Mensajes clave
Las intervenciones psicológicas están diseñadas para ayudar a las personas a modificar sus pensamientos, sentimientos y comportamientos.
Se considera que las intervenciones psicológicas son probablemente mejores que la atención habitual para ayudar a las personas con FQ a tomar sus tratamientos inhalados, y podrían causar poco o ningún efecto perjudicial (p. ej., ansiedad o depresión) cuando se miden de seis a 12 meses después del tratamiento.
No se sabe con certeza si la entrevista motivacional (EM) fue mejor o peor que la educación más la resolución de problemas (ERP) para ayudar a las personas con FQ a tomar sus tratamientos inhalados.
Antecedentes
La FQ es una enfermedad crónica de origen genético que suele diagnosticarse al nacer mediante un cribado neonatal. La personas con FQ sufren infecciones respiratorias recurrentes debido a la acumulación de mucosidad espesa y pegajosa (o esputo) en los pulmones y el aparato digestivo. Los tratamientos inhalados suelen prescribirse para diluir el esputo (y facilitar su eliminación o expectoración) o para tratar y controlar las bacterias de los pulmones (y reducir las infecciones).
Las personas que padecen cualquier enfermedad de larga duración suelen tener dificultades para seguir el número de tratamientos que se les prescriben, y esta situación no es diferente en el caso de la FQ.
¿Qué se quería averiguar?
¿Las intervenciones psicológicas pueden ayudar a las personas con FQ a tomar sus tratamientos inhalados, y existen efectos perjudiciales o no deseados de estas intervenciones (p. ej., ansiedad o depresión)?
¿Qué técnicas (p. ej., fijación de objetivos, resolución de problemas) funcionan mejor para ayudar a las personas con FQ a tomar sus tratamientos inhalados?
¿Qué se hizo?
Se buscaron estudios que compararan diferentes tipos de intervenciones psicológicas, o que compararan las intervenciones con la atención habitual, para ayudar a las personas con FQ de cualquier edad a tomar sus tratamientos inhalados.
Se compararon y resumieron los resultados de estos ensayos y la confianza en la evidencia se calificó según factores como la metodología y el tamaño de los estudios.
¿Qué se encontró?
Se incluyeron 10 ensayos con 1642 personas con FQ (aproximadamente 54,3% mujeres). Cuatro ensayos incluyeron niños y adolescentes; cinco ensayos incluyeron adultos; y un ensayo incluyó a ambos. Nueve ensayos compararon una intervención psicológica con la atención habitual, y un estudio comparó dos intervenciones psicológicas (EM frente a ERP). Las personas (o, en un ensayo, los centros de FQ) se seleccionaron de manera aleatorizada para uno u otro grupo. El seguimiento duró entre seis y ocho semanas y 23 meses.
Las intervenciones psicológicas fueron muy variadas. Incluyeron una intervención que combinó la tecnología digital (sitio web o aplicación) con el apoyo de profesionales sanitarios entrenados. Las intervenciones utilizaron varias técnicas; las más utilizadas fueron la resolución de problemas y la facilitación de instrucciones sobre cómo tomar los tratamientos.
Resultados principales
Las intervenciones psicológicas son probablemente mejores que la atención habitual para ayudar a las personas con FQ a tomar sus tratamientos inhalados, y podrían causar poco o ningún efecto perjudicial (p. ej., ansiedad o depresión) cuando se miden entre seis y 12 meses después del tratamiento. Las intervenciones psicológicas también podrían mejorar la percepción de la carga del tratamiento (medida mediante un cuestionario de calidad de vida [CdV]). No se observaron diferencias entre los grupos en cuanto a la función pulmonar (una medida del cuán bien funcionan los pulmones), el número de infecciones respiratorias o los síntomas respiratorios percibidos (también medidos mediante un cuestionario de CdV).
No se sabe con certeza si la EM fue mejor o peor que la ERP para ayudar a las personas con FQ a tomar sus tratamientos inhalados, mejorar la función pulmonar o la CdV, o reducir las infecciones respiratorias. El ensayo incluido no analizó si la EM o la ERP causaron algún efecto perjudicial (p. ej., ansiedad o depresión).
¿Cuáles son las limitaciones de la evidencia?
La certeza de la evidencia de que las intervenciones psicológicas son mejores o peores que la atención habitual varía entre baja y moderada. El mayor ensayo incluido de intervenciones psicológicas (que tuvo resultados entre seis y 12 meses después del inicio del tratamiento) se centró en adultos con FQ (de 16 años o más), mientras que la pregunta que se quería responder era más amplia (es decir, no es posible estar seguros de si los resultados serían los mismos en los niños). Se necesitan ensayos de gran tamaño con un periodo de seguimiento más largo (p. ej., 12 meses) en niños con FQ. Es posible que el hecho de que las personas que completaron las evaluaciones de los desenlaces supieran en qué grupo estaban afectara los resultados de la CdV, la ansiedad y la depresión.
No existe certeza a partir de la evidencia que compara la EM con la ERP. El único ensayo que la examinó incluyó un pequeño número de adultos, por lo que no es posible asegurar que los resultados sean los mismos en niños o en un grupo más amplio de personas. No existe seguridad acerca de si los participantes se asignaron a los distintos grupos de tratamiento realmente al azar, por lo que las diferencias entre los grupos podrían deberse a diferencias entre las personas y no a los tratamientos. Tampoco existe seguridad acerca de las personas que abandonaron el ensayo antes de tiempo y de cómo este hecho podría afectar a los resultados. También se considera que el hecho de que las personas que completaron las evaluaciones de desenlaces supieran en qué grupo estaban podría afectar los resultados de CdV.
La evidencia actual sobre qué técnicas (p. ej., establecimiento de objetivos, resolución de problemas) funcionan mejor para ayudar a las personas con FQ a tomar sus tratamientos inhalados es limitada. Los ensayos futuros deberán proporcionar más detalles sobre las técnicas utilizadas en las intervenciones.
¿Cuál es el grado de actualización de esta evidencia?
La evidencia está actualizada hasta el 7 de agosto de 2022.
Debido a la cantidad limitada de ensayos incluidos en esta revisión, así como a la heterogeneidad clínica y metodológica, no fue posible identificar un efecto global de la intervención mediante el metanálisis. Alguna evidencia de certeza moderada indica que las intervenciones psicológicas (en comparación con la atención habitual) probablemente mejoran la adherencia a los tratamientos inhalados en personas con FQ sin aumentar los eventos adversos relacionados con el tratamiento, la ansiedad y la depresión (evidencia de certeza baja). En futuras actualizaciones de la revisión (con la inclusión de los resultados de los ensayos en curso), se espera poder establecer las TCC (o "principios activos") más eficaces de las intervenciones para mejorar la adherencia a los tratamientos inhalados en las personas con FQ.
Siempre que sea posible, los investigadores deben utilizar las medidas de adherencia más objetivas disponibles (p. ej., nebulizadores con registro de datos) para determinar con precisión los efectos de la intervención. Es necesario mejorar el informe de los desenlaces para poder combinar o separar las medidas según convenga. Del mismo modo, los informes de los ensayos deben incluir detalles sobre el contenido de la intervención (p. ej., las TCC utilizadas), la duración, la intensidad y la fidelidad. Se necesitan ensayos de gran tamaño con un periodo de seguimiento más largo (p. ej., 12 meses) en niños con FQ. Además, se necesitan más estudios de investigación para determinar cómo apoyar la adherencia en poblaciones con FQ "insuficientemente atendidas".
La adherencia al tratamiento, incluidos los tratamientos inhalados, es baja en las personas con fibrosis quística (FQ). Aunque se han desarrollado intervenciones psicológicas para mejorar la adherencia a los tratamientos inhalados en personas con FQ, ninguna revisión sistemática publicada anteriormente ha evaluado la evidencia de la eficacia de estas intervenciones.
El objetivo principal de la revisión fue evaluar la eficacia de las intervenciones psicológicas para mejorar la adherencia a los tratamientos inhalados en personas con fibrosis quística (FQ). El objetivo secundario fue establecer los componentes más eficaces, o técnicas de cambio conductual (TCC), utilizados en estas intervenciones.
Se realizaron búsquedas en el registro de ensayos del Grupo Cochrane de Fibrosis quística y enfermedades genéticas (Cochrane Cystic Fibrosis), compilado a partir de búsquedas en bases de datos electrónicas y búsquedas manuales en revistas y libros de resúmenes de congresos.
También se realizaron búsquedas en bases de datos (PubMed; PsycINFO; EBSCO; Scopus; OpenGrey), registros de ensayos (Plataforma de registros internacionales de ensayos clínicos de la Organización Mundial de la Salud; US National Institutes of Health Ongoing Trials Register ClinicalTrials.gov) y en las listas de referencias de artículos y revisiones pertinentes, sin restricciones de idioma, año o estado de publicación.
Fecha de la búsqueda: 7 de agosto de 2022.
Se incluyeron los ensayos controlados aleatorizados (ECA) que compararon diferentes tipos de intervenciones psicológicas para mejorar la adherencia a los tratamientos inhalados en personas con FQ de cualquier edad, o que compararon las intervenciones psicológicas con la atención habitual. Se incluyeron ensayos controlados cuasialeatorizados si se podía suponer razonablemente que las características iniciales eran similares en ambos grupos.
Dos autores de la revisión evaluaron de forma independiente la elegibilidad de los ensayos y completaron la extracción de los datos, las evaluaciones del riesgo de sesgo y la codificación TCC (mediante la BCT Taxonomy v1) de todos los ensayos incluidos. Cuando fue necesario, los desacuerdos se resolvieron mediante debate o consulta con un tercer autor de la revisión. La certeza de la evidencia se evaluó mediante el método GRADE.
En la revisión se incluyeron 10 ensayos (1642 participantes) (niños y adolescentes en cuatro ensayos; adultos en cinco ensayos; y niños y adultos en un ensayo). Nueve ensayos compararon una intervención psicológica con la atención habitual, y fue posible combinar los datos de algunos de ellos en varios análisis cuantitativos. Un ensayo comparó una intervención psicológica con un comparador activo (educación más resolución de problemas [ERP]). Se han identificado cinco ensayos en curso.
Las intervenciones psicológicas fueron generalmente multicomponentes y complejas, y contenían una media de 9,6 TCC (rango: 1 a 28). Las dos TCC más utilizadas fueron la "resolución de problemas" y la "instrucción sobre cómo comportarse". Las intervenciones variaron en cuanto a su tipo, contenido y forma de realización. Se incluyó una intervención de resolución de problemas; un cuaderno de autocontrol en papel; una intervención de telesalud; un programa de entrenamiento grupal; una intervención digital que incluía recordatorios de medicación y automonitorización de la función pulmonar; una intervención de entrenamiento de capacidades para afrontar la vida diaria (life-coaching); una intervención de entrevista motivacional (EM); una intervención breve de EM (asesoramiento para el cambio de conducta); y una intervención digital combinada con sesiones de cambio de conducta. La duración de las intervenciones osciló entre 10 semanas y 12 meses. Los puntos temporales para la evaluación variaron entre seis y ocho semanas y 23 meses.
Intervenciones psicológicas en comparación con la atención habitual
Se presentan los datos correspondientes al punto temporal "más de seis meses y hasta 12 meses". Se encontró que las intervenciones psicológicas probablemente mejoran la adherencia a los tratamientos inhalados (desenlace principal) en las personas con FQ en comparación con la atención habitual (diferencia de medias [DM] 9,5; intervalo de confianza [IC] del 95%: 8,60 a 10,40; un estudio, 588 participantes; evidencia de certeza moderada). No hubo evidencia de una diferencia entre los grupos en el segundo desenlace principal, eventos adversos relacionados con el tratamiento: ansiedad (DM 0,30; IC del 95%: -0,40 a 1,00; un estudio, 535 participantes) o depresión (DM -0,10; IC del 95%: -0,80 a 0,60; un estudio, 534 participantes), aunque la certeza de la evidencia fue baja. Para los desenlaces secundarios no hubo evidencia de diferencias entre los grupos en cuanto a la función pulmonar (volumen espiratorio forzado en un segundo [VEF 1] % previsto, DM 1,40; IC del 95%: -0,20 a 3,00; un estudio, 556 participantes; evidencia de certeza moderada); número de exacerbaciones pulmonares (cociente de tasas ajustada 0,96; IC del 95%: 0,83 a 1,11; un estudio, 607 participantes; evidencia de certeza moderada); o síntomas respiratorios (DM 0,70; IC del 95%: -2,40 a 3,80; un estudio, 534 participantes; evidencia de certeza baja). Sin embargo, las intervenciones psicológicas podrían mejorar la carga del tratamiento (DM 3,90; IC del 95%: 1,20 a 6,60; un estudio, 539 participantes; evidencia de certeza baja). La certeza global de la evidencia varió entre muy baja y moderada para estos desenlaces. Las razones para la disminución de la calidad incluyeron las medidas indirectas (la evidencia actual solo incluyó adultos, mientras que la pregunta de la revisión fue más amplia y se centró en personas de cualquier edad) y la falta de cegamiento de los evaluadores de desenlaces.
Intervenciones psicológicas comparadas con un comparador activo
Para esta comparación, la certeza general de la evidencia fue muy baja, basada en un ensayo (n = 128) que comparó una intervención de EM con ERP durante 12 meses. No se sabe con certeza si una intervención de EM, comparada con ERP, mejora la adherencia a los tratamientos inhalados, la función pulmonar o la calidad de vida en las personas con FQ, o si existe un efecto sobre las exacerbaciones pulmonares. El ensayo incluido para esta comparación no informó sobre los eventos adversos relacionados con el tratamiento (ansiedad y depresión). La calidad de todos los desenlaces informados se disminuyó debido al pequeño número de participantes, las medidas indirectas (los ensayos solo incluyeron adultos) y el riesgo de sesgo incierto (p. ej., sesgo de selección y exclusión).
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