¿Qué es la queratoconjuntivitis epidémica?
La queratoconjuntivitis epidémica es la inflamación de la conjuntiva, la membrana que recubre la esclerótica (capa blanca exterior del ojo) y el interior de los párpados, generalmente causada por cepas específicas de un grupo de virus comunes conocidos como adenovirus. La infección puede contagiarse fácilmente en el domicilio, los centros sanitarios y la comunidad. En algunas personas, la inflamación conduce a la cicatrización de la córnea ("infiltrados") y de la conjuntiva, lo que provoca molestias persistentes y mala visión.
¿Cómo se trata?
El tratamiento suele ser paliativo con compresas frías, lágrimas artificiales y, a veces, corticoides.
¿Qué se quería averiguar?
Se quiso saber si algún medicamento tópico existente puede aliviar los signos o síntomas y prevenir las complicaciones, y si estos medicamentos eran bien tolerados.
Qué se hizo
Se revisaron los ensayos controlados aleatorizados (un tipo de estudio en el que los participantes se asignan al azar a uno de dos o más grupos de tratamiento) de niños y adultos con queratoconjuntivitis epidémica. Se resumieron los resultados de estos estudios y se calificó la confianza en la evidencia en función de los tamaños de los estudios y su metodología.
Qué se encontró
Se encontraron diez estudios que incluyeron a 892 personas con queratoconjuntivitis epidémica (de nueve a 82 años de edad); los estudios duraron de siete días a 18 meses. En comparación con las lágrimas artificiales, los medicamentos antivirales parecen acortar la duración de los signos o síntomas. La povidona yodada por sí sola condujo a una mayor recuperación de la enfermedad en los primeros siete días de tratamiento. No se encontró evidencia de que ningún tratamiento evitara las cicatrices corneales con mayor frecuencia que las lágrimas artificiales. El inmunosupresor ciclosporina A no fue más eficaz que los corticoides en el tratamiento de las cicatrices corneales. Los colirios de ciclosporina A y tacrólimus a menudo causaron molestias oculares, pero no aumentaron la presión intraocular de las personas en comparación con los corticoides.
¿Cuáles son las limitaciones de la evidencia?
Casi todos los estudios incluidos tuvieron defectos en su metodología y la información se presentó de manera deficiente. Estos puntos débiles suscitaron dudas acerca de los resultados y redujeron la confianza en la evidencia global resumida en la revisión.
¿Cuál es el grado de actualización de esta evidencia?
La evidencia está actualizada hasta abril de 2021.
La evidencia para los siete desenlaces especificados fue de certeza baja o muy baja debido a la imprecisión y al alto riesgo de sesgo. La evidencia de que los antivirales acortan la duración de los síntomas o signos en comparación con las lágrimas artificiales no fue concluyente. La evidencia de certeza baja indica que la PVP-I sola resuelve los signos y síntomas en siete días en comparación con las lágrimas artificiales. La PVP-I o la PVA-I, solas o con corticosteroides, se asocian a un menor riesgo de aparición de ISE que las lágrimas artificiales o los corticosteroides (evidencia de certeza muy baja). La evidencia disponible actualmente es insuficiente para determinar si alguna de las intervenciones evaluadas confiere una ventaja sobre los corticosteroides o las lágrimas artificiales con respecto a la erradicación del virus o su propagación a otros ojos inicialmente no afectados. Las actualizaciones futuras de esta revisión deben proporcionar evidencia de certeza alta procedente de ensayos con mayores tamaños muestrales, reclutamiento de participantes con duraciones similares de signos y síntomas, y métodos validados para evaluar los desenlaces a corto y largo plazo.
Los virus causan alrededor del 80% de los casos de conjuntivitis aguda. Se cree que los adenovirus humanos son responsables del 65% al 90% de los casos de conjuntivitis vírica, o del 20% al 75% de todas las causas de queratoconjuntivitis infecciosa en el mundo. La queratoconjuntivitis epidémica (EKC) es un subgrupo altamente contagioso de la conjuntivitis por adenovirus que se ha asociado a grandes brotes en instalaciones militares y en centros médicos. Se acompaña de una grave inflamación conjuntival, secreción acuosa y sensibilidad a la luz, y puede dar lugar a complicaciones crónicas como cicatrices corneales y conjuntivales con molestias y una visión deficiente. Debido a la falta de consenso sobre la eficacia de cualquier farmacoterapia para modificar el curso clínico de la EKC, no existe ningún estándar de atención, por lo que muchos sanitarios ofrecen solo cuidados paliativos.
Evaluar la eficacia y seguridad de los tratamientos farmacológicos tópicos versus placebo, un control activo o ningún tratamiento para adultos con EKC.
Se realizaron búsquedas en el Registro Cochrane central de ensayos controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials; CENTRAL, que contiene el Registro del Grupo Cochrane de Salud ocular y de la visión [Cochrane Eyes and Vision]; 2021, número 4); Ovid MEDLINE; Ovid Embase; la base de datos Latin American and Caribbean Health Sciences Literature (LILACS); ClinicalTrials.gov, y la Plataforma de registros internacionales de ensayos clínicos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sin restricciones de idioma ni año de publicación. La fecha de la última búsqueda fue 27 de abril de 2021.
Se incluyeron ensayos controlados aleatorizados en los que se compararon los antisépticos, los virostáticos o el tratamiento inmunomodulador tópico con placebo, un control activo o ningún tratamiento.
Se utilizó la metodología Cochrane estándar.
Se identificaron diez estudios realizados en Asia, Europa, Oriente Medio y el Norte de África con un total de 892 participantes que fueron tratados durante entre siete días y seis meses y con un seguimiento de siete días hasta 1,5 años.
Características de los estudios y riesgo de sesgo
La mayoría de los participantes de los estudios fueron predominantemente hombres (intervalo: 44% al 90%) con una media de edad de entre nueve y 82 años. Tres estudios informaron sobre el registro del ensayo, pero no se encontraron protocolos de estudio publicados. La mayoría de los ensayos tenían tamaños muestrales pequeños, entre 18 y 90 participantes por estudio; la única excepción fue un ensayo que reclutó a 350 participantes. Se consideró que la mayoría de los estudios presentaban un riesgo de sesgo alto o incierto en todos los dominios de riesgo de sesgo.
Hallazgos
Se incluyeron diez estudios con 892 participantes con EKC y se calcularon los efectos combinados de la intervención en análisis estratificados por tratamiento de control con corticosteroides o lágrimas artificiales. Seis ensayos contribuyeron a las comparaciones de las intervenciones tópicas (povidona yodada [PVP-I], trifluridina, ganciclovir, dexametasona más neomicina) con las lágrimas artificiales (o suero fisiológico). La evidencia de certeza muy baja de dos ensayos que compararon la trifluridina o el ganciclovir con las lágrimas artificiales mostró efectos inconsistentes en la reducción de la duración media de los signos o síntomas cardinales de la EKC. La evidencia de certeza baja basada en dos estudios (409 participantes) indicó que los participantes tratados con PVP-I sola experimentaron más a menudo la resolución de los síntomas (razón de riesgos [RR] 1,15; intervalo de confianza [IC] del 95%: 1,07 a 1,24) y los signos (RR 3,19; IC del 95%: 2,29 a 4,45) durante la primera semana de tratamiento en comparación con los tratados con lágrimas artificiales. La evidencia de certeza muy baja de dos estudios (77 participantes) indicó que la PVP-I o el ganciclovir previnieron la aparición de infiltrados subepiteliales (ISE) en comparación con las lágrimas artificiales a los 30 días de tratamiento (RR 0,24; IC del 95%: 0,10 a 0,56).
Cuatro estudios compararon intervenciones tópicas (tacrólimus, ciclosporina A [CsA], trifluridina, PVP-I + dexametasona) con corticosteroides tópicos, y un ensayo comparó fluorometolona (FML) más alcohol polivinílico yodado (PVA-I) con FML más levofloxacina. La evidencia de un ensayo mostró que más ojos de los que recibieron PVP-I 1,0% junto con dexametasona 0,1% tuvieron una resolución de los síntomas al séptimo día en comparación con los que recibieron dexametasona sola (RR 9,00; IC del 95%: 1,23 a 66,05; 52 ojos). En dos ensayos, menos ojos tratados con PVP-I o PVA-I junto con corticosteroides presentaron ISE en los primeros 15 días de tratamiento en comparación con los corticosteroides solos o los corticosteroides más levofloxacina (RR 0,08; IC del 95%: 0,01 a 0,55; 69 ojos). Un estudio descubrió que la CsA no fue más eficaz que los corticosteroides para resolver los ISE tras cuatro semanas de tratamiento (RR 0,84; IC del 95%: 0,67 a 1,06; n = 88). La evidencia de los ensayos que compararon las intervenciones tópicas con los corticosteroides fue en general de certeza muy baja.
Efectos adversos
Los antivirales o antimicrobianos más corticosteroides no difirieron de las lágrimas artificiales en cuanto a las molestias oculares tras la instilación (RR 9,23; IC del 95%: 0,61 a 140,67; n = 19). Los colirios de CsA y tacrólimus se asociaron con más casos de molestias oculares graves, y a veces de intolerancia, en comparación con los corticosteroides (RR 4,64; IC del 95%: 1,15 a 18,71; dos estudios; n = 141). En comparación con los corticosteroides, el tacrólimus no aumentó el riesgo de presión intraocular elevada (RR 0,07; IC del 95%: 0 a 1,13; un estudio; n = 80), mientras que la trifluridina no confirió ningún riesgo adicional en comparación con el sustituto de las lágrimas (RR 5,50; IC del 95%: 0,31 a 96,49; un estudio; n = 97). En general, la sobreinfección bacteriana fue muy poco frecuente (uno de 23 usuarios de CsA) y no se asoció con el uso de corticosteroides (RR 3,63; IC del 95%: 0,15 a 84,98; n = 51). La evidencia para todas las estimaciones fue de certeza baja o muy baja.
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