Pregunta de la revisión
Se revisó la evidencia sobre los efectos de diferentes prácticas de lavado y emolientes (hidratantes) en comparación con la atención habitual o ningún tratamiento para mantener la piel sana en las personas de 60 años o más de los hospitales o las residencias geriátricas.
Antecedentes
Con la edad, la piel se vuelve más seca, lo que puede provocar incomodidad, picor y daños en la piel. Una buena práctica de higiene e hidratación favorece el envejecimiento saludable de la piel. Sin embargo, los estudios de investigación son limitados y la atención actual se basa en gran medida en la costumbre y la práctica.
Características de los estudios
Se incluyeron seis estudios (1598 participantes) realizados en residencias geriátricas. Cuando se informó, la mayoría de los participantes eran mujeres y tenían 80 años o más.
Dos estudios solo incluyeron a personas con diagnóstico de piel seca. Los estudios compararon la atención habitual o ningún tratamiento con diferentes regímenes de limpieza e hidratación de la piel (una pastilla de jabón hidratante; combinaciones de remojo en agua, remojo en aceite y loción; aplicación regular de un hidratante disponible en el mercado; uso de dos regímenes estandarizados diferentes de cuidado de la piel que incluyeron un lavado corporal y una loción corporal sin enjuague; baño en la cama con «guantes de lavado» que contienen numerosos ingredientes; y aplicación de una toalla caliente después del baño en la cama con atención habitual). La duración del tratamiento varió desde una sola aplicación durante diez segundos hasta seis meses de uso de un hidratante dos veces al día. Solo un estudio evaluó a los participantes después del tratamiento (de uno a ocho días después del tratamiento) y a los participantes del estudio de la toalla caliente se les midió 15 minutos después de que se les secara la piel con una toalla seca. Cuando se informó, cuatro estudios recibieron financiación externa, en dos casos de patrocinadores comerciales.
La evidencia está actualizada hasta enero de 2019.
Resultados clave
Los resultados principales fueron el daño a la piel y los efectos secundarios del tratamiento. Solo un estudio informó sobre la frecuencia de daño en la piel (desgarros cutáneos) y encontró menos desgarros por mes (5,76 por cada 1000 días de cama ocupada) con la atención habitual más la aplicación dos veces al día de una loción hidratante de pH neutro disponible en el mercado (durante seis meses) en comparación con atención habitual (es decir, sin una rutina estandarizada de hidratación de la piel) (10,57 desgarros). Sin embargo, lo anterior se basa en evidencia de calidad muy baja, por lo que hay seguridad con respecto a este resultado.
Solo un estudio midió los efectos secundarios de los tratamientos y comparó la atención habitual (es decir, los productos habituales de higiene y cuidado personal) con el uso de dos tipos diferentes de jabón corporal hidratante más loción corporal (la aplicación se realizó dos veces al día durante ocho semanas) en dos grupos de participantes. Se informaron cuatro efectos secundarios en el grupo de tratamiento (la evaluación se realizó aproximadamente a los 56 días después de iniciado el tratamiento): picor (leve), enrojecimiento (leve/moderado), irritación (grave) y sequedad leve de la piel. No se informaron efectos secundarios en el grupo de atención habitual. Sin embargo, este hallazgo se basa en evidencia de calidad muy baja, lo que significa que no hay seguridad con respecto a este resultado.
En el mismo estudio se evaluó la pérdida de agua de la piel del antebrazo y la pantorrilla y se determinó que tal vez no haya diferencia entre la atención habitual y el tratamiento. Un estudio diferente comparó una toalla caliente aplicada durante diez segundos después de un baño en la cama con atención habitual versus un baño en la cama con atención habitual solamente y encontró que puede haber poca o ninguna diferencia en la pérdida de agua entre los grupos. Ambos estudios se basan en evidencia de calidad baja.
Tres estudios que evaluaron diferentes regímenes de cuidado de la piel durante ocho semanas, el uso de guantes de lavado durante 12 semanas y la aplicación única de una toalla caliente, no mostraron diferencias claras en la hidratación del estrato córneo (la capa más externa de la piel) en comparación con la atención habitual. Sin embargo, la calidad de la evidencia fue muy baja, por lo tanto, no hay seguridad con respecto a este resultado.
Tres estudios midieron la sequedad de la piel y puede haber una mejoría con los siguientes tratamientos en comparación con la atención estándar o ninguna intervención: diferentes regímenes de cuidado de la piel durante ocho semanas; una pastilla de jabón hidratante utilizada durante cinco días y combinaciones de remojo en agua, remojo en aceite y loción durante 12 días (toda la evidencia de calidad baja).
Ningún estudio incluido evaluó el enrojecimiento de la piel ni la puntuación clínica del prurito.
Calidad de la evidencia
La calidad de la evidencia de los resultados de los daños en la piel, los efectos secundarios y la humedad en la capa más externa de la piel fue muy baja. Para los demás resultados medidos (es decir, la pérdida de agua de la piel y la sequedad de la piel), la calidad de la evidencia fue baja. Hubo preocupación con respecto a la forma en que se diseñaron y realizaron los estudios, así como el reducido número de estudios y participantes de esta revisión.
La evidencia actual sobre los efectos de la higiene y los emolientes en el mantenimiento de la integridad de la piel de las personas de edad avanzada en residencias geriátricas y hospitales no es adecuada. No es posible establecer conclusiones sobre la frecuencia de los daños en la piel o los efectos secundarios debido a la evidencia de calidad muy baja.
La evidencia de baja calidad indica que, en las residencias geriátricas, ciertos tipos de intervenciones higiénicas y emolientes (dos regímenes estandarizados diferentes de cuidado de la piel; pastilla de jabón humectante; combinaciones de remojo en agua, remojo en aceite y loción) pueden ser más efectivas en cuanto a la puntuación clínica de sequedad cuando se comparan con ninguna intervención o atención estándar.
Los estudios fueron pequeños y, en general, carecieron de rigor metodológico, y no se dispuso de información sobre los tamaños del efecto ni la precisión. Se necesitan más ensayos clínicos para orientar la práctica; en los estudios futuros se debería utilizar un enfoque estándar para medir los efectos del tratamiento y se deberían incluir los resultados comunicados por los pacientes, como la comodidad y la aceptabilidad.
El envejecimiento tiene un efecto degenerativo en la piel, lo que la hace más vulnerable a los daños. Las intervenciones higiénicas y emolientes pueden ayudar a mantener la integridad de la piel de las personas de edad avanzada en los hospitales y residencias geriátricas; sin embargo, en la actualidad, la mayor parte de la atención se basa en prácticas «experimentadas» más que en la evidencia.
Evaluar los efectos de las intervenciones higiénicas y emolientes para mantener la integridad de la piel en las personas de edad avanzada en hospitales y residencias geriátricas.
Se hicieron búsquedas en el Registro especializado del Grupo Cochrane de Piel, CENTRAL, MEDLINE, Embase y CINAHL hasta enero 2019. También se realizaron búsquedas en cinco registros de ensayos.
Ensayos controlados aleatorizados que compararon intervenciones de higiene y emolientes versus placebo, ninguna intervención o prácticas estándar para personas de edad avanzada ≥ 60 años de edad en hospitales o residencias geriátricas.
Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándar previstos por Cochrane. Los resultados primarios fueron la frecuencia de los daños en la piel, por ejemplo, la pérdida completa de la integridad (desgarros o ulceración) o la pérdida parcial de la integridad (fisuras), así como los efectos secundarios. Los resultados secundarios incluyeron la pérdida transepidérmica de agua, la hidratación del estrato córneo, el eritema y las puntuaciones clínicas de sequedad o picor. Para evaluar la calidad de la evidencia se utilizaron los criterios GRADE.
Se incluyeron seis ensayos con 1598 residentes en residencias geriátricas; ningún ensayo incluido se realizó en un entorno hospitalario. La mayoría de los participantes tenían una edad media de 80 años o más; cuando se especificó, se reclutaron más mujeres que hombres. Dos estudios solo incluyeron a personas con diagnóstico de piel seca. Los estudios se realizaron en Asia, Australasia, Europa y América del Norte. Se evaluaron una serie de intervenciones higiénicas y emolientes: una pastilla de jabón humectante; combinaciones de remojo en agua, remojo en aceite y loción; aplicación habitual de un humectante disponible en el mercado; uso de dos regímenes estandarizados diferentes de cuidado de la piel que incluyeron un lavado corporal y una loción corporal sin enjuague; baño en la cama con «guantes de lavado» que contienen numerosos ingredientes; y aplicación de una toalla caliente después del baño en la cama con atención habitual.
En cinco estudios, la duración del tratamiento varió entre cinco días y seis meses; solo en un estudio se hizo un seguimiento posterior al tratamiento (de uno a ocho días desde el final del mismo). Los resultados del estudio de la toalla caliente se midieron 15 minutos después de secar la piel con una toalla seca.
Tres estudios presentaron un riesgo de sesgo de abandono, detección y realización alto.
Solo un ensayo (n = 984) evaluó la frecuencia de los daños cutáneos mediante la incidencia mensual promedio de desgarros en la piel durante seis meses de tratamiento. El grupo de emoliente (atención habitual más aplicación de hidratante dos veces al día) tuvo 5,76 desgarros al mes por cada 1000 días de cama ocupada en comparación con 10,57 desgarros en el grupo de atención habitual solamente (régimen de hidratación de la piel ad hoc o no estandarizado) (p = 0,004), pero esto se basa en evidencia de calidad muy baja, por lo que no hay seguridad con respecto a este resultado.
Solo un ensayo (n = 133) informó de la medición de los efectos secundarios. A los 56 ± 4 días a partir del inicio, se produjeron tres efectos indeseables (picor [leve], eritema [leve/moderado] e irritación [grave]) en el grupo de intervención 1 (régimen consistente en un lavado corporal hidratante y una loción hidratante sin enjuague) y un evento (sequedad leve de la piel) en el grupo de intervención 2 (régimen consistente en un lavado corporal y una emulsión de agua en aceite que contiene emolientes y 4% de urea). En ambos grupos, el lavado corporal se realizó diariamente y el emoliente se aplicó dos veces al día durante ocho semanas. No hubo eventos adversos en el grupo de atención habitual. Este resultado se basa en evidencia de calidad muy baja. Este mismo estudio también midió la pérdida transepidérmica de agua a los 56 ± 4 días en la mitad del antebrazo (n = 106) y en la pantorrilla (n = 105). En comparación con la atención habitual, puede que no haya diferencias en la pérdida transepidérmica de agua entre los grupos de intervención, pero la calidad de la evidencia es baja.
Un estudio, que comparó la aplicación de una toalla caliente durante diez segundos después de un baño en la cama con atención habitual versus un baño en la cama con atención habitual solamente, también midió la pérdida transepidérmica de agua a los 15 minutos después de que la piel se secara con una toalla seca durante un segundo. La media de la pérdida transepidérmica de agua fue de 8,6 g/m²/h (desviación estándar [DE] 3,2) en el grupo de toallas calientes en comparación con 8,9 g/m²/h (DE 4,1) en el grupo de atención habitual (evidencia de calidad baja; n = 42), lo que demuestra que puede haber poca o ninguna diferencia entre los grupos. Una puntuación más baja es más favorable.
Tres estudios (266 participantes) midieron la hidratación del estrato córneo, pero toda la evidencia es de calidad muy baja; estos estudios no se combinaron debido a las diferencias en los tratamientos (diferentes regímenes de cuidado de la piel durante ocho semanas, guantes de lavado durante 12 semanas y aplicación única de una toalla caliente en la piel) y las diferencias en el informe de los resultados. Los tres estudios no mostraron una diferencia clara en la hidratación del estrato córneo al seguimiento (que varió desde 15 minutos después de la intervención hasta 12 semanas a partir del inicio), en comparación con la atención habitual. En tres estudios (con 245 participantes) se midió la puntuación clínica de sequedad; el agrupamiento no fue apropiado. Los grupos de tratamiento (diferentes regímenes de cuidado de la piel durante ocho semanas; una pastilla de jabón humectante utilizada durante cinco días; y combinaciones de remojo en agua, remojo en aceite y loción durante 12 días) pueden reducir la sequedad en comparación con la atención estándar o con ninguna intervención (resultados medidos a los cinco, ocho y 56 ± 4 días después de iniciado el tratamiento). Sin embargo, la calidad de la evidencia para este resultado es baja.
En ninguno de los estudios incluidos se evaluaron los resultados del eritema ni la puntuación clínica del picor.
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