Pregunta de revisión
¿La administración de suplementos de vitamina D es beneficiosa o perjudicial para los adultos con enfermedades hepáticas crónicas?
Antecedentes
La evidencia disponible sobre la vitamina D y las enfermedades hepáticas crónicas no es concluyente. El objetivo de esta revisión sistemática (un resumen de los resultados de los ensayos de atención sanitaria disponibles) fue analizar los efectos beneficiosos y perjudiciales de las diferentes formas de vitamina D en personas con enfermedades hepáticas crónicas.
Características de los estudios
Proporcionaron datos para esta revisión 27 ensayos con 1979 participantes adultos. Esta actualización de la revisión añadió 12 ensayos con 945 participantes. A la vitamina D se asignaron al azar 1979 participantes adultos en comparación con placebo (píldora ficticia) o ningún tratamiento. Once ensayos se realizaron en países de ingresos altos y 16 ensayos en países de ingresos medios. El intervalo de edad de los participantes fue 28 a 61 años y como promedio el 44% eran mujeres. Diez ensayos incluyeron a personas con hepatitis C crónica, cinco ensayos a personas con cirrosis hepática, 11 ensayos a personas con enfermedad de hígado graso no alcohólico y un ensayo a receptores de trasplantes de hígado. No hubo ensayos que incluyeran a personas con hepatitis B crónica o enfermedades hepáticas hereditarias. Todos los ensayos incluidos informaron el estado inicial de vitamina D de los participantes. La administración de vitamina D se prolongó durante una media de seis meses y la mayoría de los ensayos utilizó la forma de colecalciferol (vitamina D3).
Financiación
Catorce ensayos parecían no tener intereses creados que pudiera sesgar los resultados del ensayo. Es posible que 11 ensayos tuvieran intereses creados, ya que no proporcionaron información sobre el apoyo o el patrocinio del ensayo clínico. Dos ensayos fueron financiados por la industria. En el análisis de esta revisión no se encontraron diferencias entre los ensayos sin apoyo de la industria y los ensayos con riesgo de recibir apoyo de la industria.
Resultados clave
No hay suficiente evidencia para determinar si la vitamina D tiene efectos beneficiosos o perjudiciales, ni si tiene poco o ningún efecto sobre las enfermedades hepáticas crónicas en los adultos. Hubo muy pocos participantes en los ensayos individuales, así como en la síntesis de evidencia. Los ensayos tenían un alto riesgo de sesgo, por lo que se carece de evaluaciones justas de los efectos beneficiosos y perjudiciales de la vitamina D en esta población. No se pueden excluir los efectos beneficiosos ni perjudiciales de la administración de suplementos de vitamina D en las personas con enfermedades hepáticas crónicas. No hubo ensayos que incluyeran a personas con hepatitis B crónica ni enfermedades hepáticas hereditarias.
Calidad de la evidencia
Se consideró que todos los ensayos tenían un alto riesgo de sesgo (es decir, una subestimación o sobrestimación del verdadero efecto de la intervención). La certeza de la evidencia es muy baja.
Actualidad de la evidencia
La evidencia está actualizada hasta noviembre de 2020.
Debido al alto riesgo de sesgo y al poder estadístico insuficiente de los ensayos incluidos, así como a la certeza muy baja de la evidencia disponible, la administración de suplementos de vitamina D versus placebo o ninguna intervención podría aumentar o reducir la mortalidad por todas las causas, la mortalidad relacionada con el hígado, los eventos adversos graves o los eventos adversos no graves en adultos con hepatopatías crónicas. Faltan datos sobre la morbilidad relacionada con el hígado y la calidad de vida relacionada con la salud. Se necesita más evidencia sobre los desenlaces clínicamente importantes analizados en esta revisión.
Las personas con hepatopatías crónicas a menudo presentan deficiencia de vitamina D. Por tanto, mejorar el estado de la vitamina D podría ser beneficioso para estas personas.
Evaluar los efectos beneficiosos y perjudiciales de la administración de suplementos de vitamina D en adultos con hepatopatías crónicas.
Se realizaron búsquedas en el Registro de ensayos controlados del Grupo Cochrane Hepatobiliar (Cochrane Hepato-Biliary Group), CENTRAL, MEDLINE Ovid, Embase Ovid, LILACS, Science Citation Index Expanded y Conference Proceedings Citation Index - Science. También se buscó en ClinicalTrials.gov y en la Plataforma de Registros Internacionales de Ensayos Clínicos de la Organización Mundial de la Salud. Se revisaron las bibliografías de las publicaciones relevantes y se solicitaron posibles ensayos adicionales a expertos y compañías farmacéuticas. Todas las búsquedas se realizaron hasta noviembre de 2020.
Ensayos clínicos aleatorizados que compararan la vitamina D en cualquier dosis, duración y vía de administración versus placebo o ninguna intervención en adultos con hepatopatías crónicas. La vitamina D se podía haber administrado como vitamina D suplementaria (vitamina D3 [colecalciferol] o vitamina D2 [ergocalciferol]) o como una forma activa de vitamina D (1α-hidroxivitamina D [alfacalcidol], 25-dihidroxivitamina D [calcidiol] o 1,25-dihidroxivitamina D [calcitriol]).
Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándares previstos por Cochrane. Para evaluar la certeza de la evidencia se utilizó el método GRADE.
Se incluyeron 27 ensayos clínicos aleatorizados con 1979 participantes. Esta actualización de la revisión añadió 12 ensayos con 945 participantes. Todos los ensayos se consideraron con alto riesgo de sesgo. Todos los ensayos tenían un diseño de grupos paralelos. Once ensayos se realizaron en países de ingresos altos y 16 ensayos en países de ingresos medios. Diez ensayos incluyeron a personas con hepatitis C crónica; cinco, a personas con cirrosis hepática; 11 ensayos a personas con hígado graso no alcohólico; y uno, a receptores de trasplante hepático. Todos los ensayos incluidos informaron el estado inicial de vitamina D de los participantes. Los participantes de nueve ensayos tenían niveles iniciales de 25-hidroxivitamina D iguales o por encima de los niveles adecuados de vitamina D (20 ng/ml), mientras que los participantes de los 18 ensayos restantes tenían niveles insuficientes de vitamina D (menos de 18 ng/ml). Veinticuatro ensayos administraron vitamina D por vía oral, dos ensayos por vía intramuscular y un ensayo por vía intramuscular y oral. En los 27 ensayos, la duración media de la administración de suplementos de vitamina D fue de seis meses, y el seguimiento medio de los participantes desde la asignación al azar fue de siete meses. Veinte ensayos (1592 participantes; 44% mujeres; media de edad 48 años) evaluaron la vitamina D3 (colecalciferol); tres ensayos (156 participantes; 28% mujeres; media de edad 54 años) evaluaron la vitamina D2; cuatro ensayos (291 participantes; 60% mujeres; media de edad 52 años) evaluaron la 1,25-dihidroxivitamina D; y un ensayo (18 participantes; 0% mujeres; media de edad 52 años) evaluaron la 25-hidroxivitamina D. Un ensayo no proporcionó la forma de vitamina D. Doce ensayos utilizaron un placebo, mientras que los otros 15 ensayos no utilizaron ninguna intervención en el grupo control. Catorce ensayos parecían no tener intereses. Once ensayos no proporcionaron información sobre el apoyo ni el patrocinio del ensayo clínico. Dos ensayos fueron financiados por la industria.
Hay mucha incertidumbre con respecto al efecto de la vitamina D versus placebo o ninguna intervención sobre la mortalidad por todas las causas (razón de riesgos [RR] 0,86; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,51 a 1,45; 27 ensayos; 1979 participantes). La media del seguimiento fue siete meses (rango: 1 a 18 meses). Hay mucha incertidumbre con respecto al efecto de la vitamina D versus placebo o ninguna intervención sobre la mortalidad relacionada con el hígado (RR 1,62; IC del 95%: 0,08 a 34,66; un ensayo; 18 participantes) (seguimiento: 12 meses); los eventos adversos graves como hipercalcemia (RR 5,00; IC del 95%: 0,25 a 100,8; un ensayo; 76 participantes); el infarto de miocardio (RR 0,75; IC del 95%: 0,08 a 6,81; dos ensayos; 86 participantes); la tiroiditis (RR 0,33; IC del 95%: 0,01 a 7,91; un ensayo; 68 participantes); el prolapso hemorroidal circular (RR 3,00; IC del 95%: 0,14 a 65,9; un ensayo; 20 participantes); la bronconeumonía (RR 0,33; IC del 95%: 0,02 a 7,32; un ensayo; 20 participantes); y los eventos adversos no graves. La certeza de la evidencia fue muy baja para todos los desenlaces.
No se encontraron datos sobre la morbilidad relacionada con el hígado, como la hemorragia gastrointestinal, la encefalopatía hepática, el síndrome hepatorrenal, la ascitis o el cáncer de hígado. Tampoco hubo datos sobre la calidad de vida relacionada con la salud.
La evidencia tampoco está muy clara con respecto al efecto de la vitamina D versus placebo o ninguna intervención sobre la respuesta virológica rápida, precoz y mantenida en personas con hepatitis C crónica.
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