliinsaturadas o carbohidratos, y los datos sobre el reemplazo con grasas monoinsaturadas y proteínas fueron muy limitados.
Se encontró poco o ningún efecto de la reducción de las grasas saturadas sobre la mortalidad por todas las causas (RR 0,96; IC del 95%: 0,90 a 1,03; 11 ensayos, 55 858 participantes) o la mortalidad cardiovascular (RR 0,95; IC del 95%: 0,80 a 1,12; 10 ensayos, 53 421 participantes), evidencia de calidad moderada según los criterios GRADE para ambos resultados.
Hubo poco o ningún efecto de la reducción de las grasas saturadas en el infarto de miocardio no mortal (RR 0,97; IC del 95%: 0,87 a 1,07) o en la mortalidad por cardiopatía coronaria (RR 0,97; IC del 95%: 0,82 a 1,16; evidencia de calidad baja para ambos resultados), pero los efectos en el infarto de miocardio total (mortal o no mortal), el accidente cerebrovascular y los eventos de cardiopatía coronaria (mortales o no mortales) no fueron claros, debido a que la evidencia era de calidad muy baja. Hubo poco o ningún efecto sobre la mortalidad por cáncer, los diagnósticos de cáncer, el diagnóstico de diabetes, el colesterol HDL, los triglicéridos séricos o la presión sanguínea, y pequeñas reducciones en el peso, el colesterol total en suero, el colesterol LDL y el IMC. No hubo evidencia de efectos perjudiciales de la reducción de la ingesta de grasas saturadas.
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