Intervenciones de toma de decisiones compartida o atención habitual: ¿qué funciona mejor para las personas con enfermedades mentales?
¿Qué son las enfermedades mentales?
Existen muchos trastornos de la salud mental. Generalmente se caracterizan por una combinación de pensamientos, percepciones, emociones, comportamientos y relaciones anómalos con los demás. El acceso a la atención sanitaria y a los servicios sociales capaces de proporcionar tratamiento y apoyo social es fundamental.
¿Qué se quería averiguar?
La toma de decisiones compartida es un enfoque de la comunicación entre usuarios y profesionales en el que se reconoce que ambas partes (por ejemplo, los pacientes o sus cuidadores, o ambos, junto con su médico) aportan al proceso experiencia y conocimientos igualmente importantes. En este enfoque, ambas partes colaboran para hacer recomendaciones y tomar decisiones sobre el tratamiento.
Este enfoque se considera parte de un movimiento más amplio de recuperación y centrado en la persona dentro del campo de la salud conductual. El foco en la recuperación y la responsabilidad individual para entender y controlar los síntomas en colaboración con los profesionales, cuidadores, compañeros y miembros de la familia también es fundamental para este enfoque.
A veces, también implica una "herramienta de ayuda a la toma de decisiones", como vídeos, folletos o herramientas online, que presentan información sobre los tratamientos, los beneficios y riesgos de las distintas opciones e identifican formas de tomar la decisión que reflejan lo que es más importante para la persona. El proceso de toma de decisiones compartida también puede implicar el asesoramiento en la toma de decisiones por parte de alguien imparcial y que proporcione un apoyo a la toma de decisiones con el objetivo de preparar a las personas para debatir y tomar decisiones en el encuentro con el sanitario.
Se quería averiguar si las intervenciones de toma de decisiones compartida eran mejores que la atención habitual para que las personas con enfermedades de salud mental mejoraran:
- desenlaces clínicos, como los síntomas psicóticos, la depresión, la ansiedad y el reingreso;
- participación o nivel de implicación en el proceso de toma de decisiones.
También se quería averiguar si las intervenciones de toma de decisiones compartida se asociaban con algún efecto no deseado (perjudicial).
¿Qué se hizo?
Se buscaron estudios que examinaran las intervenciones de toma de decisiones compartida comparadas con la atención habitual en personas con enfermedades mentales. Los resultados de estos estudios se compararon y resumieron, y la confianza en la evidencia se calificó según factores como la metodología y el tamaño de los estudios.
¿Qué se encontró?
Se encontraron 15 estudios con 3141 adultos, de siete países: Alemania, Arabia Saudí, Estados Unidos, Italia, Japón, Países Bajos y Reino Unido.
Los ámbitos asistenciales incluían la atención primaria, los servicios de salud mental comunitarios, los servicios psiquiátricos ambulatorios, los servicios ambulatorios especializados, como las clínicas de trastorno de estrés postraumático, los servicios psiquiátricos forenses y las salas de residencias de ancianos.
Las enfermedades de salud mental estudiadas fueron la esquizofrenia, la depresión, el trastorno bipolar, el trastorno de estrés postraumático, la demencia, los trastornos relacionados con consumo de sustancias y las enfermedades clínicas múltiples, incluido el trastorno de personalidad. Entre los que proporcionaron la atención se encontraban los cuidadores familiares, los médicos, los coordinadores asistenciales, las enfermeras, los farmacéuticos y otras personas con su mismo trastorno. Tres estudios utilizaron una colaboración interprofesional.
Cuando las personas con trastornos de salud mental reciben intervenciones de toma de decisiones compartida, se desconoce si sus condiciones clínicas cambian. Es posible que sientan que participaron más en los procesos de toma de decisiones en comparación con los que recibieron la atención habitual, aunque no hay certeza de ello cuando la participación se midió de otras formas o en momentos posteriores a la consulta.
Las personas que adoptan este enfoque probablemente mejoran algunos aspectos de su satisfacción con la información recibida, pero no todas, en comparación con quienes reciben la atención habitual.
Aunque a menudo se sugiere que la toma de decisiones compartida lleva mucho tiempo, se ha comprobado que probablemente haya poca o ninguna diferencia en comparación con la atención habitual en cuanto a la duración de la consulta.
No se sabe con certeza si las intervenciones de toma de decisiones compartida cambian los desenlaces como la recuperación, la satisfacción del cuidador, la satisfacción del profesional sanitario, el conocimiento, la continuidad del tratamiento/medicación, la participación del cuidador, la relación con los profesionales sanitarios, la duración de la estancia hospitalaria o los posibles efectos perjudiciales.
Se necesitan más estudios de investigación en este campo. También es necesario un seguimiento a más largo plazo para determinar mejor el impacto de la toma de decisiones compartida en: la percepción de la calidad de vida; el impacto en la frecuencia y la gravedad de las crisis, las hospitalizaciones, o ambas; la estabilidad de las funciones clave de la vida, el trabajo, la vivienda y la salud en general; y la satisfacción con la toma de decisiones.
Esta revisión está actualizada hasta enero de 2020.
Esta actualización de la revisión sugiere que las personas expuestas a intervenciones de TDC podrían percibir mayores niveles de participación inmediatamente después de un encuentro en comparación con los de los grupos de control. Además, las intervenciones de TDC probablemente tengan poco o ningún efecto sobre la duración de las consultas.
En general, se encontró que la mayoría de la evidencia fue de baja o muy baja certeza, lo que significa que hay en general un nivel bajo de certeza sobre los efectos de las intervenciones de TDC, teniendo en cuenta los estudios agrupados hasta ahora. Es necesario realizar más investigaciones en esta área.
Una persona de cada cuatro sufrirá una enfermedad mental diagnosticable a lo largo su vida. Estas enfermedades pueden tener repercusiones devastadoras en la vida de la persona y su familia, así como en la sociedad.
Los responsable de políticas sanitarias internacionales abogan cada vez más por modelos colaborativos en la atención sanitaria en salud mental. La toma de decisiones compartida (TDC) es uno de estos modelos colaborativos. La toma de decisiones compartida es una forma de comunicación entre el personal asistencial y el usuario del servicio en la que ambas partes se reconocen como experimentados en el proceso y trabajan en colaboración para tomar una decisión.
Esta revisión evalúa si las intervenciones de TDC mejoran una serie de desenlaces. Esta es la primera actualización de esta revisión Cochrane publicada por primera vez en 2010.
Evaluar los efectos de las intervenciones de TDC para personas de todas las edades con enfermedades de salud mental, dirigidas a personas con enfermedades de salud mental, cuidadores o profesionales sanitarios, en una serie de desenlaces que incluyen: desenlaces clínicos, participación/implicación en el proceso de toma de decisiones (observaciones sobre el proceso de TDC; desenlaces de encuentros específicos de la TDC), recuperación, satisfacción, conocimientos, continuación del tratamiento/medicación, desenlaces de los servicios sanitarios y desenlaces adversos.
Se realizaron búsquedas en enero de 2020 en CENTRAL, MEDLINE, Embase y PsycINFO (2009 a enero de 2020). También se realizaron búsquedas en los registros de ensayos y en las listas de referencias de artículos relevantes, y se contactó con los autores de los estudios incluidos.
Las búsquedas se actualizaron en febrero de 2022. Cuando se identificaron estudios como potencialmente relevantes, se etiquetaron como estudios pendientes de clasificación.
Ensayos controlados aleatorizados (ECA), incluidos los ensayos controlados aleatorizados por conglomerados, de intervenciones de TDC en personas con trastornos mentales (según los criterios del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales [Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders; DSM] o de la Clasificación internacional de enfermedades [CIE]).
Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándar previstos por Cochrane. Dos autores de la revisión examinaron de forma independiente las listas para la inclusión, extrajeron los datos y evaluaron el riesgo de sesgo. Para evaluar la certeza de la evidencia se utilizó el método GRADE.
Esta revisión actualizada incluyó 13 estudios nuevos, dando un total de 15 ECA. La mayoría de los participantes eran adultos con enfermedades mentales graves, como la esquizofrenia, la depresión y el trastorno bipolar, en países de ingresos altos. Ninguno de los estudios incluyó niños ni adolescentes.
Desenlaces principales
No hay certeza de que las intervenciones de TDC mejoren los desenlaces clínicos como los síntomas psiquiátricos, la depresión, la ansiedad y los reingresos, en comparación con el control, debido a la evidencia de certeza muy baja.
En el caso del reingreso, se realizó un análisis de subgrupos entre los estudios que utilizaron la atención habitual y los que usaron el entrenamiento cognitivo en el grupo de control. No hubo diferencias en los subgrupos.
En lo que respecta a la participación (por parte de la persona con el trastorno de salud mental) o al nivel de implicación en el proceso de toma de decisiones, no hay certeza de que las intervenciones de TDC mejoren las observaciones del proceso de TDC en comparación con ninguna intervención, debido a evidencia de certeza muy baja. Por otro lado, las intervenciones de TDC podrían mejorar los desenlaces específicos de TDC comunicados por los usuarios en los encuentros inmediatamente posteriores a la intervención en comparación con ninguna intervención (diferencia de medias estandarizada [DME] 0,63; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,26 a 1,01; tres estudios, 534 participantes; evidencia de certeza baja). Sin embargo, no hubo evidencia suficiente de una participación o implicación sostenida en los procesos de toma de decisiones.
Desenlaces secundarios
No se sabe si las intervenciones de TDC mejoran la recuperación en comparación con ninguna intervención debido a la evidencia de certeza muy baja.
No se sabe si las intervenciones de TDC mejoran la satisfacción general de los usuarios. Sin embargo, un estudio (241 participantes) mostró que las intervenciones de TDC probablemente mejoran algunos aspectos de la satisfacción de los usuarios con la información recibida en comparación con ninguna intervención: la información proporcionada se calificó como útil (razón de riesgos [RR] 1,33, IC del 95%: 1,08 a 1,65); los participantes expresaron un fuerte deseo de recibir información de esta manera para otras decisiones del tratamiento (RR 1,35, IC del 95%: 1,08 a 1,68), y recomendaron encarecidamente que la información se compartiera con otros de esta manera (RR 1,32, IC del 95%: 1,11 a 1,58). La evidencia fue de certeza moderada para estos desenlaces. Sin embargo, este mismo estudio informó de que podría haber poco o ningún efecto sobre la cantidad o la claridad de la información, mientras que otro estudio pequeño informó de que podría haber poco o ningún cambio en la satisfacción de los cuidadores con la intervención de la TDC. Los efectos en la satisfacción de los profesionales sanitarios fueron diversos: Las intervenciones de TDC podrían tener poco o ningún efecto sobre la satisfacción de los profesionales sanitarios cuando se mide de forma continua, pero probablemente mejoran la satisfacción de los profesionales sanitarios cuando se evalúa de forma categórica.
No se sabe con certeza si las intervenciones de TDC mejoran el conocimiento, la continuación del tratamiento evaluada en visitas a la clínica, la continuación de la medicación, la participación de los cuidadores y la relación entre los usuarios y los profesionales de la salud, debido a la evidencia de certeza muy baja.
En cuanto a la duración de la consulta, las intervenciones de TDC probablemente tienen poco o ningún efecto en comparación con ninguna intervención (TDC 0,09; IC del 95%: -0,24 a 0,41; dos estudios, 282 participantes; evidencia de certeza moderada). Por otro lado, no se sabe con seguridad si las intervenciones de TDC mejoran la duración de la estancia hospitalaria debido a evidencia de certeza muy baja.
No hubo efectos adversos en los desenlaces de salud ni se notificaron otros eventos adversos.
La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.