El problema
Mantenerse regularmente activo puede aportar una serie de efectos beneficiosos para la salud de los pacientes con cáncer o que han presentado la enfermedad, que incluyen una mejor calidad de vida y una mejor función física. La actividad física también puede reducir el riesgo de recidiva del cáncer y de morir por cáncer. Debido a que la mayoría de los sobrevivientes de cáncer no son físicamente activos de manera habitual, es necesario entender cómo promover y mantener la actividad física en esta población.
Objetivo de la revisión
Comprender cuáles son las maneras más eficaces de mejorar y mantener la conducta respecto al ejercicio en pacientes con cáncer o que han presentado la enfermedad.
Características de los estudios
Sólo se incluyeron los estudios que compararon una intervención de ejercicios con una comparación de atención habitual o un control en "lista de espera". Solo fueron elegibles los estudios que incluyeron pacientes sedentarios mayores de 18 años con el mismo diagnóstico de cáncer. Los participantes se deben haber asignado al azar a ejercicio o a atención habitual. La evidencia se buscó en las bases de datos de estudios de investigación desde 1946 hasta mayo de 2018.
¿Cuáles son los principales hallazgos?
Se incluyeron 23 estudios con 1372 participantes. La evidencia indica que los estudios de ejercicios que incorporan un elemento de supervisión pueden ayudar a los supervivientes de cáncer. Sin embargo, todavía no se sabe cómo promover el ejercicio a largo plazo (más de seis meses). Existe cierta preocupación por el hecho de que los estudios de investigación no se informan con la claridad que debieran. Se determinó que establecer objetivos, graduar las tareas de actividad física y proporcionar instrucciones sobre cómo realizar los ejercicios podría ayudar a los pacientes a hacer cantidades beneficiosas de ejercicio. Además, se encontró alguna evidencia de que los pacientes que cumplen con los niveles de ejercicio recomendados, se ponen en forma en el transcurso de seis meses.
Calidad de la evidencia
Los problemas principales que se encontraron con respecto a la calidad de los estudios en esta revisión incluyeron no saber cómo los investigadores de los estudios realizaron la asignación al azar en los ensayos, ni si los investigadores que hicieron las evaluaciones en los ensayos conocían a qué grupo se había asignado al azar el paciente que evaluaban. Se encontró que la calidad de la evidencia de estos estudios fue baja debido a que la mayoría de los ensayos a menudo contenían un escaso número de participantes.
¿Cuáles son las conclusiones?
Las principales conclusiones de esta revisión son que el ejercicio es generalmente seguro para los sobrevivientes de cáncer. Existe una mejor comprensión sobre cómo animar a los supervivientes de cáncer a cumplir con las recomendaciones de ejercicios actuales. Sin embargo, todavía hay falta de evidencia sobre cómo fomentar el ejercicio en los supervivientes de cáncer durante seis meses.
Desde la última versión de esta revisión, ninguno de los nuevos estudios relevantes ha proporcionado información adicional para modificar las conclusiones. Se ha encontrado una cierta mejoría en la comprensión de cómo animar a los supervivientes de cáncer anteriormente inactivos a lograr las guías internacionales de actividad física. El establecimiento de objetivos, la configuración de tareas escalonadas y la instrucción sobre cómo implementar la conducta, figuran entre las intervenciones que cumplen los objetivos de las recomendaciones e informan una adherencia del 75% o más. Sin embargo, los datos de seguimiento a largo plazo son todavía limitados, y la mayoría de los estudios se realizaron en mujeres blancas con cáncer de mama. Todavía hay un número considerable de estudios publicados con numerosos y variados problemas relacionados con el alto riesgo de sesgo y estándares de informe deficientes. Además, a menudo los metanálisis se consideraron consistentes con evidencia de certeza baja a muy baja. Se informó de un número muy pequeño de efectos adversos graves entre los estudios, lo que proporciona tranquilidad con respecto a la seguridad del ejercicio en esta población.
Esta es una versión actualizada de la revisión Cochrane original publicada en la Cochrane Library 2013, número 9. A pesar de que existe evidencia de buena calidad de los efectos beneficiosos para la salud del ejercicio regular en los pacientes con cáncer o que han presentado la enfermedad, no se comprende tan bien cómo promover un cambio sostenible en la conducta respecto al ejercicio en los supervivientes de cáncer sedentarios, en particular a largo plazo. La gran mayoría de los pacientes con cáncer o que se recuperan de un cáncer no cumplen las recomendaciones de ejercitarse. Por consiguiente, es importante examinar la evidencia sobre la forma de promover y mantener la conducta respecto al ejercicio para comprender las estrategias más eficaces para asegurar un efecto beneficioso en la población de pacientes e identificar las carencias de la investigación.
Evaluar los efectos de las intervenciones para promover la conducta respecto al ejercicio en pacientes con cáncer o que han presentado la enfermedad y abordar la siguiente pregunta: ¿Qué intervenciones son las más eficaces para mejorar la capacidad aeróbica y la fuerza y la resistencia musculoesquelética? ¿Qué intervenciones son las más eficaces para mejorar la conducta respecto al ejercicio entre los pacientes con cánceres diferentes? ¿Qué intervenciones son más probable que promuevan la conducta respecto al ejercicio a largo plazo (12 meses o más)? ¿Qué frecuencia de contacto con entrenadores profesionales o profesionales sanitarios se asocia con el aumento de la conducta respecto al ejercicio? ¿Qué base teórica se asocia más a menudo con mejores resultados conductuales? ¿Qué técnicas de modificación de la conducta (TMC) se asocian con mayor frecuencia con un aumento en la conducta respecto al ejercicio? ¿Qué efectos adversos se atribuyen a las diferentes intervenciones con ejercicios?
Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándar previstos por Cochrane. La revisión sistemática Cochrane de 2013 se actualizó con búsquedas en las siguientes bases de datos electrónicas: Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (CENTRAL) en The Cochrane Library, MEDLINE, Embase, AMED, CINAHL, PsycLIT/PsycINFO, SportDiscus y PEDro hasta mayo de 2018. También se buscó en la literatura gris, en los registros de ensayos, se escribió a los principales expertos en la materia y se buscaron las listas de referencias de los estudios incluidos y otras revisiones sistemáticas recientes relacionadas.
Solamente se incluyeron ensayos controlados aleatorizados (ECA) que compararon una intervención con ejercicios con un enfoque de atención habitual en pacientes sedentarios mayores de 18 años con un diagnóstico homogéneo de cáncer primario.
Dos autores de la revisión que trabajaron de forma independiente examinaron todos los títulos y resúmenes para identificar los estudios que podrían cumplir los criterios de inclusión, o que no fue posible excluir de manera segura sin evaluar el texto completo (p.ej., cuando no hubo resúmenes disponibles). Se extrajeron los datos de todos los trabajos elegibles con al menos dos miembros del equipo de autores trabajando de forma independiente (RT, LS y RG). Las TMC se codificaron de acuerdo con la taxonomía CALO-RE. El riesgo de sesgo se evaluó mediante la herramienta de Cochrane para este fin. Cuando fue posible y apropiado se realizó un metanálisis de efectos fijos de los resultados de los estudios. De observarse heterogeneidad estadística, se realizaría un metanálisis con un modelo de efectos aleatorios. Para los resultados continuos (p.ej., capacidad cardiorrespiratoria), se extrajo el valor final, la desviación estándar del resultado de interés y el número de participantes evaluados al seguimiento en cada brazo de tratamiento, para calcular la diferencia de medias estandarizada (DME) entre los brazos de tratamiento. Se utilizó la DME porque los investigadores utilizaron métodos heterogéneos para evaluar los resultados individuales. Si no fue posible ni apropiado realizar un metanálisis, se realizó una síntesis narrativa. La calidad de la evidencia se evaluó mediante el enfoque GRADE con el perfilador GRADE.
En esta revisión se incluyeron 23 estudios con un total de 1372 participantes (se agregaron diez estudios, 724 participantes a la revisión original); se revisaron 227 textos completos en la actualización y 377 textos completos en la revisión original, lo que dejó 35 publicaciones de un total de 23 estudios únicos incluidos en la revisión. Se planificó incluir todos los tipos de cáncer, pero sólo cumplieron los criterios de inclusión estudios sobre cáncer de mama, próstata, colorrectal y pulmón. Trece estudios incorporaron un nivel objetivo de ejercicio que podría cumplir las recomendaciones actuales de ejercicio aeróbico de intensidad moderada (es decir, 150 minutos por semana); o ejercicio de resistencia (es decir, ejercicios de entrenamiento de fuerza al menos dos días por semana).
La adherencia a las intervenciones de ejercicio, que es fundamental para comprender la dosis de tratamiento, todavía se informa de manera inconsistente. Ocho estudios informaron de una adherencia con la intervención del 75% o más, para una prescripción de ejercicio que cumplía las guías actuales. Todos estos estudios incluyeron un componente de supervisión: en el análisis de las TMC estos estudios se designaron como "ensayos de nivel 1". Seis estudios informaron de una adherencia a la intervención del 75% o más, para un objetivo de ejercicio aeróbico que era menor que las recomendaciones de la guía actual: en el análisis de las TMC estos estudios se designaron como "ensayos de nivel 2". Se desarrolló una jerarquía de las TMC para los ensayos de nivel 1 y nivel 2, y entre las técnicas de modificación de la conducta más frecuentes se encuentran el programa de establecimiento de objetivos, la configuración de tareas escalonadas y la instrucción sobre cómo implementar la conducta. A pesar de la incertidumbre alrededor de la adherencia en algunos de los estudios incluidos, las intervenciones dieron lugar a mejorías en la tolerancia al ejercicio aeróbico a las ocho a 12 semanas (DME 0,54; IC del 95%: 0,37 a 0,70; 604 participantes, diez estudios; evidencia de calidad baja) en comparación con la atención habitual. A los seis meses también mejoró la tolerancia al ejercicio aeróbico (DME 0,56; IC del 95%: 0,39 a 0,72; 591 participantes; siete estudios; evidencia de calidad baja).
La traducción y edición de las revisiones Cochrane han sido realizadas bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad del Gobierno español. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con Infoglobal Suport, cochrane@infoglobal-suport.com.