¿Cuál es el tema?
Existen varias formas de enfermedades renales que pueden provocar insuficiencia renal y las personas afectadas al final necesitarán tratamiento con diálisis. En ocasiones, se podría recomendar una dieta con un contenido bajo en proteínas para intentar disminuir el progreso a la insuficiencia renal. No se sabe si las dietas con un contenido bajo en proteínas pueden ralentizar la progresión de la insuficiencia renal y retrasar la necesidad de comenzar la diálisis.
¿Qué se hizo?
Se realizaron búsquedas en el Registro Especializado del Grupo Cochrane de Riñón y trasplante (Cochrane Kidney and Transplant Group) hasta el 7 de septiembre de 2020 para obtener ensayos controlados aleatorizados (ECA), que incluyeran pacientes adultos no diabéticos con enfermedad renal crónica, que aún no requieren diálisis, y que compararon diferentes ingestas de proteínas en la alimentación, incluyendo ingestas de proteínas muy bajas (0,3 a 0,4 g/kg/día), bajas (0,5 a 0,6 g/kg/día) o normales (≥ 0,8 g/kg/día) durante 12 meses o más.
¿Qué se encontró?
Se examinó la evidencia de 17 estudios (21 grupos de datos), con 2996 personas con disminución de la función renal. Se encontró que las dietas con un contenido muy bajo en proteínas, comparadas con las que tienen un contenido bajo o normal, probablemente reducen el número de personas con insuficiencia renal avanzada que progresaban hacia la diálisis. Cuando las dietas con un contenido bajo en proteínas se compararon con las dietas con un contenido normal, hubo poca o ninguna diferencia en el número de personas con insuficiencia renal menos grave que progresaron hacia la diálisis. Los efectos secundarios de las dietas con un contenido bajo en proteínas, como la pérdida de peso, fueron poco frecuentes, pero muchos estudios no informaron los efectos secundarios.
Conclusiones
Es probable que en personas con insuficiencia renal avanzada, una ingesta muy baja de proteínas ralentice la progresión de la insuficiencia renal. Sin embargo, se necesita más información sobre los efectos secundarios de estas dietas con bajo contenido proteico y sobre si la calidad de vida se reduce debido a las dificultades para mantener este tipo de dieta.
Esta revisión encontró que las dietas con un contenido muy bajo en proteínas probablemente reducen el número de personas con NC que progresan hacia la IRT. Por el contrario, las dietas hipoproteicas pueden dar lugar a una pequeña diferencia en el número de personas que progresan hacia la IRT. Es probable que las dietas con un contenido bajo o muy bajo en proteínas no influyan en la muerte. Sin embargo, hay datos limitados sobre efectos adversos como las diferencias de peso y la pérdida de energía proteica. No hay datos sobre si las dificultades en la adherencia con la restricción proteica repercuten sobre la calidad de vida. Se necesitan estudios que evalúen los efectos adversos y la repercusión sobre la calidad de vida de la restricción de las proteínas en la dieta antes de poder recomendar estas estrategias alimentarias para su uso generalizado.
La nefropatía crónica (NC) se define como la reducción de la función renal presente durante tres meses o más con implicaciones adversas para la salud y la supervivencia. Durante varias décadas se han propuesto dietas hipoproteicas para las personas con NC, con el objetivo de retardar la progresión a la insuficiencia renal terminal (IRT) y retrasar el inicio del tratamiento de reemplazo renal. Sin embargo, no se han aclarado los efectos beneficiosos y perjudiciales relativos de la restricción de las proteínas alimentarias para prevenir la progresión de la NC. Esta es una actualización de una revisión sistemática publicada por primera vez en 2000 y actualizada en 2006, 2009 y 2018.
Determinar la eficacia de las dietas con bajo contenido proteico en la prevención del progreso natural de la NC hacia la IRT y en el retraso de la necesidad de comenzar un tratamiento de diálisis en adultos no diabéticos.
Se realizaron búsquedas en el registro de estudios del Grupo Cochrane de Riñón y trasplante (Cochrane Kidney and Transplant Group) hasta el 7 de septiembre de 2020 mediante contacto con el documentalista y con el uso de términos de búsqueda relevantes para esta revisión. Los estudios en el registro se identifican mediante búsquedas en CENTRAL, MEDLINE y EMBASE, en actas de congresos, en el portal de búsqueda del International Clinical Trials Register (ICTRP), y en ClinicalTrials.gov.
Se incluyeron los ensayos controlados aleatorizados (ECA) o cuasialeatorizados en los que adultos con NC no diabética (estadios 3 a 5) que no recibían diálisis se asignaron al azar a recibir una ingesta proteica muy baja (0,3 a 0,4 g/kg/día) en comparación con una ingesta proteica baja (0,5 a 0,6 g/kg/día) o una ingesta proteica baja comparada con una ingesta proteica normal (≥ 0,8 g/kg/día) durante 12 meses o más.
Dos autores, de forma independiente, seleccionaron los estudios y extrajeron los datos. Para los desenlaces dicotómicos (muerte por todas las causas, necesidad de diálisis, efectos adversos) se calcularon los riesgos relativos (RR) con los intervalos de confianza (IC) del 95%, y los estadísticos descriptivos se calcularon mediante el modelo de efectos aleatorios. Cuando se utilizaron escalas de medición continuas (tasa de filtración glomerular [TFG], peso), los datos se analizaron como diferencia de medias (DM) o como diferencia de medias estandarizada (DME) si se utilizaron escalas diferentes. La certeza de la evidencia se evaluó mediante los criterios GRADE.
Se identificaron 17 estudios con 2996 participantes analizados (rango: 19 a 840). Los cuatro estudios multicéntricos más grandes se subdividieron según las intervenciones para que la revisión incluyera 21 grupos de datos separados. La duración media del seguimiento de los participantes varió de 12 a 50 meses.
La generación de la secuencia aleatoria y la ocultación de la asignación se consideraron con bajo riesgo de sesgo en 11 y nueve estudios, respectivamente. El riesgo de sesgo de realización de todos los estudios se consideró alto ya que se trataba de estudios abiertos. El sesgo de detección para la evaluación de los desenlaces para la TFG y la IRT se evaluó por separado. Como la medición de la TFG era una variable de laboratorio, todos los estudios se consideraron con bajo riesgo de sesgo de detección. Para la IRT, nueve estudios tuvieron bajo riesgo de sesgo de detección porque la necesidad de comenzar la diálisis la determinó un profesional independiente de los investigadores de los estudios. Cinco estudios se consideraron con alto riesgo de sesgo de desgaste y 11 estudios tuvieron bajo riesgo. Diez estudios tuvieron alto riesgo de sesgo de informe porque no incluyeron datos que se pudieran incluir en un metanálisis. Ocho estudios informaron de la financiación de organismos gubernamentales, mientras que el resto no informaron acerca de su financiación.
Diez estudios compararon una dieta hipoproteica con una dieta normal en participantes con NC de estadios 3a y b (nueve estudios) o 4 ( un estudio). Probablemente hubo poca o ninguna diferencia en el número de participantes que murieron (cinco estudios, 1680 participantes: RR 0,77; IC del 95%: 0,51 a 1,18; 13 muertes menos por cada 1000; evidencia de certeza moderada). Una dieta hipoproteica puede dar lugar a poca o ninguna diferencia en el número de participantes que progresaron a la IRT, en comparación con una dieta normoproteica (seis estudios, 1814 participantes: RR 1,05; IC del 95%: 0,73 a 1,53; siete más por cada 1000 progresaron a IRT; evidencia de certeza baja). Aún no está claro si una dieta hipoproteica comparada con una ingesta normoproteica repercute sobre el desenlace de TFG final o cambio en la TFG (ocho estudios, 1680 participantes: DME -0,18; IC del 95%: -0,75 a 0,38; evidencia de certeza muy baja).
Ocho estudios compararon una dieta muy hipoproteica con una dieta hipoproteica y dos estudios compararon una dieta muy hipoproteica con una dieta normoproteica. Es probable que una ingesta proteica muy baja comparada con una ingesta proteica baja de lugar a poca o ninguna diferencia en la mortalidad (seis estudios, 681 participantes: RR 1,26; IC del 95%: 0,62 a 2,54; diez muertes más por cada 1000; evidencia de certeza moderada). Sin embargo, es probable que reduzca el número de personas que progresan a la IRT (diez estudios, 1010 participantes: RR 0,65; IC del 95%: 0,49 a 0,85; 165 por 1000 menos progresaron a IRT; evidencia de certeza moderada). Aún no está claro si una dieta muy hipoproteica comparada con una dieta hipo o normoproteica repercute en la TFG final o en el cambio en la TFG (seis estudios, 456 participantes: DME 0,12; IC del 95%: -0,27 a 0,52; evidencia de certeza muy baja).
El peso corporal final solo se informó en tres estudios. No está claro si la intervención modifica el peso corporal final (tres estudios, 89 participantes: DM -0,40 kg; IC del 95%: -6,33 a 5,52; evidencia de certeza muy baja). Doce estudios no informaron de evidencia de pérdida de energía proteica (malnutrición) en los participantes, mientras que tres estudios informaron que un escaso número de participantes en cada grupo presentó pérdida de energía proteica. La mayoría de los estudios informaron que la adherencia a la dieta fue satisfactoria. Ningún estudio analizó formalmente la calidad de vida.
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