¿Qué se ha estudiado en esta revisión?
Las sujeciones físicas son dispositivos que reducen la libertad de movimiento de una persona. Pueden ser barandillas, cinturones en sillas o camas y mesas fijas que impiden a las personas levantarse de la cama o de una silla, o manoplas que les impiden usar las manos libremente. En algunos países, las sujeciones físicas se utilizan con bastante frecuencia en las personas mayores en las salas de los hospitales generales. Uno de los principales motivos es tratar de evitar las caídas y las lesiones relacionadas con ellas o evitar que las personas se quiten los goteros o los tubos. Las sujeciones físicas también se utilizan como respuesta a comportamientos que dificultan la atención del personal sanitario y podrían ser arriesgados, como las personas que se comportan de forma agitada o agresiva o que deambulan sin vigilancia por la planta. Se utilizan sobre todo en la atención hospitalaria de personas mayores con problemas de movilidad o deterioro cognitivo debido a la demencia o a un cuadro confusional.
No está claro si el uso de la sujeción física es eficaz para prevenir las caídas o la retirada de tubos, pero su uso podría aumentar los sentimientos de miedo, ira y malestar y disminuir el bienestar. Otras consecuencias no deseadas del uso de sujeciones físicas son el empeoramiento de la movilidad, el aumento del riesgo de úlceras por presión e incontinencia y las lesiones directamente relacionadas con el uso de sujeciones físicas. Por lo tanto, las sujeciones físicas podrían tener un impacto negativo en la recuperación y rehabilitación de las personas mayores en el hospital. Las guías recomiendan reducir o suspender su uso y en algunos países son ilegales en la mayoría de las circunstancias. Las intervenciones para prevenir y reducir el uso de sujeciones físicas suelen incluir la formación del personal y la promoción del uso de otras estrategias de atención. A veces pueden implicar proporcionar dispositivos alternativos que se consideran menos restrictivos.
¿Qué se quería averiguar?
El objetivo era averiguar qué intervenciones son más eficaces para prevenir o reducir el uso de sujeciones físicas en las personas mayores en los hospitales.
¿Qué se hizo?
Se buscaron ensayos que investigaran las intervenciones destinadas a reducir o prevenir el uso de la sujeción física de las personas mayores en el hospital. Los ensayos debían incluir un grupo de comparación de personas que no recibían la intervención (un grupo control). Se incluyeron cuatro estudios. Un estudio se realizó en salas de medicina general de un hospital de Canadá y tres estudios se realizaron en hospitales de rehabilitación de Hong Kong. La media de edad de las personas que participaron en los estudios varió entre 67 y 84 años. En todos los estudios la intervención evaluada se comparó con el tratamiento habitual.
Tres estudios evaluaron intervenciones organizativas destinadas a cambiar la política y la práctica para que se utilizaran menos sujeciones físicas. Para ello se ofreció formación y capacitación al personal de enfermería, así como otras estrategias para ayudar al personal a evitar las sujeciones físicas. Un estudio analizó el uso de sensores de presión, en las camas o las sillas de personas con alto riesgo de caídas, que hacían sonar una alarma si la persona se levantaba.
¿Qué se encontró?
Los resultados de los tres estudios que evaluaron la formación junto con las estrategias de apoyo a los profesionales sanitarios para evitar las sujeciones físicas no fueron congruentes. En un estudio, el número de participantes con sujeciones físicas aumentó durante el periodo de estudio tanto en el grupo de intervención como en el de control; en otro estudio, el número de participantes con sujeciones físicas disminuyó ligeramente en ambos grupos. El tercer estudio se diseñó de forma diferente, de modo que la intervención se introdujo para todos los participantes de forma escalonada; en este estudio, menos participantes fueron contenidos físicamente después de la introducción de la intervención. El uso de sensores de presión en las camas o sillas no condujo a una reducción de las sujeciones físicas en comparación con el grupo control.
Ningún estudio analizó los efectos perjudiciales, p. ej., las lesiones como resultado del uso de sujeciones físicas.
No hubo un aumento ni una reducción en el número de caídas o lesiones relacionadas con las caídas, ni en el uso de medicación psicotrópica. Tampoco hubo efectos sobre la movilidad ni la funcionalidad.
La confianza en los resultados fue limitada debido al reducido número de estudios y a que éstos no siempre utilizaron los métodos más adecuados para realizar sus investigaciones. Por ejemplo, dos estudios no asignaron a las personas al azar a los grupos de estudio.
¿Cuál es la conclusión?
Debido a la cantidad y calidad limitadas de la evidencia, no está claro si las intervenciones que implican la formación del personal sanitario, junto con otras estrategias para ayudarles a evitar el uso de sujeciones físicas, pueden reducir eficazmente la sujeción física de las personas mayores en ámbitos hospitalarios generales. El uso de alarmas con sensores de presión en las camas o sillas para las personas con mayor riesgo de caídas probablemente no sea eficaz para reducir las sujeciones físicas. Para proporcionar cuidados sin el uso de sujeciones físicas, es importante crear entornos asistenciales en los hospitales generales que satisfagan las necesidades de las personas mayores con problemas de movilidad y cognitivos y que promuevan una movilidad segura.
¿Cuál es el grado de actualización de esta evidencia?
La evidencia está actualizada hasta el 20 de abril de 2022.
No está claro si las intervenciones organizativas destinadas a aplicar una política de sujeción mínima pueden reducir las sujeciones físicas en los ámbitos hospitalarios generales. El uso de alarmas con sensores de presión en las camas o sillas para las personas con mayor riesgo de caídas probablemente tenga poco o ningún efecto sobre el uso de las sujeciones físicas. Debido al reducido número de estudios y a las limitaciones de los mismos, los resultados se deben interpretar con precaución. Es necesario seguir investigando sobre las estrategias eficaces para aplicar una política de contención mínima y superar los obstáculos para reducir la sujeción física en los ámbitos hospitalarios generales.
Habitualmente en los ámbitos hospitalarios generales se utilizan sujeciones físicas, como barandillas, cinturones en las sillas o las camas y mesas fijas, para las personas mayores. Las razones que se aducen para utilizar las sujeciones físicas son la prevención de caídas y de lesiones relacionadas con las caídas, el control de la conducta difícil (como la agitación o la deambulación) y la garantía de la administración de tratamientos médicos. No hay evidencia clara de su efectividad y se conocen los posibles efectos perjudiciales, como las lesiones asociadas con el uso de sujeciones físicas y el impacto negativo en el bienestar de las personas. Existen recomendaciones generalizadas de reducir o eliminar su uso.
Evaluar la mejor evidencia de los efectos y la seguridad de las intervenciones destinadas a prevenir y reducir el uso de la sujeción física de las personas mayores en los ámbitos hospitalarios generales.
Describir el contenido, los componentes y los procesos de estas intervenciones.
Se realizaron búsquedas en el registro del Grupo Cochrane de Demencia y trastornos cognitivos (Cochrane Dementia and Cognitive Improvement Group), MEDLINE (Ovid SP), Embase (Ovid SP), PsycINFO (Ovid SP), CINAHL (EBSCOhost), Web of Science Core Collection (Clarivate), LILACS (BIREME), ClinicalTrials.gov y el metarregistro de la Organización Mundial de la Salud, el International Clinical Trials Registry Portal, el 20 de abril de 2022.
Se incluyeron los ensayos controlados aleatorizados y ensayos clínicos controlados que investigaron los efectos de las intervenciones destinadas a prevenir o reducir el uso de sujeciones físicas en ámbitos hospitalarios generales. Los ámbitos elegibles fueron las plantas de enfermedades agudas y de rehabilitación. Se excluyeron los servicios de urgencias, los cuidados intensivos y las unidades psiquiátricas, así como el uso de medidas restrictivas por motivos penales (p. ej., presos en plantas de medicina general). Se incluyeron los estudios con una media de edad de los participantes de al menos 65 años. Los grupos de control recibieron la atención habitual o intervenciones de control activas que no se podían incluir como intervenciones experimentales.
Dos autores de la revisión, de forma independiente, seleccionaron los artículos para inclusión, extrajeron los datos y evaluaron el riesgo de sesgo de todos los estudios incluidos. Los datos no fueron aptos para el metanálisis y los resultados se presentaron de forma narrativa. Se utilizó el método GRADE para describir la certeza en los resultados.
Se incluyeron cuatro estudios: dos ensayos controlados aleatorizados (un ensayo con asignación al azar individual, de grupos paralelos y un ensayo por conglomerado, con diseño escalonado) y dos ensayos clínicos controlados (ambos con un diseño por conglomerado). Un estudio se realizó en salas de medicina general en Canadá y tres estudios se realizaron en hospitales de rehabilitación en Hong Kong. En tres estudios se incluyó un total de 1709 participantes y en el cuarto estudio no se comunicó el número de participantes. La media de edad varió entre los 67 y los 84 años. La duración del seguimiento abarcó el periodo de hospitalización de los pacientes en un estudio (21 días de estancia media) y varió entre cuatro y 11 meses en los demás estudios. La definición de sujeciones físicas difiere ligeramente y un estudio no incluyó las barandillas de la cama.
Tres estudios investigaron las intervenciones organizativas destinadas a aplicar una política de contención mínima para reducir las sujeciones físicas. El enfoque teórico de las intervenciones y el contenido de los componentes formativos fueron comparables entre los estudios. El cuarto estudio investigó el uso de sensores de presión en los participantes con un mayor riesgo de caídas, que emitían una alarma si el participante abandonaba la cama o la silla. Los grupos control de todos los estudios recibieron la atención habitual.
Tres estudios tenían un alto riesgo de sesgo de selección y el riesgo de sesgo de detección fue incierto en todos los estudios.
Debido a la evidencia de certeza muy baja, no se sabe con certeza el efecto de las intervenciones organizativas destinadas a implementar una política de sujeción mínima sobre el desenlace principal de eficacia de esta revisión: el uso de sujeciones físicas en ámbitos hospitalarios generales. Un estudio encontró un aumento en el número de participantes con al menos una sujeción física en los grupos de intervención y control, un estudio encontró una pequeña reducción en ambos grupos y en el tercer estudio (el estudio de diseño escalonado), el número de participantes con al menos una sujeción física disminuyó en todos los grupos después de la implementación de la intervención, pero no se proporcionó información detallada. Con respecto al uso de alarmas con sensores de presión en la cama o en la silla para las personas con un mayor riesgo de caídas, se encontró evidencia de certeza moderada de un efecto escaso o nulo de la intervención sobre el número de participantes con al menos una sujeción física en comparación con la atención habitual. Ninguno de los estudios evaluó de forma sistemática los eventos adversos relacionados con el uso de la sujeción física, p. ej., lesiones directas, ni proporcionó información sobre dichos eventos.
No se sabe con certeza el efecto de las intervenciones organizativas destinadas a implementar una política de sujeción mínima sobre el número de participantes con al menos una caída (evidencia de certeza muy baja) y no hubo evidencia de que las intervenciones organizativas o el uso de alarmas con sensores de presión en la cama o la silla para las personas con un mayor riesgo de caída reduzcan el número de caídas (evidencia de certeza baja de un estudio cada una). Ninguno de los estudios informó sobre lesiones relacionadas con las caídas. Se encontró evidencia de certeza baja de que las intervenciones organizativas podrían dar lugar a una diferencia escasa o nula en la funcionalidad (incluida la movilidad), y evidencia de certeza moderada de que el uso de alarmas con sensores de presión en la cama o la silla tiene un efecto escaso o nulo en la movilidad. No está claro el efecto de las intervenciones organizativas sobre el uso de la medicación psicotrópica; un estudio no encontró diferencias en la prescripción de medicación psicotrópica. Tampoco está claro el efecto de las intervenciones organizativas sobre las actitudes y los conocimientos del personal de enfermería sobre el uso de sujeciones físicas (evidencia de certeza muy baja).
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