Antecedentes
El hábito de fumar tabaco aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades inflamatorias articulares (EIA) como la artritis reumatoide, donde las articulaciones reciben un daño progresivo por parte del propio sistema inmunológico del cuerpo. El hábito de fumar también puede empeorar los síntomas de estas enfermedades. Esta revisión analizó si los programas de apoyo para ayudar a los fumadores con EIA a dejar de fumar realmente dan lugar a la posibilidad de dejar de fumar y de reducir la inflamación en las articulaciones y en otras partes del cuerpo. La inflamación causada por estas enfermedades puede dar lugar a ataques al corazón y a accidentes cerebrovasculares, por lo que los pacientes con EIA presentan un mayor riesgo.
Características de los estudios
Se efectuaron búsquedas en la literatura en octubre de 2018. Se incluyeron dos estudios con un total de 57 fumadores adultos, tanto hombres como mujeres, con artritis reumatoide. Uno de los estudios examinó una intervención para ayudar a los pacientes con artritis reumatoide a dejar de fumar. Este estudio reclutó solo a fumadores y comparó este programa especializado para dejar de fumar con un programa estándar y menos intensivo para dejar de fumar. El otro estudio evaluó una intervención para reducir el riesgo de enfermedades cardíacas y accidente cerebrovascular en pacientes con artritis reumatoide. Los investigadores reclutaron a no fumadores y a fumadores y compararon este programa con un folleto con información objetiva breve sobre los riesgos de enfermedades cardíacas. Ambos estudios dieron seguimiento a los participantes del estudio durante seis meses.
Estos estudios fueron financiados por el Arthritis Research UK Educational Research Fellowship, la Arthritis Research UK, el New Zealand Health Research Council, la Arthritis New Zealand, y la University of Otago Research Fund.
Resultados clave
Ninguno de los dos estudios incluidos encontró que las intervenciones especializadas más intensivas dirigidas a los pacientes con artritis reumatoide ayudaran a más pacientes con artritis reumatoide a dejar de fumar que las intervenciones genéricas menos intensivas. Solo uno de los estudios informó sobre la seguridad del programa para dejar de fumar utilizado. Se informaron muy pocos efectos secundarios relacionados con el uso de la terapia de reemplazo de nicotina, y ninguno de los mismos fue grave. Como resultado, no se conoce si la posibilidad de ayudar a los pacientes con artritis inflamatoria mejora su enfermedad.
Calidad de la evidencia
La calidad general de los estudios incluidos se calificó como muy baja debido a que los estudios eran muy pocos e incluían a pocos participantes; solo uno de los estudios examinó una intervención que intentó específicamente ayudar a los pacientes a dejar de fumar, y existe la posibilidad de que los pacientes que recibieron la intervención intensiva presentaran más probabilidades de informar de manera incorrecta que habían dejado de fumar cuando en realidad no lo habían hecho. Como resultado, se deben llevar a cabo estudios adicionales a gran escala para examinar los programas para dejar de fumar para los pacientes con EIA. Los investigadores deben asegurarse de medir si los síntomas de la EIA de los pacientes mejoran, y deben confirmar si los pacientes han dejado de fumar.
Se encontraron muy pocas investigaciones que evaluaran la eficacia de la intervención para el abandono del hábito de fumar específicamente en pacientes con EIA. Los estudios incluidos están limitados por la imprecisión, el riesgo de sesgo y la falta de direccionalidad. Ninguno de los estudios incluidos investigó si la intervención para el abandono del hábito de fumar redujo la actividad de la enfermedad entre los pacientes con EIA. Se justifica la realización de estudios de alta calidad y con un poder estadístico adecuado. En particular, los investigadores deben asegurarse de medir los marcadores de la enfermedad y la calidad de vida, además del abandono del hábito de fumar a largo plazo.
Las enfermedades inflamatorias articulares (EIA) crónicas afectan entre el 1% y el 2% de la población de los países desarrollados. Las EIA incluyen la artritis reumatoide (AR), la espondilitis anquilosante (EA), la artritis psoriásica (APs) y otras formas de espondiloartritis (EsA). El tabaquismo se considera un factor de riesgo ambiental significativo para el desarrollo de las EIA. Hay indicios de que fumar exacerba los síntomas y empeora los resultados de la enfermedad.
El objetivo de esta revisión fue investigar la evidencia de los efectos de las intervenciones para el abandono del hábito de fumar sobre el abandono del hábito de fumar y la actividad de la enfermedad en fumadores con EIA.
Se hicieron búsquedas en el Registro Especializado del Grupo Cochrane de Adicción al Tabaco (Cochrane Tobacco Addiction Group), el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials, CENTRAL), la Cochrane Library, PubMed/MEDLINE, Embase, PsycINFO, el Cumulative Index to Nursing and Allied Health Literature (CINAHL) y tres registros de ensayos hasta octubre de 2018.
Se incluyeron ensayos controlados aleatorios que evaluaron cualquier forma de intervención para el abandono del hábito de fumar en adultos con diagnóstico de EIA que fumaban a diario y que midieron el abandono del hábito de fumar al menos seis meses después del inicio del estudio.
Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándar previstos por Cochrane.
Se incluyeron dos estudios con 57 fumadores con un diagnóstico de artritis reumatoide (AR). No se identificaron estudios que incluyeran otras EIA. Un estudio piloto comparó una intervención para dejar de fumar específicamente para los pacientes con AR con una intervención genérica menos intensiva para dejar de fumar. Los pacientes incluidos en el estudio tenían una media de edad de 56,5 años y una duración de la enfermedad de 7,7 años (media). El segundo estudio evaluó los efectos de una intervención de ocho semanas de educación cognitivo-conductual del paciente sobre el riesgo de enfermedades cardiovasculares (ECV) para los pacientes con AR y la comparó solo con información sobre el riesgo de ECV. La intervención alentó a los participantes a considerar los comportamientos múltiples que afectan el riesgo de ECV, incluido el abandono del hábito de fumar, aunque no se centró únicamente en el abandono del hábito de fumar. Los pacientes incluidos en el estudio tenían una media de edad de 62,2 años (grupo de intervención) y 60,8 años (grupo de control), y una duración de la enfermedad de 11,6 años (grupo de intervención) y 14,1 años (grupo de control). No fue apropiado realizar un metanálisis de los datos de la abstinencia de los dos estudios debido a la heterogeneidad clínica entre las intervenciones. Ninguno de los estudios aportó evidencia individualmente para demostrar el beneficio de las intervenciones analizadas. Solo un estudio informó sobre efectos adversos. Estos efectos no fueron graves y los números fueron comparables entre los brazos del ensayo. Los estudios no evaluaron ni informaron la actividad de la enfermedad ni los resultados secundarios predefinidos. La certeza general de la evidencia se evaluó como muy baja debido a la falta de direccionalidad, la imprecisión y el alto riesgo de sesgo de detección basado en los criterios GRADE.
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