Se analizó la evidencia de los ensayos controlados aleatorizados (estudios clínicos en los que las personas se colocan al azar en uno de dos o más grupos de tratamiento) que investigaron los suplementos probióticos solos o en combinación con intervenciones farmacológicas o no farmacológicas para prevenir la diabetes mellitus gestacional (DMG).
¿Cuál es el problema?
La DMG es una enfermedad en la que la madre desarrolla niveles elevados de azúcar en sangre, habitualmente después de las 13 semanas de embarazo. La DMG se diferencia de la diabetes tipo 2 en que los niveles de azúcar en sangre son normales antes del embarazo, y suelen volver a la normalidad después del mismo. La DMG se asocia a un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en etapas posteriores de la vida. Las mujeres con DMG tienen un mayor riesgo de padecer presión arterial elevada con presencia de proteínas en la orina (preeclampsia) y parto instrumental o cesárea. Sus recién nacidos tienen más probabilidades de ser grandes para su edad gestacional. Los probióticos son "bacterias buenas" que suelen tomarse en forma de cápsulas o bebidas para aumentar las bacterias intestinales. Las personas dependen de las bacterias intestinales para que les ayuden a digerir los alimentos, produzcan ciertas vitaminas, regulen el sistema inmunitario y las mantengan sanas al protegerlas de las bacterias patógenas. Los probióticos podrían cambiar el metabolismo de la persona y desempeñar un papel en la prevención de la DMG.
¿Por qué es esto importante?
Las mujeres con sobrepeso u obesidad que hayan presentado DMG en un embarazo anterior o que tengan un familiar directo con diabetes tienen un mayor riesgo de padecerla. El tratamiento actual de la DMG incluye dieta con o sin medicación, pero no siempre evita los problemas asociados con la DMG. Los probióticos podrían ser un método sencillo para prevenir la DMG. Esta revisión analizó si existe evidencia que demuestre que lo anterior es cierto.
¿Qué evidencia se encontró?
En marzo de 2020 se buscó evidencia de ensayos controlados aleatorizados y se identificaron siete estudios con 1647 mujeres embarazadas que compararon probióticos con placebo inactivo (tratamiento simulado). Dos estudios se realizaron en mujeres con sobrepeso y obesidad, dos en mujeres con obesidad y tres no excluyeron a las mujeres en función de su peso. El riesgo general de sesgo fue bajo, excepto en un estudio en el que el riesgo de sesgo fue incierto.
No está claro cómo los probióticos afectan al riesgo de desarrollar DMG debido a la gran variación en los resultados de seis estudios (1440 mujeres, evidencia de calidad baja). Los probióticos aumentan el riesgo de desarrollar preeclampsia (cuatro estudios, 955 mujeres; evidencia de calidad alta). Los probióticos dan lugar a poca o ninguna diferencia en el riesgo de necesitar una cesárea (seis estudios, 1520 mujeres; evidencia de calidad alta), y probablemente dan lugar a poca o ninguna diferencia en el aumento de peso durante el embarazo (cuatro estudios, 853 mujeres; evidencia de calidad moderada) o en el riesgo de dar a luz a un recién nacido grande (cuatro estudios, 919 mujeres; evidencia de calidad moderada). Ninguno de los estudios aportó información sobre el riesgo de traumatismo perineal (desgarros durante el parto vaginal o una incisión quirúrgica [episiotomía]), depresión posnatal o desarrollo de diabetes posterior.
No se sabe si los probióticos afectan que el lactante tenga problemas médicos después del parto debido a la variación de los resultados entre los estudios (dos estudios, 623 lactantes; evidencia de calidad baja). Tampoco se sabe con certeza cómo los probióticos afectan la mortalidad infantil (antes del parto o cuando son recién nacidos) (tres estudios, 709 recién nacidos; evidencia de certeza baja), el bajo nivel de azúcar en sangre (dos estudios, 586 recién nacidos; evidencia de certeza baja) o la grasa corporal (dos estudios, 320 niños; evidencia de certeza baja). Ninguno de los estudios aportó información sobre el riesgo de que los recién nacidos desarrollen diabetes o afecciones a largo plazo que afecten al desarrollo del cerebro.
¿Qué significa esto?
La evidencia de calidad baja de seis ensayos no ha identificado claramente el efecto de los probióticos sobre el riesgo de DMG. Sin embargo, evidencia de alta calidad indica que los probióticos probablemente aumentan el riesgo de preeclampsia. Por lo tanto, actualmente hay evidencia de posibles efectos perjudiciales con pocos efectos beneficiosos observados del uso generalizado de los probióticos en el embarazo.
Actualmente hay ocho estudios en curso que podrían contribuir a aclarar los efectos de los probióticos. También es importante explorar más la relación entre los probióticos y la preeclampsia.
La evidencia de certeza baja de seis ensayos no ha identificado claramente el efecto de los probióticos sobre el riesgo de DMG. Sin embargo, evidencia de certeza alta indica que existe un aumento en el riesgo de preeclampsia con la administración de probióticos. No hubo otras diferencias claras entre los probióticos y el placebo entre los otros desenlaces principales. La certeza de la evidencia para los desenlaces principales de esta revisión varió de baja a alta; la calidad se disminuyó debido a preocupaciones por la heterogeneidad sustancial entre los estudios, los IC amplios y las bajas tasas de eventos.
Debido al riesgo de efectos perjudiciales y el escaso efecto beneficioso observado, se recomienda precaución con la administración de probióticos durante el embarazo.
El aparente efecto de los probióticos sobre la preeclampsia merece una consideración especial. Actualmente hay ocho estudios en curso y se recomienda que estos estudios tengan especial cuidado en el seguimiento y el examen del efecto sobre la preeclampsia y los trastornos hipertensivos del embarazo. Además, se debe considerar la posible fisiología subyacente de la relación entre los probióticos y el riesgo de preeclampsia.
La diabetes mellitus gestacional (DMG) se asocia con variados desenlaces adversos del embarazo para la madre y el lactante. La prevención de la DMG mediante intervenciones en el estilo de vida ha resultado ser difícil. La microflora intestinal (el compuesto de bacterias presentes en los intestinos) influye en las vías inflamatorias del huésped, el metabolismo de la glucosa y los lípidos y, en otros ámbitos, se ha mostrado que la alteración de la microflora intestinal repercute en estas respuestas del huésped. Los probióticos son una forma de alterar la microflora intestinal, pero se sabe poco acerca de su uso para modificar el ambiente metabólico del embarazo. Esta es una actualización de una revisión publicada por última vez en 2014.
Evaluar de forma sistemática los efectos de la administración de suplementos probióticos solos o en combinación con intervenciones farmacológicas y no farmacológicas en la prevención de la DMG.
Se hicieron búsquedas en el Registro de ensayos del Grupo Cochrane de Embarazo y parto (Cochrane Pregnancy and Childbirth Group), ClinicalTrials.gov, la Plataforma de registros internacionales de ensayos clínicos (ICTRP) de la OMS (20 de marzo de 2020) y en las listas de referencias de los estudios identificados.
Ensayos aleatorizados y aleatorizados por conglomerados que compararon la administración de suplementos probióticos con placebo o dieta para la prevención del desarrollo de la DMG. Se consideraron elegibles para inclusión los ensayos aleatorizados por conglomerados, pero no se identificaron. Los estudios con diseños cuasialeatorizados y cruzados (crossover) no fueron elegibles para inclusión en esta revisión. Los estudios presentados solo como resúmenes sin un informe completo posterior de los resultados del estudio solo se incluyeron si los autores confirmaron que los datos del resumen procedían del análisis final. En caso contrario, el resumen quedó a la espera de ser clasificado.
Dos autores de la revisión de forma independiente evaluaron la elegibilidad de los estudios, extrajeron los datos y evaluaron el riesgo de sesgo de los estudios incluidos. Se verificó la exactitud de los datos.
En esta actualización se incluyeron siete ensayos con 1647 participantes. Dos estudios se realizaron en mujeres con sobrepeso y obesidad, dos en mujeres con obesidad y tres no excluyeron a las mujeres en función de su peso. Todos los estudios incluidos compararon probióticos con placebo. Los estudios incluidos tuvieron bajo riesgo de sesgo en general, excepto un estudio en el que el riesgo de sesgo fue poco claro. Se excluyeron dos estudios, ocho estudios estaban en curso y tres estudios están pendientes de clasificación.
Seis estudios incluidos, con 1440 participantes, evaluaron el riesgo de DMG. No está claro si los probióticos tienen algún efecto sobre el riesgo de DMG en comparación con placebo (razón de riesgos [RR] media 0,80; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,54 a 1,20; seis estudios, 1440 mujeres; evidencia de certeza baja). La certeza de evidencia la fue baja debido a la heterogeneidad sustancial y a los IC amplios que incluyeron efectos beneficiosos y perjudiciales apreciables.
Los probióticos aumentan el riesgo de preeclampsia en comparación con placebo (RR 1,85; IC del 95%: 1,04 a 3,29; cuatro estudios, 955 mujeres; evidencia de certeza alta) y podrían aumentar el riesgo de trastornos hipertensivos del embarazo (RR 1,39; IC del 95%: 0,96 a 2,01; cuatro estudios, 955 mujeres), aunque los IC para los trastornos hipertensivos del embarazo también indicaron que los probióticos podrían no tener efecto.
Hubo pocas diferencias entre los grupos en otros desenlaces principales. Los probióticos dan lugar a poca o ninguna diferencia en el riesgo de cesárea (RR 1,00; IC del 95%: 0,86 a 1,17; seis estudios, 1520 mujeres; evidencia de certeza alta), y probablemente dan lugar a poca o ninguna diferencia en el riesgo materno de aumento de peso durante el embarazo (DM 0,30 kg; IC del 95%: -0,67 a 1,26; cuatro estudios, 853 mujeres; evidencia de certeza moderada). Es probable que los probióticos den lugar a poca o ninguna diferencia en la incidencia de lactantes grandes para la edad gestacional (RR 0,99; IC del 95%: 0,72 a 1,36; cuatro estudios, 919 lactantes; evidencia de certeza moderada) y podrían dar lugar a poca o ninguna diferencia en la adiposidad neonatal (dos estudios, 320 lactantes; datos no agrupados; evidencia de certeza baja). Un estudio informó de la adiposidad como masa grasa (DM -0,04 kg; IC del 95%: -0,12 a 0,04), y un estudio informó de la adiposidad como porcentaje de grasa (DM -0,10%; IC del 95%: -1,19 a 0,99). No se sabe acerca del efecto de los probióticos sobre la mortalidad perinatal (RR 0,33; IC del 95%: 0,01 a 8,02; tres estudios, 709 lactantes; evidencia de certeza baja), una medida compuesta de morbilidad neonatal (RR 0,69; IC del 95%: 0,36 a 1,35; dos estudios, 623 lactantes; evidencia de certeza baja) o la hipoglucemia neonatal (RR media 1,15; IC del 95%: 0,69 a 1,92; dos estudios, 586 lactantes; evidencia de certeza baja). Ningún estudio incluido informó sobre el trauma perineal, la depresión posnatal, el desarrollo de diabetes en la madre y el lactante o la discapacidad neurosensorial.
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